Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Planes

¡Hola! Antes que nada, gracias a todos por sus felicitaciones. El día en cuestión voy a estar saltando en una pata, pero bueno... 

De la nada pasó el milagro y ya saben, cuando pasa, pasa. Así que espero que estén con ganas de leer ^_^

Capítulo XXV: Planes

Evan

Sentí el sonido de la puerta de mi despacho abrirse y me detuve en el proceso de colocarme la chaqueta, echando una breve mirada por sobre mi hombro. Estaba a punto de decirle a Marcia que podía irse a casa, cuando noté que no era mi secretaria quien acababa de entrar.

—Pensé que nos veríamos en el pool —señalé, algo confuso por su presencia.

—Lo sé, pero decidí que hoy vamos a cambiar un poco los planes.

¿Más? Me pregunté para mis adentros, haciendo una mueca poco alentadora. Sus cambios de planes siempre implicaban algo desagradable; desagradable para mí al menos.

—Me mantengo firme en eso de saltar de paracaídas, Dimitri. Hay ciertas cosas que puedo tolerar, pero eso es un no rotundo.

—Eres un gallina, Evan —se burló, sacudiendo la cabeza—. Pero dejaré ese ítem como un pendiente en nuestra lista. —Hizo una pausa dando un paso al costado para liberar la puerta y yo lo miré, escéptico—. Hoy vine con refuerzos.

—¡Hola, Evan! —Vladimir cruzó la habitación en ese momento como un relámpago, atrapándome dentro de un ajustado abrazo y haciendo que mi escepticismo fuese aún mayor.

—Hola, Vlad...—Palmeé ligeramente su espalda para corresponderle, antes de llevar mi mirada hacia Dimitri—. ¿Qué está pasando? Se supone que tenemos sesión hoy.

Él desestimó mis palabras con un anárquico gesto de su mano.

—Momentos desesperados, medidas desesperadas —apuntaló, caminando hacia mi escritorio para ocupar el lugar central en mi silla de cuero. Su hermano me lanzó una sonrisa divertida, antes de tomar una de mis libretas y sentarse en el pequeño sofá a mi izquierda. Yo los observé de hito en hito sin comprender nada.

—¿A qué te refieres con momentos desesperados, Dimitri? —Parpadeé alternativamente entre uno y otro, al ver cómo Didi garabateaba algo en el papel mientras yo hablaba—. ¿Qué haces? Deja eso, tengo notas importantes ahí.

Sus labios se curvaron con humor.

—Tranquilo, querido, estoy usando una hoja limpia. —Giró la libreta para respaldar su respuesta y luego se echó hacia atrás en el sillón, observándome atentamente. Detrás del escritorio mi silla rechinó al segundo en que Dimitri copió su gesto y mirada.

Fruncí el ceño. No sabía lo que ocurría, pero los hermanos Stepanov rara vez se juntaban para hacer buenas obras.

—¿Qué está pasando?

—Como te dijimos, momentos desesperados medidas desesperadas.

—No estoy entendiendo —le apunté a Vladimir, el cual una vez más tomó nota de cada palabra—. ¡Deja eso!

—No te irrites, Evan —pidió Dimitri, ganando mi atención—. Solo intentamos ayudarte.

—¿Ayudarme con qué? —El bolígrafo rascó la hoja una vez más, haciendo que le enviara una mirada de advertencia a Vladimir, éste sonrió—. Esto no es gracioso.

—¿Sabes lo que no es gracioso? —me espetó él de regreso, dejando un instante la libreta descansando sobre su muslo—. Que tengamos que enterarnos por la irlandesa que tú y la pelirroja rompieron.

No respondí, pero no era como si ellos esperaran que lo hiciera. Había pasado por sus mensajes todo el domingo, intentando ver exactamente dónde la había cagado al punto en que ya no quisiera verme. Pero no había sacado nada en limpio, por lo que ese lunes quería dejar que mi trabajo me absorbiera al punto que cuando me fuera a la cama, no tuviera fuerzas para ir sobre ello hasta dormirme.

