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24

Intenté integrarme con los chicos para poder olvidar un poco la preocupación que tenía por Anne, pero era imposible. Cada segundo que pasaba no paraba de pensar en ella, pero conozco a mi amiga, y seguro que estará en peligro ya que ella no desaparece sin más.

Tony notó mi preocupación ya que no paraba de mirarme con cara de preocupación. Quería disimular lo que me pasaba fingiendo una sonrisa, pero pareció no ser muy convincente para él ya que no paró de mirarme.

- Estará bien-. Dijo Tony con una voz suave y tranquilizadora.

- No lo sé, pero no me quedaré aquí sentada de brazos cruzados-, me levanté y me dirigí hacia la puerta de la habitación-, lo averiguaré yo misma.

Salí y me dirigí hacia una transitada calle de Nueva York. Quería ir a una comisaría para denunciar la desaparición de mi amiga, pero el problema estaba en que no sabía hacia donde ir.

Me dirigí hacia mi derecha. Quería preguntarle a alguien para que me dirigiera, pero nadie parecía quererse parar para hablar con una desconocida. Iba distraida sin saber hacia donde ir que choqué con alguien, me di la vuelta para disculparme y me encontré con un chico moreno, pelo negro y de bonita sonrisa. Le devolví la sonrisa.

- Lo siento, iba distraida averiguando donde podría ir-. Dije mientras mi sonrisa seguía en mi rostro.

- No pasa nada, ¿no eres de aquí?

- No, no soy de aquí-, me reí levemente mientras dirigía mi mirada hacia el suelo un poco avergonzada-, ¿tanto se nota?

- Sólo un poco-. Sonrió, cosa que de alguna manera me tranquilazó-. ¿Hacia dónde vas? Te puedo dirigir si quieres.

- Me harías un gran favor-, suspiré aliviada-, quiero llegar hacia la comisaría más cercana de aquí.

- Vaya, ¿denunciar un robo?- Preguntó mientras su sonrisa se desvanecía y me miraba con algo de preocupación.

- No, no es eso. Mi mejor amiga ha desaparecido y quiero encontrarla, ella no se va sin decir nada a nadie antes-. Le expliqué volviendo a mi desesperación para encontrarla.

- Cerca de mi casa hay una comisaría, si quieres te puedo llevar allí-. Se ofreció.

- No me monto en coches con desconocidos-. Aclaré para que viera que solo necesitaba la dirección e ir hacia allí yo misma.

- No tengo mi coche aquí, iremos andando-, sonrió dejando a la vista sus dientes blancos-, por cierto, me llamo Jeff.

- Me llamo Tania-. Me presenté mientras le estreché la mano.

- Pues vamos a encaminarnos en la busqueda de tu amiga-. Dijo mientras empezamos a caminar.

Jeff era un chico cariñoso y atento. En todo el camino estuvo hablando de lo que estaba estudiando en la universidad de lo tanto que le apasionaba lo que estaba estudiando cada día. Yo lo escuchaba atentamente ya que él le ponía tanto ilusión de lo que hablaba que me cautivó por completo. Con él me reía de las bromas que de vez en cuando hacía para que su monologo no fuera sobre lo mismo, hasta que llegamos a sus amigos. Sus amigos eran los tipicos populares de instituto aunque no se juntaba tanto con ellos. Me llamó la antención que él, un chico popular en el instituto, se juntara con un pringado como Clay. Clay no era mala persona, pero había que reconocer que eran muy diferentes, pero Jeff lo negaba.

- Lo mejor de juntarme con Clay era que me ayudaba con aquellas asignaturas que se me atragantaban, él era y sigue siendo muy bueno en todo, le tenía envidia, pero de la buena. Yo sin embargo le ayudaba mucho, por ejemplo, le ayudé con Hannah, se juntaban mutuamente pero nunca se lo dijeron por el miedo que sentían a que alguno de los dos no sintiera lo mismo-. Explicó Jeff mientras seguiamos caminando.

