45. Después de la tormenta
Disfruten penúltimo capítulo.
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Por Natalia
P
Era de día, por desgracia la muy infeliz había logrado burlarme perdiéndose en la comunidad por donde se había metido. Tuve que quedarme a dormir ahí porque de nada servía perderme más de lo que ya estaba.
Baje a preguntar por el camino que me reincorporará mejor a la carretera para poder regresar y dar aviso a la policía. En ese momento no podía utilizar el celular dado que no tenía cobertura o al menos la señal era débil.
–Otro foráneo más. –hablo una anciana mujer, lo que me llamo un tanto la atención.
–Disculpe pero ¿Ha visto pasar un auto similar a este por aquí?
–ah… se refiere a la mujer de feo carácter que vive a unos kilómetros de aquí. Si pasa a menudo conduciendo como loca.
¡Si debe de ser ella! ¡tiene que serlo! –pense.
–Por favor ¿podría decirme exactamente qué dirección tomar?
—ah… sólo debe de seguir esa vereda hasta el final, ahí tendrá que doblar hacia la derecha hasta encontrarse con un cause debe de cruzarlo, descuide es un río pequeño no habrá problema. Ahí verá una enorme casa de madera, es la única del lugar. Creo que no le gusta las visitas por qué no suelen pasar otros autos por aquí.
–Gracias señora. Muchas gracias.
–De nada, tenga cuidado.
Tan pronto subí al auto, marche a toda velocidad por el camino que me dió indicado la anciana. El clima por aquí se estaba tornando frío, las nubes amenazaban con que se aproximaba una tormenta. Visualice la casa y busque una zona para esconder el auto. Baje de ella para dirigirme caminando hasta la casa con cautela.
Ayudaba un poco el hecho que la vegetación estuviera crecida.
Creí que se trataría de una casa pequeña pero era todo lo contrario, al menos habían tres pisos en esta y por la dimensión supondría que tendría varias habitaciones.
Sería difícil buscar a Jimena.
Me acerque a la puerta principal cuando escuché los pasos de alguien venir, me escondí a un costado.
–Si, no tengo mucho tiempo. Necesito que me consigas dos pasaportes e identificaciones para salir del país.
–…
–Lo quiero lo antes posible.
–…
–Perfecto ahora mismo tengo que salir pero envíame la información a mi correo. Más tarde lo reviso.
–Fin de la llamada.
Tatiana subió a su auto y condujo hasta perderse de vista. Ese momento lo aproveché para entrar a la casa y comenzar a buscar a Jimena.
Por dentro se veía vieja la casa, los muebles estaban con polvo y por el tiempo diría que deteriorados. A un lado de las escaleras se encontraba herramientas, algunas sogas y dos maletas. Al abrirlas note que tenían ropa para mujer supuse de ella y Jimena. Una vez revisado la primera planta fuí al segundo piso, en este la mayoría de las habitaciones estaban vacías.
Me percate por los estruendos afuera que ya estaba lloviendo, lo que hacía más macabra la permanencia aquí.
Una, dos, tres puertas abrí pero nada encontré, el corredor estaba completamente vacío. Sólo me faltaron dos puertas pero estás estaban aseguradas. Grite por si lograba identificar a alguien pero nada, cuando me dispuse a seguir a la siguiente planta escuché el sonido de algo romperse lo que me hizo saber que en efecto se encontraba alguien.
Baje a buscar algo que me ayudara a abrir y cuando subí, intenté botar la manija.
Lo pude lograr.
Entre a la habitación y la encontré vacía, camine al cuarto que lo unía y ví a alguien que no era precisamente quién buscaba.
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Por Isabel.
Estos días hay sido los peores que eh vivido en mi vida. Se inundaba en mi todo un mar de emociones y el que más prevalecía era el miedo.
Miedo de no saber lo que pasaría conmigo, de como la vida puede cambiar tan drásticamente de la noche a la mañana. Tenía días sin probar alimento, ni siquiera eso tenía permitido tener. Estaba muy cansada de seguir gritando, sentía adoloridas las muñecas y los tobillos por las sogas.
Después de enterarme que Tatiana también había secuestrado a Jimena, me alejo de ella y me mandó al segundo piso en una habitación retirada de la entrada.
No podía creer como alguien pudiera ser capaz de llegar tan lejos por… por ¿amor? No, eso ya no era amor.
¡Esa mujer estaba enferma! Y por lo que escuché de Jimena, también era una asesina.
Mis ojos estaban cansados al igual que mi cuerpo, traté de acomodarme mejor en el asiento de madera del que me tenía atada, intenté dormir un poco cuando escuché gritar a alguien por el corredor. Eso me puso alerta, ya que no se trataba de Tatiana. Por el pañuelo atado en mi boca me era difícil gritar para pedir ayuda. Busque a mi alrededor y sólo ví a un lado, el mueble y sobre el un jarrón, traté de acercarme a este pero me era complicado, en un movimiento casi arriesgado me avente hacia el, haciendo tirar el objeto de vidrio, además de haberme caído me había lastimado el brazo por la caída.
Pero, por fortuna dió resultado, escuché que alguien entró a la habitación y no tardó mucho en que buscará en donde yo me hallaba.
La chica me levanto con todo y silla, me bajo el pañuelo, la observé mejor pero no di con quién pudiera ser.
–¿Quien eres tú? –me preguntó.
–Isabel. –respondí agradecida, me vio un momento y después siguió apresurada a desatar todo los nudos. –¿Quién eres tú? –tambien le pregunté.
–Eso no importa ahora. ¿Sabes donde está la otra chica?
Ella conocía a Jimena. Asentí de inmediato.
–Tatiana la dejo en el tercer piso no se bien cuál habitación sea.
–Perfecto, vamos.
Ella me ayudó a levantarme pero estaba demasiado débil para caminar rápido, me pidió esperar cerca de las escaleras en lo que buscaba a Jimena.
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–Si, necesito que rastreen un dispositivo, te envío los datos del propietario en mensaje. –hablo el sargento a cargo de la investigación.
–Fin de la llamada.
–Chicos fue bueno que dieran aviso a las autoridades pero lo que no estuvo bien fue que se metieran en propiedad ajena a buscar por su cuenta. Pudo haber sido peligro.
–Si, está bien. Pero ayudó a hallar al responsable. –Respondió Alexa.
–Entonces, ¿Qué sucederá ahora? –menciono Joel.
–Necesitamos encontrarlas, sus amigas corren peligro.
–Señor. –interrumpio un policía. –Me hablaron del laboratorio, al parecer la sangre no corresponde a ninguna de las chicas, es probable que aquí haya habido un asesinato.
–Oh, ¡Dios mío! –exclamo Irma.
–Señor. –Hablo otro policía. –encontramos el dispositivo, está como a 20 kilómetros fuera de la ciudad.
–Muy bien, necesito refuerzos.
Los policías montaron los autos y se dirigieron rumbo a la dirección que habían hallado.
–Demonios que hacemos ahora. Nadie trae auto. –menciono Sofía.
–Hey no generalices, en lo que andábamos buscando en la casa, pedí que me trajeran la camioneta. –Hablo Linda. –Debe estar… –sonido de claxon. –Ahi está. Vamos.
Todos subieron a la camioneta. Pidió al chófer seguir a las patrullas.
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–¡¡¡Jimena!!! ¡¡¡Jimena!!! –gritaba por los pasillos Natalia.
Pero nadie respondía.
Comenzó a abrir una por una las puertas hasta dar con una que tenía doble habitación en su interior. Al abrir la segunda puerta noto que se encontraba Jimena.
Era un alivio.
–¡Jimena, amor!
Pero algo no estaba bien en ella.
Estaba agitada, tenía gotas de sudor en su frente y que decir de su temperatura, estaba hirviendo. Cuando la hiba a comenzar a desatar escuchó que alguien subía a paso veloz las escaleras, descartó que fuera Isabel pues ella estaba demasiado débil para hacerlo. Sólo significaba una cosa...
Tatiana había vuelto.
Buscó rápido donde esconderse, vio el armario que estaba a un costado de la cama, se metió en el. En cuanto lo logró, Tatiana se hizo presente.
–Eh vuelto amor. Te traje la medicina, con esto te sentirás mejor. –le sirvió un vaso de agua y le dió la pastilla para que se la comiera.
Natalia busco algo en el armario que le pudiera ayudar, hasta que...
–Si Mark sigo aquí.
–…
–Ok te espero en 20 minutos, no tardes. Necesito los papeles y que te desagas de la chica.
–…
–Bien.
–Fin de la llamada.
En cuanto Tatiana corto la llamada, Natalia apareció detrás y se arrojó hacia ella. Trato de abrazarla para tirarla al suelo, pero era fuerte. La otra intento soltarse del agarre en el que estaba sometida, la empujó hacia la pared donde la estrelló para causarle dolor, lo logro, cuando se dió vuelta para ver quién era se encontró con Natalia.
¿Qué demonios hacia ella ahí?
Dejó las preguntas para después y comenzó a ahorcarla con ambas manos. Tatiana se veía furiosa y fuera de si, estaba dispuesta a matarla pues no tenía caso dejarla viva. Natalia comenzaba a perder oxígeno, estiró la mano para alcanzar algo que la pudiera ayudar, en un movimiento rápido golpeó la cabeza de ella con una figura de cerámica. Esta se echó hacia atrás cuando vio desplomarse a Tatiana. Soltó lo que quedaba del objeto y se agachó para revisar que estuviera con vida.
