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Q U I N C E

Unos cuantos puestos apesar del clima se ponen en las banquetas. Compro un par de lentes, aunque no hace sol mis ojos delatan que no dormí ni un poco anoche.

Ethan llega con par de vasos, me da uno y yo le tiendo sus lentes.

—¿Tan mal me veo? —pregunta mientras se los pone y sorbo de mi vaso, no es café pero un té me sabe mejor.

—Me ahorro mis comentarios.

Rueda los ojos y seguimos caminando, nos dijeron de un pequeño hostal que puede tener espacio. Mi peso se hunde en la nieve mientras camino, Ethan me da su mano y me sostengo de el para evitar algún accidente.

—¿Seguro que es por aquí?

—Si, ¿ves ese letrero? —señala, es uno con dos platos y una casa.

—Si. —suspiro aliviada y rie.

—Pues ese no es, aún nos falta.

Le doy una mala mirada y continuamos. El lugar es muy bonito, la nieve le da un toque mágico y me dan ganas de tirarme sobre ella pero recuerdo el horrible frío y se me pasa.

—Nos estamos alejando mucho del coche.

—En cuanto consigamos una habitación volveré por él.

Hago una mueca. A estas alturas dudo encontrar un lugar, para ser una cuidad con gran turismo no tiene muchos hoteles, hostales o rentas de habitaciones.

—Has estado actuando raro —comenta.

Mordisqueo mi labio inferior y lo suelto antes de contestar.

—He estado actuando como tu novia, disculpa si eso te parece raro.

Bufa y no dice nada hasta que entra al hostal.

Lo sigo.

Cuando entro él ya tiene las llaves y me las da.

—Habitación 2D, vuelvo mas tarde.

Tomo su brazo antes de que cruce la puerta.

—Yo...

Enarca sus cejas y al ver que no digo nada se va.

Cierro los ojos y niego.

Estoy siendo tan tonta.

Busco la habitación y entro, es de una sola cama y es espacio es justo pero acogedor.

Dejo mi bolsa en el buró, una pequeña ventana da vista a un parque donde una niña de no más de cinco años juega con un adolescente.

Recuerdo que Luke, Alina y yo jugábamos lanzandonos bolas de nieve mientras papá hacía chocolate caliente y mamá cuidaba de un pequeño Sebastián.

Entro al baño, tiene agua caliente y toallas. Me desvisto y entro al agua caliente.

Siento mi cuerpo relajarse al contacto, evita que me congele de frío afuera.

Me comienzo a tallar el cuerpo y luego enjabono mi cabello.

Dile que te diga la verdad.

Exhala e inhala.

¿Sabes? Yo no podría.

¿Por qué siquiera estoy confiando en ella?

—Te estoy haciendo un favor... A ambos.

¿Pero puedo confiar en Ethan?

Le dije a Anastasia que es buena persona... solo que él cometió errores.

Y yo también.

Me sorprende que estés con él, sobre todo después de...

¿De qué? ¿De dar el último golpe?

—Siempre lo quise.

¿Y ahora ya no? Después de que termináramos tenía todo el camino libre.

Pero jamás los vieron juntos, aunque eso no significa nada.

¿No podía mantenerse alejada en el baile? ¿No pude dejarla ir?

¿Y por qué acepté bailar con el fin de que lo notara?

No puedo tener esas actitudes.

Termino de enjuagarme y me enrollo en una toalla mientras que con otra seco mi cabello.

Salgo del azulejo para caminar por la madera.

—Genial.

La ropa que deje y la única que tengo hasta que llegue Ethan está mojada, ponermela solo sería enfermarme.

Salgo temblando un poco al sentir el cambio de temperatura y me siento en la cama sin mojarla.

La puerta se abre y entra Ethan junto a una chica cargando las maletas.

Ella ríe de algo que él dice, pestañea seguido y sonrie tras peinarse discretamente.

Le gusta, ¿cómo no? Si es divertido y guapo.

Es más que eso pero no me pondré a detallarlo. Miro con curiosidad la escena, la chica es linda pero noto en el lenguaje corporal de Ethan que solo está siendo amable.

Ella desvía la mirada y se sobresalta cuando me ve.

Una chica en la habitación que acaba de entrar, desnuda cubierta solo por una toalla y recién bañada.

Si, no es exactamente la escena que esperas cuando estás coqueteando con el chico.

Le sonrio de manera amable y la saludo de lejos con una mano.

—Yo...uhm. —balbucea ruborizandose.

Ethan está confundido y lo entiende cuando ve justo lo que ella.

Corazón —murmura, entre abro mis labios cuando escucho ese apodo de hace años y una sonrisa leve tira de mis labios.

Mis cambios de humor son abrumadores.

La chica carraspea llamando la atención de Ethan y se apresuran a guardar las cosas mientras yo busco ropa.

Cuando salgo de vestirme, la chica ya no está.

—Espantaste a la visita —bromea.

