CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 1
2 AÑOS DESPUÉS
REINO DE SUNLAND ERA 5 -AÑO 2
Creí que con la caída de Safiye todo acabaría. Creí que no existiría mayor mal que ella o el ministro de gobierno para el reino. Pero aún peor, creí que yo podría gobernar y tener vida propia al mismo tiempo, pero no. Desde aquel fatídico día, todo cambio, todo, mi vida, la disposición de mi propio tiempo y la toma de decisiones, todo lo que hiciera tendría consecuencias sino tomaba la decisión correcta, y todo lo que yo quería proteger de algún modo resulto afectado. Y ahora sé que la mayor de mis torturas no fue vivir trece años de mi vida aislada del mundo en el bosque oscuro, la mayor de mis torturas fue tomar la identidad de Cordelia y vivir atada a un trono hasta el final de mis días.
Las tinieblas me abrazan nuevamente, pero no permito que me intimiden, a mi espalda Jared vuelve a tomar su forma humana y vigila alrededor pegando su espalda con la mía.
—¿Escuchas algo? —pregunto en un susurro.
—No, se escondieron, no detecto nada en veinte metros a la redonda.
—¿Cuántas de esas cosas quedan? ¿No crees que ya las asesinamos a todas?
—Eso no es seguro, recuerda que son muy buenas escondiéndose.
Estaba por separar mi espalda de la suya para girarme a verlo cuando una criatura de sombras se lanzó sobre nosotros, se lanzó desde uno de los árboles que nos rodeaban e intento herir a Jared, pero este fue más rápido y lo tomo del lomo para posteriormente lanzarlo al suelo, Jared lo aprisiona presionando una rodilla en la espalda anormal de la criatura antes de comenzar a golpearlo con todas sus fuerzas en la cabeza.
No pierdo tiempo y con mi mano derecha le lanzo un rayo de luz directo al cráneo asesinándolo al instante. El humo oscuro a su alrededor se extingue y posteriormente como todos los demás se desvanece convirtiéndose en polvo.
—Lo que dije, esta maldición parece nunca acabarse —asegura Jared incorporándose antes de sacudir sus manos que han quedado manchadas de aquel polvo oscuro.
—Llevamos dos años cazándolas y aún no se terminan, ¿Sabes? Comienzo a creer que tienen la habilidad de reproducirse y crecer de una manera sobrenatural, de lo contrario no me explico cómo es que hemos asesinado a tantas pero aún no se extinguen.
—Tal vez deberíamos traer a Frederick un día de estos para que tome muestras del polvo que dejan al morir, podríamos descartar y descubrir nuevas teorías —propone y yo frunzo el entrecejo.
—Sí no tuviera que distraer a las damas de la corte mientras no estoy sería una buena idea.
—Podrías quedarte tu con ellas y yo vendría con él
—Olvídalo. De solo verlas me estreso, no imagino la jaqueca que va a darme tomando el té con ellas.
—Bueno, algo tendremos que hacer al respecto —afirma posando las manos sobre sus caderas.
—Casamos a los que pudimos, pero se nos escaparon unos cuantos —informa Sheynnis, quien junto con la manada estuvieron cazando en otra parte del bosque.
—Son muy rápidos —comenta Jace con voz jadeante.
—O muy astutos, ya nos tienen estudiados —asegura Azrael, otro integrante de la manada.
La manada se reúne junto a nosotros para retornar a palacio a través de un portal. Dos años después de la catástrofe del cambio de Era, Zaruma se convirtió en un pueblo fantasma, un lugar sombrío al que tuve que aislar del reino con una barrera mágica de luz. Las criaturas sombrías que entraron por la grieta no se fueron, y aunque las hemos cazado y asesinado no se extinguen a pesar de que la grieta ya fue cerrada. El bosque oscuro como el pueblo se convirtieron en su hogar pero con la barrera levantada alrededor de Zaruma no pueden invadir el resto del reino, y aunque tanto Jared como Frederick me han sugerido que reduzca territorio y que deje a Zaruma y el bosque oscuro fuera de la muralla para que las criaturas vuelvan a su hogar en las sombras, yo me he rehusado a hacerlo, no pienso ceder territorio a las sombras, y tampoco pienso retroceder cuando los intrusos son ellos, no importa cuánto tiempo me tome voy a acabar con todos ellos y Zaruma podrá volver a ser habitable.
Cuando derroté a Saafiye y me hice cargo del reino, no pensé que las cosas se volverían un desafío, no es solo tener reuniones con los ministros y discutir con ellos sobre las reformas de nuevas leyes, es asistir a aburridas reuniones con damas de la corte, es hacer acto de presencia frente a mi pueblo y asegurarles que todo está bajo control aunque no lo este, —lo sucedido en Zaruma se volvió una especie de leyenda que asegura el venidero fin de la humanidad, muchos creen que lo acontecido solo fue una señal y que muy pronto las bestias lograran penetrar la barrera que aísla a Zaruma y que los vampiros vendrán detrás de ellas después de romper la muralla—. Calmar las habladurías y mostrarme indiferente frente al pueblo para mantener la calma a veces es agotador muy agotador, tanto, que hay días en los que siento que gobernar desde un trono no fue hecho propiamente para mí. Me agobia estar encerrada y que todos quieran hacer todo por mí, desde las doncellas hasta la guardia real ¿Para qué son mis poderes sino me van a dejar usarlos? Me pregunto constantemente. Pero, como es de esperarse no me la paso todo el día siguiendo protocolos y viéndome bonita, no, hay días en los que rompo las reglas y entreno junto a la manada de Jared en una mazamorra subterránea dentro del palacio, hay días en los que los acompaño a cazar criaturas sombrías dentro del bosque oscuro y hay días en los que anhelo con todas mis fuerzas poner la corona en la cabeza de alguien más para al fin poder ser libre, aunque para eso, yo misma tendría que traer al mundo a ese alguien y me he estado reusando rotundamente en los últimos dos años a esa posibilidad a pesar de las exigencias de los ministros, aunque sé que llegara el inevitable día en que tenga que someterme al matrimonio.
—¿Cómo van las cosas por aquí? —cuestiono a Frederick quien se encuentra reclinado en una silla leyendo un enorme libro viejo.
—Igual que todos los días, las damas preguntaron por usted y yo las entretuve.
—Que generoso de tu parte Freddy —ironiza Jace tomando una uva del centro de la mesa.
Ni la manada ni yo habíamos comido algo en toda la mañana, así que en cuanto llegamos a palacio lo primero que hicimos fue ir al comedor para almorzar. Allí ya nos esperaba una enorme mesa rectangular con frutas en el centro y por supuesto Frederick.
—Me llamo Frederick —le espeta molesto a Jace quien se limita a encogerse de hombros.
—Por favor digame que han acabado ya con todas —se gira hacia mí.
—No —afirmo al tiempo que tomo asiento a la cabecera de la mesa. —Cuando creemos que ya no hay más es como sí se multiplicaran.
—Cómo sí se reprodujeran entre ellos —propone Jared la teoría de hace un rato.
—Exacto. Lo raro es que todos tienen el mismo tamaño, por lo que sí se reprodujeran ¿Dónde carajos están los pequeños? —cuestiona Sheynnis.
—No hay. Tal vez nacen siendo grandes —sugiere Nolan.
—Imposible —niega Frederick desde su postura de mago real—.Todo ser debe pasar una etapa antes de ser adulto incluso pasa con los dragones.
—Pues díselo a las creadoras de esas cosas que no respetan ciclos —dice Maxthon tomando su lugar en la mesa.
—Sí su majestad me permitiera ir a una de sus cacerías tal vez yo podría...
—No —sentencio antes de que pueda terminar. —No vas a ir y a dejarme aquí con esas mujeres, así que olvídalo.
—Sí ese es el caso podríamos ir en un horario que no implique convivir con las damas.
—¿Sugieres ir de noche? —infiere Jared quien ha tomado su lugar a mi lado izquierdo en la mesa.
—Podría ser —afirma el mago.
—Por supuesto que no. La alta sacerdotisa lo prohibió, sí de día son escurridizos de noche son letales, y con todo lo que hemos visto hasta ahora, creo que todos ya sabemos que eso es cierto —sentencia Jared.
—Mil disculpas por la imprudencia majestad. Tiene razón el heredero de Faes, pero sí no se acaban deberíamos buscar otra solución viable para exterminarlos, principalmente si no queremos que sean ellos los que encuentren una forma de atravesar la barrera que aísla a Zaruma del resto del reino.
—El mago tiene razón, hay que buscar la forma de exterminarlos definitivamente, sí en dos años no los hemos acabado dudo mucho que lo hagamos en tres —afirma Jared.
