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XXVIII

Milena

Desvié la mirada, centrándola en mi trago, antes que las luces volvieran a brillar. Parpadeé varias veces pensando que tal vez así su imagen desaparecería del lugar, miré de reojo por encima de mi hombro. Pero no, no era producto de mi imaginación. Colleman estaba ahí, observándome detenidamente, con su baso de lo que intuía era Macallan, en su mano. Su semblante permanecía inmutable, al parecer aún no se percataba de que lo había descubierto, o bien le valía una mierda y era su forma de hacerme entender que no estaba contento con la situación.

Me hice la tonta jugueteando con el borde de mi vaso, mientras rebuscaba en mi cabeza un por qué lógico a su actitud ¿Desde qué hora habría estado ahí? ¿Y si en efecto aquellas sensaciones tan extrañas eran a causa de él?

Los chicos llegaron enseguida, todos llevaban la euforia a tope.

—Ange, estás pálida ¿Te encuentras bien? —Rita me examinaba como si fuera mi madre.

—No es nada, sólo me mareé un poco. Hay demasiada gente ahí abajo.— Señalé la pista.

—Anda, Ange. Es la primera vez que te nos unes después de tanto tiempo. No me vengas con eso. —Se quejó Vienna.

—Si, anda, anda. Levanta ese bonito trasero —Instó Madison, palmeando mi espalda.

Vacilé por un momento, hasta que el ritmo de las luces cambió, indicando el inicio de una nueva canción. Las chicas, enloquecieron, una vez más, cuando las notas de "Pretty please" comenzaron a sonar. Conocía perfecto, esa canción, estaba incluida en mi playlist de "favoritos".  Me puse en pie, dispuesta a poner a prueba la fuerza de voluntad de Kendrick. Hasta el momento había sido mesurado, jamás me había dado señales de que fuese una persona celosa; por el contrario, siempre se mostraba confiado. Aunque claro, siempre habíamos estado dentro de sus zonas seguras, en lugares que él manejaba a la perfección. 

Una sonrisa torcida se dibujo en mi mente.

Me dejé arrastrar por las chicas, de regreso a la pista de baile. Comenzamos a corear la canción, al tiempo que movíamos nuestros cuerpos, guiadas por el ritmo de la misma. Basé mi baile en la letra de la canción. Recorriendo mi cuerpo con mis manos, al tiempo que movía lenta y sensualmente las caderas. Podía sentir la intensidad de sus ojos azules sobre mí. La tentación de girarme y poder ver su expresión, era inmensa.

Contrólate Milena.

La voz de Dua lipa, describía perfectamente el como me sentía en ese momento. Necesitaba sentir las manos de Kendrick remplazando las mías, subiendo y bajando por todo mi cuerpo. Su tacto, su respiración sobre mi piel. Todo en él se había vuelto una maldita adicción. 

Cada vez la gente se aglomeraba más dentro de la pista de baile. Mi espalda chocó con la de Vienna, ambas sonreímos maliciosamente. Como si nos hubiésemos leído la mente, comenzamos a bailar una frente a la otra. Mi cuerpo rozaba con el de ella, volviendo la escena más erótica. Los recuerdos de la habitación de las peceras, me invadieron. Las dos chicas del fondo, gimiendo... penetrándose la una  a la otra, las palaras de Kendrick...

—¿Te gusta? —preguntó él —...Tal vez pronto experimentes lo que ellas, y me encantaría verlo... 

Sentía mi pierna humedeciéndose poco a poco. Mi piel estaba caliente y sensible. Aparté la vista de mi amiga. 

¡Joder Kendrick! ¿Cuánto más iba a pervertirme?  

O es que tal vez ya eras una pequeña pervertida y sólo necesitabas quien lo sacara a flote. 

Mi yo interna, siempre tan directa.

Regresé mi vista a la zona donde antes había visto a Kendrick. Pero no lograba encontrarlo, la butaca en la que había estado sentado hacía unos minutos, ahora lucía vacía. Instintivamente, mis ojos recorrieron el resto del lugar, esperando localizarlo en algún punto. 

Unos dedos calientes se deslizaron por la piel desnuda de mi espalda. Me tensé en seguida. El tacto no se sentía para nada a él. Me giré, confundida. Un hombre alto, de cabello y ojos oscuros, bailaba detrás de mí. 

