El principio de la verdad
El sol del mediodía relucía la sombra de la tragedia. Los estudiantes contemplaban aterrados la muerte de una niña de 16 años que pudo haber tenido una vida por delante, con sus dificultades y sus logros. Mas el destino se interpuso entre ella y su historia.
Y la suerte no le había acompañado en su momento crucial.
Irene se derrumbó en sí misma. Se quedó de rodillas enfrente de la que había sido su gran amiga. Aquella amiga que le había conducido en los instantes más duros de su infancia y parte de su adolescencia, esa compañera que ahora se había marchado.
Y esta vez se había marchado para siempre.
Emma, al observar a la protagonista desolada y muy apenada, se hincó también de rodillas para intentar consolarla pese a que sabía que su dolor no iba a disminuir. Posó sus manos en los hombros de ella y trató de mirarla de lado.
-Vamos, no tiene sentido quedarse aquí. La ambulancia vendrá dentro de poco... y seguro que tu padre también estará al llegar -le comentó con voz ronca-
La chica pelirroja se volvió para atender a su ánimo. Asintió lentamente y se levantó con la ayuda de Emma. Después la abrazó y su nueva amiga correspondió a la muestra de cariño mientras ella rompía a llorar y gritaba de desesperación.
Jane se encontraba detrás, paralizada al igual que los demás. Sintió que debía buscar a Irene ya que sabía que la fallecida había sido su amiga desde antes de venir aquí.
Y conocía mucho más acerca de ella.
Las personas que reconocieron a Irene cuando le vieron con su amiga aquella mañana, se aproximaron para darle el pésame además de Jane. Sin embargo, ella no podía responder, de manera que les agradeció con una sonrisa forzada aunque su ojeada demostrara lo contrario.
Al cabo de diez minutos, el camión de la ambulancia se presentó en el paseo marítimo para trasladar el cadáver. Irene se preguntó si alguna vez encontraría a alguien como ella, porque tenía la sensación de que era única en el mundo.
Y entonces comprendió que era única porque fue una amiga de verdad.
Estaba completamente destrozada, apagada. Sus ojos sólo reflejaban oscuridad.
Poco después, los estudiantes comenzaron a despedirse de Irene y Emma y Jane se quedaron a su lado, consolándola. De pronto, oyeron el ruido del frenazo de un coche y la protagonista confirmó que era su padre. Ese automóvil era indistinguible.
Michelle y Diego salieron del coche, impactados por la repentina muerte de Laura. Examinaron el cadáver : Tenía una herida grave en la parte superior de la cabeza y se percataron de que pudo haberse caído accidentalmente o se quitara la vida, por un motivo. No obstante, no lo sabían con certeza.
Se reunieron con Irene en la orilla donde se encontraba con sus compañeras y los tres se fundieron en un achuchón. La chica pelirroja necesitaba irse a casa para descansar y calmarse.
Antes de retirarse con su padre y la criada, echó un último vistazo a la escena donde había visto quien era, es y será su amiga. Por un segundo le pareció escucharla con el sonido de las olas, miró al horizonte y supo que todo cambiaría aún más. Y que era sólo el principio.
-Cuenta con nosotras para lo que necesites. Te apoyaremos -declaró Jane de parte de ella y de Emma al despedirse-
Irene seguía sin voz y sus compañeras se conformaron con otra sonrisa forzada. El señor García dio las gracias a las muchachas por haber cuidado de ella y finalmente se fueron, quedando Jane y Emma en la costa marítima.
Regresaron a su nuevo hogar sin decir una palabra. Los tres estaban afectados y no supieron cómo romper ese silencio, esa frontera que a veces se interponía entre ellos dejándolos caer en un profundo océano de aflicción del que de nuevo les supondría otro choque para seguir con su historia .
Irene subió a su habitación. Tom la esperaba encima de su cama y ladeó la cabeza como señal de incomprensión. Ella parpadeó varias veces sin poder contener las lágrimas y se tumbó para despejarse. Observó la foto depositada en su mesita de noche. Laura y ella: inseparables.
Michelle llamó a la puerta como gesto de aprobación de su visita. La chica asintió y Tom se acomodó en sus piernas distinguiendo a la criada. Ésta caminó alrededor del cuarto, apreciando la cantidad de arreglos que podían decorar, y en conclusión se sentó con Irene.
-Esta situación no la vive cualquier adolescente y no me puedo imaginar lo cruel que debe ser para ti y para tu padre- afirmó Michelle, limpiando sus lágrimas, que seguían cayendo desde la playa-. Más necesito que sepas la verdad sobre Laura aunque el señor García me destituya de mi trabajo, aquí, con vosotros. Sin embargo, dudo que ésta sea la hora de confesártelo.
Irene meditó sobre ello. Ahora que sabía que no volvería a ver a su amiga jamás, lo más considerable era descifrar más acerca de su vida, sus ideas, sus emociones. Levantó la mirada a Michelle e hizo ademán de que no tenía problemas en ampliar su información con la intención de conocerla y recordarla.
-Pequeña -empezó a manifestar con miedo- Laura era tu hermana -susurró finalmente.
La verdad es que lo he pasado mal escribiéndolo. Lo bueno empezará cuando menos os lo esperéis... 💔
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