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40. Ayuda a un amigo

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Estaciono frente al edificio de mi rubia amiga y poniéndole alarma al coche, empiezo a caminar hacia el interior. Tomo el elevador hasta su piso, segundos después las puertas se abren dejándome el paso libre hacia el pasillo por dónde empiezo a caminar hasta detenerme frente la puerta de Marina.

Doy unos toques en la oscura madera y a los segundos escucho pasos acercarse. La puerta es abierta mostrándome a mi amiga, una sonrisa maliciosa empieza a crecer en su rostro y me indica que haga silencio colocando su dedo índice sobre sus propios labios mientras toma mi mano jalándome hacia el interior.

Frunzo el ceño ante su comportamiento, pero igual la sigo por el pasillo hacia el salón. Es entonces cuando llego al lugar que entiendo su actuar y una sonrisa divertida aparece en mi rostro.

—Por fin dejas ver ese rostro cobarde tuyo ¿eh? —digo en un tono alto provocando que un entretenido chico castaño salte en su sitio en el sillón dejando caer su teléfono mientras voltea el rostro en mi dirección con sus ojos bien abiertos. —Hola Marquitos, llegué a pensar que tendría que pedir una cita o algo para verte —comento desde mi posición con los brazos cruzados sobre mi pecho.

—No seas exagerada —dice inspeccionando su teléfono al levantarlo del suelo.

—No te he visto en una semana Marcos, además de que has ignorado todos mis mensajes y llamadas ¿y no quieres que sea exagerada? —cuestiono con una ceja alzada y escucho un suspiro de su parte.

—Disculpa por eso...

—Y si todo eso fue por la última conversación que tuvimos o media conversación vale decir, déjame decirte que es algo ridículo de tu parte —interrumpo sus palabras, dando media vuelta me dirijo hacia la cocina de mi amiga y tomo asiento en unos de los bancos de la isla.

Solo pasan unos minutos cuando siento unos brazos envolver mi cintura desde atrás y el peso de su cabeza apoyada en mi espalda alta.

—Perdóname ¿si? —pide en un susurro. —Fui un mal amigo al ignorarte así, pero me tomaste con la guardia baja ese día, no supe cómo responder.. o no quería y sabía que tú no te quedarías con la duda, esa fue la mejor forma que encontré.

—¿Para qué? —pregunto soltando su agarre y volteado en el asiento para verlo de frente.

—Para no hablar del tema —responde desviando la mirada.

—¿Por qué? —vuelvo a preguntar logrando que suspire.

—No piensas quedarte sin una respuesta ¿no?

—Sabes que no —sonrío tomando su mano. —No voy a juzgarte Marcos, soy tu amiga y voy a apoyarte en lo que decidas.

—Lo sé —aprieta el agarre en mi mano y se lanza a abrazarme. —Te quiero bruja —sonrío ante sus palabras correspondiendo el abrazo.

—Yo también te quiero chico tonto —revuelvo su cabello con mi mano mientras nos separamos. —¿Me vas a contar?, si no quieres entenderé.

—Si, de todas formas ustedes siempre son mi solución —dice y voltea a mirar sobre su hombro. —Y Marina, se que estás detrás de la pared, así que sal de una vez.

Tras sus palabras echo mi cuerpo a un lado para ver detrás de Marcos, y efectivamente, veo a mi amiga salir detrás de la pared con un puchero en sus labios. Una risita se me escapa contagiando a los demás mientras Marina se acerca.

—Amiga no sirves para espía —comento divertida, se encoge de hombros llegando a mi lado.

—Bien chicas... —ante el suspiro de nuestro amigo ambas le prestamos atención. —Les parece si tomamos algo mientras le cuento todo lo que pasa por mi cabeza.

—Claro, de hecho, hace unos días "tomé prestada" una las bebidas sofisticadas de mi padre —ante nuestra mirada incrédula rueda los ojos y se pone a buscar en las repisas. —Bueno no fue prestada, pero seguro no la echará de men... Aquí está, venga vamos.

