Había una ves un millonario, El era muy famoso y le agradaba a todas las personas pero lo trataban como si fuera de la realeza, cada día venia gente y le traía cosas

-Señor Manuel, le traigo este rubí como signo de vida eterna.- dijo una señora

-¡Pero yo no quiero un rubí!- Contesto el millonario casi gritando -Usa ese rubí para comprarte algo, yo no lo necesito.-

En ese momento la señora se fue diciendo que se compraría.

-No quiero que me traten así como un rey quiero que me traten como una persona normal -

Al escuchar esas cosas su sirvienta dijo: -Señor, debería ir a una tierra de pobres.- su sirvienta  se tapo la boca rápidamente-lo siento mucho se...-

-Es una gran idea Cristina- Interrumpió el señor  algo sorprendido

-Enserio?-contesto ella

-¡Claro que si!, ¿Cómo no se me ocurrió antes?- dijo el alejándose de la entrada y dirigiéndose a su habitación.

Escribió una carta para dársela a su sirvienta de que cosas hacer.

«Querida Cristina...

...Te dejo a cargo de mi casa, cuida de mis mascotas aliméntalas y no le des a chocolate (el perro) croquetas normales, dale orgánicas limpia mi casa y puedes dormir en la habitación extra, no invites a nadie y cuando vuelva (dentro de 3 meses) va a ver una gran fiesta.   

Con cariño...Manuel.»