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Capítulo 22

22.

SCOTT.

Scott se había despertado en medio de la noche. El ambiente era muy frío, un tanto ondeante, casi surreal. Afuera, en la ventana, el cielo estaba oscuro y todo tenía un aire sombrío. Entró al baño, y se miró al espejo. Por un instante, su reflejo le devolvió la mirada, normal. No hubo nada inusual durante un momento.

Hasta que, tras un segundo, luego de coger el cepillo dental y de volver a mirar el reflejo en el espejo notó que, detrás, su habitación empezaba a oscurecerse. Y para su sorpresa, se sintió asustado. Una paralizante y horrible mezcla de emociones surgió en su interior. Su corazón se aceleró y su respiración también. Se sintió de nuevo como un niño, como alguien incapaz de defenderse o de controlar una situación.

Y empeoró, porque de forma súbita su reflejo en el espejo, cambió.

Su imagen dejó de ser la de él y pasó a ser una forma femenina con un rostro que él conocía muy bien: Cindy.

Scott contuvo el aliento, perplejo. Ella tenía una forma fantasmal. De lejos podría haber parecido un ser humano de carne y hueso, pero estaba pálida y era un espectro. Un espectro que le sonrió, pero no de una forma amigable, sino de una forma aterradora. Después, ella le mostró algo que tenía en una de sus manos. Lo agitó ante sí con una sonrisa de oreja a oreja.

Scott, aún atónito, no entendió. ¿Qué demonios le estaba mostrando? ¿Por qué estaba ahí molestándolo? ¿Y por qué tenía tanto miedo?

De repente, el reflejo de Cindy dejó de agitar el misterioso objeto y salió corriendo. Inconsciente de la rareza e ilógica del momento, Scott no dudó ni un segundo y fue tras ella. Atravesó el espejo. De pronto se vio corriendo por el campus de la Universidad en ropa interior. A su alrededor había mucha gente que aunque se movían, no hablaban. Parecía una especie de reunión o fiesta... ¿Ruby y Lisa estarían allí?

Mientras las buscaba notó que entre esa multitud, Cindy otra vez blandía lo que anteriormente le había mostrado en el espejo. Parecía una bolsa...un celular... ¿Qué rayos era? Nuevamente Scott aguzó la vista para intentar detectar de qué se trataba, pero no lo logró porque ante sus ojos, el cuerpo y el rostro de Cindy fue transformándose en alguien que él también conocía.

Miss Serena.

Y mientras sucedía esa transformación, él pudo leerle los labios al espectro:

—Hasta aquí has llegado...

Súbitamente todo se oscureció, y la escena cambió.

Confundido y desorientado, Scott de repente se vio parado en el bosque del complejo Knickweg. Fue consciente de que su propio cuerpo temblaba, que estaba solo y descalzo y que apenas podía ver entre la maleza oscura y los frondosos árboles. Intentó caminar hacia alguna dirección, pero fue inútil: el piso lleno de pinchos y ramas no lo dejó avanzar más que pocos pasos.

Desde algún lugar, a lo lejos, escuchó:

—Todo...

¿De nuevo Cindy? ¿De nuevo Miss Serena?

—Lo perderás... todo... —repitió.

Scott experimentó una opresión en el pecho. Una sensación desconocida para él. ¿Más que miedo? No... Scott nunca tenía miedo. Sin embargo, parado en medio de ese bosque sintió escalofríos y vértigo. Muchísimo vértigo al escuchar de nuevo, y ahora muy clarito, la voz de Dylan diciéndole al oído y en un susurro:

—Lo perderás todo.

La única vez que Scott había tenido una pesadilla tan escalofriante había sido en su niñez, la noche anterior a que su padre golpeara con tanta brutalidad a su madre que la dejó inconsciente, y no pudo evitar sentir que esta pesadilla, también era una advertencia.

Así que cuando se despertó de ese sueño, en su verdadera cama, en la verdadera realidad, solo pensó:

Algo va a suceder.

Nervioso y alerta, se sentó en la cama y tomó su celular de la mesa de noche. Le sudaba la frente y sus dedos temblaban un poco. Entró en su cuenta bancaria para revisarla, solo como una súbita idea, como un súbito presentimiento. Cuando vio que todo su dinero seguía allí, sintió alivio, aunque la mala sensación dejada por la pesadilla no se fue del todo. Tenía que asegurarse de que otras cosas estaban bien.

Primero entró a la cuenta falsa de Aria y chequeó si el imbécil de Keanu le había enviado alguna respuesta sobre el dinero que le habían pedido, pero nada. Se sintió impaciente, aunque le divertía que el chico fuese demasiado tonto como para ofrecerse él solo a dar plata.

Hecho eso se aseó y luego se sentó en el sofá de su sala. Abrió su laptop y accedió a la aplicación de las cámaras instaladas en el apartamento de Dylan. La tarde afuera estaba ventosa. Cada cosa que Scott pudiera captar del entorno de Dylan le serviría para que sus pasos fueran correctos. En verdad ya estaba harto de ese tipo. Maldecía el día en que había llegado a Knickweg. Lo odiaba.

Aunque Dylan no estaba en su apartamento. Había salido a comprar comida y había dejado en su habitación a la chica esa de cabello azul, Nitty, y al patético de Keanu, trabajando en ese asunto de la tesis. Los dos chicos estaban muy relajados en la cama, Keanu con su laptop y ella ordenando fotografías. No decían nada interesante.

Así estuvo todo durante un rato, muy aburrido, sin ningún tipo de información. Scott casi iba a cerrar la laptop porque en verdad no le interesaba oír sobre las clases de esos tontos. Solo que, de repente, la conversación sacó a relucir algo que lo detuvo:

—Entonces, ¿Aria te respondió?

Lo había preguntado Nitty.

Scott miró la pantalla muy interesado.

—Sí... —respondió Keanu. Sonó desanimado, como si no quisiera hablar de eso. De hecho, hizo un silencio en el que Nitty perdió la paciencia:

—¡¿Y qué te dijo?! —exigió saber ella.

—Que sí necesita dinero.

La expresión de Nitty tras esa respuesta fue de total asombro. Se quedó como quien no sabe qué decir. Keanu, por su parte, pareció querer meterse en un hueco en la tierra y desaparecer. Scott no entendió por qué ambos reaccionaban de esa forma, pero tuvo un mal presentimiento y se puso alerta.

—Teníamos razón entonces —rompió Nitty el silencio con algo de pesar—. Oh, Keanu, lo siento...

—¡Por eso no quería hacerlo! —admitió Keanu, pasando a la frustración—. No sé por qué anteayer les hice caso a Dylan y a ti sobre hacerle esa pregunta.

Un momento, ¿qué?

Scott miró, ceñudo. En la habitación de Dylan, el pesar de Nitty desapareció y ella hundió las cejas, desconcertada.

—Pero ahora sabes que ella no te quiere, Keanu —le replicó con obviedad—. ¿O es que piensas seguir con esa chica a pesar de eso?

Keanu puso cara de duda, de aflicción.

—No lo sé, la amo...

—Amar a alguien no quiere decir que debas aguantar sus mentiras —soltó Nitty al instante, contrariada.

Scott quedó perplejo al entenderlo. Entonces, ¿ese condenado mensaje había sido una trampa? ¿Dylan y Nitty le habían sugerido a Keanu enviar el mensaje que le había enviado a Ruby/Aria? Además, había sucedido anteayer. Anteayer... ¿qué había hecho él anteayer? intentó recordar hasta que tuvo una revelación: según Lisa, Ruby había estado con ellos... ¿habría escuchado todo esto? ¿cómo mierda habían logrado adelantárseles así?

Scott se levantó iracundo del sillón y empezó a dar vueltas por la sala de estar mientras seguía mirando la cámara y se mordía el puño tenso. Maldijo internamente, entre atónito y ya enfadado. Muy enfadado. ¿Cómo Ruby había estado tan lenta? Oh Ruby... Oh, Ruby, ya vería.

Por el momento, siguió atento para no perderse nada.

—No sé qué hacer ahora —admitió Keanu, apesadumbrado.

—No enviarle dinero, por supuesto —le dijo Nitty.

—¡No lo haré! —exclamó Keanu—. Es seguro que eso no lo haré. pero si solo pudiera hablarle como hemos hecho otras veces... y aclarar las cosas...

—¡Keanu, no! ¡Debes terminarle! —refutó Nitty—. Y aceptarlo.

Keanu bajó la mirada, entristecido. Nitty, en cambio, lo miró con cierta preocupación. Había estado boca abajo en la cama ordenando fotografías, pero la chica se reacomodó para quedar sentada y se acercó al chico. Le puso una mano en el hombro en apoyo. El momento se volvió muy íntimo, y a Scott le dio ganas de vomitar. No podía soportar ver eso en estado de sobriedad, así que fue hacia la nevera y sacó una cerveza que abrió y tomó de un saque. En su mente: ¿en qué momento todos sus planes se empezaron a ir al cuerno? ¿y dónde estaba la inútil de Ruby a todo eso?

—Keanu... nosotros estaremos para ti —escuchó que le aseguró Nitty con voz suave—. Ya verás que será más fácil superarlo. Nos tienes.

Scott pudo haber vomitado de no estar tan enojado. Qué ridiculez tan grande. ¿Nos tienes? ¿A quién? ¿Al imbécil de Dylan y a Lisa? A su Lisa, a quien habían apartado de su lado... Scott terminó la cerveza y apretó con rabia la lata, tirándola al otro lado de la habitación. Al instante fue y cogió otra y repitió el mismo movimiento de beber y pensar que unos segundos atrás. Lisa... ¿cómo había dejado ir a Lisa? Y Ruby... No. Si él ya no tenía a Lisa, mucho menos la tendría Dylan.

—¿Y si no encuentro a otra chica? —dudó Keanu, mirando a Nitty.

—La encontrarás, porque salir de Aria es el primer paso para que veas que hay una vida real afuera —le dijo ella, sonriendo con calidez.

Por un momento Scott quiso confiar en que Keanu en verdad estaba enganchado con la novia virtual, que el tonto no se dejaría influenciar, que se negaría a terminar la relación. Ansió que no fuera tan tarde.

Pero un repentino aire de decisión surcó la cara del Keanu cobarde y nervioso de siempre. Un aire que dejó paralizado a Scott.

—De acuerdo, voy a terminar definitivamente con ella —aceptó el chico.

Scott le dio un último sorbo a la segunda lata de cerveza y luego la arrojó con una furia ciega contra la pared. El objeto cayó al suelo con un sonido metálico y dejó una mancha de líquido en la pintura blanca, aunque eso a él no le importó. Una furia peligrosa recorría su cuerpo. ¿Cómo era que Ruby había sido tan estúpida? ¡Ahora ya no obtendrían dinero del imbécil de Keanu! ¡Todo el maldito plan estaba arruinado! Quiso ir al apartamento de ella a reclamarle, a gritarle, a tomarla por los cabellos y decirle cómo había hecho que todo su trabajo se fuera a la mierda. Por un momento eso fue lo único que vio lógico.

Pero de repente algo dentro de sí lo detuvo y se le ocurrió una idea. ¿En verdad ese imbécil de Keanu estaba haciéndose el valiente? ¡Ja!

Con su celular, Scott de nuevo accedió al perfil de Aria. Abrió el chat con Keanu y le escribió un mensaje:

"Hola, mi príncipe elfo.

¿Estás bien?

Necesito hablar contigo.

Te amo."

Contempló en la pantalla el momento en el que Keanu recibió el mensaje. Su celular sonó en una notificación y el tonto lo cogió muy rápido, como con desesperación. En cuanto vio que era Aria, todo su rostro se iluminó de sorpresa. Scott sintió la diversión de la maldad.

—¡Es ella! —exclamó Keanu, atónito—. ¡¡¡Quiere hablar conmigo!!!

—¡Déjame ver! —soltó Nitty, y en un reflejo rápido le quitó el celular de la mano. Al chequear de qué se trataba añadió con una mueca de desagrado—: Intenta convencerte...

—Pero... —dudó Keanu.

—¡Dijiste que no vas a caer! —le recordó ella a él con insistencia—. Por tu bien no hables con ella, solo bloqueala.

Los ojos de Keanu se abrieron de par en par.

—¿Bloquearla? —Sonó asustado—. ¿Eso no es drástico?

—No, Keanu —le dijo Nitty con cierta dureza—. Ella no te habló por semanas y solo te respondió cuando le ofreciste dinero. Ahora mágicamente te quiere otra vez. Sabes que no es cierto lo que siente, quiere usarte.

Para insistir, Scott envió otro mensaje desde la cuenta de Aria:

"Y te he extrañado, es solo que mi situación está un poco complicada, no he tenido nada de conexión estos días, pero aquí estoy intentando comunicarme contigo..."

Al sonido de la notificación, Scott pensó que Keanu reaccionaría y tomaría el teléfono rápido, pero se quedó como paralizado y quien leyó el mensaje fue Nitty. Ella giró los ojos con fastidio. Después le sonrió a Keanu de forma tranquilizadora:

—Puedo hacerlo yo si sientes que no tienes el valor... —le sugirió.

—No tengo el valor —admitió Keanu cabizbajo.

—No te preocupes —le tranquilizó Nitty.

Y, para la cólera de Scott, de repente, Aria fue bloqueada por el perfil de Keanu.

Scott se levantó del sofá, iracundo. Sabía que todo era culpa de Dylan y su grupo, pero también de Ruby. Últimamente estaba perdiendo la cabeza, la inteligencia, todo. Estaba dejando de ser servible y estaba pasando a ser insoportable. Por haberla dejado encargarse sola, había sucedido esto. Además, ¡ya basta de planes tontos!

Era hora de tomar medidas drásticas.

Decidido, Scott buscó un número en específico entre su lista de contactos y marcó para llamar.

Había alguien que le debía un favor.

Era momento de cobrarlo.

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