El regalo más grande
DISCLAME: Personajes pertenecientes a Masami Kurumada
Su uso para esta historia es pura y exclusivamente para entretenimiento del lector.
Personajes pertenecientes al manga clásico de Saint Seiya.
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El mejor regalo que tú puedas darme.
¿Soñaba?
No. Más bien recordaba.
Su mente se debatía entre estar consciente o caer en los brazos de Morfeo y hundirse en su mundo.
Si dormía, soñaría con esa vida que deseaba tener junto a él.
Si despertaba, recordaría todo el amor y la pasión que reinaron en su habitación la noche anterior pero también recordaría que pasaría el día en soledad.
Flashback:
Sus manos acariciando su espalda, la yema de sus dedos tocaban con suavidad su pecho. El rubio solo suspiraba y acariciaba con cariño el cabello lila de aquel chico que le volvía loco.
Tomando asiento a borde de la cama comenzó a quitarle lentamente la ropa, mientras acariciaba cada centímetro de esa exquisita piel nívea que su amante rubio poseía.
Besaba cada milímetro de ese maravilloso cuerpo que, una vez más, tenía a su merced luego de varias caricias y besos que con gusto proporcionaba sin pudor ni vergüenza alguna.
El pelilila amaba tener a su rubio entre sus brazos, amaba tener sus besos, sus caricias, sus abrazos.
Lo amaba a él completamente.
Por su parte, el muchacho de cabellos de oro estaba perdido en ese mar de éxtasis que se creaba en su alcoba.
Los labios de su Mu eran lo más perfecto y lo único que necesitaba en el mundo.
Sus manos lo tocaban con tal delicadeza que parecía que eran pétalos de rosas quienes lo acariciaban. Sus labios besando su cuello, su lengua dejando surcos mojados desde su pecho hasta su intimidad, que era atendida con especial cuidado pero también de una manera demasiado apasionada, que lo único que hacía era el muchacho de doradas hebras enloqueciera de lujuria, que le faltara el aire que se le iba en suspiros y en pequeños gemidos que trataba de controlar aferrándose a las sábanas pero que no hacía más que subir el nivel de excitación del momento.
Mordía sus labios al sentir como era preparado para dar inicio a ese preciado ritual de amor que adoran compartir y dejo salir un sonoro y ronco gemido al sentir como era invadido completamente por su amante y moverse, primero lento pero luego aumentar la velocidad a una desenfrenada, una que los volvía uno a cada estocada que era dada y que los fundía eternamente al sentirse lleno de la esencia que su amor le proporcionaba y él también le hacía entrega de tal muestra de amor pero entre ambos vientres.
Agotados, se dejaban caer uno al lado del otro y abrazados se permitían caer en el mundo de los sueños.
Pero aún después de toda esa pasión, en el alma de Shaka había un poco de preocupación…
-Mu?
-Dime mi amor…
-Tienes que irte?- Le preguntaba con algo de angustia en su voz.
-Tengo que hacerlo, mi padre me necesita lo más pronto posible a su lado.
La voz de Mu sonaba tranquila y sin ningún rastro de tristeza en ella y eso lo ponía más triste todavía.
-Pero no puedes esperar un día más para irte con Shion?
-No, no puedo esperar. Sabes que ya espere demasiado.
-Pero tiene que ser mañana justamente!?- Shaka ya empezaba a ponerse algo molesto.
-Si Shaka, tiene que ser mañana. ¿Qué te sucede? ¿Porque de repente te pones tan… irritable?
-Por nada… Crei que podria pasar el día contigo, solo eso.
-Tranquilo amor, ya pasaremos muchos días más juntos cuando regrese y te juro que te compensaré que mañana no esté a tu lado.
Los ojos de Mu estaban clavados fijos en los de Shaka, que se encontraban algo vidriosos y a punto de derramar lágrimas pero que las contuvo al ver esa hermosa mirada angelical que frente a él se plasmaba.
-Esta bien, te entiendo. Mejor vete con tu padre y cuando puedas volver pasaremos más tiempo juntos.- Trataba de que su tono no sonara decepcionado o quebrado pero aún así no podía ocultar cierto dejo de tristeza en ella.
