40
Ya pasaron varios años desde la muerte de mi padre. La verdad es que estuve divagando por mi ciudad desde aquel día. No tenía dónde ir. Lo bueno era que Tania me ayudaba dándome un techo. Ofreció alquilarme una habitación de su casa por un precio totalmente asequible.
Con Tony, las cosas estaban igual. No habíamos hablado desde aquel día. Ahí me di cuenta de que perdí dos personas muy importante para mí en tan solo un día.
Tony no paró de llamarme, intentar comunicarse conmigo, pero yo no podía hablarle por la vergüenza que me causaba todo lo que pasó aquel día.
No tenía relación con mi madre desde el fallecimiento de mi padre. ¿Cómo no pensé en que mi actitud en aquellos momentos no era el adecuado? Si tan solo me hubiera cuidado mis modales, tendría a Tony de mi lado. A mi madre ya la había perdido.
Tania me animaba a contestar a las insistentes llamadas de Tony, pero no podía descolgar el teléfono y exclamar un "hola" como si nada hubiera pasado entre nosotros.
- No seas tonta y contéstale-. Me dijo Tania mientras aguantaba el teléfono entre mis dos manos
Yo solo miraba la pantalla, su nombre y su número. No podía contestarle, no como si nada hubiera pasado.
- Pues si no le contestas tú, lo haré yo por ti-. Dijo entre dientes mientras me quitó el teléfono con un ligero y rápido movimiento.
- No, no contestes-. Rogaba viendo como Tania descolgaba el teléfono y se lo ponía en su oreja derecha para oir lo que la persona que había en el otro lado de la línea tenía que decir.
Vagamente pude escuchar la voz de Tony en la otra línea, tenía el impuso de correr hacia la otra parte de la habitación, quitarle el teléfono a Tania y ponerme a hablar con él. Pero me pasó lo que me pasa en momentos equivocados, me contuve.
- Sí, Anne está aquí conmigo ahora mismo-. Dijo Tania con una media sonrisa-. ¿Quiéres hablar con ella?-. Preguntó curiosa y a la vez ansiosa por saber la respuesta, una respuesta bastante obvia.
- Es verdad, por eso estás llamando a su teléfono-. Se hizo la loca con la pregunta anterior-. ¿Quiéres que te la pase?
- No sé si ella quiere, pero ahora mismo se lo pregunto-. Contestó a la persona del otro lado de la lía después de una breve pausa-. Anne, es Tony, ¿quiéres que te lo pase?
Yo negué con la cabeza contantemente dejando claro que no estaba preparada para hablar con él después de todo lo que ha pasado
- Venga Anne-. Me animó susurrándome mientras tapaba el microfono del teléfono para que Tony no pudiera escucharla.
- Que no-. Respondí susurrando, tal y como ella lo hizo.
Tania puso los ojos en blanco y se puso de nuevo el teléfono en su oreja derecha mientras hablaba de que estaba indispuesta. No pudo terminar la frase cuando estaban llamando al timbre de la puerta.
- Voy a abrir, arregla lo que tú has querido enmendar pero no puedes-. Susurré cerca de Tania.
Tanía me miró con los ojos entre abiertos y me sacó la lengua, señal de que no iba a hacer lo que le acababa de decir.
Cuando estaba en la puerta, abrí la puerta al igual que mis ojos al ver a la persona que se encontraba delante de mí. No podía ser, todo lo que quería en ese momento era que la tierra me tragara. El chico colgó su teléfono y exclamó un "hola" triste por la situación pero a la vez lleno de ilusión por haberse encontrado conmigo. Era Tony.
- ¿Qué haces aquí?-. Pregunté estupefacta.
- ¿Puedo pasar?-. Me preguntó cuando había dado dos pasos para estar dentro de la casa.
- Ya lo estás, por lo que no tienes que preguntarlo-. Respondí mientras cerraba la puerta. No podía ni mirarle a la cara después de todo lo que pasó entre nosotros. Me daba mucha vergüenza reconocer que yo tenía el error.
- ¿Por qué en todo este tiempo no me has hablado ni contestado a las llamadas?-. Preguntó mirándome directamente a los ojos.
Yo no podía hacer contacto visual con él, cuando lo hacía veía dolor en sus ojos y el pensamiento de que ese dolor se lo había hecho yo...no podía cargar con la culpa.
- Contestame, por favor-. Suplicó cogiéndome delicadamente de la barbilla. Eso hizo que mi cabeza se levantara y pudiera ver sus ojos llenos de dolor y rabia al no entender esta sitiación.
- Me porté muy mal contigo y eso nunca me lo podré perdonadonar-. Dije después de una pausa incómoda.
- Yo te perdono.
- Pero yo no puedo, por más que quiero perdonarme yo no puedo. Me llena de dolor cómo te traté y que no tenías la culpa de nada-. Dije mientras me abrazaba a él.
- No te preocupes, entiendí tu postura. La situación más lo que tu madre te dijo, tiene que ser muy duro-. Dijo mientras me arariciaba el pelo-. Pero nunca te he podido olvidar.
Esas últimas palabras se clabaron en mi cerebro, ¿cómo que no podía olvidarme? Me separé de él y lo miré fijamente extrañada por aquel comentario.
- Sí, lo has oído bien, yo nunca te he podido olvidar.
- ¿Por qué? Después de cómo te traté...-. Me interrumpió dejándome con las palabras en la boca.
- A mí lo que me importa es como me siento cuando estoy contigo, y me siento muy bien. Te quiero, y quiero que todo vuelva a ser como antes.
Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas al oir esas palabras salir de sus labios. No me he sentido tan viva desde hace un año, desde cuando estaba muy bien con él.
- Y si no puedes venirte a Nueva York, yo me puedo venir aquí. Podemos alquilar un departamento y empezar a vivir nuestra vida tal y como siempre hemos querido.
- ¿Por qué me sigues queriendo?-. Pregunté sin entender nada aún.
- Porque un mal momento no define todos los momentos que hemos vivido, aunque no hayan sido muchos.
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