33. Insaciables
Pasado un rato, Santi hizo una llamada y subieron la cena para nosotros. No se como habrá hecho para lograr todo esto, pero tampoco quise preguntar. La comida estuvo deliciosa, no puedo decir lo contrario y transcurrió entre risas y temas que fueron surgiendo de a poco.
Ahora estoy mirando las luces de la ciudad mientras tomo de mi copa de vino. Es increíble como todo se ve tan hermoso desde aquí arriba, ajeno a todo lo que sucede allá abajo. A veces necesitamos estar así, alejados de todo lo real, perdernos y dejarnos llevar por lo que nos hace bien.
Pensando en ello, cierro los ojos cuando el aire fresco roza mi rostro y un par de esmeraldas brillantes aparecen en mi cabeza haciendo que sonría, él es lo único que está bien.
-¿En qué piensas pequeña? -pregunta abrazándome por la espalda y apoyando su mentón en mi hombro.
-En ti.
-¿En mí? -busca mi mirada y sonrío.
-Si, en lo bien que me hace sentir mi lindo novio -digo y una sonrisa se expande en su rostro.
-Dios, eso se escuchó demasiado bien -hace que voltee y apoyo las manos en su pecho.
-¿Que dijera novio o lindo?
-Los dos maldita sea -río y atrae mi rostro al suyo.
-Mi hermosa novia también me hace sentir demasiado bien -susurra sobre mis labios y los atrapa entre los suyos.
Los mueve a un ritmo constante que me invita a aumentar la velocidad y así lo hago. Sus manos en mi cintura aprietan el agarre cuando muerdo su labio inferior y un jadeo se escapa de su garganta haciéndome sonreír.
Una de sus manos sube a mi cabello haciéndolo un puño cuando el beso se vuelve más salvaje. Nuestras lenguas entran en acción y un gemido es ahogado en su boca cuando su otra mano aprieta mi trasero. Sus labios bajan por mi barbilla y siguen su recorrido hasta mi cuello, por donde roza su nariz causando que mi cuerpo se estremezca.
-Manuela hueles delicioso -susurra y su voz grave cala en todo mi interior.
Mi respiración está tan agitada cómo la suya y me aferro a sus brazos cuando pasas sus dedos por mis pezones duros sobre la tela del vestido. Su lengua hace estragos en mi cuello y cuando creo que no puede ser mejor, muerde la zona con suavidad provocando un gemido de mi parte.
Besa el lugar afectado y sube juntando nuestras miradas. Sus ojos están muy oscuros y sus labios rojos y húmedos solo me provocan besarlos. Con su dedo da roces en mi labio inferior y tira de este hacia abajo.
-Vamos a mi departamento -propone y asiento de inmediato.
Dejo la copa sobre la mesa y toma mi mano. Vamos hasta el elevador y nada más se cierran las puertas, mi espalda choca contra la pared metálica y su boca con la mía. Envuelvo los brazos en su cuello y con sus manos me alza haciendo que enrolle mis piernas a su alrededor.
Se aprieta contra mí, logrando que nuestras intimidades choquen y un gemidos abandone la boca de ambos. Al llegar a su piso, sale conmigo en brazos sin dejar de besarme y unos segundos después mi espalda choca con la puerta.
-Aah, maldita puerta -maldice a la pobre madera al no poder abrirla y una risita se me escapa. -En unos minutos no reirás tanto -murmura y muerde mi labio inferior.
Abre por fin y cierra la misma con el pie. Llegamos a su habitación y deja mi espalda reposar en la superficie suave de su cama con él entre mis piernas. Rompe el beso y apoya sus brazos a cada lado de mi cabeza mientras me observa. Tiene el cabello echo un desastre y sus labios están rojos y brillante, me imagino que los míos igual. Muerde su labio y sonríe de lado.
-Mi novia es hermosa -una calidez consume mi pecho ante sus palabras y siento mi rostro caliente ante sus ojos puestos en mí.