-Gracias mi vida, eres el mejor del mundo. Te prometo que tendremos un gran dia apenas esté de regreso, después de todo mañana solo es lunes.- Le respondió alegre a su rubio mientras se dejaba caer nuevamente en la cama y se aferraba a la cintura del contrario y lo acurrucaba a su lado.
Shaka se dejó hacer, se acomodo sobre el pecho de Mu y se dispuso a dormir pero el dolor que en su alma crecía, no le permitió dormir si no hasta muy entrada la madrugada.
La tristeza en el pecho del pequeño rubio era que al otro dia, no era “solo un lunes”, si no que era 19 de septiembre.
Era su cumpleaños.
Y que tuviera que pasarlo lejos de su novio le hacía sentirse mal pero más le lastimaba el hecho de que su compañero no recordara eso, a pesar de que ya hacía 2 años que estaban saliendo.
-Tal vez, con todo esto que está pasando con Shion, se ha olvidado de mi cumpleaños. Si, seguro seria eso porque sé que él jamás se olvidaría de algo así.- Pensaba mientras veía el rostro tranquilo de Mu mientras descansaba.
Aún así la tristeza lo invadía completamente y sabía que le lastimaría demasiado el pasarlo en soledad.
Fin del flashback.
Después de una larga hora, en la que se alternaba entre la consciencia y la inconsciencia, se decidió por despertar definitivamente. Se dio vuelta lentamente en la cama, con los ojos cerrados y comenzó a tocar el lugar que Mu ocupaba en el lecho y lo noto frio, eso le daba a entender que hace mucho ya se había marchado y ni siquiera lo había despertado para despedirse de él.
Su corazón se llenaba de tristeza ante tal pensamiento y tomó la almohada que tenía a su lado para abrazarla y sentir el aroma de su amante, tal vez así no se sentiría tan solo.
Pero al apretarla entre sus brazos notó cómo algo se arrugaba por lo que, con tranquilidad abrió sus ojos para irse acostumbrando a la luz del sol que entraba por las ventanas.
Tomó con cuidado ese papel delicadamente doblado y lo abrió con miedo pero también con esperanzas. Al leer lo que su contenido decía su corazón dio un vuelco y sus ojos se llenaron de lágrimas a la par que su corazón se aceleraba…
“Quiero hacerte un regalo…”
Rezaba ese pedacito de papel.
Shaka no salía de su asombro y sonreía a más no poder. Mu no se había olvidado después de todo de su cumpleaños.
Cuando se sentó en la cama vio que a los pies de esta había una rosa con un listón blanco y otra nota, con alegría y desesperación la tomó y abrió esa segunda nota
“Pensaste que lo había olvidado verdad? Pues estas muy equivocado, algo tan importante como tu cumpleaños o vuestro aniversario jamás lo olvidaría.
Te he preparado una búsqueda para que llegues hasta tu regalo, cada rosa te dirá hacia donde tienes que ir para buscar tu siguiente pista y así deberás recorrer cada lugar hasta el final, donde podrás encontrarte con tu sorpresa.
Prepárate, porque no solo recorrerás mucho si no que también recibirás algo que "nunca" esperaste pero se que te hará muy feliz.
Te amo.”
Shaka había comenzado a llorar, lágrimas que eran de felicidad pura caían libres por sus ojos mientras apretaba en su pecho esa primera rosa, que le hacía comenzar su aventura del día.
-Ve a la cocina… - leyó lo escrito en un segundo papelito pegado detrás de esa primera anotación.
Sin perder un segundo, salió de la cama y corrió a la cocina de ese departamento que compartían. Allí encontró su segunda nota, con su rosa correspondiente.
“Algo dulce… Algo raro…”
“Ve a la dulcería donde nos vimos por primera vez”
Regreso a la habitación y se vistió rápidamente, no quería ni tenía que perder ni un solo segundo. Debía ir rápidamente a su primer destino.
Tomo sus llaves y se metió al auto, dirigiéndose con prisa y precaución a esa dulcería, donde toda su historia había comenzado.
Mientras, en el departamento, Mu llegaba acompañado de su padre y Dohko, el esposo de este y con sus amigos Milo y Camus, artífices del primer encuentro de él con el rubio.
-Gracias por ayudarme con esto chicos y papá, gracias por apoyarme con esta decisión.
-Todo lo que esté a mi alcance para tu felicidad, mi niño, lo haré sin problemas ni oposición.
