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Capítulo 0


Capítulo 0. La mentira

Sasha Belova

8 de diciembre 2019

—¿Qué haces?

Dejo un labial cualquiera entre los asientos y un scrunchie color café envolviendo la palanca de cambios. Dejo uno de mis lápices color rosa sobre el tablero y finalmente lo miro, Jeremiah me observa curioso, con una de sus espesas cejas arqueadas sin entender lo que hago.

—Haciendo creíble tu mentira—Él entrecierra los ojos hacia mi—. No lo entiendes porque eres hombre, las mentiras están en los pequeños detalles, los hombres no van a notarlo, pero tu madre, tus hermanas, tu ex, cualquiera de ellas va a tragarse el cuento de que he pasado mucho tiempo contigo solo porque hay objetos femeninos dentro del auto. Si lo encuentran vacío, sin nada que pueda resultarles una huella dirán que jamás he estado aquí—Su ceño se frunce y sé que he hablado demasiado, muerdo mi labio inferior porque sé que siempre me desvío en los temas de conversación.

—Bien, entonces ¿debo dejar eso ahí estas cuatro semanas?

—Hasta que una de ellas lo vea, si una lo ve, lo sabrán todas las demás—Él sacude la cabeza como si le hubiera dicho una tontería, pero finalmente se encoge de hombros, sus dedos flexionándose sobre el volante mientras mantiene la vista en el camino poco concurrido.

Sé que vamos a Keaton city, pero no sé específicamente a donde y tampoco es que me importe mucho, sé que soy el tipo de persona que iría al fin del mundo solo porque ya me comprometí a ayudarle, y quería librarme de pasar navidad sola. No iría con mi madre y eso no está en discusión, me sentiría extraña porque no salí de allí en los mejores términos con ellos y eso no era mi culpa, cabe recalcar.

Aprieto mis dedos entre ellos y recargo la cabeza en el cristal mientras observo los árboles a los costados de la carretera, todavía no entiendo por qué se supone que Jeremiah piensa que soy la persona adecuada para esto, pero le debía un favor a Carson. ¿Qué podría salir mal?

Todo, Sasha.

Podrían descubrir que estás mintiendo y no eres su novia.

Que no sabes nada de él más que lo poco —o mucho—que observas por la pared cristalizada de tu oficina hacia la suya.

Que él no está enamorado de ti.

Podrían descubrir todo.

Ahogo una respiración temblorosa mordiendo el interior de mi mejilla y vuelvo a enderezarme en mi asiento. Ciertamente estoy cansada y sé que podría dormirme, pero ¿por qué haría eso cuando puedo dedicarme a exprimir información de Jeremiah ahora?

—Déjame ver si entendí...—comienzo girándome hacia él todo lo que el cinturón me permite, me mira de reojo soltando un suspiro como si estuviera hastiado, pero no le presto atención—. Soy tu novia, llevamos un año y tres meses saliendo, Layla es tu ex novia que abandonaste por la facultad de derecho hace unos años, volvieron hace tres años, pero no funcionó, es hija de los mejores amigos de tus padres, ustedes son como hermanos ahora, pero obviamente no lo eran, tu hermano está casado y Layla comprometida, tu padre tuvo problemas en su carrera como abogado y tu madre es una diseñadora de interiores, tu hermano es fiscal.

» Falta algo... ¿Cuándo es nuestro aniversario?

—¿Tenemos uno?

—Obviamente ¿Qué pasa si tu madre pregunta cuando comenzamos a salir? ¿O Layla? ¿Y si ambos respondemos fechas distintas? Eso sería una forma muy fea de descubrirnos, Greythorne—Él suspira, gira el volante y se encoge de hombros.

—Escoge una fecha, Belova, no lo sé.

—¿15 de agosto?

—Bien, como quieras—Muerdo el interior de mi mejilla ahogando el "fue cuando te vi por primera vez en el bufete" que quiere salir porque es obvio que él no recuerda esa fecha, solo está afirmando para deshacerse de mí.

