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Capítulo 6


RUBY.

Último mensaje enviado por Keanu: jueves, 9:00 p.m.

Aria responde: sábado, 10:00 p.m.

ARIA57:

¡Hola, mi príncipe elfo!

LORD-KEANU:

¡ARIA!

¡Regresaste!

¡Pensé que no volverías a conectarte nunca!

ARIA57:

Ja,ja,ja tonto, ¿por qué no me conectaría?

LORD-KEANU:

Es que estuviste dos días sin dar señales de vida y tú nunca te has desconectado así.

Además, las noticias sobre tu país no dicen nada bueno...

ARIA57:

Ow, eres tan lindo cuando te pones paranoico.

LORD-KEANU:

En serio, Aria, ¿está todo bien?

Es decir, conmigo...

Llegué a pensar que...

ARIA57:

Todo está bien entre nosotros, tonto. Aquí la conexión está terrible...

LORD-KEANU:

¿Sólo eso? ¿Tú en verdad te sientes bien?

ARIA57:

...

LORD-KEANU:

¿Aria?

¿Sigues ahí?

ARIA57:

...

Sí... perdona.

LORD-KEANU:

Sabes que puedes confiar en mí, princesa guerrera.

ARIA57:

Tal vez no estoy bien...

LORD-KEANU:

¿Por qué no?

ARIA57:

Me da vergüenza decirlo.

LORD-KEANU:

Puedes decirme lo que sea, en serio.

¡Nunca sientas vergüenza!

¿Qué es lo que sucede?

ARIA57:

El país...

Cada día las cosas están peor.

Comprar alimentos es un calvario.

Ya el dinero no me es suficiente.

A veces ni siquiera ceno para poder comer algo al día siguiente...

LORD-KEANU:

Aria, por Dios...

¡¿Cómo puedo ayudarte?!

ARIA57 SE HA DESCONECTADO.

***

Lunes.

Ruby acababa de salir de su clase de literatura e iba caminando por el campus de la universidad junto a Alex, esa estudiante venezolana de la que se había hecho amiga solo para poder sacarle información sobre los problemas y la situación de su país, lo cual era clave para ¨explicar¨ a Keanu por qué necesitaba la cantidad de dinero que le pediría.

La conversación andaba por esos temas cuando de pronto Lisa pasó junto a ellas y extrañamente no dijo nada, ni siquiera un "hola". Ruby sospechó que esa indiferencia se debía a que seguía molesta por la discusión en el apartamento y le irritó que el recién aparecido Dylan causara eso entre ellas. Un punto menos. No le estaba agradando mucho.

Pero bien, Scott le había dado la orden de vigilarla y no podía hacerlo si las dos estaban peleadas, así que antes de que Lisa se alejara Ruby se adelantó y la jaló por el brazo con suavidad.

—Hey, ¿a dónde vas? —le preguntó, y para ayudar a suavizar la situación le dedicó una sonrisa de tregua.

Lisa no respondió al instante, sino que desvió la mirada hacia Alex como si no quisiera decir algo en frente de ella, o de nadie. Fue tan obvio que la propia Alex se despidió amablemente y se alejó para darles privacidad.

—Voy a la sesión de fotos con Dylan —respondió Lisa finalmente, un tanto a la defensiva. Sus ojos semi entornados incluso le transmitieron a Ruby un: "y si te atreves a discutir conmigo aquí...".

Ruby entendió que la discusión no quedaría atrás con tanta facilidad, así que puso cara de resignación y suspiró, lista para sacar la bandera blanca.

—Mira, sé que no tuvimos que haber discutido por eso ni tuve que haberte delatado con Scott —aceptó, esforzándose en ser sincera—. Lo siento, ¿sí? Me dejé llevar por el enojo, es todo.

Lisa se cruzó de brazos e hizo un silencio de un minuto.

—Nosotras nunca nos hemos delatado ante nadie ni discutido seriamente por chicos, ¿cierto? —le recordó Lisa, seria.

—Sí —aceptó Ruby.

—E incluso cuando Scott nos gustó a ambas se nos ocurrió compartirlo y listo, problema resuelto —continuó Lisa—. ¿No?

Asintió también. Era cierto. Ellas siempre habían sido un pack cómplice con los mismos gustos... peculiares.

—Sí, eso también es cier...

—Entonces —no la dejó terminar Lisa, y le arrojó la pregunta, afilada y directa—: ¿Por qué hiciste que Scott se pusiera como un loco y me atacara?

Y esperó la respuesta, mirando a Ruby tan fija y severamente que ella sintió que tenía que decir la verdad o entrarían en una discusión peor.

¿Cuál había sido el motivo? Pues Dylan, ¿qué más?

—Sabía que eso pasaría —admitió, un poco incómoda por esa confrontación—. Tuve que hablarlo primero contigo, pero es que pensé que si Scott se enfurecía eso te haría entender que...

—¿Qué cosa? —le interrumpió Lisa.

Ruby quiso referirse a: "entender lo peligroso que es acercarse a alguien que viva en ese apartamento y por qué puede afectar el orden de nuestra vida", pero por como Lisa la miró, sin comprensión, Ruby dudó de esa verdad y se dio cuenta de algo que la paralizó.

Recordó que desde pequeñas, cuando ella guardaba un secreto, su hermana percibía que ya no era la misma, o por lo menos, que algo le ocultaba, y para averiguar de qué se trataba la hacía sentir muy incómoda.

Era justo lo que Lisa estaba haciendo en ese instante.

Pero, ¿por qué? Intentando encontrar una razón llegó a preguntarse: ¿y si había pasado por alto que Lisa sabía que nunca le había dicho la verdad, y por esa razón estaba comenzando a enfadarse?

—Escucha, yo sé que todo sobre ese apartamento te pone nerviosa —dijo Lisa ante el silencio de Ruby, y sonó a que en verdad quería hacerle entender otra perspectiva—, pero tienes que relajarte. A Dylan ni siquiera le interesa saber más sobre lo que sucedió en su apartamento antes.

—¿Cómo estás tan segura? —preguntó, extrañada.

Lisa se encogió de hombros. Tal vez hasta reprimió una sonrisa.

—Solo lo sé.

Ruby quiso ser más insistente, pero otra vez recordó que entrar en riña con Lisa no iba a permitirle vigilarla, cosa que era mucho más importante. Además, Lisa estaba un poco cegada por lo magnético y atractivo que era Dylan, y ese deslumbramiento no le dejaría ver las realidades, así que lo que quedaba era que ella misma se ocupara de salvar a su hermana, y si tenía que fingir estar de su lado para lograrlo, lo haría.

—Tienes razón en todo —se esforzó en decir Ruby con una sonrisa fraternal—. Fue una exageración mía, ya solo discúlpame, ¿de acuerdo?

Hubo un momento de silencio, como si Lisa lo estuviese considerando. Finalmente, asintió para aceptar la tregua, y ambas empezaron a caminar en dirección a la salida del campus. Vistas desde lejos, solo resaltaban sus cabellos rubio y rojizo. Eran una copia fiel la una de la otra.

—Solo no le cuentes a Scott nada sobre Dylan —le pidió Lisa como última condición para dejar el asunto atrás.

Bueno, Ruby sí iba a contarle todo, pero por ahora Lisa no debía saberlo. Justo ahora bastaba con una mentirita necesaria que luego, cuando todo el peligro estuviese lejos, a su hermana no le importaría en lo absoluto.

—Bien, le daré una oportunidad a Dylan —afirmó Ruby, evitando prometer o jurar algo—. Tal vez en el segundo vistazo me caiga bien.

Dylan le estaba causando cierta desconfianza, pero tendría que esforzarse para poder estar cerca de ambos y analizar la situación.

Cuando ambas llegaron a Knickweg, Ruby tuvo que haber seguido escaleras arriba hacia su apartamento, pero tuvo la repentina idea de autoinvitarse a la sesión y siguió detrás de Lisa hacia los patios en donde al parecer Dylan le había indicado que la estaría esperando.

Claro que Ruby no imaginó lo que le esperaba. Dylan no estaba solo en una de las mesas cercanas a la zona de la parrilla. Junto a él también estaba el mismísimo y estúpido Lord-Keanu, trabajando en su laptop.

A Ruby le cayó encima un imaginario balde de agua fría. Solo pensó: "maldita sea mi suerte".

Le incomodaba un poco estar cerca de ese sujeto. Le recordaba todo lo que debía fingir, y eso le revolvía el estómago. Y al parecer, a Lisa también le incomodó un poco porque le dedicó una mirada a Ruby que solo ambas pudieron interpretar:

"¿Qué hace él aquí?"