—Podríamos traer al Denetor, es mucho más grande que nosotros y que ellos, tal vez el los extermine —propone Kaiser.
—El Denetor es custodio personal de mi padre. Y a como están las cosas prefiero que se quede a su lado —sentencia Jared.
—¿Cómo sigue de salud? —pregunto dejando de un lado el tema de las criaturas oscuras.
—Bien dentro de lo que cabe, o al menos eso es lo que dijo Vesnom cuando los visité hace unos días. Hansel llegará mañana con nuevas noticias —me informa y me es difícil ocultar la expresión de asombro que sus palabras causan en mí.
Hansel de vuelta. Dos años sin verlo, comunicándonos únicamente a través de las pocas cartas que le contesto al año. Me ha enviado una mensualmente desde que su padre se lo llevo para que entrenara en su reino, a pesar de que insistió en quedarse su padre no se lo permitió afirmando que antes de pelear al lado de alguien primero debería saber cómo pelear correctamente, para no convertirse en el esguince de alguien más, aun así, gracias a su insistencia y a la presencia de seres sombríos en el bosque oscuro y Zaruma, el rey permitió que su heredero se quedara en el reino para que me ayudara a suprimir la plaga que la grieta dejo hace dos años, pero a pesar de nuestros esfuerzos y días de cacería no hemos logrado extinguir a la plaga que yace en la frontera. Aunque la finalidad de que Jared se quedara junto a su manada en el reino era ayudarme a suprimir la plaga, no podía quedarse solamente porque sí, menos siendo un miembro de la familia real del reino vecino, así que públicamente recibió el título de embajador, él junto a toda su manada. El trato era se quedaría para ayudarme a extinguir aquellas criaturas sin involucrar a la guardia real ya que ellos son los principales portavoces del reino y los ministros, a pesar de estar bajo mi mandato soy consciente de que entre ellos hay uno que otro comprado y hasta no encontrar una forma de poner fin a los sobornos, no pienso involucrarlos en misiones que pongan en riesgo la seguridad del reino.
Continuamos con la comida discutiendo acerca de algún hechizo de luz que pueda liberar en el bosque para exterminar las críaturas de un solo golpe. Muchas ideas fueron y vinieron durante la comida, pero todas fueron concluidas por Frederick diciendo que al hacer un hechizo que cubra tanto territorio como el bosque oscuro y lo que queda de Zaruma podría ser desgastante para mí y no terminar muy bien.
Después de la comida volví a la rutina. Tome un baño de agua fría y cambie mi túnica purpura por un vestido y zapatillas altas. Desde que Safiye dejo de mandar en el reino, las cosas dentro de palacio eventualmente cambiaron, tal y como lo prometí un día, las doncellas no volvieron a ser pisoteadas por nadie, ahora levantan la cabeza al hablar y en lugar de ser portadoras de sumisión ahora son lo más parecido a unas amigas, son libres de decidir y opinar, se dirigen con respeto hacia las personas dentro y fuera de palacio y los demás las tratan de la misma manera, ya no necesitan ser sumisas reverencias para conservar su cabeza y empleo, lo único que necesitan es conservar sus valores, ser dedicadas a su trabajo, y ser fuentes de respeto mutuo, algo en lo que ayudo mucho la cabecera de mis doncellas: Yuri, quien fue traída aquí como un regalo de parte del rey de Faes después de que retomara el control de las cosas en el palacio, para que me ayudara con mis doncellas, y francamente no había nadie mejor que ella para el puesto de Cants, quien falleció de un infarto hace dos años. Mis vestidos también fueron cambiados, todos los frondosos y pesados fueron enviados a una bodega, mande confeccionar vestidos elegantes pero ligeros, sin corsé y sin tantas piedras, vestidos que en su mayoría son de color negro, purpura, dorado, blanco, azul o mescla entre aquellos colores, pocos fueron los vestidos frondosos que conserve, y solo los utilizo en ocasiones como esta.
—Yo creo que con ese vestido se le ve mucho mejor un collar de perlas que algo dorado —comenta Yuri.
—¿Estas segura? No quiero verme exagerada.
—Usted nunca se ve exagerada. Siempre se ve hermosa, incluso cuando usa esas túnicas para, bueno ya sabe, salir de vez en cuando —desvía sus palabras al recordar que había más doncellas en el lugar.
—Pásame uno entonces.
—Un collar de perlas niñas —Yuri da un par de palmadas en el aire y otra doncella le acerca un collar en una caja.
