Después de que la escuela hubiera llegado a su fin, Ezio se encontró pronto sentado en su auto, con su gran sonrisa tonta pegada en la cara desde su beso en el de la misma escuela pasillo.

Todos le habían preguntado es qué lo había hecho aparecer tan feliz y distraído, pero él no podía explicarlo, sólo decir que algo "genial" había sucedido.

Aunque Altaïr tuvo que lidiar con sus amigos preguntándole qué era lo iba a hacer el día del baile, ya que la mayoría suponía que él no iría, junto con Shaun, quien lo molestaba de "esto" y "aquello" en la asignación de la clase de Matemáticas.

Solo era otro día normal, aunque con un beso en el medio del pasillo. Todavía estaba un poco sorprendido por eso.

Una vez que Ibn La'Ahad dijo que había llegado al automóvil, se deslizó adentro, dejando su bolso en el piso y se abrochó el cinturón a la cintura mientras miraba la cuerda de hilo, que de alguna manera, se las arregló para mantenerse en la manga todo el día. Extendiendo la mano para tirar de esta, echó un vistazo al resplandeciente Auditore con una sonrisa tímida, bajando su capucha de una vez. —Supongo que tuviste un buen día.

La sonrisa de Ezio no podía ser más evidente en su rostro ante el comentario. —No tienes idea—. Extendió su brazo y lo puso sobre los hombros de su novio. —Primero, a mi novio le gusta como cocino... y luego soy besado por él en el pasillo de la escuela.

Parpadeando por el brazo sobre sus hombros, los orbes tonos dorados miraron hacia abajo y luego volvieron a la cara de Ezio con una mirada burlona y pensativa. —Eso es algo que puede alegrarle el día a cualquiera—. Le ofreció sin embargo la mirada traviesa en sus ojos cual le decía al otro que aquello no había sido algo malo.

Ante eso, extendió la mano y tomó la barbilla de Altaïr, atrayéndolo hacia otro beso. Esta vez estaban más aislados y nadie los vería (lo que le provocó la emoción de ser atrapado, pero...). Se apartó, mirando a los ojos de su novio. —¿Que tal tu día?

Con los ojos medio cerrados, Altaïr se humedeció los labios antes de fruncir el ceño mientras pensaba en su día. Aunque, sinceramente, estaba pensando en cómo nunca se cansaría de estos besos o de las pequeñas cosas que pasan la mayor parte del tiempo. —... además de mis amigos tratando de hacerme veintiún preguntas, diría que probablemente fue el mejor que he tenido hasta ahora.

Ezio rió juguetonamente, —Eso suena divertido. Supongo que muestra que están interesados ​​en ti, lo cual siempre es algo bueno.

Después de decir esto, Altaïr bajó la mirada y tomó su capucha, sacándola del peso del brazo de Ezio y poniéndola sobre su cabeza mientras se retiraba de nuevo a su "caparazón", mordiéndose el labio inferior antes de mascullar algo. Eso fue amortiguado por la capucha que estaba en el camino.

La acción había hecho que Ezio se diera cuenta de que Altaïr solía hacer eso cada vez que algo se torcía o algo andaba mal, así que frunció el ceño y alzó el brazo sobre los hombros de Altaïr para agarrar la parte superior de la capucha y tirar de ella hacia atrás. —No hagas eso... eres demasiado hermoso para hacerlo. Es como si estuvieras tratando de ocultarme algo muy grandioso—. Besó su mejilla esta vez, manteniendo un fuerte agarre en la capucha de Altaïr para evitar que se la volviera a colocar.

Maldiciendo en silencio al otro por mantener su capucha como rehén, las mejillas del muchacho pasaron a un color rojo oscuro, y desvió sus ojos con sus manos tirando ligeramente para intentar recuperar su capucha. En vano. —... No soy "hermoso"... — murmuró, moviéndose en su asiento ligeramente.

—Ah, no estoy de acuerdo contigo... de todos modos, dijiste que querías hablar sobre algo, ¿Verdad? ¿Cuál es el gran secreto? — Eso había estado en su mente todo el día también, aunque solo entre su sonrisa de oreja a oreja, y pronto se había dado cuenta de que últimamente estaba teniendo más cosas de "novios" de lo que había planeado tener.

Bajando la cabeza, Altaïr soltó su capucha para juguetear con la maldita cuerda. Finalmente, después de un momento o dos, respiró hondo, lo soltó, cerró los ojos mientras recogía sus hombros y lo decía todo de prisa. —¿Quieresiralbaileconmigo?

Esto no era algo que se hubiera esperado. Con Altaïr odiando los bailes y hablando tan mal de ellos, no veía muchas esperanzas de que Altaïr siquiera le preguntara. Sin embargo, fue una agradable sorpresa que él le diera la bienvenida, y Ezio parpadeó por un momento para ordenar sus pensamientos. Obviamente, él diría "Sí" en un abrir y cerrar de ojos, pero como a su novio no les gustaba tanto su espontaneidad, tenía que estar seguro de que era algo que él quería. —Tú... ¿Quieres ir al baile conmigo? ¿Estás seguro?

Lentamente abriendo los ojos, el marginado miró al atleta con una mirada que sólo parecía gritar en mil idiomas cuán avergonzado se sentía y cuán incómodo asimilaba estar ahora, considerando que él solo había preguntado y había recibido una pregunta en respuesta. —Bueno... sí... — Mirando hacia abajo a su manga, dejó de jugar con eso. —... No preguntaría si no estuviera seguro.

—Entonces... — Ezio sonrió. —Por supuesto, voy a decir "sí" —. Este pensamiento fue seguido por otro. "Iré al baile con mi novio". Sacó su lengua y se la mordió así mismo ligeramente entre risas y dientes tirando de él en un abrazo con un solo brazo.

Finalmente puedo decirles a todas las chicas que voy con alguien. No puedo decir quién, pero al menos se correrá la voz de que estoy "Fuera del mercado" para este baile.

Levantando los ojos para mirar al otro estudiante, Altaïr asintió con una tímida sonrisa en su lugar. —Hoy debe debes haberte ganado tu "mejor día de todos", ¿eh? — Cerrando sus ojos, el muchacho de ojos dorados se movió para apoyar su mejilla contra el hombro de Ezio. Algo vacilante al hacerlo, aunque lo hizo.

Ezio lo pensó por un momento, lo pensó seriamente, sacudiendo la cabeza después de un minuto. —El día que empezamos a salir. Ese habría sido mi "mejor día de todos"—. Él devolvió la tímida sonrisa. —Pero sin duda, este es mi segundo...

Una sonrisa, no tímida o nerviosa en lo más mínimo, cruzó los labios del adolescente con una mano que se movía para descansar sobre la que estaba sobre su hombro. —Tienes razón, ese fue el mejor día de todos.

Se inclinó hacia adelante y apoyó su frente en la de Altaïr y cerró los ojos, sintiendo que la nariz del otro tocaba ligeramente la suya. —¿Altaïr?

—¿Hmm...?

—Te amo.

Al abrir los ojos, Altaïr levantó la cabeza un poco mientras movía ambas manos para colocarlas en la parte posterior de la cabeza de Ezio, pasando los dedos por los mechones de chocolate. Él movió su pulgar para correr sobre el labio inferior de su novio y luego se inclinó para besarlo suavemente. Después de un momento Altaïr se echó hacia atrás, lamiendo sus labios nerviosamente y luego sonrió.

—Lo sé—, susurró, plantando otro beso en los labios de Ezio. —Yo también te amo.

Riendo suavemente, Ezio puso su mano en el cuello de Altaïr, moviéndose para besarlo de nuevo. —Yo te amo más.