—No lo sé, suena linda—divago encogiéndome de hombros, Jeremiah hace un sonido de afirmación y se detiene en una gasolinera, miro por unos segundos la tienda a la izquierda antes de bajar del auto en cuanto se detiene. Lo escucho llamarme, pero no le respondo al tiempo que jugueteo con el colgante del cover de mi celular mientras me acerco a las puertas dobles que se abren en cuanto mis zapatos tocan el tapete delante de ellas, entro distraídamente dirigiéndome sin mucho aspaviento al pasillo donde veo dulces.

Paseo unos minutos hasta dar con los M&Mʾs que son mis favoritos y de paso tomo unas galletas de chispas, también una barra de envoltura purpura de los Milka.

—Olvidaste a las gemelas—Doy un respingo girando y trastabillo lejos de Jeremiah llevando una mano a mi pecho, lo miro alzando las cejas al tiempo que trago saliva en un intento por aligerar mi respiración y los latidos que golpean fuertemente mi pecho.

—¿Qué?

—Mencionaste a mi hermano, a mis padres y a Layla, pero olvidaste a las gemelas—dice evaluando lo que tengo entre las manos y luego los estantes, asiento distraídamente.

—Son Ashley y Astrid ¿no? —Asiente acomodando las mangas de su camisa blanca, relamo mis labios cuando la agrupa a la altura de sus codos y sus antebrazos quedan a la vista, sacudo la cabeza internamente desviando la mirada—. ¿Quieres algo?

—No, nos vamos desde que termines—Asiento tomando dos dulces más antes de caminar hacia la caja sintiendo que me sigue.

—Dijiste que Layla tenía hermanos, si ella va a la casa se supone que ellos también ¿no? —Hablo cuando regresamos al auto, dejo la bolsa en el asiento trasero sacando solo los M&M's.

—El cinturón, Belova—Obedezco mientras trato de abrir la bolsa del dulce con los dientes y mi mano libre, sin embargo, tiro con fuerza de la misma forma en que tiro del cinturón porque soy mala coordinando, es por eso por lo que la bolsa se desgarra y todas las pastillas de chocolate caen sobre mi regazo, abro mucho los ojos resoplando al tiempo que miro a Jeremiah, arquea una de sus cejas, suspira notablemente cansado y luego desvía la vista hacia adelante poniendo el auto en marcha—. Son Drake y Taylor, Taylor es sobrino de su madre, son primos, pero creció en su casa y con nosotros.

—Bien—musito recogiendo las pastillas de sobre mi regazo—. ¿Qué hay de las gemelas? ¿algo que les guste? ¿Qué estudian? ¿Derecho?

—Ashley está en la facultad de arte, Astrid estudia estadística—Resoplo sorprendida, en realidad no sé cómo es que las personas pueden elegir una carrera de puros números, yo vengo luchando por entenderlos desde que estaba en primaria y no puedo decir que fui buena en ellos nunca.

—Entonces ¿color favorito?

—¿Negro? —Suena como una pregunta por lo que lo miro curiosa.

—¿No tienes uno?

—No elijo un color sobre otro, Belova, no tengo tiempo para detenerme a tener uno favorito—responde, veo la manera en la que las venas de sus antebrazos saltan ligeramente cuando aprieta el volante y muerdo el interior de mi mejilla.

—Pero si para elegir el azul en todas tus corbatas, carpetas, folders...—Me mira arqueando una ceja y le devuelvo el gesto—. Asumiré que es ese ¿Número favorito?

—Veintidós.

—¿Por qué?

—Es el cumpleaños de las gemelas.

—Al menos para eso tienes una razón—mascullo, recargo mi cabeza contra el asiento masticando otra pastilla de chocolate antes de preguntar—. ¿Artista favorito?

—No tengo, solo escucho música aleatoria y no me detengo a averiguar de quien es—Asiento distraídamente entrecerrando los ojos hacia adelante.

—¿Comida favorita?

—Pasta, la de mamá específicamente.

—¿Una canción para nosotros?

—¿También debemos tener una?

—Si y una anécdota o dos que puedas contar fingiendo que me viste y no pudiste evitar enamorarte de mí sabrá Dios desde cuándo.

—¿No puedes hacer tu eso? —Pasa una mano por su cabello y yo resoplo acomodándome en mi lugar cuando no encuentro ninguna otra pastilla M&M sobre mí. No respondo, en su lugar tomo mi celular dedicándome a responder los mensajes de mamá.