—Bien, aquí tiene —me extiende el collar y yo me encargo de abrocharlo alrededor de mi cuello.
Levanto la mirada hacia el enorme espejo en la pared y noto que en efecto Yuri tiene razón, el collar de perlas va mejor con el vestido azul de escote recto que he elegido para la cena benéfica que ha organizado el ministro de defensa, a la que aunque no quiera, debo ir, debido a que es en beneficio de los huérfanos del reino, y ese dinero no será destinado a ningún otro lugar sino es Terra, y eventualmente a mis hermanos.
Después de que públicamente asumiera la identidad de Cordelia me condené a mí misma a vivir bajo su piel y su nombre, aquel día fui demasiado cobarde como para arrancarme el calón frente a todos y demostrar que en realidad soy Malena Beaumont y no Cordelia como ellos creen. Tal acto de cobardía tuvo un alto precio el cual pagaron mis hermanos. Al morir mi madre y tener un padre desconocido, pasaron a ser oficialmente huérfanos y la sacerdotisa guardiana de las reliquias mágicas de Sunland no tardo en hacerse presente frente a mi para exigirme a mis hermanos, aunque ella conoce mi verdadera identidad al igual que todas las sacerdotisas, alego que no podía hacerme cargo de ellos dado que ante el mundo no tenían ningún familiar y el tratado mágico entre Sunland y Terra debía respetarse, viéndome atada de manos, no pude hacer nada cuando ella se los llevo directo a las profundidades de los cinco reinos, ese mismo día redacte una carta para mis cuatro amigos guardianes con la esperanza de que ellos pudieran velar por la seguridad de mis hermanos allí abajo, y aunque la respuesta tardo un par de meses dado que el topo se perdió camino a palacio, llego, y mis hermanos fueron quienes escribieron, asegurando que estaban felices ya que anhelaban vincularse con una magna para así poder tener magia, al final de la carta Ruth dejo una nota asegurándome que ella los protegería. Me partió el corazón dejarlos ir, pero más leer esa carta, porque fui yo quien les prometí que jamás nos separaríamos, que estaríamos juntos como una familia, y al final no pude cumplir esa promesa como tampoco pude salvar a mi madre..., me consuelo a mí misma al pensar que sí en algún momento las cosas se salen de control y la inevitable guerra inicia, ellos estarán preparados para defenderse, siempre y cuando una magna los elija,y espero que una lo haga, pocas veces pueden escribirme, pero sé que aún no ha llegado el día de selección (día en que las magnas se reúnen para hacer vínculos con los guardianes).
—Estoy lista —sentencio levantando levemente la falda de mi vestido para bajar del podio.
—Avisen a los guardias y al cochero real que su majestad esta lista para salir, que preparen todo —ordena Yuri a las demás doncellas, quienes con rapidez se disponen a dejar todo en su lugar antes de salir a cumplir con la orden.
La mansión del ministro de defensa se encuentra en un pueblo vecino a la capital por lo que tendríamos que salir con anticipación sí quería llegar a tiempo, odio llegar y que todos se giren a verme, prefiero ser yo quien los vea llegar y que sean ellos los que se acerquen a saludar antes de ser yo la que se acerque, en especial porque aún no logro encontrar los apellidos de las seis familias que menciono el ministro de gobierno antes de morir. Sí antes de que Terra, Sunland, Faes, Las sombras, Humo y Oceanía se formaran existían siete reinos con sus respectivas familias reales y sus descendientes aún habitan estas tierras, mi deber es encontrarlos para prevenir que alguno de ellos cause una catástrofe como la que estuvo a punto de causar el anterior ministro de gobierno proveniente de la familia Aryeron, la familia que una vez reino lo que hoy se conoce como Sunland.
Todo registro de lo que paso hace quinientos años se borró, no hay nada, ni siquiera en la biblioteca real. Cuando iniciamos la búsqueda del libro de los siete sellos junto a Frederick iniciamos a buscar pistas en los libros mejores guardados en la biblioteca real, desde los más antiguos hasta los ilegibles (Aquellos escritos con una lengua extraña que Frederick descifro un año después de encontrarlos) pero al final, resulto ser que todos fueron manipulados con magia oscura, nada de lo que aquellos libros cuentan es fiable. Lo descubrimos cuando Frederick encontró un mapa que supuestamente guiaba al libro de los siete cellos, creímos haber encontrado las respuestas a todo en uno de los libros ilegibles, pero cuando Vesnom reviso el mapa noto algo que nosotros por la emoción ignorábamos, aquel mapa no era más que una trampa, el supuesto punto dónde se encontraba el libro de los siete cellos era un lugar cercano a las costas de Humo, el reino de las brujas, de haber ido allí probablemente ninguno hubiera regresado con vida, ni siquiera la propia Scarleth, era más que obvio que un libro de ese calibre jamás iba a ser escondido cerca del enemigo.