—Creo que no esperaba a una chica casi desnuda.

—Ni yo.

—Lo capté, corazón. —devuelvo sus palabras y sonrie de lado desde la cama.

—Al menos eso te quito el mal humor.

Jadeo dramáticamente. Lo señaló con un peine.

—No estaba de mal humor.

—¿Los comentarios secos y sarcásticos eran de a gratis?

Me acuesto a un lado de él y me mira finamente.

—¿Podemos olvidar eso?

—¿Olvidar qué?

Sonrio y él copia mi acción, delinea el contorno de mi rostro mientras cierro mis ojos.

—Esto es mala idea, ¿Puedes decirme como me convenciste?

—Fue tu idea, yo solo trace el plan

Miro nuevamente mi ropa: unas medias negras con estrellas, falda negra de cuero, botas largas y un top blanco que apenas cubre mis pechos porque es el único más "acogedor" que tengo en este momento.

—Prefiero tirarme en la nieve y congelarme.

—Genial, eso haremos mañana. Ahora, ¿no crees que morirás de frío así? ¿Qué tal una blusa de manga larga y te evitas enfermarte?

Volteo a verlo indignada y señaló el top.

—Esto es una "Blusa" —meneo la cabeza— o lo más cercano a ello.

Se rasca la nuca y asiente con una mueca.

—Oh... —balbucea un poco antes de aclararse la garganta —¿A quien se le ocurre hacer un evento de la colección de primavera en una ciudad donde hace frío?

Me encojo de hombros y me siento en la cama.

—Oh, —digo con ironía —¿A quién se le ocurre ir a una fiesta en plena tormenta?

—A ti —responde con simpleza.

Le doy una mala mirada.

—Pero no hablaba en serio.

—¿Y cómo iba a saberlo?

Señalo la ventana con obviedad y reí.

—Quizás eso te diga algo.

—Me dice que debemos irnos ya sino queremos terminar siendo una montaña de nieve en el camino.

—Eso suena más divertido —objeto pero solo juguetea con su labio.

Abre la puerta y me señala la salida, tomo mi bolsa con mis cosas básicas y salgo de ahí.

Inmediatamente siento el frío quemar mi piel y eso que apenas salí al pasillo, volteo para suplicar una vez más que regresamos pero niega antes de que diga algo.

—Por favor.

Me toma de los hombros y levanta mi barbilla para verlo directamente.

—Te pasas la vida cuidando de tu familia, es solo una fiesta. ¿Desde cuándo no vas a una?

Sonrio de manera forzada antes de pensarlo.

¿Además de las del trabajo o algo relacionado? Quizas años, de hecho me sorprende que siga teniendo amigas o al menos a Anastasia.

—No puedo recordarlo ahora, pero estoy segura de que no hace mucho.

Sonrio divertido.

—Digamos que te creo —da un par de pasos antes de girarse nuevamente a mi —¿Quieres llevar un suéter?

—¿Y donde se supone que lo pondré?

Levanto sus manos como si tuviera a un policía frente a él y rei mientras lo empujo para avanzar.

—Eres peor que Sebas —añado al subirme al coche.

—Eso es injusto, yo no tengo hermanos.

—No es mi culpa, a todo esto, ¿Al final que te dijo Lana?

—No mucho, le pedí a papá que me diga si el doctor le dice algo, ella no sabe que ya sé.

Pongo mi mano sobre la suya que usa para mover la palanca de cambios, aprieto suavemente.

—No puedo prometer que nada malo pasara pero si que estaré para ti si así lo quieres.

El resto del camino es callado, pone música en volumen bajo y me dedico a detallar cada cosa que veo en el camino.

Bajamos, se asegura de poner el coche en un lugar seguro y nos formamos, esperando a que sea nuestro turno. Después de unos minutos entramos con los boletos que compramos.

El lugar está considerablemente lleno, las luces parpadean, la gente baila tanto en el primer como en el segundo piso, solo que este último está menos llenos y la música retumba.

—¡Esto es una mala idea!

—Relájate, Sel.

Evito decir algo, me encamino hasta la barra y ordeno algún trago que desconozco.

Lo tomo dudosa, hago una mueca al sentir el licor quemar en mi garganta, volteo a verlo mientras ríe.

El resto de la noche él termina bebiendo de más y yo me auto designo para manejar al solo tomar un trago.

Bailamos un poco, nos tomamos fotos con algunas personas y terminamos en la azotea del lugar.

Ethan tiene un excelente aguante al alcohol pero quizás de beber la mitad de todo lo que tenía el lugar es momento de irnos.

Esta bien, estoy exagerando. Pero si bebió mucho más que yo.

Le ayudo a colocarse el cinturón de seguridad mientras mantiene los ojos cerrados.

Genial, la fiesta era para divertirme y terminé de niñera.

Te luciste, Ethan.

Conduzco con cuidado, las calles apesar de que las despejaron ya tienen una capa de nieve.