(…)

Unos minutos después estamos los tres sentados en el suelo del salón, cada uno con un vaso en la mano y la botella en el centro.

—Chicas no se por donde empezar —dice con la mirada puesta en el contenido de su vaso.

—Por el principio estaría bien Marquitos —sugiero encogiéndome de hombros.

—Bien —se da el primer trago de su bebida y suspira —... Hace unos meses... conocí a un chico en una de mis salidas, se puede decir que fue mi ligue esa noche. La pasamos muy bien y pensé, como siempre, que no nos volveríamos a ver —se encoge de hombros. —Pero me equivoqué... una semana después nos encontramos en una de las cafeterías del centro comercial, conversamos y terminamos intercambiando números de teléfono. Quedamos en salir varias veces, salíamos, pasábamos la noche juntos y al otro día cada uno tomaba su camino hasta que alguno de los dos se volvía a contactar con el otro. Pero en cada una de nuestras salidas se sentía diferente.

—¿Diferente cómo? —pregunta Marina sirviéndose un nuevo trago.

—En cada encuentro lo carnal iba pasando más a segundo plano, volviéndose todo más cariñoso.

—Eso no es malo —comento con cuidado.

—No, pero yo lo sentía así —frunce el ceño tomando un trago de golpe. —La última vez que salimos fue cuando el cumpleaños de Santiago.

—Alex —menciono sabiendo su respuesta.

—Si —sonríe de una forma triste. —Esa noche después que tú y Santi se fueran, nosotros lo hicimos también... Todo iba bien... hasta que dijo que me quería. Sus palabras me cerraron y todo terminó muy frío esa noche. No permití que se fuera, era muy tarde, pero yo dormí en otra habitación. Al otro día cuando desperté ya no estaba. Luego rechacé todas sus llamadas y mensajes.

—Marcos.. —susurra Marina.

—Ayer lo vi.. estaba con unos amigos en el parque y... —da otro trago al contenido de su vaso —lo ignoré otra vez, o eso intenté, pero aunque no quiera admitirlo.. me dolió, ver su expresión tan triste al percatarse de mi actitud hacia él, dolió y duele recordarlo.

—Marcos... —digo.

—Pero no quiero que duela —me interrumpe llenando su vaso nuevamente, pero lo detengo.

—Marcos —me mira con un puchero soltando la botella. —¿A qué le tienes miedo? —con mi pregunta baja la mirada y miro a Marina.

—Vamos amigo, nosotras no vamos a juzgarte —ella toma su mano haciendo que yo haga lo mismo.

—Es que... yo.. no quiero pasar de nuevo por el mismo dolor de la pérdida y la traición, tengo miedo, no... no quiero —responde negando.

—No es malo tener miedo Marquitos, esa es la forma del ser humano de mantenerse a salvo de lo que cree que lo dañará, pero tener miedo a veces puede privarnos también de lo que nos hace bien ¿No crees?

—Si, pero...

—Manu tiene razón, a veces si no te arriesgas, no ganas.

—¿Y si sufro? —pregunta con sus ojos cristalizados.

—Eso solo serían gajes del oficio —respondo divertida haciendo que sonría. —A ver, respóndeme algo.. ¿Tú lo quieres? —ante mi pregunta el salón se queda en silencio por unos segundos en los cuales su mirada se pierde en nuestra manos unidas.

—Si —dice de repente con un brillo en sus ojos —si lo quiero.

—Pues ahí tienes la respuesta a tú pregunta, mientras los dos sientan lo mismo, no hay nada que temer — comento con una sonrisa.

—¿Y si ya no quiere verme? —cuestiona borrando su expresión tranquila a una de horror haciendo que Marina suelte una risita.

—Vamos, el cazador de hombres con miedo al rechazo —bromea esta haciéndome rodar los ojos.

—Estoy segura que si lo llamas y lo citas para hablar, él aceptará —digo ignorando el comentario anterior y a la persona que lo hizo.

—¿Tú crees? —pregunta inseguro.

—Claro que sí —respondo recordando el encuentro de más temprano con cierto pelirrojo.

—Está bien —suelta el aire.

—¡Chicos! —grita Marina de pronto haciendo que giremos el rostro hacia ella viendo su rostro sonrojado y una sonrisa enorme en sus labios —¡Hay que celebrar! —con Marcos nos miramos y soltamos a reír a carcajadas.

—¿Estas borracha? —pregunto divertida.

—¿En qué momento tomó tanto? —cuestiona Marcos mirándome con una sonrisa.

—No sé, pero podríamos hacerle compañía ¿No crees?

—Claro que sí.

(…)

Al cabo de una hora o dos, no se en realidad, veo a Mariana con la cabeza recostada a unos de los sillones con los ojos cerrados, dormida al parecer. Con mi dedo índice toco su mejilla reiteradas veces, sonriendo al ver las muecas graciosas que hace aún sin despertar.

Cuando siento ruido a mi espalda, volteo el rostro y veo a Marcos salir del baño con el rostro y el cabello mojado.

—Deja de hacer eso, la despertarás —menciona con una sonrisa, me encojo de hombros.

—Es divertido —digo dejando de hacerlo. —¿Me ayudas? —pregunto estirando las manos en su dirección con un puchero, negando divertido se acerca.

—Venga —toma mis manos tirando de mí y poniendo un poco de mi parte me levanta del suelo.

—¿Qué hora es? —busca su teléfono sobre uno de los sillones, encendiéndolo me lo muestra —Las  siete.

—Tengo que irme. ¿Te molesta llevarme?, no traje mi coche —pregunta sentándose en el sillón.

—Claro que no me molesta, pero no creo que pueda manejar.

—¿Entonces cómo volverás a tu casa?

—Voy a llamar a Santi —digo buscando mi teléfono.

—Aquí Manu —volteo hacia él viendo cómo me extiende mi teléfono.

—Gracias —lo tomo, salgo hacia el pequeño balcón del apartamento, sintiendo el aire fresco chocar con mi rostro. Busco el número de mi novio, cuando doy con él, marco y al tercer timbre contesta.

Pequeña.

—Hola Santi.

¿Dónde estás amor? —sonrío.

—En casa de Marina.. mmhm ¿Crees que puedas venir a buscarme?

¿Pasó algo? —pregunta con tono preocupado y niego enseguida, dándome cuenta al instante que no puede verme.

—No tranquilo, pero nos reunimos con Marcos y bueno.. bebimos un poco y.. no creo que sea buena idea que maneje.

Pues crees bien señorita, ahora mismo voy por ti.

—Gracias Santi, te amo.

Y yo a ti pequeña.

—Oh, espera —digo recordando algo antes de colgar.

¿Qué sucede?

—¿Sabes dónde está Ricardo?

Está conmigo ¿por qué?

—Es que Marina está extra pasada de copas y no quisiera dejarla sola —digo con un puchero.

Bien, lo llevaré hasta allá. En un ratito estoy contigo.

—Está bien.

Cuelgo la llamada regresando al salón, donde veo a Marcos concentrado en su teléfono con una expresión bastante tranquila y a Marina en la misma posición de hace un rato, creo que le dolerá el cuello al despertar.

—Santi viene por mí —menciono llamando la atención de cierto castaño. —Así que puedes llevarte mi coche si te quieres arriesgar a manejar, pero te advierto Marcos Sierra, si mañana le veo un solo rasguño... —amenazo señalándolo con mi dedo haciendo que sonría divertido.

—Tranquila, no le pasará nada a tu bebé —asiento conforme con su respuesta. —¿Y que hacemos con Mari? —pregunta mirándola.

—Santi va a traer a Ricardo para que se quede con ella —asiente. —Ayúdame a llevarla a su habitación.

—Si, mañana amanecerá con el cuello torcido —comenta con expresión dolorosa.

—Lo mismo pienso yo.

Entre los dos llenamos a una Marina entre dormida y despierta hasta su cama, cuando voy a cubrirla con una sábana, escucho unos toques en la puerta.

—Esos deben ser los chicos, ve abrir, yo termino aquí —asiento, mientras se me escapa un bostezo saliendo de la habitación.

