37. Aquí estoy para tí.
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-Te extrañe demasiado Jimena. No vuelvas a irte de esa forma. - acercandose a mi cuerpo.
-No sabes la falta que me hiciste todo este tiempo. - sollozando y aferrándome a su cuello.
-Te... te quiero.
-Yo más mi bonita.
...
Por Jimena
<<Horas antes>>
Salí muy temprano de casa, antes de iniciar el día decidí pasar a tomar un café muy cerca del trabajo. Me quedé revisando las noticias, en específico todo aquello que tenía que ver con delincuencia, y es que la inseguridad en la ciudad estaba muy grave y pasearse por las calles a altas horas de la noche era peligroso.
-Tengo que conseguir un nuevo auto. -Pensé. Tal vez la siguiente semana tenga pensado ir a ver autos aunque sea de uso.
Entre al edificio directo al ascensor, al estar ahí mi mente generaba recuerdos de Natalia, aquel beso que me dió fue tan inesperado pero a su vez se sintió bien. Una sonrisa se esbozó en mi cuando lo recordaba una y otra vez. -Ella era mi perdición. -probablemente si me hubiera quedado a recibir una explicación de lo que había pasado, la historia hubiera sido distinta pero en ese momento mi orgullo y enojo fue más grande que preferí alejarme para no cometer alguna locura.
...
Me encontraba en mi oficina mesiendome de un lado a otro en el sillón con ruedas. El tiempo se me hacía muy lento y ya contaba las horas para salir de una vez por todas.
Nadie esperaba por mí. Isabel estaba con su nueva pareja haciendo una nueva vida alejada de mi... Y que decir de Natalia aunque me doliera no estaba preparada para perdonarla o hablar con ella.
...
Me concentre de nuevo en el trabajo, las siguientes horas pasaron volando, el día de mañana tendría un chequeo médico así que no asistiría a la oficina por lo que apresure casi todos los pendientes. Para cuando termine ya eran las once de la noche.
Tomé mis cosas y salí de la oficina, a esa hora ya no había nadie adentro. Pase un momento al baño en lo que pedía un taxi.
Me fui al elevador para bajar al la entrada principal, cuando las puertas comenzaron a cerrarse algo las detuvo o más bien alguien. Casi moría del susto por que pensé que era la única ahí pero más impresionada estaba cuando ví a la persona que entraba al elevador también antes de que se cerraran las puertas.
-¿Qué estás haciendo aquí Natalia?
-Yo... Te estaba esperando, como ví que no bajabas decidí venir a buscarte y...
-¡No! ¿Qué estas haciendo aquí? ¡Por que veniste!
-Necesito hablar contigo.
-Ya te dije que no quiero hablar contigo.
-No me iré hasta aclarar todo esto Jimena.
-Ahahah... Déjame en paz.
-No ¡Tendrás que oírme aunque no quieras!
En ese momento ambas dejamos de discutir cuando sentimos que el elevador se detenía y las luces comenzaban a parpadear dejando únicamente una luz tenue iluminandonos.
-¡Qué sucede! -pregunte angustiada.
-No lo sé, tranquila no te angusties.
-Tú que sabes de eso Natalia.
-Lo sé... Yo... Todo este tiempo, no pare de pensar en ti.
-¡Eres una mentirosa, deja de engañarme por favor!.
-No te miento, nunca lo hice bonita.
-No ocupes ese sobrenombre. Ya no soy nada de eso, no para ti.
-Claro que lo eres.
-Por que estás tan segura.
-Por que lo puedo ver, tus ojos siempre han sido tan transparentes con tus emociones y sobre todo... aquel beso que nos dimos me dió mucho en que pensar.
-...
-En qué piensas bonita.
-...
-Por favor, mírame.
-Yo, debería de odiarte, -sollosando - Todo... Todo este tiempo intente sembrar ese sentimiento, pero nunca lo logré, por más que intente sepultar tus recuerdos, nuestros recuerdos estaban ahí martirizandome cada noche. Por que tuviste que acostarte con alguien más, ¿Es qué no fui lo suficientemente para ti? -hable con la voz entrecortada mientras me encontraba incada sobre el frío piso de metal. Ella se arrojó a mi envolviendo mi cuerpo en sus brazos cuando no pude contener más el llanto.