—Puedes asegurarte personalmente de que el carruaje sea liderado por caballos blancos por favor —pido a Yuri una vez todas las doncellas abandonan la habitación.
—Por supuesto, podríamos poner a Susu al frente.
—No —sentencio—. Susu no ha estado bien de salud últimamente, yo preferiría que ella se quedara en esta ocasión.
—Es cierto, ha estado actuando extraña, tal vez deba llamar al veterinario real para que la revise —sugiere.
—¿Podrías encargarte de eso mientras no estoy?
—Claro, no se preocupe Susu estará en excelentísimas manos —me asegura entusiasmada.
—Bien.
Sin demora Yuri se apresura a salir de la habitación para cumplir con las ordenes mientras yo aguardo a que todo esté listo para partir, o eso es lo que le dije a ella para que no interfiriera en mi plática con mi mago real.
—Frederick —lo llamo dando dos palmadas en el aire, y en ese mismo instante una nueve de humo gris aparece frente a mi envolviendo al mago.
—¿Llamo majestad? —cuestiona una vez el humo se dispersa a su alrededor.
—Si, sígueme —lo guío hasta el balcón de mi habitación, pongo mis manos enguantadas sobre el barandal, fijando la mirada en el lejano sol que ya muere en el oeste.
—Bonita vista, en mi torre ya nada se ve igual.
—¿Por qué?
—Porque el intento de hechicero que la piso hace dos años la resintió y ya no desea tener ventanas, siempre que abro una las cierra.
Suspiro con pesades, al volver a oír aquella frase intento de hechicero Frederick recuerda al progenitor de aquellas palabras en cuanto me oye suspirar y no tarda en comenzar a disculparse.
—Lo siento majestad no fue mi intención remover el pasado.
—Lo sé, como sea, sí te llame fue para hablar de otros asuntos en privado. ¿Cómo va lo del libro? ¿Has encontrado algo nuevo?
—Lamentablemente no, mientras usted caza yo sirvo de bufón a las damas de la corte—resopla— y mientras usted sale a eventos es mi deber estar pendiente del orden dentro de palacio, y cuando usted tiene reuniones con los ministros también es mi deber estar presente como su consejero, así que el poco tiempo que me queda libre lo utilizo para comer, cubrir mis necesidades en general e investigar, ha sido así durante dos años y usted lo sabe, pero tal parece que mi esfuerzo no da resultado.
—No mientras que tengamos que sacar adelante un reino —me giro hacia el frunciendo el ceño. —¿Por qué hace dos años no me dijiste que gobernar es agobiante? Te juro que sí hubiese sabido que mi vida entera se limitaría a estas paredes por el resto de mis días, jamás y escúchame bien yo jamás le hubiera quitado de la cabeza la corona a la impostora, y mucho menos hubiera aceptado el trato de Safiye.
—Sí todos conociéramos lo desafiante que puede llegar a ser el futuro que nos espera, nadie se atrevería a salir de su presente que eventualmente se convertirá en su pasado, y que al final se terminara convirtiendo en el famoso y sí hubiera, pero esos tampoco existen —me explica paciente, y yo vuelvo a poner la misma expresión que suelo poner cada vez que trata de usar su pensamiento crítico para tratar de razonar conmigo y hacerme ver mi aburrida y triste realidad como algo bueno
—Sigo creyendo que debí quedarme en el bosque oscuro y morir antes que vivir recluida en cuatro paredes para tan solo salir a eventos en los que tengo que mostrar mi mejor sonrisa a nobles hipócritas, aunque ni ganas de hacerlo tenga —aseguro.
Niega con la cabeza.
—Sí ahora protesta imagine el día en que los ministros la orillen al ya inevitable matrimonio, lo ha evadido por dos años, pero no creo que pueda hacerlo por mucho más —retoma aquel odioso tema de conversación que evado cada que a alguien se le ocurre mencionarlo.