Sonríe y vuelve acercar su rostro al mío, une nuestros labios y una de sus manos llega a mi muslo. Empieza a repartir caricias en este, mientras va subiendo e introduciendo su mano bajo mi vestido provocando que este se suba. Su boca abandona la mía y desciende por mi barbilla hasta mi cuello repartiendo besos húmedos.
Entre suspiros y jadeos, bajo mis manos hasta su camisa y con un poco de dificultad empiezo a quitar los botones de esta. Al terminar deslizo mis manos por su abdomen marcado y muerdo mi labio inferior cuando siento que succiona mi cuello. Mueve sus caderas rozando mi ropa interior provocándome suaves gemidos.
Sube sus manos por mi cintura, abdomen, llega a mis pechos y roza los pezones sobre la tela. Se separa de mí deshaciéndose de la camisa y pone sus ojos verdes en los míos. Toma los bordes del vestido y con mi ayuda lo saca sobre mi cabeza y lo lanza a algún lugar de la habitación.
Al no traer sujetador, mis pechos quedan a la vista y lo primero que hace es meterse uno a la boca succionándolo, haciendo que mi espalda se arquee por más. Lo devora como niño pequeño y luego hace lo mismo con el otro, mientras sus manos reparten caricias por todo mi cuerpo.
Deja mis pezones y empieza a repartir besos húmedos por mi abdomen hasta el borde de mi braga de encaje blanco. Sus manos toman el borde de esta y la hace descender mientras no despega su mirada de la mía. La saca por mis piernas y lleva sus labios a la cara interna de mis muslo rozándolos hasta que llega a mi intimidad y la primera lamida me hace retorcer de placer.
Su boca hace de las suyas y mi mano se aferra a su cabello tirando de este. Un fuerte gemido abandona mi boca cuando introduce dos dedos en mi interior y empieza a imitar envestidas rápidas, mientras su lengua hace círculos en mi centro. Mi vientre se contrae y cuando succiona mi clítoris mi espalda se arquea y su nombre sale de mis labios cuando el orgasmo golpea mi cuerpo.
Mis piernas tiemblan y al bajar la mirada encuentro sus ojos oscuro puestos en mí y sus labios brillantes por mi orgasmo. Recorre estos con su lengua y se pone de pie, suelta el cinturón y saca su pantalón junto a su bóxer. Muerdo mi labio inferior al ver semejante obra de arte y una sonrisa torcida aparece en su rostro.
Sube a la cama poniéndose entre mis piernas y devora mis labios sin piedad. Nuestras lenguas entran en acción y al sentir el roce de nuestras intimidades muerdo su labio inferior. Toma su erección con una de sus manos y desliza su punta de arriba abajo en mis pliegues rozando mi entrada provocando suaves jadeos.
-Santi.. -susurro necesitando de él.
-Mírame pequeña.
Lo hago y muerde su labio inferior cuando empieza a introducir su erección en mi interior haciéndonos gemir a ambos. Cuando está adentro por completo, empieza a moverse lento, pero profundo llenándome. Su boca baja a mi cuello repartiendo besos húmedos y aumenta la velocidad de las embestidas provocando que me aferre a su espalda y que mis gemidos aumenten.
Mi vientre vuelve a contraerse y siento desfallecer cuando lleva unas de sus manos a mi clítoris y empieza hacer círculos con sus dedos. Siento que no puedo más..
-Santi.. -digo en medio de un gemido y me besa.
-Un poco más nena -pide. Acelera las embestidas haciéndome enloquecer y mis uñas se entierran en su espalda cuando toma uno de mis pezones en su boca chupándolo.
-Santi no puedo.. -lloriqueo.
-Vamos hermosa, déjate ir -susurra y una última embestida es suficiente para liberarme por completo junto con él en un fuerte orgasmo acompañado de un alto gemido por parte de ambos.
El orgasmo hace estragos en mi cuerpo dejando mis piernas temblorosas. Mi respiración está a mil y mi corazón va muy rápido. Santi apoya su cabeza en mi pecho y llevo una de mis manos a su cabello acariciándolo hasta que nuestras respiraciones se calman. Sale lentamente de mi interior y se acuesta a mi lado.
