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El precio del pasado

Mis padres y yo miramos mi puntaje para ingresar a la universidad incapaces de creer que no tenía posibilidad de ingresar a ninguna de las universidades que me interesaba, cerramos la pantalla del notebook con suavidad, como si nos acabáramos de enterar de la muerte de un familiar cercano.

Mi papá fue a buscar algo fuerte a lo que dar un trago, mientras que mi mamá se quedó a mi lado apoyando su mano sobre mi hombro, para mí eso era la señal de que contaba con el apoyo de ambos. Mi papá regresó a mi pieza con un vaso de whisky en la mano, le dio un pequeño sorbo y acomodo el vaso sobre mi escritorio.

—Lo hiciste lo mejor que pudiste —me consuela mi papá—, que sepas que ese resultado no te define, yo tampoco entre a la universidad que esperaba, pero aun así, acá estamos.

—Pero cuando tú y yo estudiamos aún estaba el beneficio de que el estado pagaba la carrera —replico mi mamá—, él va a tener que endeudarse para entrar a estudiar a una universidad privada, va a estar toda su vida pagando.

—Bueno, ¿y qué más queda? —contesto mi papá en una mezcla de resignación y despreocupación antes de darle otro sorbo a su trago—, tampoco se puede quedar sin estudiar, tiene que hacer algo con su vida.

"Hacer algo con mi vida". Las carreras postuladas fueron medicina, derecho y arquitectura, no poder ingresar a la universidad para estudiar una de las tres resulto ser un gran alivio, ya que era lo que mis padres esperaban que estudiara, lo que yo, Geronimo Duarte, deseaba estudiar realmente, no era algo que me pudiese enseñar una universidad, yo quería hacer una carrera jugando videojuegos. De que tengo memoria fui bueno en ellos, también en aquellos que se trataran de juegos de mesa o lógica.

Pero no era algo que pudiese contestarles, en el 2030, aunque la idea de que jugar puede ser un trabajo, son uno entre diez mil los que logran una vida decente y uno entre millones los que viven bien haciendo eso.

—Geronimo —la voz de mi mamá me saco de mi divagación mental—, ve a desayunar, con tu papá hablaremos sobre como hacer que entres a la universidad.

Mientras preparo mi desayuno, luego reviso el grupo de whatsapp, mis amigos también estaban viendo sus resultados, de nosotros 5 solo 3 consiguieron el puntaje para estudiar con una beca, dos de ellos tendrían que irse de la V región para estudiar, en cambio, el tercero, Ian, iba a matricularse en una universidad de Viña del Mar.

La comida me parece sin sabor, no porque estuviese en mal estado o algo así, sino por la incertidumbre de que podría ocurrírsele a ellos para hacerme entrar a estudiar o en el peor de los casos, mi papá me haga trabajar con él en la oficina de correos.

Decido irme a mi pieza a jugar a la PlayStation, cuando entro a mi cuarto un hombre vestido de camisa, corbata, pantalón de terno y un largo abrigo está sentado en mi cama, no pude evitar asustarme por la ausencia de su cabeza.

Me doy media vuelta para salir de la habitación, pero una voz vino a mi mente.

—Geronimo Bastias, le ruego que no grite o haga algo impulsivo —me solicita con una calma que me genera intriga ¿Acaso era la voz del cuerpo que tenía frente a mí?

—¿Que eres tú? —pregunto en voz sin estar seguro de que pueda escucharme.

—Solo un negociador —el cuerpo se coloca de pie y hace una reverencia hacia mí— usted ha sido seleccionado para formar parte del mercado de los futuros.

Mi corazon se acelera, aunque no soy capaz de entender lo que está pasando frente a mí, claramente no es algo que suceda todos los días, mi curiosidad supera a mi temor hacia la misteriosa figura, así que cierro la puerta para hablar sin ser interrumpido.

—¿Qué es eso del mercado del futuro?

—Una buena pregunta, señor Bastias —chasqueo los dedos, mi habitación se fue a un total negro, pero aun así aún podía ver al negociador—, nosotros le daremos el dinero para moldear su vida a su gusto, pero como garantía por ese dinero, tomaremos su pasado.

—¿Me van a comprar mi pasado?