—Se supone que somos amigos —masculló Dimitri, obligándome a enfocarme en el presente.

—No —dije, tajante, luchando por recuperar el control en mi propia consulta. Joder, yo era un profesional, bien podía comenzar a comportarme como uno—. Se supone que deberíamos estar en sesión y no jugando tonterías, Dimitri.

—No es una tontería, Evan —replicó él, sin darme tiempo a pensar una respuesta—. ¿No dices siempre que debo afianzar mis vínculos con las demás personas?

—¿No dices que debemos hacer más cosas juntos? —me lanzó Vladimir a su vez.

—¿No dices que siempre es mejor contar con un sistema de apoyo?

Los miré por un largo instante sin saber cómo responder aquello, todo esto era tan raro y tan familiar a la vez que me estaba poniendo en jaque. La verdad era que quería que Dimitri se interesara por los demás, que fuera más solidario con su hermano, que desarrollara vínculos saludables. Pero, ¡demonios!

—Evan... —murmuró Didi, haciendo que volviera enfocarme en él—. Te entiendo, es una mierda darse cuenta que en malos momentos cuentas con dos hermanos disfuncionales. Pero podría ser peor...

Sonreí, resignado, ante eso.

—Podríamos ser tres —apuntaló Dimitri, logrando en esa ocasión que en verdad me riera. Vaya par de tarados.

—Entonces... —musité, aclarando mi garganta en un vago intento de ganar tiempo. Mi mente era un caos—. ¿Qué proponen? ¿Van a hacerme terapia?

—¡Oh, Dios, no! —Dimo se puso de pie como si tuviera que huir físicamente de esa posibilidad—. No es un maldito club de costura, Evan. Nadie va a vomitar sus sentimientos en este sitio... —Nos señaló a ambos con gesto serio—. Lo que vamos a hacer es un plan.

—¿Un plan? —inquirí, enarcando las cejas con curiosidad. Vladimir asintió.

—Para que puedas conquistar a la pelirroja —añadió, inclinándose hacia mí de modo confidente. Dimitri carraspeó, deteniéndose frente al escritorio.

—El asunto es que lo entendiste todo mal.

—¿Qué cosa? —Sentía que había estado entendiéndolo todo mal desde que la conversación había iniciado, pero ellos estaban trabajando juntos y valoraría ese esfuerzo tan poco usual.

—El mito de Dafne y Apolo. —Abrí la boca, pero Dimitri me acalló alzando su índice. ¿Cómo rayos sabía eso él?—. Te sorprendería la cantidad de cosas que te enteras cuando las mujeres te creen enfocado en los videos juegos.

—Dimitri... —comencé a protestar, pero él solo sonrió en disculpa.

—Pues al asunto, Evan —me cortó Didi, golpeando repetidas veces la libreta contra su mano—. Como bien dice Dimo, lo entendiste todo mal...

—Se supone que Apolo persigue a la Ninfa, no a la inversa —completó su hermano, casi como si lo hubieran ensayado. Y quién sabe, tratándose de ellos era muy posible que así fuese.

—Entonces... ¿proponen que persiga a Daphne?

Dimitri chasqueó la lengua, mientras Vladimir soltaba un bufido y se echaba para atrás en el sofá.

—Si perseguir a las mujeres bastara para tener una relación, créeme yo estaría comprometido en cada esquina.

Ni siquiera necesito decir quién dijo eso, ¿verdad?

—¿Y qué debería hacer? —insté, evidentemente decidiendo pasar por el alto aquella intervención.

—La pregunta no es qué deberías hacer —señaló Vlad, poniéndose de pie para ubicarse junto a su hermano. Ellos eran tan jodidamente inquietos que seguirlos por la habitación comenzaba a marearme—. La pregunta es si tú quieres una relación con ella.

—Ya le dejé claro que sí —mascullé en respuesta, apenas notando mi tono defensivo. Suspiré, procurando modularme y cuando me sentí listo, fui por un segundo intento—: Lo que quiero decir es que... le dije que estaba bien con nosotros siendo novios. Pero ella no me cree, al parecer no parezco sincero en mis afectos...