-Muchas gracias en serio, ahora vamos a ponernos manos a la obra, aunque Shaka tendrá unas hora dando vueltas no quiero perder tiempo.
Y sin más, los 5 se pusieron a acomodar y preparar las cosas correspondientes para la sorpresa final de Shaka.
Por su parte, Shaka llegaba a la dulcería del centro de la ciudad y se adentraba a paso lento entre toda la gente que había allí, no sabía bien qué buscaba así que se paró en medio del enorme local y comenzó a mirar para todos lados, buscando su siguiente pista. No encontraba nada pero al avanzar se topó con una niña pequeña que lo miraba con ternura. La pequeña le hizo una seña para que se acercara a ella, el rubio así lo hizo y una vez arrodillado frente a la pequeña de cabello castaño y enormes ojos almendras, esta le extendió una rosa roja con una listón color crema, Shaka sólo sonrió y abrazó fuerte a la pequeña, que le dio un beso en la mejilla y luego se perdió entre la gente.
El rubio salió del local, con una enorme sonrisa y leyó el mensaje que tenía el listón enredado.
“No un regalo común. De los que perdiste, o nunca abriste, que olvidaste en un tren o no aceptaste…”
“Ve al parque donde tuvimos nuestra primera cita.”
Volvió a subir al auto y tomo su camino hacia su siguiente parada, no estaba muy lejos pero prefería ir en su auto que caminar.
Quería llegar rápido obviamente.
Cuando arribó, se dirigió al pequeño banco de granito que compartieron esa primera cita y apenas llegó se encontró con su nueva rosa roja pero con un listón lila. Se sentó allí y secando el sudor de sus manos abrió el mensajito.
“De los que abres y lloras…”
“Ve al acuario, donde compartimos nuestro primer beso”
La alegría del rubio subía cada segundo más, se notaba desde el cielo.
Se quedó allí unos minutos, el nerviosismo lo comía por dentro, tenía que hacerse de mucho auto control aunque tenía la mente trabajando a mil por hora, imaginando que sería el regalo que Mu le tenía preparado pero no podía darse una idea. Esa búsqueda del tesoro le daba a entender que era algo grande.
Cuando se tranquilizó lo suficiente como para hacer ese largo trayecto hacia el acuario, encendió su auto y empezó el trayecto a su próxima pista.
35 minutos después llegó a su nueva locación de búsqueda. Antes de salir tomó su celular e hizo el intento de llamar a su novio pero inmediatamente colgo porque sabía que no le contestaría la llamada. En lugar de eso, miró la hora, eran las 15:40 pm. Rio levemente, había estado ya un buen rato fuera de la casa, algo así como 2 horas, le daba risa que entre lo mucho que había dormido por creer que Mu lo había olvidado y todo lo que había conducido de lugar a lugar, había pasado bastante tiempo.
Este era el tercer lugar y por lo que parecía, por la hora que era, presentía que faltaban varios lugares más.
Entró y se dirigió al ala donde estaba un enorme estanque lleno de peces tropicales y hermosos en donde, hacía 2 años ya, se había besado con su amado por primera vez.
Dio una vuelta pero no encontró nada que le dijera dónde debía dirigirse luego, se sentó en un sillón que había en un rincón, donde podía observarse todo ese maravilloso estanque. Mirando semejante y bello espectáculo se sumergió en sus pensamientos, en sus recuerdos. En el recuerdo de cuando vio por primera vez a Mu, cuando él llegaba a esa dulcería y Shaka salia, fue solo un segundo, solo una mirada pero que supo que sería todo, supo que debía encontrar a ese chico de cabellos lilas y estar con él eternamente.
Recordó cuando gracias a sus amigos Milo y Camus, que en el día de la boda de ellos pudo reencontrarse con Mu y comenzar una amistad con él y que en poco tiempo se convirtió en algo más, recordó ese día en que el pelilila lo invitó a ese acuario y que en un segundo, cuando estuvieron a solas, en esa misma habitación donde ahora se encontraba solo recordando, Mu lo tomó de la mano y lo beso suavemente.
El alma de Shaka se llenaba de amor y ternura al recordar tan hermosos momentos. Lágrimas de felicidad empezaron a abandonar sus orbes azules pero se apuró a limpiarlas cuando vio que alguien se acercaba a él.
-Disculpe, usted es Shaka?- Le pregunto el chico que trabajaba allí.
-Si, soy yo.
-Me pidieron que le entregara esto.- El muchacho le extendió una rosa roja con un listón verde claro y se alejó lentamente.
Con el corazón nuevamente latiendo rápido, tomó la nueva nota y la desplegó
“Que estás feliz y no finges…”
Ahora quiero que te dirijas a aquel restaurante de comida hindú, donde te pedí que comenzaras a ser parte de mi vida.”
Sin perder tiempo allí se fue.
Esa noche en ese restaurante había sido mágica sin dudas, Mu lo había hecho sentir muy amado aunque seguían siendo amigos pero ya para el final de la noche, no lo eran más, ya se habían convertido en una pareja y nada los podría separar jamás.
Al estar frente a su nuevo destino, se adentró en el y se dirigió a la mesa donde esa noche habían cenado, tomó asiento y en menos de 5 minutos, la misma chica que aquella mágica noche los había atendido, se acercó a él muy sonriente y antes de que Shaka pudiera decir algo, esta le entrego una rosa con un listón azul claro. Se miraron sonrientes y lo dejó sólo para que pudiera leer su mensaje.
“Y en este día de septiembre te dedicare mi regalo mas grande…”
“Dirígete al planetario, donde tuvimos nuestra primera cita oficial como pareja”
Las lágrimas del rubio amenazaban con volver a caer pero no las dejaría salir. Aunque fueran lágrimas de felicidad sentía que no podía llorar frente a semejantes y hermosos detalles.
Volvió a subir al auto y manejó rápidamente hasta su próxima parada. Guardaba grandes recuerdos de ese día en el planetario de la ciudad, ya que fue su primer cita oficial como pareja. Recordaba el paseo que dieron, la comida que comieron, todas las bebidas que tomaron e incluso recordaba el dulce aroma del cabello de Mu.
Casi llegando, decidió detenerse y hacer el trayecto que le quedaba caminando, solo eran 2 calles pero necesitaba respirar y bajar así sus niveles de ansiedad.
Cuando llegó iba dispuesto a adentrarse en el edificio pero algo lo hizo detenerse y volver sobre sus pasos. Recordó que esa salida, la mayor parte del tiempo la habían pasado en la parte trasera de aquel edificio, puesto que al estar, el planetario, construido en el centro de un bosque artificial pero aún así hermoso, había un lindo jardín verde en la parte trasera del mismo.
Dirigió sus pasos hasta allí, donde divisó fácilmente un pequeño lago artificial, donde muy cerca de el, se habían sentado a pasar el día.
Dentro de ese lago, a la orilla había dos flores de loto, y en una se encontraba la rosa roja que buscaba con un listón en moño color fucsia.
“Quiero donar tu sonrisa a la luna así que de noche quien la mire pueda pensar en tí. Porque tu amor para mi es importante…”
“Ve a la galería de arte donde trabaja Camus”
Camino con tranquilidad hacia su auto y condujo hasta la galería donde bien sabía, su amigo Camus trabajaba.
Cuando llego entro y empezó a buscar a Camus con la mirada, o al menos a Milo pero no los encontró. Se adentro más hasta llegar a una de las principales salas, donde habitualmente se hacían las exposiciones más importantes y cuando se colocó en el centro, todas las luces se encendieron y rompió en llanto absoluto en un segundo.
El salón completo estaba decorado por todas las fotos que él y su novio se habían sacado durante sus 2 años de relación y cada una, al pie, tenía una inscripción como “nuestra primera salida al cine” o “el día que decidimos formar un hogar entre los dos"
Shaka no iba a tratar de controlar su llanto, se sentía feliz y su corazón desbordaba alegría, se sentía en una nube.
Esa felicidad era infinita pero sintió un escalofrío al sentir una voz conocida detrás suyo…
-Se… Señor Shion…
Cabe destacar que a Shion no le caía muy bien su yerno pero era por el simple hecho de que sentía que, al tener pareja, su pequeño borreguito estaba creciendo, y el como padre no quería verlo crecer tan rápido.
-Shaka…- Su suegro se le acercó y le entregó la rosa que debía de encontrar en ese lugar… -Más te vale hacer feliz a mi niño o te juro que te las veras conmigo.