—Solo tomarlo prestado —con un movimiento de su mano hizo aparecer un cartel con un número tan grande que no tengo la menor idea de como se pronuncia—, este dinero que le pasaremos a cambio de su pasado, también lo recibirá en el mundo real. El dinero que gaste en alguno de los dos lados, afectara al medidor.

—¿Por qué gastaría dinero en ese otro lado que menciona?

—Los miembros del mercado financiero deben participar en competencias por lo menos una vez por mes, siempre pueden pagar una prórroga, pero le costará el 5% de su fortuna.

—¿Solo el 5%? ¿Qué pasa si no compito en un mes?

—Usted será enviado a una competencia de forma automática, dentro de las 24 horas de ese día.

No tenía más preguntas sobre el tema aparte de una última— ¿Cuánto vale mi pasado?

—Estaba esperando por esa pregunta.

El cartel comienza a mover todos sus números, lo que me dio a entender que estaba calculando el precio de mi vida entera, 18 años representados con un número. Las cifras comienzan a bajar su velocidad, hasta que aparece el valor de mi vida.

486.743.200 millones de pesos chilenos.

Trago algo de saliva, eso era un monto de dinero que en mi vida sería capaz de acumular—Entonces solo debo prestarte mi pasado.

—Exactamente y está prohibido hablar del mercado del futuro con personas que no sean socios, los reconocerá porque tendrán la misma marca que usted en la palma de la mano y solo los socios pueden ver la marca.

Entonces otra pregunta vino a mi mente, una que no puedo pasar por alto—¿Qué pasa si quedo sin dinero?

—Usted se volverá un "inexistente", cuando el dinero que es su pasado va bajando, usted será reemplazado en eventos de los cuales formo parte, si su cuenta llega a cero, vagará por el mundo sin que nadie lo recuerde y sin dinero lógicamente.

—Es como empezar una vida desde cero —aquello también sonaba una idea entretenida—, ya es momento de firmar.

—Acerque su mano hacia mí —me indico el negociador.

Al momento que estrechamos manos, comencé a sentir una gran presión en el dorso,  como si una máquina me la estuviese aplastando, al mirar lo que estaba sucediendo, pude ver como se dibujaba un código de barra sobre mi mano y como holograma se veía la cantidad de dinero que tenía.

—Con esto terminamos su proceso de inscripción, ahora viajaremos a la zona de mercados para que forme parte de su primera transacción.

—¿Tan pronto? —la oscuridad a mi alrededor empezó a desvanecerse, regresamos a mi habitación, pero la luz ambiente está diferente, como si alguien subió la saturación.

El negociador me pidió que lo acompañara a la calle, todo está en movimiento, pero nosotros somos invisibles para las personas, e incluso intangibles, como fantasmas que aun así no podía cruzar paredes, ya que trate de pasar mi mano por una de ellas.

—Todo lo que sea estructura o edificación, permanecerá intacto, incluso en algunos sectores encontrara negocios exclusivos del mercado. No olvide que mientras permanezca en este plano, no sentirá sed ni hambre, también toda herida que reciba, al salir se habrá desvanecido, pero aun así acumulara fatiga y el tiempo sigue transcurriendo, así que tenga cuidado con estar mucho tiempo aquí, los que lo conocen podrían preocuparse.

—Entendido —conteste con la confianza de que más adelante comprendería mejor todo lo que me dijo— ¿Contra quién voy a competir?

—Los nuevos compradores se enfrentan a otro comprador nuevo —un auto llego para recogernos, nos llevó al centro de Quilpué, una ciudad conocida como dormitorio, ya que mucha gente vive en ese sector, pero pasa más tiempo en las ciudades en que trabajan o tienen mejores panoramas para divertirse.

Llegamos a la plaza que está cerca del sector de los bancos, en una banca había una persona que no lucía transparente como el resto.

Llevaba puesta una camisa a cuadros, pantalón de bermudas, unas sandalias, su cabello negro y puntiagudo era totalmente inconfundible, se trataba de mi amigo Ian.

—Gero ¿Qué haces acá? —los dos nos veíamos igual de sorprendidos con la presencia del otro.

—Qué coincidencia —la voz del negociador delataba que esto no era una casualidad—, esto nos ahorra las presentaciones. Es hora de que hagan su primera transacción.

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