—¿Por qué piensas que duda de ti? —preguntó Dimitri en esa ocasión. Me encogí de hombros.

—No lo sé —mentí. Tenía una idea de los motivos por los cuales Daphne recelaba de mí, pero no podía ir allí. No aún al menos.

—Bueno para mí esto es fácil —aseveró Vladimir, sonriéndonos a ambos como quien acaba de dar con la respuesta de un complicado acertijo—. Lo que ella necesita es algo de garantía, a las chicas les encanta sentir que todo tiene un motivo místico de ser. Evan... —sus ojos verdes se fijaron en mí—. El gran problema contigo es que nadie sabe nada de ti, nunca hablas de ti mismo. Las cosas que sabemos son gracias al gran poder de deducción que tiene Dimo. —Su hermano sonrió ante el cumplido, pero se mantuvo expectante—. Siempre lo mantienes todo superficial, siempre enfocado en los demás y no en ti. Y eso está bien... —Pero por el modo en que lo dijo, supe que no lo aprobaba realmente—. Puedes mantener "amistades" de ese modo, conocidos o lo que fuera. Pero no creo que puedas mantener una relación con una persona si no estás dispuesto a dar algo.

—Tú conoces este consejo mejor que nadie, Evan: Caminar...

—...no es avanzar si solo te mantienes haciendo círculos —completé, reconociendo mi propia frase.

—¿Entonces qué harás? —instó Didi, elevando las cejas con curiosidad.

—Supongo que... dejar de dar vueltas sobre mi eje.

—Buena analogía —me felicitó, dándome un golpe en el brazo—. Pero necesitamos un plan menos metafórico.

—Asumo que ya pensaron en algo.

Ambos asintieron efusivamente. Oh, Dios me salve.

—Paso número uno... —indicó Dimitri, elevando su índice con aires de suficiencia—. A las chicas les encantan las conversaciones corazón a corazón.

—¿Eh?

—Háblale de tus miedos —señaló Vladimir, como si se tratara de lo más usual para hacer—. Ella quiere conocerte, así que comparte algo personal.

¿Algo personal? Reflexioné para mí mismo, mientras los hermanos comenzaban a coger carrera en su lección para conquistar.

—Paso número dos —continuó el otro, como si yo tuviera una puta idea de cómo completar el paso número uno—. Dale lástima, a las chicas les gusta sentirse necesitadas.

—¿Perdón? —inquirí completamente estupefacto por el rumbo que tomaba este plan.

—No sé... finge algún dolor, comienza un pleito... —ofreció Vlad, sintéticamente—. Haz lo que sea necesario para que ella deba prestarte su hombro y consuelo, para que ella pueda cuidarte, mimarte y apapacharte entre sus grandes...

—De acuerdo —le espeté, apuntándolo con mi dedo para que ni pensara recorrer ese camino. Vladimir me guiñó un ojo, juguetón y yo tuve que tomar aquella provocación como lo que era, una simple broma. Suspiré una vez más—. ¿Qué proponen que haga? ¿Me lanzo debajo de un tren?

—Eso podría matarte —dijo Dimitri con seriedad, evidentemente sin captar la ironía en mi pregunta—. Y jodería todo el propósito de este plan. No. Piensa en algo menos extremo.

—Por supuesto, lo que menos quiero en este instante es joder los propósitos del plan. —Didi me dio un puñetazo en el hombro para callarme y yo lo acepté sin protestas, me estaba pasando de listo.

—Paso número tres —prosiguió Dimitri completamente ajeno a nuestro intercambio.

—¿Cuántos pasos son? —protesté.

—Los que se nos ocurran —me silenció Didi, dándole la palabra a su hermano una vez más.

—Como iba diciendo —remarcó éste, ofreciéndome una mirada de censura—. Paso número tres: cercanía.

—¿Qué debo entender por "cercanía"?

—Ella debe sentirte cerca —explicó Vladimir sin más—. Aun cuando hayan terminado, no debes darle espacio a que se acostumbre a estar sin ti. Así que... hazla consciente de tu presencia.

