
VI. El orden correcto, pero las personas equivocadas
—¿Encontraron algo? —Alán ingreso a la oficina preguntando aquello, mientras se retiraba de su chaqueta de cuerpo negra y dejaba ver una camiseta algo ancha, pero que aun así marcaba los músculos en sus brazos.
—Llamamos a su exesposa y dijo que vendrá luego de juntar los documentos, por mientras revisamos los antecedentes de ambos nombres, con el nombre de Javier no hay nada antes del año pasado y con el nombre de Patrick no hay mucho, pero si existen registros de cuando era adolescente dentro de los documentos en papel; porque en la red lo único que hay, de los dos, son cosas que ya sabemos, edad, fecha de nacimiento, estado civil, parientes y demás —contesto Magallanes mirándolo.
—A mi parecer la vida de Patrick parece más realista que la de Javier, por no decir que sea raro que solo haya pocas cosas de Renoir, si en sus papeles dice que nació en este lugar. Pero a nadie se le hizo raro que desapareciera —añadió Lemes.
—Bien, debemos buscar más información
—Hazlo tú, nosotros debemos de verificar las identidades de las victimas —a continuación, aparto su mirada de Mieres y la dirigió al otro hombre. -—Por cierto, Cesar, llama a Doc. y dile que verifique las identidades de las victimas con su registro de ADN —el nombrado asintió.
—Necesitan ayuda con eso, porque al parecer no tengo nada hasta que se verifique la identidad de mi desaparecido.
—Bueno, nosotros ya revisamos los expedientes de todos los que están en ese pizarrón —apuntó al objeto —Como el expediente de Renoir, ninguno tiene historial después de uno o dos años atrás. Así que, lo que puedes haces es traer café, novato, y ayuda a Maga a separar quienes tengo historia desde hace dos años y quienes la tengan de uno —y al terminar de decir aquello Lemes le regalo uno sonrisa cuadrada, dándole a entender que no tenía como oponerse porque era su trabajo.
El de ojos color arándano bufo y fue hasta la pequeña cocina que había en ese piso del edificio y preparo tres cafés para luego llevarlos de vuelta a la oficina, entregarlos y luego sentarse al costado del encargado del caso; dispuesto a ayudarlo con el trabajo que estaba haciendo.
Cuando termino, lo único que quedaron fueron dos pilas de historiales, a la derecha estaba lo que tenían historial desde hacía un año, y, a la izquierda, los que tenían dos años. Entre ellos, todos habían resaltado, porque parecían ser todos iguales, pero solo cambiaba el nombre, fecha de nacimiento o alguna otra cosa pequeña, por lo que ninguno paso desapercibido.
—¿Es normal que todos se vean así? —pregunto con una mueca, mirando al contrario a su lado.
—Créeme, Alán, no lo es. En este año y medio, si bien no le prestábamos mucha atención a los registros, no nos paramos nunca a revisar detenidamente sus historiales.
—¿Por qué?
—Porque no pasaba de una o dos semanas y aparecía un cuerpo nuevo, únicamente en el verano y unas temporadas durante el invierno, fueron en donde no pareció cadáver alguno.
El sonido de los huesos del otro hombre los hizo mirar, al contrario, quien terminaba de estirar su espalda para luego volver a acomodarse en su lugar, beber de su taza e incorporarse, para dirigirse al pizarrón que estaba a unos cinco pasos de su lugar. Tomo el marcador y hablo; —mis amados compañeros, encontré algo maravilloso —soltó, girándose y comenzado a escribir, en columna, números del uno al diecisiete.
—¿Y qué es eso maravilloso que encontraste?
Alán preguntó y, el que quedaba, volteo sus ojos al darse cuenta de que todo el teatrito previo era solamente para ilusionar al más joven de los tres.
—Pues, a lo largo de este año y medio, han llegado en total diecisiete victimas hasta la fecha. Si comenzamos a fijarnos en las fechas, todas tiene algo en común, hasta que esto se pierde y parece salirse de control.
—¿Y eso sería? —pregunto Magallanes lazando una ceja.
—Pues eso es lo siguiente —menciono Lemes, para empezar a escribir seguido a los números fechas y días;
—Los días de las semanas son repetitivos y las fechas igual —mencionó Alán mientras miraba maravillado lo que el contrario había encontrado.
—No solo eso, si vemos las fechas y nos guiamos por las letras que Doc. encontró, tenesmo más de una pista nueva, en sí...
—Tenesmos el verdadero orden, pero nos faltaría verificar a las víctimas —interrumpió Cesar a Joseph.
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