"No lo sé"

"Qué mierda".

De igual forma, Lisa se adelantó a saludar a Dylan, muy entusiasmada. Si no se le lanzó encima y le dio un abrazo fue porque tal vez la presencia de su hermana y la reciente discusión le había subido la guardia.

—Keanu se unió al equipo —le informó Dylan a Lisa al instante—. Se ocupará del trazado digital de gestos entre sesiones, o sea la parte informática mientras nosotros hacemos las fotos.

Keanu se empujó gafas sobre la nariz y simplemente alzó una mano para saludarlas. Ambas hicieron lo mismo a pesar de que, al menos Ruby, ya tenía ganas de alejarse de ahí lo más rápido posible para vomitar en algún retrete.

Después, el propio Dylan deslizó la atención desde Lisa a Ruby con divertida sorpresa.

—Ah, Ruby, ¿te quedarás con nosotros?

Iba a responder, pero Lisa se le adelantó:

—No, ella tiene que hacer algo importante.

Notó que Lisa le estaba transmitiendo con los ojos que se fuera, cosa que ella entendía muy bien porque su lenguaje de gemelas era inconfundible. Sintió cierta molestia, pero decidió reaccionar de una forma mejor.

Puso cara de incredulidad, de que no recordaba de qué hablaba su hermana.

—¿En serio? —preguntó a Lisa, pestañeando—. ¿Qué?

—Lo que te pidió esa profesora —respondió ella con rapidez.

Claro que era mentira. No había nada que hacer, así que fingió ya acordarse de qué se trataba el asunto.

—Ah, no, eso puedo hacerlo después —aseguró junto a un gesto de poca importancia, y miró luego a Dylan para preguntarle con una voz amigable—: Quiero ver la sesión, ¿puedo?

Lisa permaneció rígida e impactada. Dylan se encogió de hombros.

—Claro, no tengo problema con ello —aceptó. Luego se volvió hacia Lisa—. ¿Empezamos ya?

A Lisa no le quedó de otra que asentir y en pocos minutos Dylan comenzó a darle indicaciones mientras la apuntaba con la cámara: "párate allí", "no, más allá", "no tienes que posar, solo ser natural" "voy a captar tus gestos" "¡tengo una idea! haz como que no te estoy fotografiando" "intenta... no, no, mejor piensa en algo que te asuste mucho, sí, eso".

Ruby miraba todo, aún de pie y negada a compartir la mesa con Keanu. Le llegó a la mente algo que la asustaba a ella. Era algo que tenía mucho que ver con que alguien extraño apareciera de repente, que "las cosas" salieran mal de nuevo y que eso ocasionara que toda su vida con Lisa y Scott, que a fin de cuentas era lo único que tenía, se esfumara.

Trató de alejar esos pensamientos y se concentró en buscarle algo de entretenimiento al momento. Admitió que Dylan fotografiando se veía muy seguro e incluso más atractivo. Ese día tenía el cabello perfectamente despeinado, y la chaqueta oscura junto con los vaqueros le hacía resaltar la contextura atlética.

Sí, parecía perfecto. Parecía sospechosamente perfecto. Lucía tan pero tan perfecto para enamorarse, que una repentina y amarga punzada le hizo entender que alejarlo de Lisa podía ponerse un poco difícil.

No, Dylan no podía ser tan perfecto como su hermana creía o como podía hacer creer. Tenía que buscar una forma efectiva de demostrárselo.

Y se le empezó a ocurrir una.

—Oye Dylan, no nos has dicho mucho de ti —le comentó Ruby, acercándose un poco al escenario de las fotos.

—¿Quieres saber algo en específico? —replicó él, divertido.

Ruby no pretendía decir que no. Quería hallar algo diferente a la perfección.

—¿De dónde saliste? —inquirió—. Es decir, ¿de dónde vienes?

Lisa le echó una mirada de ligero reproche a Ruby, tal vez porque la conocía demasiado como para no tener dudas de que si su hermana quería indagar a profundidad en la vida de otra persona, no era solo por un interés sincero.

Pero a Dylan no le incomodó la pregunta. Muy tranquilo, le tomó un par de fotografías a la Lisa mientras esta miraba a Ruby. Al verla en su cámara, él esbozó una sonrisa.

—¿Sabes? —contestó, algo pensativo—. No estoy muy seguro.

