CAPITULO 02-Rompiendo Lazos (Parte 1)
CAPITULO 02—ROMPIENDO LAZOS
PARTE 1
Un nuevo día llegaba, el sonido del tránsito se hacía presente mientras que el reloj de la habitación marcaba casi las ocho. Una melodía se podía oír, el sonido de la alarma, sonidos de un timbre, golpeteos en la puerta y para acompañar a una chica que no paraba de gritar.
—Jake ¡abre la puerta, llegaremos tarde y si eso pasa tú pagaras las consecuencias! —anuncio Carla. Una vez más repitió lo que hacía sin obtener resultado alguno de su amigo—. ¡JAKE!
Solo miro el piso unos segundos y luego volvió a mirar la puerta que estaba frente a ella, con mucha euforia y rabia golpeo y repetidas veces la puerta logrando esperar que su amigo abra dicha puerta.
Tras ya pasado varios minutos sin obtener una respuesta por parte de su amigo, Carla, opto por golpear unas últimas veces y después marcharse.
—Jake, por favor, sé que esto para ti es difícil, lose. Seguramente crees que yo no sé de lo hablo, pero... en realidad lose perfectamente, el hecho de querer a alguien a escondidas por demasiados años, no tener el valor suficiente para decírselo y solo guardártelo para ti mismo teniendo que esperar que de alguna manera la suerte este de nuestro lado. Te comprende y no te culpo. Yo... —estando por decir lo que tanto anhelaba decir de hace ya mucho tiempo, fue interrumpida—.
—Eso fue hermoso señorita, debe querer mucho a ese chico para estar parada ahí más de media hora. Él se fue mucho antes de que usted llegara—dijo el hombre quien sostenía una taza de café observando a Carla desde la comodidad de su apartamento.
Como es de ella, volviendo a su estado neutral, fingiendo que no dijo nada de lo anterior; agradeció el dato al señor y se dispuso a retirarse del lugar rumbo a su trabajo.
Durante el transcurso de su trayecto, teniendo en cuenta que llegaría tarde, se resignó a llamar a su jefe y anunciarle que ira retrasada por motivos personales.
Con las horas extras que tendrá por llegar tarde le daba más tiempo a ella para pensar más maneras de como matar cuando vea a su amigo en el trabajo.
—Juro que me las pagaras, no sabes de lo que soy —decía Carla, un dolor de cabeza detuvo sus enfados—.
Su cabeza por momentos sentía que no estaba del todo en su lugar, se la agarraba con fuerza, sentía que si no lo hacía se le iba a ir de las manos, la gente del alrededor solo miraba a la chica haciendo una pequeña escena.
Llegando ya a su trabajo y después de pedir nuevamente disculpas por el retraso, estuvo de camino a su cubículo y esperando ver a su amigo para tirarle sus cocotazos encima por dejarla plantada.
En el piso en el que se encontraba se podía ver a personas con el teléfono en mano con papeles en sus manos y otros en computadora como así algunos dormidos o jugando uno que otro juego. Al llegar a su puesto y mirar a su vecino de trabajo, noto que no había más que una silla y una computadora.
—Oigan ¿Y Jake? —pregunto Carla a su vecino de la izquierda— No están sus cosas.
—Renuncio, ¿no lo sabias? Llego temprano que todos nosotros y presentó su renuncia ante el jefe.
Muy asombrada, Carla, solo se quedó congelada unos segundos y después volvió en sí.
Ya terminada su hora laboral y siendo la última en salir de su oficina, Carla, ya sabía a donde ir para encontrar a su amigo, un lugar donde él siempre iba, un lugar especial, donde fue su por así decirlo; su primera cita.
Sin tener un medio de transporte, Carla, en el transporte público recordaba ese día como si hubiera sido ayer, un día que ella estuvo presente.
<<>>
Después de aquella fiesta donde se conocieron, habían pasado ya algunas semanas en donde aún eran amigos los cuatro; Joseph, Mery, Jake y Carla. Un día, Jake, no sabía cómo invitar a Mery a una cita, por lo que tuvo que recurrir ni nada ni nada menos que a su mejor amiga de Mery, Carla.
Jake acudió ante la chica neutral, la cual él había citado en un parque cercano para hablar.
—Carla, hola —dijo Jake con entusiasmo—.
—Sé que no me citaste aquí para socializar, lo note en tus palabras—dijo Carla sin desviar la mirada de donde la tenía puesta; dio un suspiro y miro a su amigo parado al lado suyo de donde estaba sentada—... ¿y, que quieres?
En ese momento, Jake, pidió disculpas por el tiempo que se tomó al venir, una vez más la chica neutral con enfado le recalco que quería.
Tras una pequeña charla y ya sabiendo que hacer, Carla, suspiro melancólica y le dio una solución.