—Me encanta como te mueves —susurró cerca de mi oído.

Retrocedí un par de pasos, marcando una distancia prudente entre nosotros.

—¿Qué pasa, preciosa?  

Arrugué la frente. ¿Preciosa? 

Él continuaba hablando —No me digas que eres tímida. No lo parecías hace un momento. 

—Déjame tranquila —Dije, dando media vuelta. Traté de colarme entre Las chicas y Antoine, quienes continuaban bailando (Aún no se habían dado cuenta de la situación), pero aquel tipo sujetó fuertemente mi muñeca, impidiéndome avanzar. 

Le dediqué una mirada asesina, a lo que me respondió con una sonrisa de suficiencia. Golpeé su mano para que me soltara, pero sólo conseguí que afianzara más su agarre. 

—¡Suéltame, imbécil! —grité por encima de la música. 

Una sonrisa burlona se dibujo en él —Uy, uy, uy, la gatita tiene garras. —Se mofó.

Sentí como la sangre subía hasta mi cabeza, calentando todo a su paso. Apostaba lo que fuera a que mi cara estaba roja del coraje. Aún tenía una mano libre. Si algo no me caracterizaba, era la cobardía, así que hice uso de todas mis fuerzas y estampé mi mano contra su cara. El idiota gruñó. La bofetada lo había tomado por sorpresa. Aproveché ese momento para liberarme de él.

—¿Qué te pasa, hijo de puta? —Antoine me pasó de largo, con la deliberada intención de golpearlo, pero Madison lo sostuvo del brazo, tratando de evitar un conflicto mayor. 

En un segundo me vi rodeada por mis amigos. Rita me tomó por los hombros acercándome más a ella. Mi mano ardía como el mismo infierno ¡Mierda!

Pensé que las cosas habían quedado claras, pero al parecer a aquel tipo el mensaje de "Vete a la mierda" no le había quedado muy claro. Era como solía decir Norah, de esos idiotas a los que les gustaba provocar para que les partieran la cara. 

—¿Entonces de eso se trata? —Rio—¿Tú las administras? —Nos recorrió con la mirada a las chicas y a mí —¿Cuánto pides por la gatita? —Me apuntó con el mentón.

—¿Qué dijiste, pedazo de mierda? 

No supe de dónde había llegado Kendrick, pero apenas me dio tiempo de parpadear cuando ya estaba encima de aquel tipo, moliendo su rostro a golpes, uno tras otro, sin poder detenerse.

Las chicas soltaron un chillido que llamó la a tención de todos a nuestro alrededor.

—¡Kendrick, basta! —Desde luego, lo que menos quería era que se detuviera, ese idiota se lo merecía. Pero no quería que el problema se volviera más grande.

Antoine y otros chicos que se encontraban en la pista, se acercaron a tratar de separarlos, pero sencillamente Kendrick no cedía. La rabia en sus ojos era evidente. ¡Mierda! Ahora ya no me parecía tan buena idea. Lo iba a matar.

No pasó mucho tiempo para que un montón de hombres fornidos con camisetas negras llegaran hasta nosotros. El más grande sujetó a Kendrick por el cuello de la camisa y otros dos por los hombros, sólo así pudieron separarlos. Su pecho subía y bajaba frenéticamente y su rostro estaba bañado en sudor. Me cubrí la boca cuando noté sus manos cubiertas de sangre y el rostro del tipo, cubierto de ella.

Los hombres de seguridad arrastraron a Kendrick hasta la salida del lugar. Los chicos y yo, caminábamos apresuradamente detrás de ellos. Mis ojos se abrieron dramáticamente cuando vi un par de patrullas y una ambulancia deteniéndose fuera del lugar. 

¡Mierda!



***

¡Hola bombones! ¿Cómo han estado?

Uuuuy, parece que Kendrick está en problemas y algo me dice que es el inicio de más (Se muerde las uñas).

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué opinan de Milena, esta noche? ¿Y de la canción? (Casi no se nota mi fandom, verdad XD)

Quiero aprovechar para agradecer a quienes me han tenido paciencia y aún continúan aquí conmigo. Gracias infinitas. Bueno, ahora si, me despido por hoy. Por favor no olviden dejar su votito antes de irse, los quiero. Nos leemos pronto.

#pequeñapervertida



 







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