Aún vivía la maldita.
La dejo en el suelo, y aprovechó el momento para desatar a Jimena quién apenas tenía noción de lo que ocurría a su alrededor, estaba demasiado mal.
–Natalia, ¿Eres tú? –podia pronunciar apenas Jimena.
–Tranquila amor, no te sobreesfuerses.
–Isabel, ella aún…
–descuida, ella está bien. Tenemos que salir de aquí.
En el segundo piso Isabel la ayudó como pudo a sostener a Jimena. Las tres bajaron hasta la planta baja para irse de la casa.
–Tenemos que caminar un poco hacia el auto.
–Si. –respondió Isabel.
Caminaron aceleradamente dado que no tardaba en aparecer el tal Mark. Jimena perdió fuerza sujetándose del hombro de Natalia y tuvo que detenerse un momento para poder agarrarla mejor. Isabel giró a verificar que no se encontrará nadie a su alrededor pero fue demasiado tarde, Tatiana venía corriendo con la cabeza ensangrentada a escasos metros de ellas.
–No se porque veniste a interrumpir mis asuntos Natalia, pero no te llevaras a ninguna de aquí. –grito al momento que sacó un arma. Caminó aproximándose a las chicas hasta estar casi frente a ellas.
–¡Dejalas libre Tatiana!, por favor. Tengo que llevar a Jimena al hospital.
–Ese es mi problema no el tuyo, acaso... –se planteo una hipótesis. –¿Te gusta?
–… –No respondió.
–Maldita, ¡Te gusta verdad!
–Estas equivocada. –se enfrentó a ella. –Jimena es mi esposa y no dejaré que lastimes a ninguna de las dos.
Tatiana quedó en shock ante tal revelación, tenía una poca de noción de su pasado pero no se imaginó que ella pudiera ser algo más de Jimena.
–No, mientes. –contrataco.
–Piensa lo que quieras.
Volvió a dirigir el arma hacia ellas.
–En ese caso tendré que desacerme de todo el estorbo. –señalando con el arma primeramente a Isabel quién mantenía sosteniendo a Jimena.
–¡No! –grito Natalia cuando se acercó hacia ella y agarro también el arma en un forcejeo de evitar tirar del gatillo. Se escucho un disparo que salió hacia arriba mientras una lucha de control se daba.
Tatiana golpeó a Natalia con la cabeza haciendo que perdiera el equilibrio. Aprovecho el momento para recargar y dirigir el arma nuevamente. Ella se levantó y se acercó lo más que pudo manteniendo el arma entre ambas donde un disparo fue inminente.
…
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[Hospital – área de Terapia intensiva]
…
…
–¿Recuerdas el día en que nos conocimos Jimena? Ese día era para mí como cualquier otro, ninguna cosa relevante sucedía en mi vida, todo seguía igual. Pero, algo lo tornó especial. O... mejor dicho alguien. Mi torpeza, hizo cambiarle la vida a dos personas que se encontraron en el mismo camino, Tú y yo. La conexión con la que nuestras almas se conocieron en una mirada fue única y difícil de descifrar. Sabía que no todo era bonito, en el fondo siempre supe que había algo en tí que te impedía sentirte libre, tenías miedo. Miedo al sentimiento que crecía en tí y eso me hacía dudar, pero si algo aprendí de tí fue a confiar y creer en uno mismo, sin importar que. Hoy solo espero que mis palabras sean lo suficientemente fuertes para despertar a tu cuerpo dormido, amor.
…
…
–Lo recuerdo a la perfección, Isabel. Ese día, como cualquier otro me dirígia a casa para luego ir al trabajo. Recuerdo que quise pasar un momento ahí, sentada y ver pasar a la gente. Y… ahí estabas tú. Mis ojos quedaron cautivados con el brillo mágico e inocente que transmitía tu mirada. Nunca fuiste torpe, quizá… un poco desatinada. Pero eso me gustaba de tí. Lograste poner mi mundo de cabeza cuando yo solo quería jugar contigo. ¡Qué ilusa fuí! ¿Ahora me doy cuenta quien fue la verdadera torpe? Me hiciste volver a creer en el amor cuando en definitiva eso no estaba en mis planes. ¡Maldita sea cuanto te amo, Isabel! Y… sólo espero poder despertar para poder hacerte la mujer más feliz de la Tierra.
…
Los días siguieron pasando, el tiempo se hizo semanas, volviéndose en meses hasta finalmente culminar en dos largos años.
Jimena seguía sin despertar del coma, las heridas que traía del accidente y el tiempo que se encontró sin tratar la dejaron en un estado crítico para su salud, los doctores no brindaban buenas esperanzas. Incluso empezaban a especular que lo mejor sería desconectarla, para darle un descanso final a su cuerpo.
–¡Por supuesto que no la van a desconectar doctor! – mencionó Isabel enojada.
Había transcurrido el tiempo y finalmente consiguió culminar sus estudios, ahora se encontraba como responsable del área de Difusión y Educación de un Jardín Botánico.
Hubo un momento en el que la situación de Jimena la había puesto en depresión y quería tirar la toalla. No aceptaba el estado actual de su novia y quería permanecer las 24 horas a su lado a esperar que despertara. Pero por Jimena, por el deseo de seguir luchando al lado de ella, fue que lo logró hacer. Entre el estudio y el trabajo pasaba sus tardes y noches cuidando a Jimena. Había decidido mudarse cerca del hospital sólo para no demorar si es que necesitaba ir o venir.
–Señorita, lo entendemos pero debe de comprender que ella no ha mostrado signos de poder despertar desde hace dos años. A estas alturas es muy difícil que lo logré hacer.
–Asi pasen cinco, díez, o cincuenta años no dejaré que eso suceda. Así que no quiero volver a oír que me plantean eso. –Mascullo a los doctores que la veían disgustada. Era firme en su habla. Ya no quedaba nada de la chica insegura.
–Esta bien.
…
–¿No crees que los doctores tengan razón Isabel? Ella no…
–Sabes lo que pienso al respecto Alexa. Te invite a cenar para distraerme de los cabeza hueca de los doctores y tú ¿quieres discutir de lo mismo?
–Solo digo que te estás aferrando a un destino incierto, desde que pasó lo del secuestro, el arresto de Tatiana y la muerte de Natalia, piensa y si ella ya no despierta entonces…
–… seguiré a su lado esperando el día que decida quedarse o irse. Hasta entonces permanecere con ella y la cuidaré porque tanto Yo como Natalia fuimos leales a nuestros sentimientos de amor.
"…
El segundo disparo fue detonado por un momento un silencio se tornó en la zona que incluso los rayos de la tormenta fueron nulos.
Ambas mujeres se observaron, había dibujado en ellas la confusión. El arma cayó al piso cuando una de ellas se desplomaba al suelo.
Fue Natalia la que había recibido el impacto.
–¡¡¡No!!! –Grito Jimena, apenas en una leve noción de su estado. Con la poca fuerza que aún tenía se colocó de rodillas al lado de Natalia y la abrazo como pudo.
–¡No, por favor! –sollozando. –¡No me hagas esto Natalia! ¡Tú no por favor! –La abrazo con fuerza.
–Jim…ena. –Pronunciaba, era demasiado el dolor que sentía a un lado del pecho que apenas pronunciar palabras podía. –Cuida…te amba...s. –dirigiendo la vista a Isabel quién se encontraba en shock por el momento. –Isa...bel haz…hazla feli…z.
–Volvio a ver a Jimena, sobreesforsandose. –No olvides que… te amo. –alcanzó a pronunciar cuando el dolor que sentía término por ganar la batalla.
–¡Ahora sigues tú maldita! –espeto Tatiana tomando la pistola nuevamente y apuntando hacia Isabel.
Se oyeron dos disparos, Jimena había alcanzado a cubrir a Isabel recibiendo un impacto en la costilla, el otro lo recibió Tatiana en el brazo por parte de un policía que venía entrando al campo visual.
Para ese momento la policía y los amigos de Isabel y Jimena venían entrando a la zona.
Jimena y Natalia fueron trasladadas con urgencia al hospital más cercano, aunque para la última no hubo buenas noticias, apenas cuando la colocaron en la camilla ya no hubo nada que hacer.
A Tatiana la llevaron a la cárcel donde enfrentó un juicio por doble homicidio y secuestro, dándole de años prácticamente toda su vida. Además, se capturó a una banda de delincuentes que sin querer llegaron cuando todos los oficiales estaban presentes, siendo estos amigos de ella.
…"
…
Era de noche había transcurrido otro mes más, Isabel se sentía triste al ver a Jimena postrada en la cama. Todos, absolutamente todos seguían diciéndole que tomará la decisión de desconectarla.
Ya estaba harta de todo el mundo, por lo que prácticamente los había mandado a la mierda. Pero, ¿Era lo correcto para Jimena? O, solo era un capricho de ella misma. –penso Isabel.
–Creo que estoy siendo egoísta contigo amor. Pensé en mi felicidad y no me detuve a analizar, ¿si de verdad es lo que tú querrías? –la tomó de la mano. –Perdoname Jimena, pero es lo mejor para tí. –menciono entre lágrimas para luego levantarse e ir a hablar con el doctor.
Había decidido desconectarla.
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Nos leemos luego.
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