Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. El último viaje


Disfruten el capítulo.

______________

Era comprensible que después de tan agotador día, las chicas se encontrarán durmiendo aún, especialmente Jimena.

Isabel fue la primera en despertar pues no se sentía tan cansada como lo estaba la otra chica. Sonrió al verla dormir tan profundamente que sentía pena si la despertaba tal como se lo había pedido la noche anterior.

En un suave roce contorneo parte de su rostro, le gustaba sentir la suavidad de sus mejillas y acariciar  los pequeños mechones chinos que caían con rebeldía en su rostro.

—Hermosa, simplemente hermosa —susurró la chica.

Con mucho cuidado se acercó hasta su cuerpo para tocar como lo hizo la anterior tarde sus labios en un suave e inocente contacto.

Era una pena que ese mismo día debiera partir a la ciudad, pensaba Isabel. Ahora más que nunca deseaba seguir compartiendo tiempo, que no importaba si sus pequeñas vacaciones escolares terminaban ese mismo día, con tal de seguir al lado de Jimena.

Pero como lo indicaba su itinerario, para aquel día partiría a su siguiente y último destino.

—Mi amor —habló con suavidad, aún causándole bochorno el decir esas palabras—, despierta. Ya es hora de levantarse.

Pronunciado lo último, Jimena hizo una rabieta infantil, quería seguir durmiendo aunque más pronto sólo lo hizo por juego para escuchar la voz de su novia que pedía se despertara.

Suspiró en lo alto, para luego abrir despacio los ojos. No recordaba la última vez que había descansado tanto pero si que en ese momento lo agradecía dado que los anteriores días habían sido realmente agotadores.

—Mi amor, despierta —susurró Isabel, cuando la vio cubrirse de vuelta.

—Quiero seguir durmiendo —habló en tono infantil, causando una sonrisa a la chica.

—Pero se te hará tarde —volvió a decir Isabel.

Otro suspiro más, se quitó el cobertor del rostro sólo para observar a Isabel un momento. Una sonrisa asomó a la vista y en un audaz movimiento la tomó de las manos para girarla hasta colocarla encima de ella.

—¿Qué… qué haces? —dijó sorprendida.

—Nada, sólo quería tenerte así de cerca —completó al momento que sus manos envolvían su cintura bajo las sábanas—. Buenos días —susurró con cariño.

—Buenos días —respondió.

—Sientó mucho irme tan pronto. Quería quedarme más tiempo pero no he arreglado la maleta —mencionó una vez estar lista para irse.

—No importa, ya tendremos tiempo para disfrutar —se acercó hasta estar a su lado—. Buen viaje —le dió un último beso antes de despedirla en la puerta.

Una vez haberse ido, Isabel tuvo que alistarse también. Preparó su equipaje para luego bajar a recepción donde todo su grupo esperaba.

El último recorrido sería en un pueblo a unos kilómetros de la capital, ahí, se localizaba una reserva natural que sería punto clave para la visita.

Arribaron al lugar cerca del medio día, tiempo justo para bajar a almorzar.

—Ay, no puedo creer que estemos a punto de regresar. Voy a extrañar este lugar —dijó Linda deprimida.

—Si, sobre todo porque te divertiste con aquellos muchachos ¿No? —expresó Sofía.

—Claro, pero nada se compara con la cara de felicidad dibujada en el rostro de Isabel. Mírala, no ha dejado de estar así desde que salimos del hotel —voltearon a verla provocando que se sonrojara.

—No es verdad, tengo calor —se escuso Isabel.

—Ah, vamos. Que ya me enteré que dormiste ayer de nuevo con tú noviecita —completó Linda.

—¿Cómo te enteraste?

—Olvidas que mi cuarto está a un costado tuyo, además la ví por el corredor muy temprano, supuse que había pasado la noche contigo.

—Pues…

—Ya, dinos. ¿Qué tal estuvo la noche? Hubo acción, ¿No es así?

—¡Chicas! —se abochorno—. No claro que no. Ayer salimos a nuestra primera cita, nos divertimos toda la tarde, me pidió ser formalmente su novia y ahora soy la mujer más feliz del mundo. Pero no hemos tenido nada de eso que ustedes piensan.

—Esta bien. Es genial que vayan despacio —dijó Sofía.

—Lo es, mucho.

—Así, el día que se atrevan a dar el siguiente paso, ambas lo disfrutarán al máximo.

—…

Salieron del restaurante para encontrarse con su grupo. El profesor a cargo pidió a todos comportarse debido a que pronto daría inicio el recorrido por el pueblo.

Muchos estaban pendientes sacando fotografías de la zona y algunos otros platicaban sobre sus días anteriores. Isabel en todo el camino, no había dejado de pensar en su día increíble que vivió con su novia.

Jimena se había metido muy adentro de su corazón, como lo dijeron sus amigas no recordaba la última vez que había sido tan feliz. Y era por eso que deseaba que siguiera siendo así.

Aún no le cabía en la cabeza que ese viaje le trajeras una buena etapa en su vida.

El tiempo transcurrió y con ello finalizó el recorrido, el profesor asignó los horarios para volver al hotel y les dió la tarde libre para salir a recorrer la plaza para comprar lo que desearan.

Por su parte, Isabel salió en busca de algo que pudiera regalarle a Jimena. Recordó aquel collar que le dió cuando le pidió ser su novia en la cascada y se sintió con aún más deseos de comprar algo que fuera realmente especial.

Recorrió algunos puestos de artesanías sobre la plaza principal. De entre todo lo que veía no había algo bueno que pudiera comprar y regalarselo.

Casi en las últimas tiendas halló una que le interesó. Una vez adentro, recorrió todos los anaqueles de artículos hasta detenerse en uno donde exhibían figuritas de cristal con diferentes diseños. Le interesó el que tenía forma de piano, recordó lo mucho que le gustaba la música a Jimena y dado que tocaba dicho instrumento sería perfecta para obserquiarselo.

Luego de pagar siguió recorriendo las calles, se detuvo en uno de artesanías a mano donde un anciano atendía el pequeño negocio. Levantó uno que le interesó y trás darle un vistazo preguntó por su costo, a su lado una mujer se hallaba observando y de igual forma había tomado la misma pieza pues era de su agrado.

—Estos son dos piezas únicas —las quitó de sus manos en ambas mujeres quienes se voltearon a ver algo confundidas—, el diseño fue de mi esposa, nunca me había atrevido a replicarlo porque tuvo mucho significado en mi vida.

—Oh, entiendo —se disculpó Isabel.

—No importa, sé que ustedes cuidarán bien de mis tesoros. Se nota que están destinadas.

—¿Ah? —Mencionó la mujer al lado de Isabel.

—No, nosotras no…

—Tomen —se las entrego una vez terminado de atar las pequeñas figuritas al cordón—, conservenlas.

Las mujeres aún en su asombro agradecieron el obserquio del hombre, querían pagar por ello pero él no acepto, fue algo claramente extraño pero que apreciaron recibir.

—Gracias —completó Isabel, giró a ver a la chica pero está ya se iba.

—Algo me dice que serán buenas amigas —habló el anciano por lo bajo y continuó tejiendo.

_________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro