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Capítulo 21

21

RUBY

Ruby se despertó sudorosa y agitada de una intensa pesadilla.

Creyó estar muy asustada porque Cindy la había estado culpando de algo, pero soltó un grito de miedo cuando vio la figura recargada la puerta de la habitación. Por un instante ni siquiera lo reconoció y ese fue el motivo de su horror, pero en lo que él la miró con el ceño fruncido y severo, quedó claro que era Scott.

—¿Ahora te la pasas gritando todo el tiempo o qué? —le soltó él. Otra vez le echó esa mirada de: “¿estás loca?” que sí, la hacía sentir cada vez menos equilibrada.

Ruby soltó un suspiro, todavía temblorosa, y se incorporó en la cama. Las pesadillas iban empeorando cada vez. Tenía motivos para estar aterrorizada, pero ya le había quedado claro que no podía contarle nada sobre eso a Scott.

—Si llegas de esa forma, cualquiera se asustaría —se defendió en un tono más bajo—. ¿Qué haces aquí?

Scott presionó contra la pared el cigarrillo que había estado fumando para apagarlo.

—Ya me cansé de esperar —fue al punto—. Necesitamos dinero. ¿Cuándo es que Keanu lo va a enviar?

Pues… no tenía ni idea.

De hecho, todo estaba un poco raro con ese tema. Ella llevaba semanas sin responderle los mensajes al chico. Él insistía e insistía, como siempre, pero la noche anterior había recibido un mensaje diferente de Keanu:

Hey… te amo, ¿sabes? Así que si necesitas dinero en estos momentos solo dímelo. Te ayudaré en lo que sea.

Muy directo viniendo de él, pero al fin y al cabo justo lo que necesitaban, ¿no? O mejor dicho: justo lo que Scott necesitaba. ¿Debía mostrarle el mensaje? Por supuesto, no tenía ni por qué dudar, pero…

De repente se escuchó la puerta principal cerrarse. Ruby conocía ese gesto. No podía ser otra persona que su hermana, y lo era. En unos segundos, Lisa entró a la habitación, totalmente diferente a su gemela: luminosa, fresca, sin ojeras ni cansancio.

De inmediato, Scott se cruzó de brazos, extendió la sonrisa maliciosa y enarcó una ceja.

—Miren quién hace un poco de tiempo para visitarnos —soltó con ironía.

Lisa le dedicó una sonrisa con un giro de ojos.

—Necesito hablar con mi hermana —contestó y enfatizó las palabras para dejar en claro que no lo incluía—. ¿Puedo?

Ruby sintió cierta emoción atravesarle sus muros al oír “mi hermana” como si fuesen las mismas gemelas unidas de antes, pero Scott se le adelantó al decir algo:

—¡Por supuesto! —ensanchó la sonrisa y alternó la vista entre ambas—. Habla, te escuchamos.

Lisa entornó los ojos, pero él no hizo ni gesto de moverse para salir de la habitación, solo se reacomodó contra la ventana, todo oídos.

—A solas —lo aclaró la rubia.

Scott curvó la boca como pensando y luego negó con la cabeza.

—No lo creo —rechazó, relajado—. ¿O es algo que no puedo escuchar por alguna razón específica?

Detuvo la mirada en Ruby, y ella sintió la presión de dar una respuesta.

La verdad era que no tenía ánimos para discutir o refutar, así que cedió.

—Lo que sea que vayas a decirme, dilo de una vez —suspiró.

—Pero Ruby… —intentó convencer a Lisa, y lo dijo de forma definitiva:

—No hay nada que Scott no deba saber.

Lisa endureció el gesto al estilo: ¿eso quieres? Pues bien.

—Solo quería decirte que me pareció genial que ayer te acercaras a Keanu y a Nitty —soltó Lisa—. Es bueno que les des una oportunidad a otras personas, sobre todo a ellos.

Scott al instante deslizó la atención hacia Ruby, con los ojos bien abiertos y la sonrisa congelada por lo inesperado de eso. Ruby quedó perpleja. Un frío atónito le recorrió la piel y se la erizó.  

—¿Que yo qué? —fue lo que salió de su boca, impactada.

—Por esta razón quería que habláramos a solas —suspiró Lisa. Se acercó a la cama y se sentó en el borde—. Mira, somos libres de hacer lo que queramos…

Ruby dejó de oírla un instante.

¿Qué?

¡¿Pero qué estaba diciendo Lisa?!

—No estuve en ninguna parte ayer —soltó Ruby con brusquedad—. Estuve aquí.

Lisa tomó aire con paciencia.

—No tienes que mentir por Scott.

Ruby no podía creerlo.

—¡No estoy mintiendo! —exclamó, ahora horrorizada por el hecho de que Lisa si estuviese diciendo mentiras.

Su gemela ignoró eso.

—Sé que pensábamos que Keanu y Nitty eran unos perdedores, pero es que estamos muy cerradas entre nosotras mismas —siguió diciendo Lisa, demostrando los grandes cambios en sus perspectivas, demasiado confusas para Ruby—. Los he conocido y son diferentes.

Ese “diferentes” englobó todo lo que habían vivido los tres. Ruby lo entendió en un segundo, pero no tuvo tiempo de decir nada. Ya la bomba había caído sobre el peor territorio: Scott.

—¿Sí? —escupió él con ese tono entre enfadado, cruel y burlón—. ¿Qué tan diferentes son tus nuevos amigos?

—Ellos no se enfurecen por cualquier cosa, para empezar —le replicó Lisa con dureza.

Scott emitió una risa sin diversión, más bien intimidante.

—Vaya, suenan geniales —se burló—. Suenan fabulosos. Imagino que son tan increíbles que te aceptan tal y como eres: una mentirosa capaz de acostarse con el mismo tipo que tu hermana. —Curvó las comisuras con maldad—: ¿O es que eso no lo saben?

Lisa se puso en pie, mirando a Scott con una furia y un desprecio claro. Ruby sospechó que se avecinaba una pelea de gritos e insultos como solía pasar cuando se confrontaban, pero se sorprendió cuando su hermana atravesó la puerta de la habitación para irse. Ruby reaccionó rápido, fue tras ella, entre confundida, horrorizada y con el corazón acelerado de asombro por lo que le acababa de decir.

Interceptó a Lisa justo cuando abría la puerta de entrada y la tomó del brazo para detenerla. Iba a preguntarle por qué mentía, que era lo que más la había impactado, pero la rubia se zafó con brusquedad del agarre.

—Al principio esto era divertido, Ruby, pero dejó de serlo —le dijo, muy seria y sincera—. De alguna forma entendí que hay cosas mejores que depender de alguien que solo te ataca para sentir que te controla. Tienes que verlo también.

—Scott solo… —intentó replicar ella sin saber por qué razón, pero Lisa lanzó algo más antes:

—Es un manipulador. 

Dicho eso, se fue por las escaleras.

Ruby quedó inmóvil en la puerta, impactada por todo, hasta que sintió el tirón por el hombro. Scott, ahora detrás, la apartó de ahí y cerró de un portazo. La observó, enfadado.

—¿Qué fue lo que hiciste ayer? —preguntó con los dientes apretados.

Ruby retrocedió unos pasos. Trató de controlar sus nervios y su desconcierto, pero todo se le mezcló y se sintió más abrumada que nunca.

—Nada —aseguró, aun así—. Lisa miente, yo no estuve en ninguna parte.

Fue como si Scott no hubiese oído nada.

—¡¿Acaso quieres que nos descubran?! —le reclamó en un grito—. ¡¿O es que piensas hacer lo mismo que Lisa?!

Ruby experimentó una oleada de rabia. Hacia él. Hacia el hecho de que no le creyera. Hacia el hecho de que siguiera tratándola como si estuviese loca.

—¿Por qué no me crees nada de lo que te digo? —le preguntó a Scott con la mandíbula apretada.  

—¡Porque no tiene sentido! —soltó él—. ¡Tú ya no pareces tener sentido!

Ella se quedó en silencio tras eso. Las palabras de Lisa se repitieron en su mente: De alguna forma entendí que hay cosas mejores que depender de alguien que solo te ataca para sentir que te controla. Tienes que verlo también.

Scott, por su lado, desagradable mente manipulador, se dio cuenta del error porque se pasó la mano por el cabello y soltó mucho aire, intentando calmarse. Luego se acercó a ella. Ruby quiso apartarse, pero él logró sostenerla por los hombros. Aproximó su rostro y pegó la frente a la suya.

—Ruby, preciosa, puedo confiar en ti, ¿no? —le susurró, ahora con voz suave y arrepentida.

Más rabia. No era justo.

—Siempre —respondió porque eso era lo que debía responder.

—¿Por qué estuviste con esa gente ayer? —quiso Saber Scott de nuevo, todavía suave.

No había estado con nadie, demonios, pero aceptó que si insistía él no iba a creerle.

—Ruby, ellos podrían meterle en la cabeza a Keanu que Aria es un catfish —advirtió Scott ante el silencio—. Y si él se convence de eso, será tu culpa. Dime, ¿qué les dijiste? 

¡¿Por qué iba a ser su culpa?! ¡¿Por qué siempre la culpa era de ella?! ¡¿Y por qué sentía que sí?!

—¿Qué importa qué hice o dije? —replicó Ruby, harta, y buscó el mensaje de Keanu en su celular para mostrárselo a Scott—. ¡Importa que funcionó! El propio Keanu me está ofreciendo dinero. Era lo que queríamos. 

Scott miró la pantalla por unos segundos. Su comisura derecha se alzó en una sonrisa de aprobación. 

—Bien —asintió, recuperando la postura, menos enfadado—. Respóndele que sí. Y piensa en lo que te dije. No vayas a ocasionar algo estúpido. No tienes nada que hablar con esa gente. 

Salió del apartamento y la dejó sola.

Ruby soltó aire, abrumada. Ella no había estado con ellos como afirmaba Lisa. ¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿Por qué las cosas estaban tornándose cada vez más aterradoras? 

De todas formas, obedeció a Scott y con dedos temblorosos respondió a Keanu:

“Sí, necesito dinero”.

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