—Sí tan solo hubiera alguien que pudiera gobernar por mí, mientras salgo al mundo a investigar y buscar pistas del libro.
—Si tuviera un heredero en edad para gobernar tal vez podríamos, pero el heredero ni siquiera está en planes.
Le lanzo una mirada fulminante, pero en lugar de disculparse solo finge toser mientras mira a cualquier lado que no sea yo. Con el tiempo que llevamos conviviendo he aprendido a interpretar sus acciones y expresiones, y cuando no se disculpa por algo significa que no bromea, ni sé equivoca, más bien me lanza la verdad como un rayo directo a la cara.
—No necesariamente tiene que ser un heredero solo alguien de confianza —digo mirándolo fijamente y él da un paso al costado negando con la cabeza.
—Olvídeme, yo no nací para lidiar con problemas palaciegos, ayudar es una cosa, pero estar al mando otra muy distinta.
—Es lo que digo, yo no nací para estas cosas, sí luche por la corona no fue para obtener el poder, gobernar y verme bonita, lo que hice lo hice por la libertad de Sunland para que no cayera en las manos incorrectas y padeciera una dictadura, pero jamás imagine atar mi vida a este palacio —suelto todo el aire retenido en mis pulmones después de sacar mi frustración con Frederick.
—No piense demasiado, es agobiante y terminara estresándola. Solo déjemelo a mí, sí encontrar el libro le dará de cierto modo una solución a su mal, me daré en la tarea de buscarlo, aunque es cierto que sería mucho más efectiva la búsqueda sí pudiera alejarme de palacio para buscar pistas, tal vez también existan algunas ocultas aquí en alguna otra parte que no sea la biblioteca.
—En otro lugar que no sea la biblioteca —repito y el asiente.
De alguna u otra forma aquello hace que a mi mente vengan las veces que utilizamos pasajes secretos en Faes, el castillo entero tenía entradas y salidas secretas, incluso había una torre que llevaba a los calabozos, la torre vigilada por el Denetor, ¿Y sí el palacio también tuviera pasajes ocultos?
—Frederick —me giro hacia él nuevamente.
—Si, majestad.
—¿Cuántos años de antigüedad tiene este palacio exactamente?
Me mira confundido por unos segundos, luego regresa la mirada hacia el frente como si estuviera haciendo memoria.
—No podría responder con exactitud a esa pregunta majestad, pero, lo que sí podría asegurarle es que es aún más antiguo de lo que incluso los libros afirman. He leído muchos acerca de la historia del reino y todos mencionan la antigüedad y prosperidad de las tierras del reino, pero ninguno habla sobre la remodelación o construcción de este palacio.
—Así que pudo ya haber existido cuando Scarleth tomo el poder —deduzco tomando en cuenta la historia de los siete reinos ya existentes antes de la guerra.
—Es probable, aunque de eso tampoco hay muchos registros.
—Porque los que fueron hechos están escritos en el libro de los siete sellos —deduzco.
—Y los que pudieron haber hecho terceros se perdieron con los años —añade Frederick.
—Entonces es muy probable que aquí también existan pasajes secretos.
—¿Pasajes secretos? No cree que sí existieran ya los hubiéramos descubierto.
—Es por eso que son secretos Frederick, y sí ya pasaron más de quinientos años desde que fueron creados es probable que ya nadie los recuerde.
Frederick guarda silencio por unos segundos, y yo hago lo mismo mientras pienso en la manera de encontrarlos, sí es que existen. Sus creadores y conocedores ya deben de estar muertos, los descendientes de la familia Aryeront ya no deben sí quiera conocerlos si es que este fue su palacio en algún momento. Entonces, debo recurrir en busca de respuestas a otro lugar, a alguien lo suficientemente antiguo como para sacarme de la duda:
—La sacerdotisa —deducimos Frederick y yo al mismo tiempo.
—En efecto, ella ha estado en contacto con más generaciones que ambos, y sí alguien puede darnos las respuestas, debe ser ella —alega Frederick.
—¿Podrías encargarte mientras yo pongo mi mejor sonrisa en casa del ministro?
—Por supuesto, partiré hacia su templo ahora mismo —responde positivamente ante mi pedido, apenas me da tiempo de pestañear cuando desaparece envuelto en humo.
