Prologo
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La señorita Roslin buscaba de un lado a otro por todo el palacio a cierta muchacha rebelde y desinteresada, temía que se haya escapado de nuevo, pero viendo que estaba por atardecer, eso era lo más seguro. Soltó un quejido de cansancio y fue a la habitación de la joven, poniéndose las ropas de esta y acostándose en la cama de la princesa.
Justo a tiempo.
Un guardia abrió la puerta de la habitación, acercando la cabeza disimuladamente e inspeccionando que la princesa ya se encontrara descansando, relajándose bastante al verla dormir tan profundamente. Se alejo de la puerta y la cerró en silencio.
La señorita Roslin suspiro, perdió la cuenta de las veces que salvo a la princesa de un regaño seguro.
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Mientras tanto, en un bosque no tan alejado del palacio, Signy tenia puesta ropas de pueblerina y llevaba una canasta con comida en su mano.
—Hola, Orejon —Saludo con dulzura y amabilidad a su amigo conejito, arrodillándose ante el y acariciando su cabeza; saco unas verduras de la canasta y las dejo en el suelo para el animal.
Otras criaturas se asomaron a ver, para luego acercarse sin miedo alguno a la joven, pues ya la conocían bien. Signy repartió parte de los aperitivos a las ardillas, cervatillos y demás.
Después de dejarles algo para comer, fue directo al lago, donde un grupo de hermosos y elegantes cisnes estaban descansando.
Al notar la presencia de la princesa, todos los cisnes movieron sus alas, mostrando su emoción con la llegada de la chica. El más hermoso de todos se acerco a la orilla de lago y camino fuera, yendo hacia ella y abrazándola con sus alas.
—¡Nevado, me hace tan feliz verte! —Chilló alegre Signy, pues estos últimos días se le dificultaba escapar de la vista del ministro y su mentora, pero siempre disfrutaba estar con sus amigos en el bosque.
Se sentó en el césped y los demás cisnes se acercaron a ella tranquilamente, Signy empezó a darles pan y ellos comieron gustosos. Cuando la princesa veía a Nevado, el "líder" cisne, sentía que el estaba algo triste, asi que le sonreía de la forma más honesta y amigable que podia.
El sol estaba ocultándose, el aire empezaba a sentirse más frio y el bosque más lúgubre. Los amigos de nevado volvieron al lago, los animalitos del bosque ya no se veían en la zona; Nevado parecía estar nervioso, para ser un animal.
—Sabes, seria divertido si paso aqui la noche, ¿verdad? —Pregunto Signy con un deje de diversión, cuando hablaba de esa forma, era simplemente un aviso antes de que hiciera una tontería. Nevado le picoteo el brazo— ¡Auch!
Empezó a empujarla en dirección a la salida de aquel bosque, Signy estaba entre decepcionada y caprichosa. No entendía porque su mejor amigo Cisne le imponía un toque de queda antes del anochecer.
—Vale, vale, lo entiendo... La luna se pone, Princesa Signy en camita... Ya lo sé, Nevado —Refuruño de manera infantil, mientras tomaba la canasta y se levantaba, sacudiendo su vestido y acomodaba su cabello— No es necesario que me picotees.
El Cisne se relajo ante las palabras de la princesa, pero aún asi insistía empujándola.
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En la rama de un árbol se encontraba un búho negro, observando como el cisne llevaba a la princesa fuera del bosque.
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