Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La principal tesis de la trama

No pudo convencer a Irene el hecho de que su responsabilidad no era alejarse de donde venía el problema. Sintió que pudo haber dado más de sí misma, a pesar de que la conociese de poco tiempo y de ser todo oídos acerca de los demás compañeros. Echaba en falta Génova. Deambular por esas calles al atardecer con sus amigas se convirtió en un hábito imprescindible. Una peculiar costumbre que por ahora permanecerá en su memoria hasta que obtenga la posibilidad de volver a su ciudad natal.

Para su sorpresa, el instituto nuevo le pareció que estaba muy pulcro y no dudaba que era encarecido para la mayoría. En cambio, notó que la personalidad de los estudiantes se encontraba muy sobrevalorada en cuanto a las preferencias. Los alumnos eran distinguidos por ser popular, tener un buen prototipo de cuerpo perfecto, sacar malas calificaciones, por ser incauto. Todo por no ser reconocido por cómo eres realmente, por los gustos que compartes o por la manera de pensar. Esa competición de ser mejor que nadie no le interesaba. Había llegado a casa con la mochila abarrotada de libros y le dolía la espalda. Miró la mochila y decidió ordenar las materias esta tarde. Se dispuso a coger las llaves de casa. Bajó las escaleras a prisa y corriendo y cogió una lata de Coca Cola del frigorífico. Finalmente salió y cerró la puerta a cal y canto.

El botellón era en la playa. Y a pesar de que ese entretenimiento no era el más apropiado, admitió que de esa manera podría ampliar su círculo social. Sabía que tarde o temprano encontraría a esas personas con las que se quedaría hasta el fin del mundo. Aunque sólo iba a pasárselo bien.

Cada vez estaba más cerca del paseo marítimo. Al mismo tiempo escuchaba la música a todo volumen y muchos gritos. Arqueó la ceja izquierda como signo de certeza, de que parecía que lo habían organizado extraordinariamente bien, para sus indicios. Respiró hondo y se acercó bajando la rampa de mármol girando a la derecha. El viento la recorrió por todo el cuerpo y el sol brillaba en lo alto, dejándose ver el horizonte. No había mucha gente bailando. Muchos simplemente charlaban y bebían, sin tener en cuenta la espléndida vista del mar. . Hacía demasiado frío como para bañarse. No obstante, había varios insensatos que cogían vasos de plástico y los llenaba de agua del mar para mojar a sus amigos. Al fin y al cabo era diversión.

Comenzó a dar una vuelta por esa zona. Abrió su lata ya que empezaba a sentirse un poco sedienta. Buscó con la mirada a Irene, pero no la veía por ninguna parte. Decidió esperar mientras saludaba a otras compañeras y entablaba una conversación agradable. Más tarde, observó que tres chicas de su clase la llamaban con gestos. No le intuyó una buena señal. Sonrió con malicia y se aproximó hacia ellas. Éstas se miraron entre ellas con mirada perversa. A Emma no le resultó gracioso para su impresión.

-¡Hola! Te hemos visto en la clase y tal y queremos que estés cómoda en este lugar. Soy Virginia, encantada -anunció la muchacha dándole dos besos como muestra de amabilidad. Las otras dos sonrieron a la vez-

-Encantada chicas, soy Emma -contestó la italiana con voz gélida, sin perder la cortesía-

Asimismo, distinguió a Irene, quien también se encontraba alrededor de varios grupos comentando el lugar, la música, las vistas o lo que fuese. Sin embargo, no vio a Laura. Habían quedado para verse por ahí. Seguramente estaría por otro lado.
Intentó saludar a Irene, pero ella se encontraba hablando con otros y no prestaba mucha atención. Virginia percibió lo que Emma hacía.

-Sería mejor que te relacionases con otro tipo de personas...qué se yo, más inteligentes y maduras. Personas que darían cualquier cosa por ayudar a los demás, aunque siempre haga que pagar un precio, claro -comentó Virginia riendo con sus amigas-. Menuda panda de subnormales. ¿Te vienes? Vamos a coger prestado una botella de vodka, ya es hora de que empiece la verdadera fiesta., ¿no? -añadió guiñando un ojo-

Emma la miró intensamente y Virginia se inquietó. Quería buscar a Irene para saber si estaba bien después de lo que le dijo la señora Gómez. Trataba de ser ella misma en casi todas las ocasiones y tuvo la oportunidad de encontrarse con uno de esos momentos en los que le hubiese gustado grabar esa escena, guardarla en el baúl de los recuerdos para así abrirlo cuando le apeteciese. Apretó la Coca Cola con la mano izquierda y Virginia y sus amigas la miraron atónitas.

-Considero que existen personas increíbles por aquí. Aunque debo confesar que a mi modo de ser, vosotras no pertenecéis a esa clase. Aquí cada uno elije con quiere estar -suspiró Emma alzando los hombros sin saber qué añadir -. ¿Me disculpáis? Estoy buscando a alguien -articuló al final y se fue sin despedirse-

Un subidón de adrenalina le recorrió de pies a cabeza y sonrió de nuevo. Puede que se hubiese pasado con el comentario. Le disgustó lo que había criticado Virginia. Y por ahora, se centraría en aquella gente que se comportaba verdaderamente con su propia personalidad. Se dirigió hacia donde había visto anteriormente a Irene

Irene al llegar, no pudo evitar sentirse libre de preocupación. Hacía casi media hora estaba desesperada por un olvido que no tenía importancia. Entró en medio de la multitud y pudo coger un vaso de plástico y echarse fanta de limón con un poco de whisky. Bebió un trago y echó una ojeada. Había visto de lejos a Laura, pero perdió su rastro al buscar la bebida. Se propuso encontrarla para pedirle perdón. Para que supiera que lamentaba haber actuado de un modo antipático. Se alejó del grupo para buscarla en la zona de la orilla, donde había personas que contemplaban el horizonte. Caminó deprisa mientras sujetaba el vaso. De pronto, una muchacha se topó con ella sin querer. Irene fue la primera en reaccionar.

-Lo siento, casi te tiro el vaso. Estaba buscando a una amiga mía -se disculpó la protagonista con voz quebrada-

La estudiante con la que se había chocado era morena. Tenía mechas azules y vestía con pantalones rotos por las rodillas y con una camiseta negra. Sus pendientes de aro plateados la hacían incluso más atractiva. La chica la observó tranquilamente.

-¡Ah! No te preocupes. Por desgracia hay gente peor, pero yo paso de todo el mundo -contestó soltando una risa breve-. Soy Jane, ¿y tú?

- Irene, encantada -comentó la chica pelirroja, devolviendo el gesto-

Fue entonces cuando la música llegó hasta el máximo volumen e insertaron una nueva canción. Todos inmediatamente empezaron a bailar, siguiendo el ritmo de la música. Jane se unió a ellos e invitó a Irene para bailar juntas. La protagonista comenzó a mover su cuerpo siguiendo la canción mientras Jane tenía más cuidado con su vaso y el de ella.

Emma llegó un poco más tarde, aunque igualmente se unió al baile. Irene, Jane y Emma bailaron juntas, dejándose llevar por la melodía. Cada grupo iba a su manera en todos los aspectos.

Pero ocurrió algo que nunca pensaron que podría suceder.

Apagaron la música de golpe, sin explicaciones. Las tres compañeras se miraron extrañadas y los demás criticaban a los que habían quitado el ritmo.

Fue entonces cuando se escuchó un grito desgarrador que venía del otro lado de la playa.

El chico que había llamado la atención, volvió corriendo hacia donde estaba el botellón para anunciar lo que había visto.

-¡Chicos, seguidme! ¡Hay un cadáver al otro lado de la orilla! ¡Por favor ayudadme! -gritó el muchacho, desesperado-

Los susurros se prolongaron pareciendo no tener fin. Muchos decidieron acompañarle, además de Irene, Emma, Jane, Virginia y sus dos otras amigas.

Cuando consiguieron ir a la otra punta de la playa, pudieron ver el cadáver detalladamente.

En ese instante sólo Irene se arrodilló delante de aquel cuerpo inerte, porque era lo último que creyó que podía ocurrir. Gritó, llorando a cántaros. Sin saber lo que comentaban los demás

Era su amiga, Laura Flores.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro