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44. Peligro

Continuación...

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La cabeza le daba vueltas, se sentía como si un camión la hubiese pasado encima. Tenía el cuerpo adolorido, aún sentía dolor en la costilla probablemente la tenía rota.

-¡Maldita, como pudo patearme! -musitó.

Momentos antes...

Después de salir de la casa, Tatiana condujo cerca de una hora, al desviarse de la carretera notó que un auto la venía siguiendo, decidió tomar otra ruta hacia la colina y por ende acelerar para perderse entre la comunidad que se encontraba cerca para despistarlo, no podía darse el lujo de averiguar quién era, ni mucho menos pararse a saludar.

Tal como lo planteo, su idea había resultado. Luego de media hora más conduciendo por fin había llegado a su destino.

Abrió el cofre para sacar a Jimena de ahí, ingenuamente creyó que se encontraba dormida pero cuando intento levantarla está se lanzó a ella con un golpe que la dejo en el suelo por un momento, lo que le dió tiempo a correr para alejarse del lugar.

Durante el transcurso había encontrado la manera de desatarse y sólo cuando pudo notar que Tatiana estaba despistada la atacó para poder escapar.

Por desgracia estaba agotada, hasta cierto grado enferma, la herida que tenía del accidente se había vuelto a abrir y no dejaba de sangrar. Además de que era imposible llegar a cualquier lugar pues todo lo que veía era campo desierto.

Tatiana la alcanzó tras conducir aún con la cajuela abierta, se detuvo a escasa distancia de ella y de un salto la alcanzó a detener.

Se encontraba muy enojada, después de tirarla al piso la golpeó fuertemente en la costilla, ni siquiera perdono que estuviera sangrando. Parecía un animal.

Al poco tiempo reaccionó de sus actos y freno a lo que estaba haciendo.

-Amor perdóname, perdóname por favor. No fue mi intención. Por favor no lo vuelvas a hacer. -intento persuadirla.

Pero ella no respondió, sólo se mantenía quejosa por el dolor que le causaba los golpes y el sangrado en su cuerpo.

...

Era de día cuando recobro el sentido. Entonces cayó en cuenta de donde estaba, intentó con todas las fuerzas tratar de desatarse pero fue inútil.

El lugar se veía abandonado, a su alrededor apenas alcanzaba a ver muebles viejos y una pequeña ventana cerrada con candado que daba al exterior del lugar.

Le dolía demasiado el abdomen, Tatiana apenas había colocado una gasa sellando la herida, que era notorio estaba infectada.

Se encontraba atada a una silla de ruedas, tanto piernas y brazos estaban atados a la superficie de esta, por fortuna no le había colocado el pañuelo en la boca pero aunque quisiera gritar, era obvio que nadie estaría cerca del lugar.

Los minutos comenzaron a hacerse eternos, tenía hambre, sueño y le dolía terriblemente el cuerpo.

¿Cómo pudo caer con una loca? -seguia pensando. Por qué no se había dado cuenta antes. Sabía tiempo atrás cuando la conoció que hubo una fuerte atracción sexual en ambas pero solo eso, jamás en su vida se la imaginó como algo más. Mucho menos que esa mujer estaba desquiciada.

Después del accidente creyó que solo ella había sido la que había permanecido a su lado, que era la única en quién podía hasta cierto punto confiar. Pero nuevamente todo había sido una equivocación, un engaño.

Aquella voz que escucho por días, cuando se encontraba en coma, las palabras que oía animándola a no tirar la toalla, a luchar por su vida, no eran más que de Natalia.

¡Dios cuanto amaba a esa mujer! -pensó.

Dejó volar su imaginación para llevarla a idealizar que habria sido de sus vidas, si todo hubiera seguido su curso. Ambas fueron felices por mucho tiempo, si tan sólo se hubiera detenido a escuchar a su prometida, quizá ahora no estaría viviendo ese infierno. Se encontraría felizmente casada con el amor de su vida y sólo para ese entonces tal vez ya estuvieran esperando a su primera hija, Minerva. Al menos asi deseaba ponerle Natalia.

Cuanto lamentaba no haberlo hecho.

Por otro lado, se encontraba Isabel, esa chica la había cautivado desde el primer momento que la vio en la universidad.

Su estado emocional y herido corazón en ese entonces solo le daba para desearla de manera carnal, obtener un trofeo más en su lista de liges pasajeros y esporádicos. Pero pronto se dió cuenta con la convivencia, el mantenerla a su lado compartiendo pequeñas cosas (como las salidas, los paseos) y grandes momentos (al hacerse novias) no la necesitaba únicamente para saciar sus deseos sexuales. Por segunda vez, había encontrado alguien que hiciera vibrar su corazón.

Perdóname por no creer en tí, amor. -mascullo.

-¡¡¡Ayuda!!! -comenzó a gritar, esperando a que alguien pudiera escuchar. Necesitaba seguir esforzandose si quería encontrar a Isabel. -¡¡Por favor, alguien ayúdeme!!

Todo era inútil, estaba en medio de la nada. Sólo un milagro podía salvarla.

-¡Jimena! -se escuchó una voz de débilmente. - ¿Jimena eres tú? -preguntaron del otro lado de la habitación. La voz se hizo más marcada. Por un momento Jimena creyó que estaba imaginandose cosas. Hasta que volvió a oír la misma palabra.

-¿Isabel? -pregunto con duda.

-... -todo volvió a silenciarse. -¿Jimena, eres tú?

Las lágrimas corrían de su rostro, se sentía feliz de escucharla, ella se encontraba viva.

-Soy yo amor, Jimena. Cariño por favor resiste saldremos de esto. Te lo prometo.

-Jimena. -sollozando. -Tengo miedo. Tatiana quiere hacer algo conmigo.

-No, amor. Se fuerte, saldremos de esto te lo aseguro. Por favor se fuerte.

-Lo... intentaré Jimena.

Ella sabía a qué se refería, si era cierto que ese tal Mark aparecería entonces llegaría hasta ahí para llevarse a Isabel para hacerle quién sabe que cosas.

Debía de hacer algo cuanto antes.

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-Joven, ya le expliqué que la ingeniera no se ha reportado desde ayer. Así que no insista.

-Que sucede aquí. -pregunto uno de los oficiales encargados de la vigilancia de la constructora.

-Este jovencito. Está empeñado a entrar pero le acabo de explicar que la ingeniera Jimena no está.

-Ya lo oyó, así que haga el favor de retirarse.

Joel tuvo que hacer caso de las órdenes del oficial aunque no estuviera seguro de eso. Hace apenas un día se había intentado comunicar con Jimena pero ella estaba sin responder las llamadas y que decir de su casa, nadie abría en ella. Como él tenía una copia de su llave se había tomado el atrevimiento de entrar sólo para serciorarse de que no se encontraba nadie.

Primero fue Isabel quién desapareció, y ahora Jimena.

En efecto eso ya se estaba poniendo grave.

Su teléfono comenzó a sonar, respondió a ello cuando una mujer que pasaba a su lado lo golpeó cuando esté salía de la oficina.

-Claudia tengo que hablar con el arquitecto Rendón. Es urgente. -le mencionó a la recepcionista.

-¿Por que? Sucede algo, no deberías estar en tú día libre.

-Si pero ayer recibí una llamada de la ingeniera Natalia, dijo algo de un secuestro y que estaba involucrada la ingeniera Tatiana.

Eso último puso en alerta a Joel quién para ese momento se había acercado más a las mujeres.

-Disculpe acaba de decir secuestro, sabe de quién se trata.

-No se bien que tanto sea verdad pero mencionó que se trataba de la ingeniera Jimena.

-¡Oye, no desea información a desconocidos!

-no no no, soy amigo de Jimena, e... es decir amigo de la ingeniera Jimena. Por Dios, no puede estar pasando esto.

-Bueno, bueno Joel me escuchas. -hablaban del otro lado de la línea.

-Alexa, lo siento te hablo después.

-Espera que sucede.

-Es Jimena, al parecer también la han secuestrado.

-Oh Dios mío. ¿Dónde estás?

-En la constructora donde trabaja.

-Esta bien. Dame la dirección, salgo para allá.

-Si.

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Linda y Sofía había salido para encontrarse con Irma a la plaza central de la ciudad, querían seguir buscando a su amiga. Tenían miedo que las cosas se complicarán, para el tiempo que había pasado eso se estaba volviendo más peligroso, y aunque no quisieran pensar en lo peor, todo estaba situado para eso.

-Donde más podemos preguntar, ella no solía salir a otros sitios, ya recorrimos y preguntamos a los lugares que siempre frecuentaba y no hemos obtenido respuestas favorables.

-No pierdas la fe, Sofía. Ella aparecerá.

-Disculpen señoritas pero no quisiera molestarlas. -menciono el taxista. -Escuche lo que mencionaron de su amiga extraviada si gustan pueden pegar la información que llevan ahí para que cuando alguien suba pueda leerla y si la reconoce alguien poder ayudarles.

-Eso sería fantástico. Muchas gracias, tome aquí está un folleto, por favor concerbelo.

El señor tomo el folleto tan pronto vio la imagen de la chica, vino a él el recuerdo de la mujer a quién días atrás había dado un servicio. Orillo en auto mejor, ocasionando que las chicas se preocuparan por el comportamiento del señor.