—Hay un parque con un lago cerca de las afueras de la ciudad, al atardecer para un poco vacía y no obligan a la gente a irse. Podrías invitarla a ese lugar y ya sabrás tú que hacer.
—Ese es el problema, Carla, tengo miedo invitarla—recalco Jake—.
Carla solo pensó unos segundos, y después le respondió.
—Yo me encargo, tu solo preséntate el sábado a las seis de la tarde —dicho eso, ella se levantó y miro a su amigo—. Cuídate, bye.
Como le había indicado Carla, Jake, si llego a tiempo el sábado, estaba con ropa casual pero adecuada a la ocasión dada. El lago en aquel parte eran una vista espectacular que solo se podría apreciar en las fotografías del Nathional Geografit, pero ahora, ahora era de él, y rogaba que Mery llegue para apreciar la vista.
–¿Jake? ¿Qué haces aquí? —pregunto Mery sin comprender que hacia él aquí— ¿Dónde está Carla?
—¡Mery! Llegaste. Ven, te estoy esperando, mira —dijo señalando desde la colina hacia el lago—. Es hermoso, ¿verdad?
En ese momento, ambos contemplaban ese hermoso paisaje. Mery olvido a su amiga y se enfocó en la persona que tenía frente. Mientras anochecía, ambos lograron entablar una charla que poco a poco fluía y se hacía más agradable para amos, hasta que tocaron un tema que no debían tocar.
—¿Cómo es que alguien como tú, logro hacerse amiga de alguien como Carla? —pregunto Jake—-.
—Es lo que me pregunto yo. Sé que todos se dieron cuenta de lo rarita que ella es y todo eso de no demostrar muchas emociones, pero, fue culpa de mi madre en primer lugar que me haga su amiga de la rarita del salón, un día nuestras madres se encontraron en centro comercial y mientras ellas hablaban nos hicieron sentar juntas en una mesa a ella y a mí, fue uno de los días más aburridos de mi vida, para decir verdad, nunca quise ser su amiga...
Lo que ambos ignoraban, era el hecho de que muy cerca de ellos se encontraba Carla. Ella estaba ahí desde antes que Jake llegara, como forma de sustento por si su ataque de nervios le llegaba como la otra vez, pero como salió bien, decidió escuchar todo a escondidas, habiendo deseado no haberlo hecho.
Con la mirada baja, Carla, decidió no seguir escuchando y que sería mejor retirarse a seguir escuchando como su mejor amiga seguía con esas palabras hacia ella.
—Pero... con el tiempo logre entenderla, él porque es así de ese sentimiento, no fue fácil para ella todos los cambios que sufrió. No estoy segura, pero creo que fui como un pilar para ella. Después de lo que paso, no quiero que sufra más, por eso la considero una amiga, mi mejor amiga, ninguna podría separarse de la otra para siempre.
<<>>
Ya habiendo llegado a donde era su parada, Carla, bajo del colectivo y se dirigía en donde una vez más había llorado por alguien, no solo por Mery, sino también por Jake.
Mientras más se acercaba a aquella colina, podía ver una silueta recostada en el césped junto a un árbol, sonrió por el hecho de haber encontrarlo.
No sabe de qué momento o como llego a pasar, pero, su cabeza comenzó a dolerle, como si alguien la estuviera golpeando desde el interior, se agarró su cabeza e intento calmarse para que el dolor pasase, pero esto no era efectivo.
Pasado ya unos minutos de dolor, Carla, se logró tranquilizar. Una vez vuelta en sí, miro a donde se dirigía y para su sorpresa, esa silueta que supuestamente era Jake, ya no estaba ahí.
A regaña dientes y una vez más, se dio media vuelta enojada de que su amigo quizás la haya visto y se haya largado. Durante su transcurso de vuelta a casa, ella intentaba llamar de distintas formas a su amigo, pero en ninguna contestaba, también estaba esa incógnita de los dolores de la nada, ya eran tres de ese estilo en dos días, algo raro para ella que era poco usual que le doliera su cerebro.
Ya estando cerca de casa, solo buscaba las palabras ideales para hablar con Jake, aunque por más que lo pensara, igual lograría decirle todo lo contrario.
Llego a su apartamento demasiado tarde y agotada por todo el día de trabajo y búsqueda de su amigo Jake que al final este último no apareció.
Tomando un respiro, estuvo unos momentos parada en la puerta de su amigo, no sabiendo si entrar o no. Levanto su mano lentamente, con la mano cerrada estaba por tocar la puerta, pero, se detuvo, desvió la mirada y se alejó del lugar, encaminándose a cuarto.
Sin nada más que decir y dejando más tiempo solo aJake, Carla, se recostó en su cama, desplomándose como si fuera un costal depapas mal equilibrada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro