El Mismo Lugar
Se inspiró en varias canciones de Los Bunkers y Soda Stereo
Antes que todo, este OS está hecho con IA pero se modificó cosas durante su proceso. Todo es ficción nada es real, algo cliché, no se pero ojo con eso
Desde que Vianney Rodríguez, la alfa que había marcado a Sebastián Córdova, se marchó, el omega había sentido su mundo desplomarse. La marca en su cuello, un vínculo que debía brindarle estabilidad y seguridad, se convirtió en una fuente constante de sufrimiento.
Lo había dejado.
Se había ido sin mirar atrás, sin darle explicación, sin siquiera despedirse con algo más que un “lo siento”
Y el… El la había dejado ir
Vianney ya no estaba
El celo llegó en medio de una noche lluviosa, Sebastian se retorcía en el sofá de su departamento, estaba solo en penumbras y su teléfono fuera de su alcance.
Su cuerpo ardía, las sábanas empapadas de sudor, y la habitación estaba impregnada de su propio aroma dulce, denso, una señal inequívoca de su estado.
Las paredes parecían cerrarse a su alrededor, y la marca en su cuello, enrojecida y sensible, era un recordatorio punzante de que Vianney ya no estaba ahí, porque sabía que no debía llamarle. No debía de hacerlo.
―¿Por qué?― preguntó con un susurro, casi rota
El departamento, que ya se sentía vacío desde que Vianney se había ido, ahora se convertía en una prisión. La ropa que ella había dejado, su aroma apenas perceptible en la almohada, solo intensificaban su dolor. Cada fibra de su ser pedía a gritos su regreso, pero ella no estaba. No estaría nunca más.
Su celo se volvió el infierno en la tierra, sentía que se iba a morir en ese instante.
Buscaba respuestas, su mente se debatía entre la confusión y el dolor, su cuerpo rogaba por el consuelo de un alfa, el alfa que lo había dejado.
.·:*¨ ¨*:·.
Juan Pablo Vigon no era el tipo de persona que ignoraba cuando algo estaba mal. Había notado la ausencia de Sebastian donde llevaba días evitando a todos, entrenando a medias y con una mirada ausente, pero por los supresores, se lograba distinguir el ligero aroma a tristeza que emanaba el omega.
Observó que trataba de cubrir con algo en el área del cuello, como si escondiera algo más.
Algunos compañeros de equipo como Lainez, Gignac o Nahuel preguntaban si estaba todo bien e incluso Vigón preguntó, y él solo les contestaba de manera seca, serio, tratando de no entrar en detalles.
Pero simplemente dejó de aparecer, cuando pasaron los días y Sebastián seguía sin responder mensajes ni llamadas, la preocupación se convirtió en una presión constante en su pecho.
Algo no estaba bien.
Así que fue a buscarlo.
Cuando llegó Vigon, golpeó la puerta varias veces, pero no obtuvo respuesta. Escuchaba ruidos en el interior, como si alguien estuviera moviéndose torpemente, y un gemido ahogado que le erizo la piel.
Con un gemido bajo, Sebastián se incorporó ligeramente y miró hacia la puerta. El mundo exterior seguía su curso, y él estaba atrapado en un ciclo interminable de desesperación. Fue entonces entonces cuando lo escucho: pasos en el pasillo. Al principio pensó que era una alucinación , un producto de su mente agotada, pero luego el sonido de los golpes en la puerta lo hizo tensarse
―Sebas, soy yo…Vigón―, dijo con una voz firme y tranquila
Por otro lado, Sebastián sintió su corazón detenerse por un instante “¿Que está haciendo aquí”, pensó. Su aroma debía ser inconfundible desde el otro lado de la puerta, cualquier beta o alfa lo habría percibido. Espero a que Juan Pablo se diera por vencido y se fuera, pero los golpes continuaron más suaves esta vez.
―Sé que estás ahí. Si no quieres abrir, está bien, pero quiero asegurarme de que estas bien. Estoy preocupado por ti―
Los ojos del omega se llenaron de lágrimas, no de tristeza, sino de una mezcla de vergüenza y alivio. Y ahora estaba ahí, Juan Pablo Vigón, un alfa, alguien que no tenía ninguna obligación de estar en su puerta
La preocupación lo llevó a empujar la puerta. No estaba cerrada con llave
Y entonces lo vio, Juan Pablo tardó solo un segundo en comprender la magnitud de la situación.
Sebastián estaba en el sofá de la sala, sentado con una manta, con la marca en su cuello visible y enrojecida. Su cuerpo temblaba, cabello desordenado, sus ojos estaban vidriosos, y el departamento tenía el aroma denso y sofocante de un omega en celo, pero no era un aroma dulce y embriagador
Era desesperado, agónico.
El aire estaba cargado con una angustia que lo dejó sin aliento, cerró la puerta detrás de él y sin pensarla dos veces se acercó al omega
―Sebas… ― se agacho a su lado, tocando su mejilla con cuidado. Su piel estaba caliente, demasiado caliente
―No debería estar así…ella…ella debería estar aquí― Sebastián lo miró, con lágrimas corriendo por su rostro.
Juan Pablo entendió de inmediato. La ausencia de Vianney, la alfa que lo había marcado, estaba haciendo estragos en su cuerpo y mente.
Nunca había estado en una situación así, nunca había visto a un omega atravesar un celo sin la presencia de un alfa
Sebastián apartó la mirada, avergonzado. No podía hablar, no podía explicar lo que estaba pasando. Pero Vigón no necesitaba preguntar lo que realmente estaba pasando
―Voy a quedarme contigo Sebas―, dijo el alfa con calma
El omega no respondió, pero su cuerpo se relajó ligeramente, como si esas palabras fueran todo lo que necesitaba escuchar
Vigon fue a la cocina, preparo agua fría y tomó un paño húmedo para pasarlo por la frente de Sebastian, buscando calmar el calor abrasador que lo envía, el omega dejó escapar un suspiro tembloroso, como si su cuerpo agradeciera la mínima tregua
Juan Pablo se quedó sentado en el suelo, a su lado, asegurándose de que Sebastian tuviera todo lo que necesitaba
Sus ojos reflejaban preocupación genuina, la clase de preocupación que Sebastian nunca había visto en los ojos de Vianney. Eso lo hizo sentir más vulnerable
¿Por qué había venido?
¿Por qué se preocupaba tanto?
Las acciones del alfa lo hacían ver algo más fuera de lo común, cualquier alfa o beta se hubiera aprovechado el estado donde se encontraba, Vigon no, al contrario mostró preocupación y aunque no podía responder a eso, aunque el fuego de su cuerpo lo consumía, algo dentro de él se aferró a esas palabras
Juan Pablo estaba aquí.
Juan Pablo no lo iba a dejar solo.
Y, por primera vez en mucho tiempo, Sebastian permitió que alguien más lo ayudará a sostener su dolor.
.·:*¨ ¨*:·.
Despertó con la sensación de algo sobre su frente. Su cuerpo aún estaba pesado, pero el calor que lo había consumido en los últimos días parecía haberse calmado un poco, no completamente, pero lo suficiente para que su mente pudiera procesar lo que estaba sucediendo
Y entonces lo vio.
El estaba sentado en el suelo, a su lado, con la espalda apoyada contra el sofá y la cabeza inclinada hacia un costado, como si se hubiera quedado dormido.
Sebastian sintió un nudo formarse en sus garganta.
No estaba solo.
No era un sueño, ni una alucinación causada por la fiebre del celo.
Juan Pablo realmente estaba ahí
El omega dejó escapar un suspiro tembloroso, y eso bastó para que el alfa despertara de inmediato.
―Sebas…― su voz sonaba ronca, adormilada, pero llena de alivio―¿Cómo te sientes?
―Mejor…― su voz era un susurro, quebrada por la debilidad.
Juan Pablo exhalo y pasó una su cabello, como si finalmente pudiera relajarse
―Estuviste muy mal― dijo, su miraba escaneaba cada parte del omega como si quisiera asegurarse de que seguía entero ―No podía dejarte solo―
Sebastian trago saliva, intentando procesar lo que escuchaba.
Él se había quedado con él.
Lo había cuidado.
Sin esperar nada a cambio.
Sin aprovecharse de su estado
Y entonces, como un golpe directo en el pecho, la comparación fue inevitable
Vianney no lo habría hecho.
Ella se fue y lo dejo cuando mas lo necesitaba
Pero él
Juan Pablo se quedó.
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Este One Shot fue realizado a finales del mes de Enero e inicios de febrero de este año, se que es corto esto pero realmente si quería extenderlo pero iba hacer mucho drama jajajaja.
De aquí salió algo, y pues fue el resultado. Ojalá y les haya gustado este OS
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