Capítulo Final: Parte I
A la mañana siguiente los resultados de los exámenes forenses llegaron a la estación, Ramírez llamó a todos los oficiales para que estuvieran presentes. Leyó con atención primero el informe de los exámenes de Felipe, luego de Antonio. Todos lo observan atentamente, esperando ansiosos lo que decían los documentos.
Luego de unos minutos Ramírez se preparó para hablar.
—Felipe murió a causa de diversas heridas de arma blanca ocasionadas por un cuchillo grueso de un aproximado de 7 cm, esto se deduce por las profundidades de las mismas —comentó pensativo—. Lo que me llama la atención es que según este informe, las heridas fueron transversales, posiblemente el asesino era zurdo.
Luciana en seguida recordó que la esposa de Felipe era zurda, lo notó al firmar el documento.
—Señor, Margarita es zurda. Como habíamos analizado quizás fue un crimen pasional —comentó Luciana muy segura—. Quizás ella se enteró de la infidelidad de su esposo y buscó esa manera de hacerle pagar.
Ramírez ya había pensado en esa posibilidad.
—Haremos un registro en su casa y la tendremos aquí para interrogarla —respondió Ramírez.
—¿Qué dice el segundo informe, señor? —Preguntó Alex.
—Antonio murió por el golpe que recibió en la cabeza, probablemente por un objeto metálico. En el velo se encontraron restos de lápiz labial rojo caoba. ¿Quién inspeccionó la iglesia? —Preguntó observándolos a todos.
—Yo, señor &dijo el oficial Castillo—. Inspeccioné la capilla, pero no vi nada fuera de lo común.
—Será mejor que registremos también la casa de los Zúñiga. Nos dividiremos como la primera asignación para no perder tiempo —pronunció Ramírez poniéndose de pie.
Castillo se quedó en la estación, Luciana y Alex fueron a la casa de Margarita con la orden de allanamiento. Revisaron su casa en búsqueda de alguna pista, Luciana se ocupó de la sala de estar mientras Alex la habitación principal, fue en el closet donde visualizó una pequeña bolsa negra y, al abrirla, encontró un cuchillo de siente centímetros envuelto en una pequeña manta, la cual tenía sangre seca.
—Margarita, queda detenida por el presunto asesinato de su esposo. Debe acompañarnos a la estación —le dijo el oficial esposándola.
Margarita no opuso resistencia alguna, ingresaron a la camioneta rumbo a la estación.
—¿Por qué tenía oculto este cuchillo en su closet? —Cuestionó Alex comenzando la interrogación. Doña Margarita comenzó a llorar desconsoladamente.
—¡No lo quise hacer, pero ese maldito se lo merecía! —exclamó con rabia—. Él creía que no me iba dar cuenta de que me estaba engañando con esa mujer, menor que él—agregó apretando lo puños. Luciana y Alex intercambiaron miradas—.Lo seguí después de que salió de la cantina, llevaba el cuchillo en la cartera y comencé atacarlo, cuando terminé, recordé el mito sobre el velo negro, y como siempre llevo uno después de asistir a las misas, aproveché a dejarlo allí —finalizó entre lágrimas.
Luciana observo a la viuda con atención, habían encontrado al primer asesino. Deseó que su jefe haya tenido también suerte.
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