Acto seguido a eso, Shion se retiró pero lo hizo sonriente, su hijo era feliz y eso lo hacía feliz a él también.
Mientras Shaka, desenvolvió del listón turquesa la nota que traía en ella.
“Y no me importa lo que diga la gente por que aún con celos se que me protegías y que aún cansada tu sonrisa no se marcharía…”
Vuelve a casa… Te extraño.”
Le dolía la cara de tanto sonreír ese día, estaba demasiado feliz y le gustaba el regalo que Mu le había preparado.
Exponer sus fotos como si fueran obras de arte había sido lo más bonito del mundo.
Pero esa no era la sorpresa que Mu le tenía preparada.
Al llegar a su auto, en el asiento del conductor, había otra rosa más pero esta era más grande que las otras y su listón era de un rosa hermoso y grande.
“Mañana saldré de viaje y me llevare tu presencia para que sea nunca ida y siempre vuelta…”
“En la puerta de casa hallarás tu última nota, no quiero que entres a casa sin haberla leído antes”
El rubio no perdió tiempo y emprendió el camino de regreso, su amado lo esperaba para celebrar su cumpleaños, aunque esa búsqueda de tesoro lo había agotado un poco tenía el cuerpo, el alma y el corazón rebosantes de alegría.
Cuando llegó, efectivamente encontró justo al lado de la puerta un enorme arreglo de rosas rojas y en la puerta estaba la última nota del día, como Mu le indico la leyó antes de entrar
“Quisiera me regalaras, un sueño escondido, o nunca entregado.
De esos que no se abrir delante de mucha gente, porque el regalo más grande es…”
“Entra… Te extraño y te necesito… Y tengo algo importante que preguntarte”
El rubio no espero más y abrió la puerta y lo que encontró fue mágico…
Su alrededor estaba todo decorado con sedas color crema y lavanda, un agradable olor a limón y vainillas inundaba el ambiente, todo estaba iluminado con las tenues luces que las velas sobre la mesa proporcionaban.
Sentía que su corazón no soportaría mucho más tanta ternura y de a poco se fue acercando a la mesa y estando a centímetros sintió como su amado lo tomaba de la cintura y lo abrazaba suavemente, el rubio no resistió y se volteo para besarlo. Lo beso con pasión mientras las lágrimas volvían a acudir en su llamado. Una vez que se separaron en busca de aire, Mu limpio las lágrimas del rostro de su pequeño enamorado mientras él otro le acariciaba suavemente las mejillas.
-Gracias Mu, esto que me has dado hoy fue precioso. El regalo que me diste en la galería… Dioses, fue algo perfecto.
Mu rió y le dio un beso suave en la frente.
-Shaka me alegra que te haya gustado pero… Ese no era el regalo que quería darte… Solo hice todo esto porque, además de que quería verte feliz y muy sonriente, necesitaba mantenerte fuera un buen rato para preparar todo esto. La verdadera sorpresa es otra.
Shaka se sorprendió y sintió como Mu estiraba la mano para tomar algo de la mesa.
-"El regalo más grande es solo nuestro para siempre" - El pelilila se arrodillo frente a su amor de cabellos dorados y abriendo esa pequeña cajita dejo ver ese anillo brillante con el que le pedía compartir eternamente la vida. -Shaka ¿Te casarías conmigo?
Shaka solo volvió a llorar y se arrodillo frente a su novio.
-Mu, no quiero otra cosa en esta vida. Claro que voy a casarme contigo.
El rubio tenía un sueño, soñaba armar una vida junto a su persona amada.
Los sueños de Shaka, eran sueños de boda y desde que había empezado su relación con su pelilila, lo unico que queria era poder unir para siempre su vida a la de la persona que tenía frente a él.
Y ahora al fin lo tenía. Desde ese día Shaka y Mu serían eternamente dos personas compartiendo un mismo amor, ¿tendrían corazones diferentes? Si, tal vez, pero ¿esos corazones albergaban sentimientos iguales y compartidos el uno por el otro? Definitivamente si.
Y ahora sería para siempre.
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Fanfic escrito para participar del reto “Un regalo para Shaka”
De la pagina de facebook ShakaxMu •amor y yaoi•
Canción: “El regalo más grande” - Tiziano Ferro
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