El bufete está de vacaciones desde la última semana de noviembre, se lo dije y es por eso que ella estaba esperando una respuesta de si voy o no a presentarme allá, pero eso no va a suceder, tengo casi cuatro semanas comprometidas con Jeremiah y no es que lo elija a él por sobre mi familia, si quisiera ir con mis padres simplemente me hubiera negado a la petición de Carson para ayudarle, pero esa ha sido mi decision este año, no va a caerse toda la celebración navideña solo porque no la pase con ellos y no es la primera vez que falto.

—Belova...

—¿Qué?

—Olvídalo—No respondo a eso, es molesto estar haciendo todo el esfuerzo yo como si el problema fuera mío cuando no es así, no fui yo quien mintió a su familia diciendo que tenía una pareja para navidad, por Dios, esto podría traducirse como si le hiciera una obra de caridad a Greythorne, sin embargo, está respondiendo a cada pregunta que le hago como si él es quien está ayudándome a mí.

Suelto un suspiro dejando mi celular sobre mi regazo nuevamente y volteo un poco en mi asiento para verlo. Ahogando mi frustración anterior decido que puedo memorizar los cumpleaños, edades y nombres de esta familia, todavía falta media hora de camino, eso debería ser tiempo suficiente para eso.

—¿Qué edad tienen las gemelas? —comienzo nuevamente el interrogatorio, él me mira brevemente y se encoge de hombros.

—Veinte.

—¿Y tu hermano?

—Sebastián, veintinueve—responde en automático, relamo mis labios inclinándome hacia mi bolso donde dejé un abrigo esta mañana, porque si, averigüé sobre el clima de Keaton city y no es precisamente amigable en esta época del año.

—Y tu veintisiete, bien—musito, continúo preguntando cosas banales, creo que sé cuáles son las preguntas más frecuentes en las cenas familiares, vi a mamá acorralar las novias de mi hermano un par de veces.

Luego de un tiempo me quedo en silencio, sin embargo, cuando un pensamiento pasea fugaz por mi cabeza mi respiración se acelera, se hace mucho más pesada y emito un jadeo cuando veo el cartel del anuncio de Keaton city a unos metros.

—¿Estas entrando en pánico, Belova?

—No lo había pensado ¿bien? —mascullo entre dientes como si eso respondiera a su pregunta. Paso mis brazos por el abrigo oscuro e incluso acomodo la capucha sobre mi cabeza enfurruñándome en mi lugar.

—Exactamente ¿qué pensaste?

—Si tu familia piensa que somos novios y se supone que tenemos todo ese tiempo juntos, entonces suponen que hemos dormido juntos, esas conversaciones incomodas sobre sexo, dormir, hijos y no sé cuántas cosas más me estresan mucho, Greythorne.

—No creo que vayan a preguntar eso—responde entrecerrando los ojos hacia la carretera.

—No lo crees porque no lo han hecho delante de ti, me las harán a mi cada vez que me encuentren un pequeño segundo sola, es horrible, Greythorne, promete que no vas a dejarme sola con ellas, lo juro, se vuelven buitres—Jeremiah se ríe, él realmente se ríe sacudiendo la cabeza y el sonido reverbera en mi mente más tiempo del necesario, mi piel se eriza bajo las capas de ropa, muerdo mi lengua para no soltar una maldición—. Greythorne...—Advierto, él alza las manos todavía con una sonrisa en sus labios.

— Esta bien, pero no entres en pánico, Belova—Resoplo acomodándome en mi asiento nuevamente, suelto un suspiro amplio—. Igual vas a decir que no tendremos hijos ¿o sí?

—De hecho, diré que queremos tener tres y dos perros porque es lo que tu madre quiere escuchar—Me encojo de hombros y él se aclara la garganta.

—¿Tres?

—Tres, vas a hacerme tres hijos, cariño...—Le sonrío alzando la barbilla retándolo a contradecirme y él resopla.

—¿Y si te preguntan nombres?

—Eso es fácil, mi abuela materna se llamaba Nicoletta, un nombre parecido al de tu madre y luego uno como el tuyo, eso los mantendrá felices por un rato.