-No vuelvas a decir eso bonita. Tú siempre fuiste y serás todo lo que yo deseaba.
-No te creo.
-Es la verdad, al igual que tú nunca deje de pensar en ti. Cuando supe lo que en realidad había pasado me dediqué a buscarte pero no tuve suerte, luego este proyecto apareció y aunque tuve mis dudas al principio, decidí aceptarlo y ahora se que tome la decisión correcta por qué gracias a eso, te encontré.
Ambas nos mantuvimos aferradas una de la otra, a pesar de la situación en la que estábamos nos importo muy poco en ese momento. El hecho es que la tenía cerca, después de mucho tiempo y pese a que no sabía los detalles exactos de lo que pasó en aquel momento, no tenía relevancia en ese momento.
Nos sentamos en una esquina del elevador, mientras esperábamos la ayuda cuando activamos el botón de emergencia, no quería arruinar aquel momento pero sabía que Natalia no pararía hasta no darme una explicación.
-Y... Bien, te escucho. -Fue lo único que dije, ella me miró algo nerviosa, tome su mano derecha y la mantuve aferrada a mi. Sé que había sido un acto muy afectuoso pero creo que necesitábamos algo de valor para lo que venía.
Ella fue sacando poco a poco el tema, quedé un poco sorprendida cuando me dijo como se habían suscitado las cosas, quién era esa mujer y que había hecho todo ese tiempo. Solamente me dediqué a escuchar, me costaba algo de trabajo creerle. -¿Cómo era posible que alguien fuera tan ruin para hacer ese tipo de cosas?, abusar de una persona quién no tenía conciencia de sus propios actos.
¡Eso era tan despreciable!
Cuando terminó de hablar, permanecimos calladas, nadie expreso nada. Al menos yo no sabía que decirle. Ella se reclinó hacia mi hombro y permanecimos así por unos minutos. Me sentía tan... Tranquila.
-¿En qué piensas?
-Yo... En verdad no sé qué decir, tú y yo estuvimos tan bien que no se como un momento cambio nuestros caminos. -respondi
-Lo sé... Me duele saber qué tanto tú como yo sufrimos pensando cosas equívocas, y ahora que te veo, no pienso perderte.
-Yo... No sé si podría corresponderte Natalia. Han pasado tantas cosas. Eh estado con muchas personas y no creo poder ser digna de tu amor.
-No digas eso, comprendo, el tiempo que estuvimos separadas era obvio que buscarás rehacer tu vida. Pero por favor dame la oportunidad para ganar nuevamente tu amor.
-Yo...
-Dime una cosa ¿Hay otra persona especial ahora?
-Eso... podría decírtelo en otro momento, pero si... perdí a alguien que supo ganar mi corazón, sucedieron muchas cosas y erróneamente empecé a salir con alguien de quien solamente tengo un cariño especial pero no siento ningún amor por ella.
-Comprendo.
-Aun así siempre te eh tenido aquí... - señalando mi corazón - eh pensado mucho en ti Natalia.
-Yo también. -Acercandose un poco más a mi. -Te extrañe demasiado Jimena. No vuelvas a irte de esa forma. -Tomando mis manos.
-No sabes la falta que me hiciste todo este tiempo. - sollozando y aferrándome a su cuello.
-Aqui estoy para tí... -Ella se acercó a mi rostro y unió su frente a la mía. -Hoy y siempre.
-Te... te quiero.
-Yo más mi bonita.
Ella tomo mi barbilla y acercó sus labios uniendo a los míos quiénes esperaban deseosos en que llegara ese momento. A comparación de la última vez, en esta ocasión sentí revivir mi pasado, nuestro pasado antes de que todo se fuera a la basura.
En ese momento el elevador comenzó a andar en función, ambas sonreímos y nos mantuvimos abrazadas.
Salimos del elevador y caminamos rumbo al estacionamiento. Natalia mantenía mi mano unida a la de ella, como si en cualquier momento fuera a escapar de ella, cosa que no lo haría en lo absoluto.
La llegada de Natalia cambiaba completamente mis planes y aunque sabía que no me iba a sacar pronto del corazón a Isabel tenía que intentarlo, de principio por qué ella ya había elegido a alguien más y aunque me doliera, tenía que aceptar esa dura realidad. Quizá el destino sabía perfecto que mi verdadero amor seria mi primer amor, y que todo lo que vivimos lo teníamos que pasar para poder valorar este sentimiento.
...
Nadie dijo nada en el camino, ella condujo hacia mi casa donde sería la primera vez que estaría.
Le ofrecí pasar y accedió. La casa no se encontraba en las mejores condiciones que digamos dado que habían muchas botellas sobre la mesa, me apenó mucho que viera ese lado de mi, de una niña inmadura que busca refugio en el alcohol. Ella quito relevancia en eso, entendía por lo que estuve pasando y amaba que me diera ese apoyo.
No sabía como describirlo, pero desde el momento en que Natalia me había besado se había creado una fuerte tensión sexual. Al menos es así como me sentía el cual trataba de soportar. No quería verme muy necesitada de amor, aunque si necesitaba amor de ella.
- ¿Quieres... eh... comer algo? -pregunte para terminar con ese silencio incómodo que se había creado.
-Claro.
La lleve a la cocina y ahí prepare unos sándwiches sencillos, ya que tenía rato que no salía a comprar comida.
Fui a la alacena para buscar un ingrediente que faltaba, al volver y girar hacia la mesa, Natalia me acorraló entre el lavabo y su cuerpo.
-Ya no puedo soportarlo más amor. -Pronuncio y sin más rodeos se lanzó a mis labios retomando aquellos besos que dejamos inconclusas en el elevador. Solté la bolsa que tenía en mis manos y la tome de los pómulos donde poco a poco comenzaba a jugar con su cabello acercándola aún más a mi. Nos separamos cuando sentimos que el aire nos hacía falta.
-Ven... -mencione y la lleve lo más rápido que pude a las escaleras, subimos y abrí el cuarto cerrándolo con un solo pie. Continuamos besándonos con tanta pasión y eso me encantaba.
-¿Estas lista? - Preguntó.
-Siempre lo estoy. - respondí.
Pronto comenzó a dar pasos hacia la cama y fue cuando sentí caer encima de esta. Ella subió a horcajadas en mi hasta sentarse por completo en medio mío. Me apoye con los codos para verla mejor.
Siempre había tenido un buen cuerpo pero, se notaba que había invertido muy bien su tiempo. Me levanté un poco para poder hacer lo mismo, aunque ella no me dejó hacerlo por mí cuenta, así que le cedi ese honor.
Ya estábamos con sólo ropa interior, fue entonces cuando ella comenzó a quitarse el brasier y... ¡Dios! ¡Qué buenos pechos se cargaba! Se me abrieron de más mis ojos generando una risita de parte de ella.
Tomo mi mano y llevo una a sus firmes pechos, sin pena las apreté tanto que pronto ella comenzó a moverse con sensualidad haciendo fricción en mi clítoris. Eso me causaba un escalofrío muy excitante entre mis piernas que de inmediato empecé a reaccionar. Ambas jadeabamos y sentía la humedad surgir en nuestros cuerpo.
Volví a tomarla hacia mi para seguir besandonos, mis manos de dedicaban a recorrer cada parte de su cuerpo como si estuvieran buscando la mejor posición donde quedarse. Ella bajo su mano a mi intimidad y empezó a jugar en mi entrada, la agonía que me provocaba me hacía desesperar por qué en un momento dado con ambas manos tome su exquisito trasero y las apreté más hacia mí.
-Deja de jugar... -Articule, volvió a besarme y sentí como introdujo sus dedos en mi para comenzar a moverlos sin tanto revoloteo.
Como lograba siempre salirse con la suya, siempre me había preguntado eso. La respuesta es que a pesar del tiempo la seguía amándo con la misma intensidad que la primera vez.
Los siguiente horas continuamos disfrutando de ambas, sentir su cuerpo de nuevo fue un gose, era volver a sentir que el tiempo no había nunca pasado y que seguíamos tan unidas como antes... Pero por otro lado sabía que algo había cambiado en mi, alguien más estaba ocupando mis pensamientos ahora y eso iba a ser difícil de cambiar.
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