Lo muevo con suavidad tratando de despertarlo, esta completamente dormido, ni de chiste puedo llevarlo sola al cuarto.

Me bajo y abro su puerta, me pongo de cuclillas.

Mojarlo sería muy cruel, tampoco quiero pellizcarlo y menos dejarlo dormir aquí.

Aunque no es una zona insegura...

Sacudo mi cabeza, mi piel esta fría, necesito que entremos ya.

Tiro de su brazo con cuidado, murmura algo para seguir durmiendo.

Habia olvidado eso de él, mucho aguante a cambio de sueño pesado si ingirió alcohol.

Maldita sea, ¿quieres ayudar, Ethan?

Después de quizás veinte minutos consigo despertalo, suspiro un poco.

—Dame unos minutos más —murmura.

Gimo estresada.

Esto no es mi definición de diversión que él prometió.

—¿Cual dame unos minutos? ¡Vamos, Ethan! Que me estoy congelando.

—Pues no lo hagas —musita antes de salir del coche.

Sonrio levemente y me abraza mientras caminamos.

—¿Te acuerdas de ese día... donde —murmura levemente — donde te conocí?

Asiento pero rápidamente hago un sonido afirmativo para que no crea que no le presto atención.

—Si, llevaba años de amistad con Ana pero no te conocí hasta después.

Rie un poco.

—Ana hablaba mucho de ti —se detiene recordando.

Lo ayudo a acostarse en la cama, mantiene los ojos cerrados pero continúa.

—Decía que eras ideal para Sean — respira hondo —pero cuando te ví... le dije que no podía presentartelo.

Vagamente recuerdo a Sean: ojos azules, piel blanca y deportista, nada que me llamara la atención.

—¿Por qué? —musito al sentarme a su lado.

Sonrie mientras niega.

—Porque le dije que Sean era gay.

Reprimo una risa.

—¿Y te creyó?

Hace una mueca.

—No... no realmente.

Nadie creería eso, Sean era el tipo más honesto y sin vergüenza de la escuela, si lo fuera el mismo había dicho que no le avergonzaría.

—Pero fingió que si.

—Ujum — murmura — Estaba desesperado.

Me cuesta creer un poco, pero sigo atenta a lo que dice.

Estoy a la expectativa.

—Te escucho.

—Siempre tenía suerte al invitar una chica... nadie se negaba.

—Es lindo.

Menea la cabeza y se tapa.

—Yo quería una oportunidad contigo.

Le quitó los zapatos con cuidado y hago lo mismo.

—Acababa de terminar una relación.

Tira de mi y me abraza en cuanto me acuesto a su lado.

—Mentirosa —rie — Ana te delato.

Río con él.

Si bien no era fea tampoco me llovían las invitaciones a salir pero siempre decía que no, que acaba de terminar una relación y cuando preguntaban del supuesto novio decía que vivía lejos.

Funcionaba pero extrañamente eso no alejó a Ethan, lo mantuvo como un amigo con un claro interés pero respetando mi excusa. Ahora entiendo que no se rindió porque tengo una amiga traidora.

—Ana debió de ser reportera.

—También... la primera cita que tuvimos estaba tan nervioso y...

—¿Y?

—Mamá me ayudó a escoger las flores.

—Un pequeño rosal.

—Ella queria orquídeas —bosteza un poco —pero no la deje.

—También son lindas.

Lo digo pero el detalle del rosal fue tan... especial.

—Le dije que eran horribles.

Niego divertida.

—Puedo imaginar su cara.

Asiente.

—¿Por qué un rosal?

—Unas flores se marchitan pero un rosal tienes que cuidarlo...

—Sigue... —insisto pero parece a punto de dormirse.

—Le das atención, no lo descuidas... buscas mantenerlo vivo...

Lo muevo un poco y prosigue.

—Le dije que eso quería contigo.

Muerdo mi labio mientras suspiro, siento como un nudo en mi garganta se forma y mi corazón late con fuerza.

Recuerdo que llego con unos pantalones de mezclilla y una camisa gris a botones, papá ese día decidió saber quién era el chico que iría por su hija y ambos nos sorprendimos mucho cuando mostró una pequeña maceta con una rosa, una que dio bonitas rosas conforme pasaba el tiempo.

Jamás me dijo porque, pero fue una idea original.

Me acuesto pero me giró para verlo.

—Lana ama la naturaleza.

—Ese día me dijo algo... importante...

Enarco una ceja. Por favor, no te duermas.

—Oye —le llamo.

Pero ya es tarde, Ethan se ha quedado dormido y también me ha dejado con dudas, con el corazón latiendo a mil y bonitos recuerdos con los que revivo una y otra vez antes de quedarme dormida.

N/A: Holaaaa, bonito inicio de semana.

No diré (hoy) el resto de ese recuerdo en el que Ethan se quedó a medias pero ¿Se acuerdan de la frase inicial?;)

Fer_xx

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