- ¿Qué pasó con ellos?- Pregunté desde mi inociencia.

- Lamentablemente, Hannah ya no se encuentra con nosotros-. Hizo una pequeña pausa, como lo que iba a decir le iba a doler-. Se suicidó.

Abrí los ojos como platos y una pregunta se empezó a formular en mi cabeza: ¿por qué lo hizo?

- Sé lo que te estás preguntando ahora mismo. Lo hizo porque todo el mundo le decían cosas, es decir, le decían cosas como puta, zorra. Hicieron una lista con los mejores culos del instituto entre las chicas y la añadieron en el mejor. Sus amigos la dejaron de lado, y para colmo, la violaron. Sé que quería darle una segunda oportunidad a la vida, pero no podía al pensar una y otra vez por lo que estaba pasando, por lo que gravó trece cintas dirigidas a aquellas personas que le destrozaron la vida.

- Demasiado trágico...¿por qué no pidió ayuda?

- Lo hizo, fue al orientador del instituto y le contó todo lo que estaba pasando en su vida, pero el orientador hizo oidos sordos y prefirió mirar hacia otro lado-. Se paró delante de un edificio. Miré el edificio y era una comisaría.

- Gracias por acompañarme, no sé como te lo podré agradecer-. Dije mientras le abracé por la emoción.

- Con que encuentres a tu amiga me basta-. Dijo mientras me correspondía al abrazo.

Me separé, le deciqué una última sonrisa y entré a la comisaría. Cuando entré, me dirigí hacia un mostrador que había a la derecha. Estaba una señora con una coleta, en una placa llevaba su nombre y no tenía cara de hacer muchos favores.

- Hola, querría denunciar una desaparición-. Dije mientras apoyé mis manos en el mostrador.

La mujer me miró y luego volvió la vista hacia el ordenador mientras tecleaba algo. Pensé que estaba pasando de mí ya que no me hacía caso y algunas veces me miraba de reojo. Estaba acabando con mi paciencia.

- ¿Hace cuanto ha desaparecido?- Preguntó la mujer.

- Esta mañana ya no estaba-. Respondí a su pregunta anterior.

La mujer me miró produciendome mucho miedo, volvió la vista al ordenador mientras seguía tecleando algo que no alcanzaba a ver.

- Sabe que hasta que no pasen por lo menos cuarenta y ocho horas, no podemos hacer nada, ¿verdad?

Cuando me dijo eso me dí una bofetada mental por ir antes de tiempo, pero entré en un estado de pánico donde cualquier persona hubiera hecho lo mismo por alguien a quien quiere.

- Lo siento, pero estoy muy preocupada-. Me disculpé.

- No pasa nada, pero que sepa que no podemos hacer nada hasta que pase ese periodo de tiempo. Si pasa ese tiempo y no ha aparecido, nosotros proseguiremos a buscar a quien quiera que busque, pero hasta entonces, no podemos hacer nada. Lo siento.

Me despedí de la señora y me fui hacia la puerta de entrada. Me senté en el poyete que había mientras colocaba mis manos en mi cabeza, no podía esperar tanto tiempo.

De repente, sentí una mano en mi espalda acariciandome ésta con suavidad. Miré a mi derecha y me encontré a Jeff extendiéndome un pañuelo para que me secara las lágrimas que caían por mis mejillas.

- ¿No te has ido a casa?- Pregunté mientras cogí su pañuelo.

- No tengo nada más importante que hacer que consolarte.

Me abracé a él mientras rompí en llanto, no podía aguantar más lo que estaba aguantando. Gracias a Jeff, tenía un hombro en el cual llorar.

Nota de escritora:

Lo siento por desaparecer durante meses, pero he pasado por un mal momento en mi vida y bloqueos mentales que impedian escribir. Os prometo que esto cambiará.

Gracias por vuestra atención.

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