***
La cena que termino en subasta fue más aburrida de lo que espere. Todos los ministros asistieron, incluso el nuevo ministro de gobierno emergente, un hermano del ministro de guerra y técnicamente un tío lejano para mí. Cuando se presentaron todos los posibles candidatos para ministros de gobierno en el palacio tuve que tomarme mi tiempo para evaluar a cada uno de ellos, hubieron unos muy jóvenes y otros demasiado viejos como para asumir el cargo, pero lo que principalmente me interesaba no era su edad sino la sensates y la transparencia, después de lo que paso con el anterior ministro lo que menos quería era encontrarme a mí misma con un escorpión al lado, y ahora que tenía la oportunidad de elegir, lo haría bien. Al menos eso creo, haber elegido bien, el ministro elegido fue un joven de veinticinco años, poca experiencia en la política amante de leyendas urbanas e historiador, cuando hiso la entrevista conmigo después de pasar varios filtros hiso hasta lo imposible para decepcionarme, es decir, no fue el mejor en la entrevista, y tampoco tenía la suficiente astucia como para responder a mis preguntas de manera que sus respuestas lo beneficiaran, y eso, fue lo que me llevo a elegirlo por encima de casi cincuenta aspirantes.
Subo las escaleras hasta mi habitación con diez doncellas detrás de mí y Yuri a tan solo dos pasos de distancia, presta para acatar cualquier petición de mi parte. Aunque al principio dude un poco en dejar diez doncellas conmigo con el tiempo comprendí que sí no quería que el trabajo se le hiciese pesado a unas cuantas debía aceptar la ayuda y compañía de las diez, puesto que aparte de acatar mis peticiones, ellas son las encargadas de mantener limpia mi habitación, mis vestidos y cada una de las cosas dentro de mi armario, de esa manera me aseguro de que nadie más tenga contacto con mis cosas.
Dos doncellas se adelantan y abren la puerta de la habitación luego de que los dos guardias que la custodian se hacen a un lado. Abren la puerta y soy la primera en entrar, las doncellas cierran la puerta a mi espalda y se adelanta al cuarto de baño mientras otras van hacia el armario para buscar mi pijama, Yuri se queda junto a mi unos segundos y le pido que encienda algo de leña en la chimenea junto a otras dos doncellas, mientras yo me adentro más en la habitación y enciendo algunas velas. Parte de la luna ha hecho su magia y ahora reina e ilumina el cielo nocturno, haciendo que algo de su luz se cuele entre las cortinas y la puerta abierta del balcón...
¿Las puertas abiertas del balcón?
Mierda.
Las puertas abiertas del balcón, que estoy cien por ciento segura que no deje abiertas lo están. Camino hacia ellas con cautela, porque ni el viento es lo suficientemente fuerte como para abrir dos puertas de mármol reforzadas con hierro. La sangre se me va a los talones y en mi pecho se forma algo extraño, un nicho de emociones que no sé interpretar, porque el único ser que podría haber abierto esas puertas lleva dos años sin dar la cara y yo... yo voy a devolverle con creces lo que él me hiso cuando ni siquiera se dignó en volver para pedir perdón.
Rodeo la mesita de cristal sin quitarle la mirada de encima a las puertas, meto mi mano en el jarrón de flores sobre ella y saco de allí mi daga plateada. Siempre la mantengo cerca para posibles emergencias como esta. Empuño con fuerza el mango, mientras avanzo y confirmo a través de una sombra que del otro lado hay alguien de aspecto masculino, un escalofrío me recorre el cuerpo y siento como cada uno de mis músculos se tensan. No me siento lista para verle la cara otra vez, no ahora, menos con este vestido y esta corona sobre mi cabeza, no pretendo recrear la escena de cuando lo vi a la cara por primera vez aquella noche de mi coronación, pero esta vez nuestro encuentro no será cordial, esta vez no dejaré que hable sí quiera, voy a utilizar mi daga y voy a recuperar el diastro y la daga que por tonta le regale.
Esta vez haré lo que debí haber hecho desde el momento en que conocí su verdadero rostro hace dos años: asesinarlo.
Hellooo!!!
Bueno, bueno, finalmente hemos vuelto, Sunland ha vuelto!!!!.
¿Qué les pareció este primer capítulo?
Por sí hay nombres que aparecieron y no les suenan del libro anterior déjenme informarles que son parte de la manada de Jared, aquellos que no tuvieron tanta participación en diálogos en el libro anterior como Azrael, porque a Jace y Maxthon supongo que sí los recuerdan.
Nos vemos pronto los quiere Evie.
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