Me atrae hacia él y recuesto mi cabeza en su pecho, mientras su mano empieza a repartir caricias en mi espaldas. Apoyo mi mentón en su pecho y lo miro, tiene los ojos cerrados, los labios muy rojos y el pelo hecho un verdadero desastre, se ve hermoso.
-Santi.
-¿Mmmh? -emite aun con los ojos cerrados esperando que hable.
-Te quiero -sus ojos se abren encontrando esa mirada esmeralda y una sonrisa aparece en su rostro.
-Yo también te quiero pequeña -lleva una mano a mi mejilla y atrae mi rostro al suyo juntando muestras frentes. -Te quiero demasiado -une nuestros labios en un suave roce y al separarnos deja un beso en mi frente.
Escondo mi cabeza en su cuello y cierro los ojos sintiendo sus caricias en mi espalda, que poco a poco hacen que caiga dormida.
(...)
POV: SANTI
Abro mis ojos sintiendo mi cuerpo relajado y suspiro. Siento un pequeño cuerpo aferrado al mío y sonrío inconscientemente. Bajo la mirada y veo a mi pequeña dormida tan tranquila recostada en mi pecho.
Con mi mano aparto un mechón de cabello que cae sobre su mejilla, dejándome observar su rostro con claridad. Nunca me cansaré de admirar lo hermosa que es. Sus pestañas largas, sus casi invisibles pecas sobre su nariz, sus labios gruesos y un poco entre abiertos, su cuerpo perfecto, su piel tan suave y delicada, sus sentimientos maravillosos, en fin, toda ella es preciosa.
Rozo la piel de su mejilla con mis dedos y poco a poco sus ojos se empiezan abrir. Dos nubes de tormenta se centran en mí y sus mejillas toman un color rosa muy lindo. Una sonrisa aparece en mi rostro y desciendo un poco en la cama para que nuestros rostro estén a la misma altura. Junto nuestras frentes y rozo su nariz con la mía dando pequeñas caricias.
-Buenos días pequeña -digo con mi voz un poco ronca y su cuerpo se estremece ante esto.
Sonrío y bajo mi mano a su cadera acariciando el lugar con la yema de mis dedos.
-Buenos días -susurra y dejo un casto beso en sus labios.
Llevo mi mano a su nuca y la beso con movimientos lentos que sigue con todo gusto. Sube una de sus piernas sobre mi cadera y un gemido es opacado en mi boca cuando nuestros sexos se rozan.
Giro un poco haciendo que quede sobre mí. Muevo mis caderas y se separa de mis labios mordiéndose los suyos para no gemir. Sus mejillas se vuelven a teñir al ver las posiciones y con una sonrisa me levanto y la beso. Bajo mi rostro a su cuello deleitándome con su olor y beso el lugar. Ella echa la cabeza a un lado dándome más acceso a su cuello, mientras mueve sus caderas sobre mí ocasionando una fricción deliciosa.
Toma mi rostro con sus manos haciendo que la mire y con su dedo pulgar tira de mi labio hacia abajo.
-¿Mi lindo novio no está satisfecho? -pregunta en medio de un jadeo cuando aprieto su lindo trasero contra mí. Una sonrisa torcida aparece en mi boca y niego.
-De ti nunca estaré satisfecho hermosa -digo a la vez que la alzo un poco y la dejo caer hundiéndome por completo en ella. Un gemido sale de sus labios a la vez que cierra los ojos y deja caer su cabeza hacia atrás. -Cuando se trata de ti soy insaciable.
Muevo mis caderas contra ella, toma mi rostro entre su manos y junta nuestros labios ahogando los gemidos en la boca del otro.
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Un regalito para ustedes linduras, aquí les dejo a mis dos nenes, (algo que hice).
Espero que hayan disfrutado el capítulo y aprovechen los momentos lindos y felices, pronto acabarán. 💋
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