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Capítulo 26. Atrapado

Había pasado la primera semana de espera para el Sadie Hawkin's Dance y, por los chismes que circulaban, Ezio se había estado enganchado tan rápido que parecía un poco irreal, teniendo en cuenta cuántas chicas habían dijo que él les dejo ellas "no", y luego partían los rumores sobre alguna "chica misteriosa" junto a él y cosas así.


No es que Claudia le interesara todo esto. Mientras Ezio estuviera feliz y contento con su elección, quienquiera que fuese, bien estaría en su libro. En este momento estaba buscando a su hermano, mirando por las aulas, preguntando por el equipo de fútbol. No tenía idea de dónde podía estar. —Maldición... — Poniendo sus manos en sus caderas, Claudia se dirigió a la única persona que conocía con la que Ezio pasaba el rato. De buena gana, la única persona que había visto hasta el momento cual Ezio podía tolerar.

Dicha persona era Ugo Moriatie.


Caminando hasta él, la estudiante de primer año levantó una mano para golpear al joven en el hombro y sonrió alegremente. —Salute, Ugo. ¿Has visto a mi hermano?

Ugo, quien había estado comiendo con Desmond abiertamente, se giró con una expresión de sorpresa.


Hacía mucho tiempo que no hablaba con Claudia y era porque era una estudiante de primer año, a la que no le interesaban los deportes, aunque conocía a todos los jugadores. —Uh... ¿Qué? ¿Ezio?

Desmond dirigió su atención a la chica, parpadeando cuando se dio cuenta de que estaba buscando a su hermano. Ahora, viendo que los jugadores de fútbol solían salir juntos, y ella, quien no podía encontrarlo aún junto a ellos, definitivamente quería decir todo el caso, buscado italiano, estaba en la azotea con su "mejor amigo".


—Sí. ¿Lo has visto? — Preguntó, colocando sus manos detrás de su espalda con una mirada en su rostro que mostraba que realmente necesitaba encontrarlo antes de que terminara el almuerzo para los estudiantes más avanzados.

—... No creo que él esté aquí—, respondió el moreno, mirando alrededor de la zona y luego de vuelta a Claudia.

—Bueno... ¿Alguna opinión de donde pueda estar?


Desmond sacudió su cabeza y luego lanzó una mirada hacia el que estaba sentado a su lado.

Ugo no estaba muy seguro de qué decir, con la boca ligeramente abierta e intentando que su cerebro funcionara. —Uhm... ¿No está en la azotea con... — Para entonces, su cerebro había empezado a funcionar y se detuvo, mirando a Desmond con una expresión de ojos muy abiertos. —Uh... yo... no sé dónde está...

Soltando un bufido, la niña se inclinó y le ofreció una sonrisa suave. —Nunca pensé en buscar allí—. Suspiró, levantando una mano y despidiéndose con esta de los dos muchachos. —Gracias, los veré pronto—. Con eso ella estaba había ido.


...Y Desmond simplemente se quedó estupefacto, volteándose y jugueteando con su sándwich. —¿Conoces esa sensación que sientes cuando algo malo va a pasar? — cuestionó, sosteniendo su comida y mirando a Ugo. —... Yo creo que la estoy conociendo en este momento.

El hombre más alto observó a Claudia alejarse y luego se dio una palmada en la cabeza. —Soy hombre muerto.


.

.

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Después de ese momento en el automóvil, Ezio y Altaïr estuvieron dispuestos a pasar el período de almuerzo juntos. De hecho, cuando Ezio no trabajaba, muchas veces se juntaban los dos en alguna sala de cine aislada, o en la casa de Altaïr. Incluso ahora, se estaban besando una vez más en la parte superior de la azotea. Nunca llegó a ser nada más que eso, siempre sólo besos.

A veces, Ezio presionaba a Altaïr contra la pared, con las manos en las caderas del chico y disfrutando de amorosos besos. Justo como lo era ahora.


Nunca tuvieron que rellenar los momentos hablando, como lo hacían algunas parejas. Altaïr y él podían solamente sentarse allí, disfrutando de la compañía de los demás mientras comían la comida casera de Ezio. Era siempre agradable.

—Alt... estoy muy feliz de tenerte.


Sintiendo que su rostro se ruborizaba, tanto por los besos como por las palabras de Ezio, Altaïr agarró con fuerza la parte posterior de la camisa de la otra mientras se lamía los labios. Sus dedos estaban ansiosos por ponerse la capucha, realmente tentado, pero a Ezio no le gustaba eso, así que el muchacho de ojos claros, finalmente encontró una manera de mantenerse al margen con ese hábito de "evitar".

Tirando de su novio imposiblemente cerca, Altaïr presionó su frente a la del otro. —También—una mano, la colocó en la parte posterior del cuello del italiano, inclinándose para otro beso y luego se congeló inmediatamente una vez que escuchó un grito horrorizado.

No era cualquier tipo de horror. Era el tipo de horror en el que tenía a la persona que era la causante de todo esto, queriendo salir disparado de la zona y esconderse como si fuera algún tipo de apocalipsis hasta que alguien gritara: "¡Costas claras!"


—¡¿Q-Qué está pasando aquí?! — gritó la intrusa. Altaïr lanzó una mirada, sintiendo su cuerpo bloquearse en posición. —Ezio, ¿Qué...? Yo no... ¿Por qué estás...?


Los ojos del hermano mayor se abrieron con sorpresa, esperando a Dios que la persona que los encontró no fuera... se volvió para ver a su hermana allí, y se encontró así mismo, perdiendo las palabras. De hecho, Ezio intentó sacar una oración completa y todo lo que encontró fue la imposibilidad de hacerlo.

Él debió haber mencionado quizá el nombre de Claudia un par de veces, sin siquiera pensar por un segundo alejarse de Altaïr.


Mirando a ambos muchachos, Claudia quedó estupefacta. Volviendo a sus pensamientos anteriores sobre "Con quien estuviera, ella estaba de acuerdo con eso", pero lo retiteró. —¡¿Qué es esto?! — Alzando una mano, les hizo un gesto a los dos de manera salvaje, incrédula. —Pensé que tú... no con... ¡¿Eres gay?!


Altaïr sintió que se encogía de a poco, levantando los hombros y mordiéndose el labio inferior. Ahora realmente quería agarrar su capucha y tirar de ella para ponérsela. En lugar de eso, se obligó a soltar la camisa de Ezio y miró a un lado por un momento y luego volvió a mirar. —...Mentiría si dijera: "Esto no es lo que parece"... — murmuró, dejando que sus colores dorados de ojos cayeran al suelo entre Ezio y él.


—¡Ezio, dime qué está pasando!

Finalmente hizo clic. Ezio se alejó de Altaïr, aunque no como si estuviera avergonzado, simplemente tratando de no empeorar la situación. Acarició ligeramente a Altaïr en el hombro mientras trataba de reunir fuerzas para contarle a su hermana lo que estaba sucediendo y cómo hacerlo.

—Está bien... uhm... solo cálmate... Va bene? — Ezio caminó hacia adelante y notó que la puerta que conducía a las escaleras estaba aún abierta. Él la cerró y luego se volvió para mirar a Claudia. —Y-Yo... mira, nunca estuve interesado... en las relaciones. Pero entonces... entonces conocí a Altaïr, y... simplemente sentí que estaba bien. Entonces, creo que soy... gay... por él... ¿Supongo?

Esto sólo hizo que su hermana lo mirara fijamente. Sólo observado con una mirada que mostraba no poder creer lo que estaba escuchando. De acuerdo, ella sabía que tener chicas clamando por ti hacía que quisieras evitarlas por completo, ¿Pero esto? Esto era una locura.


Trató de no volverse hacia Altaïr porque no quería pedir ayuda y hacer que Altaïr entrara en una situación más incómoda de lo que ya era. —Solo... hazme un favor y no le digas a nadie... por favor.

—¿"No se lo digas a nadie"? — Claudia se movió para pasar sus dedos por su propio cabello con una mirada perdida en su rostro. —Ezio, somos... esto va en contra de nuestra religión y si madre se entera... oh, no... si nuestra madre se entera que decidí no contarle... — Comenzó a pasearse de un lado a otro. —Sabes en lo que te estás metiendo, vero? Quiero decir... si mamá lo descubre, probablemente caerá por un ataque al corazón o qualcosa del genere.

Tragando saliva, Altaïr volvió su atención hacia la chica. Ella estaba en pánico, debatiendo, y debajo de todo estaba tratando de proteger a Ezio, de alguna forma.

—Quiero decir, sabes lo que estás haciendo... ¿Verdad? — Ella dejó de caminar e hizo un gesto con sus manos. —E-Esto es... nunca pensé que esto pasaría...

Ezio asintió. —Sé lo que estoy haciendo, Claudia, no es como si estuviera haciendo esto... por... por despecho de nada. Lo amo. Realmente lo amo. Ya lo he pensado todo, todo me ha pasado por la cabeza y... Solo lo iba a mantener en secreto. Si mamá se enterara, se volvería loca, por eso me aseguré de que Altaïr y yo nunca "estuviéramos" juntos—. Intentó que ella entendiera. Ella nunca se habría enterado si no los hubiera visto.