—Parece que tienes experiencia en fingir relaciones—Chasqueo la lengua ladeando la cabeza al tiempo que me inclino hacia el asiento trasero tomando la bolsa de la tienda y sacando otro de los dulces que compre—. ¿Por qué tienes que moverte tanto, Belova?

—Joder, mejor pasaba las fiestas sola que venir aquí contigo ¿qué tanto te quejas si tú me invitaste? — Él resopla pellizcando el puente de su nariz antes de avisarme que ya hemos llegado.

Observo con atención la enorme reja negra que da paso a un camino de tierra un poco largo, es un vecindario, aprieto mis dedos entre ellos manteniendo la vista en el exterior, las enormes casas, la mayoría de dos pisos, un par de edificio probablemente de apartamentos, unas cuantas casas y negocios.

Pasan unos pocos minutos antes de que Jeremiah se detenga delante de una casa de dos pisos bastante bonita. Color blanco con detalles oscuros las paredes son altas y las puertas igual, ventanales a los costados, es bastante grande ¿Por qué pensaba que sería algo menos que esto?

Aunque no se hable mucho de ello el padre de Jeremiah es el dueño del bufete, pero él ya no está allí por tanto su hermano, Sebastián, pasa a ser el jefe, aunque casi no esté por allá.

—Belova...

—Necesito mentalizarlo antes de salir...—Jeremiah resopla y baja, yo observo la casa y ahogo un jadeo cuando la puerta se abre, la mujer mayor que sale tiene que ser la madre de Jeremiah pues son los mismo ojos azules, aunque los de ella luzcan más cálidos que los de mi novio falso.

Él se acerca de inmediato a saludarla, rodea su cintura con sus brazos inclinándose para que ella pueda rodear sus hombros y besar sus mejillas. La mujer le dice algo, acaricia su cabello hacia atrás, luego lo obliga a inclinarse más para besar su frente y yo tomo un respiro profundo antes de bajar, relamo mis labios metiendo las manos en los bolsillos de mi abrigo mientras lo observo.

Jeremiah no luce como alguien cariñoso, sin embargo, es diferente aquí.

Siempre he sabido que hay personas que son diferente con su familia, siempre pensé que Jeremiah era serio con todos, no lo es aquí. En sus labios se dibuja la más bonita sonrisa para la mujer que ahora acaricia su rostro como si tuviera años que no lo ve, no puedo diferir en eso.

Muerdo el interior de mi mejilla cuando ella desvía la vista y su mirada azulada me encuentra, paso mi peso de un pie al otro todavía con las manos en los bolsillos de mi abrigo mientras los miro, Jeremiah me ve sobre su hombro y no sé qué le dice a su madre, pero ella abre mucho los ojos y luego sonríe mientras me ve antes de acercarse, veo a Jeremiah rodar sus ojos mientras la ve eliminar la distancia entre nosotras.

—Sasha ¿no? —Asiento rápidamente observándola, es un poco más alta que yo por unos cuantos centímetros, sabía que de alguna manera no podía haber aquí nadie de baja estatura, solo tengo que mirar a Jeremiah para deducir eso.

—Sasha Belova, usted debe ser ¿Tatiana Greythorne? —Sonrío, ella asiente—. Su hijo ha hablado mucho de usted—Veo a Jeremiah arquear una de sus cejas detrás de ella y amplio aún más mi sonrisa.

— ¿Ah sí? No puedo decir lo mismo sobre ti, de hecho, no me ha hablado en lo absoluto de que tuviera novia—Noto que no lo dice para ofenderme sino para acusar a su hijo, es por eso que alzo las cejas mirando a Jeremiah severamente.

—¿Es así? Que novio me gasto, es decir mírame, deberías andar con una foto mía en tu camisa, en lugar de eso estás escondiéndome—murmuro llevando mis manos a mis caderas.

—Bueno, lo que no pudo hacer él, hablarme de ti, quiero decir, lo conseguiré yo misma mientras estés aquí—Sonrío para ella a pesar de que sus palabras deslizan un escalofrío de pánico por mi espalda.

—Ya veo de donde heredó Jeremiah la firmeza.

—Oh, no tienes ni idea.

Tenía razón, no tenía ni idea de lo que me esperaba allí estas semanas. Solo esperaba que no fuera tan malo para mi. 




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