En el salón, voy hacia la puerta, al abrir veo del otro lado a mi chico. Sonríe y me lanzo a sus brazos.

—Hola —susurro con mi rostro oculto en su pecho.

—Hola amor —siento que besa mi cabeza y lo miro con una sonrisa.

—Manu —escucho la voz de Marcos.

Nos adentramos hasta el salón donde vemos a mi amigo poniéndose una chaqueta.

—Hey Santi —se acerca chocando sus puños.

—¿Qué tal Marcos? —el mencionado se encoge de hombros y voltea su mirada hacia mi.

—Las llaves —con mi dedo señalo sobre la mesita de noche. —Bueno, los veo luego chicos —se despide con la mano perdiéndose por el pasillo hacia la puerta.

—¿Y Ric? —pregunto en tono bajo volviendo abrazar el torso de Santi.

—Está afuera respondiendo una llamada —responde rodeándome con sus brazos. —¿Tienes sueño? —asiento —ya nos vamos —vuelvo asentir.

—Hey —reconozco la voz de Ric y giro el rostro sin salir del abrazo viéndolo cerca de nosotros. —Hola Manu.

—Hola Ric, Marina está en su habitación —susurro volviendo a cerrar los ojos.

—Nosotros nos vamos casanova, después nos vemos —dice Santi. —Vamos pequeña —me separo de él y toma mi mano comenzando a caminar.

Salimos del edificio de mi amiga hacia su motocicleta. Cuando estamos frente a esta, otro bostezo hace acto de presencia y veo Santi sonreír.

—Ven, déjame ponerte el casco —me acerco a él, cerrando los mientras lo coloca sobre mi cabeza. —Abre los ojos amor, se que tienes sueño, pero necesito que no te duermas, aguanta un poco ¿Si?, pronto llegaremos a casa —asiento y besa mi mejilla. Sube él primero, luego lo hago yo. —Abrazame fuerte y no te sueltes —hago lo que dice y unos segundos después el aire fresco choca con mi rostro.

No sé cuánto tiempo pasa cuando ya estamos frente a la casa. Santi baja de la moto, cuando se quita el casco, me ayuda a bajar a mí agarrándome por la cintura.

—Espérame en la puerta, voy a guardar la moto —asiento sintiendo que deja un beso en mi frente.

Caminando hacia la entrada empiezo a buscar la llave, frunzo el ceño al no encontrarla. Olvidando mis llaves y rezando para que Santi traiga las suyas, recuesto mi cuerpo a la puerta cerrando mis ojos. No pasa nada de tiempo cuando un escalofrío recorre mi cuerpo al sentirme observada como hace unos días atrás.

Abro los ojos de inmediato recorriendo la calle frente a mí ya adornada por la oscuridad. Solo veo algunos autos pasar y las demás casas con las luces encendidas. Una sensación extraña, nada agradable recorre mi cuerpo y me sobresalto al sentir el peso de algo sobre mi hombro haciéndome voltear con los ojos bien abiertos.





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Hola pequeñeces, ¿cómo han estado?, espero que muy bien. Se que me he tardado demasiado en actualizar, discúlpenme por eso, pero lo importante es que estoy de vuelta y les traje una mini maratón, por dos razones:

–Uno, por a ver tardado tanto en publicar.

–Y dos ...PORQUE HOY, 25 DE AGOSTO, SE CUMPLE UN AÑO DESDE PUBLIQUÉ "ÉL ME DEVOLVIÓ LOS COLORES" 🥳 y estoy muy feliz por los resultados que ha tenido hasta el momento.

Así que, por lo mencionado anteriormente, quiero darle las gracias de todo corazón a todos los que me leen y dedican un poquito de su tiempo a esta historia. Que sepan que me hacen extremadamente feliz.

Me encantaría que siguieran conmigo hasta el final, le puedo asegurar que no se arrepentirán... aunque tarde un poquito 😅.

En fin, espero que les hallan gustado los capítulos y que tengan un buen día/tarde/noche. Se les quiere.

Voten y comenten linduras. ❤️

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