Sus ojos se movieron rápidamente entre los dos, viendo la expresión decidida de Altaïr después de superar el shock de ser atrapado junto a las palabras de Ezio, finalmente cediendo con sus manos frotándose la cara. —... Va bene. No diré nada. Pero, Ezio... — Bajando sus manos, Claudia hizo un gesto hacia Altaïr. —Todo el mundo en el baile espera que tomes a una chica. No un chico. ¿Cómo vas a-...? Olvídalo.


Él le ofreció una sonrisa de disculpa como diciendo que ni siquiera sabía cómo iba a explicarlo, pero de alguna manera se resolvería. Siempre lo hacía.


Sacudiendo la cabeza, suspiró.

—... Así que... ¿Estás de acuerdo con esto? — Procedió Altaïr.

—Si no lo estuviera, dudo que él me escuchase, de todos modos—. Fue todo lo que pudo dar en respuesta con un encogimiento de hombros, y luego sonrió suavemente. —... Pero todo lo que pido es que no rompas su corazón.

Alzando una mano, el marginado hizo un movimiento de "cruza mi corazón". —Eso nunca fue una opción para mí—.Respondió él, mirando hacia otro lado con un rubor que coloreaba sus mejillas.

—Bien.


El hermano de la niña sonrió, sintiendo que la presión se disipaba lentamente de la situación. —Grazie, hermanita. Lamento que hayas tenido que descubrirlo de esta manera... — Apartó la mirada de ella y volvió a su ruborizado novio, mirándolo con una mirada amorosa.

—No me agradezcas todavía. Ni siquiera he empezado a cerrar la trampa sobre esto— se rió, agitando una mano y sonriendo mientras miraba a los dos muchachos.


—Oh... ¿Necesitabas algo? — A pesar de que ella había aceptado la situación por el momento, no significaba que quisiera insistir demasiado en ello. —¿Cómo nos has encontrado?

—Así es— Alzando una mano, se frotó la parte posterior de su cuello. —Ugo me lo dijo accidentalmente. Mencionó la azotea, así que decidí verificar—. Bajando su mano, Claudia luego sonrió de manera traviesa. —Bueno, no necesito nada ahora, sólo le preguntaré a Cristina. Segundo...


Sus ojos se posaron en Altaïr, quien parecía saber adónde iba con sus pensamientos y trató de evitar que su cara llameara.

Ezio e Altaïr seduto su un albero, K-I-S-S-I-N-G. Prima viene l'amore... — cantó ella. Caminó hacia la puerta de una manera alegre, despreocupada. Abriendo la puerta, la estudiante de primer año volvió a la escuela, todavía cantando en su lengua materna. Aún alegre.

Aparentemente ella ahora tendría un material de burlas.

Y si Altaïr finalmente se daba por vencido y se escondía bajo su capucha, era una indicación, pues aquel material estaba funcionando.


N-non cantare in fondo al corridoio! (¡N-No cantes eso por el pasillo!) Ezio corrió hacia la puerta y la llamó en serio.

Ella agitó su mano y comenzó a tararearla con más fuerza, bajando por el pasillo, fuera de la vista del italiano.

Suspiró, cerró la puerta y apoyó la frente contra ella. —Tendremos que ser más cuidadosos si es que ella puede atravesarnos así de esa manera—. El hermano levantó la cabeza y luego caminó hacia Altaïr, colocando su mano debajo de la capucha puesta y pasando la palma de su mano por su mejilla. —No te preocupes. Ella no dirá nada.

Murmurando desde debajo de la capucha, Altaïr lo empujó lentamente hacia atrás para levantar la cabeza y mirar a los ojos marrones de Ezio. —... Estoy un poco más preocupado por las burlas, para ser honesto—. Suspiró, inclinando su cabeza al toque de su rostro.


Ezio se inclinó de nuevo, besando su mejilla izquierda de él, luego la derecha, y luego justo en el medio, pasando su lengua por los blancos perlados que Altaïr poseía. —Voy a matar a Ugo— Fue una idea posterior y se sorprendió a sí mismo riendo, alejándose un poco para reírse de ello.

El árabe parpadeó cuando su compañero dijo que iría a matar a su otro compañero de equipo. Levantó una ceja antes de mirar hacia abajo y movió su peso hacia su lado izquierdo. —No es necesario—. Levantando una mano, extendió la mano y se agarró a la muñeca de Ezio, lentamente volviendo a mirar hacia arriba. —Quiero decir... fue un pequeño error. Pudo haber sido peor"


¿Por qué trataba de evitar que mataran a Moriatie, otra vez? Oh, cierto... Desmond. Todo por Desmond.

—Y demás... todo salió bien, ¿no? — Agregó Altaïr, desviando sus ojos nerviosamente. —Así que... sí.

—Sólo bromeaba, Alty—. Estaba sorprendido de que lo hubiera tomado en serio.

—Claro que bromeabas—. Fue todo lo que el joven con sudadera daría en respuesta.

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