-¿qué sucede, por qué nos detenemos? -pregunto Sofía un poco molesta.

-Lo siento señoritas, pero eh visto a esta chica antes, para ser exactas casi concuerda con las fechas que ustedes mencionan que había desaparecido.

Ambas no cabían de la impresión, esperaron a que el taxista les dijera todo lo que recordaba de ella y que pudiera ayudarles.

-Pero ¿no sabe quién era esa mujer con la que estaba?

-No, sólo recuerdo que dijo que era una amiga. Me pidió que la llevara a una dirección, tal vez su casa. -dijo el taxista.

-Por favor, si lo recuerda necesitamos que nos guíe hasta donde le pidió dejarlas. Es de suma importancia señor.

-Claro.

-Ya le envié un mensaje a Irma, dijo que tan pronto lleguemos le enviemos la ubicación. -menciono Linda a su amiga.

Minutos más tarde y luego de dar algunas vueltas pérdidas dieron con el lugar que mencionó el taxista. Estas agradecieron la ayuda brindada y le extendieron un bono económico de gratificación.

-¿Reconoces este sitio Linda?

-No, ni idea de quien viva aquí.

Vieron otro taxi aproximarse hasta detenerse a escasa distancia de ellas.

-Joel, Alexa. ¿Qué hacen aquí?

-Eso mismo les preguntamos ¿cómo dieron con este lugar?

Luego de explicar lo que el taxista les había dicho, se sorprendieron al enterarse que esa casa era de Tatiana.

-No puede ser, crees que ella...

-A como están las cosas, estoy más que convencido. Además tampoco sabemos en donde se encuentra Jimena. Ella desapareció y nadie la ha visto.

-¡No puede ser!

-Necesitamos entrar.

-Hemos tocado ya, pero nadie responde. Tal vez no haya nadie.

-Eso no lo sabremos hasta no averiguarlo. -hablo Alexa.

-Tienes razón. -apoyo Joel. Buscó la manera de saltar la enorme barda, hasta que identifico una grieta entre la casa de al lado y esa. Aquello le dió paso a escalar hasta encontrarse en un punto alto para poder entrar.

-Ten cuidado. -grito Sofía.

-Descuida, estoy bien.

Después de unos minutos el había logrado descender, por fortuna se encontró que la puerta era automática y tal vez por las prisas no se había percatado que la había dejado desbloqueada. Abrió la enorme entrada permitiendo que las chicas entraran, para ese momento la hermana de Isabel ya había llegado también al lugar.

-Wow... sí que es lujosa está casa.

-¡No se desconcentren! busquen en todas las habitaciones debemos de encontrar algo que nos ayude a dar con ellas. -menciono Joel.

Todos comenzaron a buscar, se repartieron los cuatro pisos para poder localizar alguna pista que les pudiera ayudar.

Alexa se encontraba en uno de los pasillos cuando encontró que estás estaban por completo cerradas. Sin duda era muy sospechoso, bajo al cuarto de servicio que momentos atrás había inspeccionado y tomó un martillo y un desarmador para poder ocuparlos. Las cuatro habitaciones que había logrado abrir no tenían nada posiblemente estaba perdiendo su tiempo en ese piso. Pero debía terminar por abrir los otros dos.

Cuando por fin consiguió abrir uno más se encontró con una cama semi desatendida, al fondo de ella había un mueble y dentro de él se encontraba una caja fuerte, esto le llamó la atención. Intento abrirla pero era difícil sin la combinación correcta, llamo a los demás quieres aparecieron casi de inmediato.

Joel tenía noción de saber abrir ese tipo de cosas. Se tomó su tiempo para intentarlo, mientras las chicas seguían inspeccionando la habitación.

Alexa avanzó a la última que le faltaba, está estaba un poco más complicada de abrir por lo que tuvo que quebrar la manija con el martillo. Sólo cuando lo logro abrir, se sintió aterrorizada por lo que encontró en ella.

Las demás chicas se acercaron cuando habían finalizado con la habitación.

La cama estaba por completo destendida, los barrotes de la cama tenían esposas en cada lado tanto en la cabecera como en la parte inferior. Quizá lo más sorprendente fue encontrar pequeñas gotas de sangre manchando las sábanas que dejaban un rastro que se perdía en el suelo.

-No puede ser... esa es sangre.

-¡Calmen por favor!. Linda, llama a la policía.

-Enseguida.

-Chicas vengan de inmediato. -grito Joel. Todas hicieron caso y volvieron a la habitación. Había logrado abrir la caja. Observaron que dentro se encontraban las pertenencias de Isabel y Jimena.

-Maldita sea, ¡Ellas corren peligro!

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Recta final próximamente el descenlace.


¿Qué ocurrirá?

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Nos leemos luego.

😯😯😯

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