Ruby no lo entendió.

—¿Cómo que no?

—No sé si salí de mi habitación o de la cocina —replicó Dylan— porque no recuerdo en cuál estuve antes de venir al patio.

Ruby pestañeó, perpleja por esa respuesta. Desde su lugar, Keanu entendió el chiste y soltó una risita disimulada.

Ruby apretó los labios para no decir nada de mala gana. ¿Acaso ese estúpido le estaba tomando el pelo? ¿Qué creía que era ella, una niña a la que se le podía responder con bromitas? Más que nunca le molestó esa condenada sonrisa que Dylan cargaba siempre estampada en la cara.

Se preparó para soltar algo odioso, solo que Dylan sacó otro tema de repente:

—Keanu —le habló él al chico—. Esta pregunta te será extraña, pero, ¿tienes novia?

Aquello cambió por completo el ambiente del momento. Dejó paralizada a Ruby, extrañada a Lisa y atónito al mismo Keanu. De hecho, su risita de burla por la broma hacia Ruby se congeló. Dylan, muy ágil, capturó esa reacción en una fotografía repentina.

Keanu pestañeó detrás de sus gafas por el flash, todavía sentado en la mesa. Sus dedos quedaron inmóviles sobre el teclado. Tuvo que carraspear la garganta.

—Eh, sí —respondió.

—Genial —felicitó Dylan, al parecer ajeno a los efectos de su pregunta en todos los presentes—. Es que hay una parte de mi tesis en la que debo incluir micro gestos en parejas enamoradas. ¿Crees que podría hacerle algunas fotos a tu novia y a ti?

Se hizo un silencio.

Ruby, todavía helada y ahora algo tensa, se mantuvo muy atenta a Keanu. Se preguntó si él tendría el valor para decirle a Dylan que su novia era virtual y que no la conocía ni la tenía cerca. Sonaría extraño todo, pero aún más extraño era saber que su falsa novia estaba allí mismo y él no tenía ni idea de eso.

¿Diría la verdad o no?

Keanu siguió pestañeando con cierto desconcierto por unos segundos. Luego se aclaró la garganta y desvió la vista.

—Es que ella no vive cerca —contestó el chico, y reanudó su tecleo en la laptop, esa vez un poco más rápido e incluso nervioso—. Es de otro país.

—Eso es interesante —opinó Dylan al mismo tiempo que tomó una imprevista fotografía a Lisa.

Ella se sorprendió y sonrío.

—Pero muy pronto vendrá a vivir conmigo —se apresuró a aclarar Keanu, muy seguro de ello—. Será este año, tal vez en estos meses.

Mentiroso, pensó Ruby. Nunca habían hablado sobre mudanza, aunque ahora que lo escuchaba eso podía servir para sacarle todo su dinero...

—Eso es estar muy enamorados, ¿no? —dijo Dylan, algo asombrado.

Otra vez, algo frío envolvió a Ruby.

No quiso escuchar la respuesta a esa pregunta. No quiso saber qué sentía el estúpido y mentiroso de Keanu. No quiso oírlo hablar de "Aria", pero irse de ahí en ese mismo momento habría sido algo tonto y un tanto sospechoso. Desgraciadamente, debía mantenerse en el círculo y hacer un gran esfuerzo por verse indiferente, incluso cuando todo ese tema la ponía demasiado enferma.

A Ruby le bastó una rápida mirada a Keanu para notar que el chico se había quedado mirando el vacío, absorto en sus pensamientos, con una expresión de debilidad.

—Sí, estamos muy enamorados —confesó, no muy alto—. Bastante enamorados.

—Entonces, cuando ella esté aquí, ¿podrían participar en las fotografías? —lanzó Dylan también.

Ruby empezó a discutir mentalmente: ¿Qué demonios le pasaba a ese tipo? ¿Por qué hacía esas preguntas justo ahora?

—Sí, definitivamente sí —afirmó Keanu, y esa vez se le dibujó una pequeña y fea sonrisa—. Bueno, si ella quiere hacerlo, yo acepto, aunque no creo que se niegue, es bastante agradable. De hecho, es la chica más hermosa y dulce que he conocido en mi vida. Con ella haría todo lo que nunca he pensado hacer. La verdad es que no veo el momento de que...

Keanu dejó la frase en el aire, inconclusa.

De igual modo, Ruby sabía que lo que le seguía era "conocerla en persona", y eso era algo que nunca iba a suceder, porque después de sacarle todo el dinero posible ella dejaría de responderle los mensajes para siempre. Aunque a Scott ya se le había ocurrido una idea aún más cruel: pedirle al tonto de Keanu que fuera a Venezuela a buscarla y luego allí, ignorarlo totalmente y dejarlo a su suerte.

Esos eran el tipo de planes que solían seguir con cada chico o chica a quien engatusaban. A Ruby nunca le había molestado ni preocupado cuan crueles eran. De hecho, tenía la insensibilidad de Scott en cuanto a esos temas porque solo así podían sobrevivir, pero en ese instante escuchar a Keanu hablar con tal sinceridad sobre Aria, le causó algo parecido a un remordimiento.

Imaginó a Keanu usando todos sus ahorros para volar a Venezuela. Lo imaginó llegando a ese peligroso país en caos económico y social, sin saber nada de él. Lo imaginó buscando a Aria por todos los medios, desesperado y ansioso. Y al final, cuando no la encontrara, cuando se diera cuenta de que todo había sido una mentira, de que ella nunca había existido o de que había sido una estafadora que lo había utilizado como cajero automático...

Podía suceder lo mismo.

Podía suceder de nuevo.

Podía suceder por culpa de ella.

Porque podía ser un ciclo sin fin, ¿y ella estaba atrapada allí?

Demonios, ¿por qué estaba pensando todo eso ahora? Ella no solía considerar esas cosas. ¿Qué carajos importaba lo que pasara con Keanu?

—Finalmente lo confirmé: mi ducha tampoco funciona.

La voz de Dylan la sacó de la fría parálisis y la trajo de vuelta. Ruby se dio cuenta de que se había hundido en sus horribles pensamientos y que ahora él la observaba, relajado, a la espera de algo.

A Lisa se le encendió la mirada e intervino tan rápido que a Ruby no le dio tiempo de entreabrir los labios:

—Esta mañana nos dimos cuenta de que ya arreglaron la ducha de mi hermana, podrías usarla —le propuso a Dylan, y luego como si se hubiese acordado apenas de que el apartamento no era suyo, agregó—: ¿Verdad, Ruby?

Ruby parpadeó, perdida. No ubicó nada. Se había sumido en sus pensamientos.

—¿Qué?

—Que si puedo utilizar tu ducha —repitió él, sonriéndole, amigable y extraño.

—¿Por qué? —contestó Ruby, defensiva.

Dylan emitió una risa divertida.

—Porque la mía no funciona —le contó otra vez, porque antes ella no lo había escuchado—. Todavía no arreglan todas las tuberías de los pisos superiores. Lisa acaba de decir que la tuya sí sirve y que puedo ducharme allí, pero creo que debo preguntártelo antes a ti, ya sabes, por cortesía.

Ruby miró a Lisa, incrédula. ¿En serio? ¿De nuevo le decía cosas a Dylan sin consultárselo antes? Eso era lo que más le estaba irritando del asunto, que su hermana actuara por su propia cuenta, que la excluyera y que escupiera sobre su opinión.

—Tengo que ir de nuevo a la universidad a hacer lo que me pidió la profesora... ¿recuerdas? —mintió Ruby.

Y le pareció que su mentira funcionaría, pero Lisa demostró tener otros planes:

—No te preocupes, tú puedes ir a hacer eso y yo puedo acompañar a Dylan al apartamento —resolvió ella, entusiasmada—. Tengo llave.

Entendió que Lisa quería estar sola con Dylan para finalmente acostarse con él, y sintió que tal vez eso ayudaría a que terminara su fastidiosa fijación, pero al mismo tiempo no le pareció buena idea porque había un gran problema.

—Entonces, ¿sí puedo usarla? —volvió a preguntar Dylan ante el silencio, y esperó la respuesta con esos intensos pero enigmáticos ojos fijos en Ruby.

Ella se quedó muda. El gran y peligroso problema era que Scott también tenía una llave de ese apartamento, por lo que entraba y salía regularmente sin siquiera llamar a la puerta.

¿Y qué haría él si los encontraba allí en pleno acto?

Joder, la que se iba a armar.

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¡Hola! ¿Qué tal les parece la historia hasta ahora?

¿Qué quisieran ver más en la historia? Cuéntenme :D

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