Lo miré con asombro, en verdad sin tener idea de quién era y qué había hecho con el dueño del bar alérgico a cualquier relación que durase más que un par de revolcones.

—Paso número cuatro. —Parpadeé de regreso a Dimitri, esto no podía volverse más extraño de todos modos—. El gesto romántico.

—¿Gesto romántico?

—Sí, ya sabes... —Se silenció, mirando hacia su hermano, el cual le devolvió el escrutinio en silencio—. Se supone que tú das las explicaciones de cada paso, anda.

—Oh... —Didi rió—. Pues básicamente haces algo completamente cursi y humillante, pero que ella va a amar. Entonces viene el perdón, el abrazo, el beso y los créditos finales.

Rodé los ojos.

—¿Sacaron todo esto de una película?

—Eso no significa que no funcione, Evan.

Sacudí la cabeza, tomando mi olvidada chaqueta y fui a por mi morral.

—No voy a seguir pasos de una película, Daphne no es un juego para mí.

—¡Perfecto! —exclamó Didi, alzando sus manos en alabanza—. Eso es lo que necesitas, ahí está... —Bufé incapaz de entender a dónde se proponía llegar—. Tu gesto romántico, estúpido, solo repite esa línea y ella te lanzará las bragas por el balcón.

—Vladimir... —le espeté entre dientes.

—Puedes molestarte con Didi todo lo que quieras —murmuró Dimitri en un pretendido tono casual—. Pero sabes que nosotros tenemos la razón esta vez, por eso nos estás escuchando. Tienes tan poca idea como cualquier mortal de cómo tratar a una mujer, ¿por qué no confiar en la película entonces?

Me pasé una mano por el cabello, echando un fuerte suspiro. Mierda, tenía razón.

—Vale, lo intentaré.

Didi aplaudió, Dimitri solo asintió.

—Te ayudaremos, Evan... nosotros tres reescribiremos el mito.

No fui capaz de no contagiarme un poco de su entusiasmo, quizás si seguía los pasos, quizás me llevaran hasta Daphne. Quizás, entonces, ella dejaría que la atrapase.

—Genial —volví mi atención hacia Vladimir—, pero antes necesito que vengas a ver a los gatitos.

—¿Nugget no pasó bien la noche?

—No está comiendo —musité, recreando en mi cabeza la escena que había dejado en casa: Mc y sus tres gatitos en mi bañera, dos de ellos mamando su leche como era de esperarse y el tercero, quieto, acurrucado en una esquina sin mostrar ningún interés por la comida.

No podía ser normal que un gatito de dos días no comiera, algo parecía estar mal con él y eso estaba matándome.

—Lo iré a chequear, tranquilo.

Asentí en agradecimiento, yendo hasta el escritorio para apagar la lámpara que allí tenía. Dimitri y Vladimir salieron del despacho, justo cuando yo me disponía a matar el último halo de luz. Pero entonces capté por el rabillo del ojo la libreta con la que Didi jugaba al psicólogo minutos antes y sin ser muy consciente de ello, la arrastré hacia mí para leer lo que había puesto. Solo había cinco líneas garabateadas.

Plan: Atrapando a la Ninfa.

Paso 1: Algo personal

Paso 2: Necesitarla

Paso 3: Cercanía

Paso 4: Gesto romántico.

Sonreí y tomando un bolígrafo de mi estuche, hice una muy ligera edición:

Plan: Atrapando a la Ninfa.

Enamorando        

__________________________________

Dado que el capítulo apareció en mi cabeza de la nada y tuve tiempo de escribirlo, no hago dedicatoria. Básicamente porque no la pensé. 

Para los que me preguntan cuánto falta, pos... de acá hasta el final diría que poco. Todo depende de cuánto me tome poner las cosas por escrito, a veces conversaciones se vuelven más largas de la usual y bueno... 

En fin, espero que les haya gustado. ¿Qué les pareció? Finalmente Evan entendió el propósito del mito, ¿será que le funcionan los pasos? ¿O Daph ya está demasiado lejos para que él la atrape? 

Les dejo un saludo ;)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro