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32. Es una sorpresa

DÍAS DESPUÉS

El sonido de la alarma me hace abrir los ojos de a poco, la apago y al voltearme sobre la cama, siento la ausencia de calor. Abro los ojos por completo y me encuentro con la cama vacía. Frunzo el ceño y me siento en esta.

Recorro el espacio con la mirada y una sonrisa aparece en mi rostro al ver un camino de corazones rojos que comienza a partir del pie de la cama y se pierden tras la puerta. Río un poco y me levanto, me pongo la camiseta de Santi y salgo descalza tras el rastro de corazones.

Al abrir la puerta de mi habitación, un oso de peluche de color blanco con un corazón rojo en su pecho me recibe del otro lado. Me agacho para tomarlo y al tenerlo en mis manos, su olor me atrapa, huele a él y me encanta. Suspiro y sigo por el pasillo, este está lleno de pequeños corazones en el piso y las paredes.

Llego al salón y un ramo de rosas se lleva toda mi atención. Es enorme y rojo, ‹por dios es hermoso y huele exquisito›. Lo agarro y sigo hasta llegar a la cocina y nada más entrar, mis labios se entreabren. La mesa está preparada con un desayuno para dos con todos los detalles que te puedas imaginar.

Me acerco por completo y sobre el mantel blanco junto a uno de los platos, hay otra rosa, pero esta está encima de un sobre. Dejo el ramo junto al oso a un lado de la mesa con cuidado, tomo la rosa y el sobre y lo abro encontrando en su interior un escrito:

"Cuando pienso en todo lo que ha pasado en mi vida, siempre encuentro alguna cosa que hubiese podido hacer diferente, pero después imagino que son justo cada una de las decisiones que he tomado, las que han hecho que nuestros caminos se encontraran, así que volvería a hacer todo exactamente igual, siempre para poder encontrarme contigo, para poder caminar a tu lado de la mano, para poder ver mi reflejo en tus ojos y poder volver a besar tus labios."

-Lo volvería hacer todo si este fuera el resultado final -sus voz me hace voltear y lo veo venir hacia mí. -Cada uno de los errores del pasado los volvería a cometer, si puedo tenerte aquí conmigo -pone sus manos en mi cintura pegándome a su cuerpo, junta su frente con la mía y miro sus esmeraldas brillante. -Eres lo mejor que me ha pasado -susurra y siento mis ojos humedecerse.

Corta la distancia que nos separa y une nuestros labios. Me dejo llevar por sus labios en un beso dulce y cargado de sentimientos llenando mi cuerpo de calidez. Él también es lo mejor que me ha pasado, en estos momentos él lo es todo para mí.

-No llores -susurra al separarnos cuando siento que una lágrima corre por mi mejilla y él pasa su dedo deshaciéndose de ella. Sonrío y lo abrazo.

-Tú también lo eres todo Santi -envuelve sus brazos a mi alrededor y me abraza fuerte. Después de un rato me separo y busco su mirada. -¿En qué tiempo hiciste todo esto? -pregunto y sonríe.

-Un mago no revela sus secretos pequeña -dice y deja un pequeño beso en la punta de mi nariz haciéndome cosquillas. -Vallamos a desayunar -asiento y vamos hasta la mesa. -¿Te gusta? -pregunta cuando me siento y tomo el oso entre mis manos.

-Me encanta, es hermoso, al igual que las rosas y todo en general -digo mirándolo directo a los ojos y si los míos no me engañan, creo que estoy viendo aparecer un hermoso sonrojo en sus mejillas, ‹dios se ve muy lindo›. Muerde su labio inferior con una pequeña sonrisa y va a por los panqueques haciéndome sonreír.

El desayuno que preparó Santi consistía en panqueques con miel y fruta, jugo de naranja y tostadas con mantequilla. Estaba delicioso y lo comimos entre comentario y comentario. Al terminar, él me ayudó a dejar todo limpio, luego tomé mis regalos y fuimos hacia la habitación a prepararnos para la universidad.

Media hora después estábamos saliendo de la casa. Él va hasta el garaje a sacar su moto, cuando lo hace me acerco y me monto detrás suyo, me abrazo a su torso y sale en dirección a la uni. Si se preguntan por qué me voy con él y no en mi propio coche, pues les diré que ayer Marcos me pidió prestado el auto.

El suyo fue a parar de nuevo al taller y me dijo que tenía que visitar a una tal prima en la otra esquina de la ciudad. La verdad no le creí, puesto que últimamente anda muy pegado a la pantalla del teléfono y con muchas sonrisitas de por medio, así que me imagino que lo que vaya a hacer no tiene nada que ver con algo familiar.

Llegamos al estacionamiento de la universidad, me bajo y luego lo hace él.

-¿A qué hora terminan tus clases hoy? -se recuesta un poco a la moto y con una de sus manos acaricia mi cintura.

-Antes de la una creo -tuerce los labios. -¿Por qué?.

-Yo tengo clases hasta la tarde, pero hoy en la noche quiero que cenes conmigo en mi departamento.

-Está bien -sonrío y acerca su rostro a mi oreja .

-Quiero que te pongas bien linda pequeña -susurra y su aliento caliente me hace estremecer, deja un beso en mi mejilla y uno corto en mis labios.

Escuchamos el sonido de un claxon y volteamos viendo llegar la camioneta de Ricardo. Estaciona cerca de nosotros y en el interior del coche puedo ver una cabellera rubia muy conocida. Ric se baja primero, nos sonríe y rodea la parte delantera de la camioneta abriéndole la puerta a una Marina toda sonrojada.

-Buenas, buenas -dice Ric al llegar a nosotros y choca el puño con Santi -Manu -le sonrío y Marina viene hasta mí.

-Hola tomatito -le susurro cuando está junto a mí.

-Cállate -murmura haciéndome sonreír. -¿Qué tal Santi?.

-Todo bien -se encoge de hombros.

-Santi voy a entrar, después nos vemos -le digo y me acerco para besar su mejilla, pero toma mi rostro con una de sus manos haciendo que lo mire.

-Recuerda lo que te dije -sonrío y deja un beso en mis labios.

-Vamos -tomo a Mari de la mano y tiro de ella cuando se queda mirando a Ric. -Adiós Ric.

-Adiós chicas.

Entramos a la universidad y cuando estamos en los pasillos detengo a mi amiga haciendo que me mire.

-Oye, ¿y Ric qué?

-¿Qué de qué? -pregunta haciéndose la desentendida y alzo las cejas en obviedad.

-Sabes de lo que te hablo, no te hagas la tonta -suelta una risita y comienza a caminar. -Habla, que a ti te encanta saber todo lo que sucede entre Santi y yo.

-Bueno, hoy cuando venía hacia acá, me recogió a medio camino, eso es todo.

-¿Te gusta? -pregunto haciendo que se detenga y veo su rostro enrojecer. -Te encanta -afirmo sonriendo -lo sabía.

-Pero ya no seas pesada -me toma de la mano y me arrastra hasta el aula mientras río.

Las clases de la mañana pasaron bastante rápido. Cuando me vine a dar cuenta iba camino a la cafetería a comer algo. Marina tenía clases, así que iba sola. En la mañana después de insistirle un poco, me contó que Ric la había invitado a salir hoy en la noche y que había aceptado.

Me alegró mucho eso, Ric se ve un buen chico y con lo poco que lo conozco, lo puedo asegurar. Quiero que mi amiga tenga algo lindo, su última relación la pasó muy mal y me alegra que se haya dado una oportunidad en conocer a Ric.

(...)

Llego a mi casa y entro directo sentándome en el sillón. La próxima recuérdenme no prestar mi coche. Tuve que pedir un taxi, Santi estaba en clases y no quise molestarlo.

Miro el piso y sonrío al ver los corazones, esta mañana no me dio tiempo recogerlos. Me levanto y tomo uno entre mis manos, nunca antes alguien había hecho algo tan lindo por mí. No se, pero es la primera vez que siento algo así por un chico. Antes simplemente no podía, no me lo imaginaba, pero llegaron esos ojos verdes y arrasaron con todo en mi interior.

Muerdo mi labio inferior y empiezo a recogerlos. Cuando los tengo todos, voy hasta mi habitación y los dejo sobre la cama, miro la pared detrás de esta y se me ocurre algo. Salgo y voy hasta mi estudio de arte. Busco pintura, pinceles y pegamento, vuelvo a la habitación y me pongo manos a la obra.

Después de unas horas, me bajo de la cama y observo mi creación. Me encanta como quedó. Pegué los corazones en forma de olas hacia arriba y con la pintura hice más en diferentes tonos, creando así un contraste hermoso de colores y formas.

Miro la hora en mi teléfono y abro los ojos como platos. Recojo las cosas y las llevo a su lugar, regreso a la habitación y arreglo un poco la cama. Entonces me doy cuenta que al parecer discutí con las latas de pintura, estoy algo sucia.

Voy hasta el baño y me doy una buena ducha. Al rato salgo envuelta en una toalla y secando mi cabello con otra. Entro a la habitación y busco mi secador, lo conecto y me seco el pelo por unos minutos.

Me coloco mi ropa interior de color blanca y tomo el vestido que había buscado antes. Es de color verde oscuro, de textura suave, llega hasta unos dedos sobre la rodilla con una apertura hasta la mitad de mi muslo derecho y lo convino con unos zapatos de tacón plateado. Dejo mi cabello suelto y me hago unas ondas en las puntas.

Me hago un maquillaje suave y para el toque final, tomo el collar que me regaló Santi en mi cumpleaños y lo coloco en mi cuello. En el momento que tomo el frasco de perfume, tocan la puerta. Roseo un poco en mi cuello y salgo en dirección al salón.

Abro la puerta encontrándome del otro lado a Santi demasiado guapo. Esa camisa negra ajustada a su cuerpo le queda perfecta y esos pantalones ni hablar. Sus ojos verdes recorren mi cuerpo de arriba abajo y veo como muerde su labio inferior. Sube el rostro y su mirada tropieza con la mía.

-Estás muy hermosa pequeña -da unos pasos hacia mí y con una de sus manos en mi cintura me atrae hacia él. Acerca su rostro a mi cuello y cierro los ojos al sentir su respiración. Atrapa el collar con uno de sus dedos a la vez que roza mi piel con el mismo. -Hueles exquisito -susurra sobre mis labios y atrapa estos entre los suyos. Cuando es necesario el oxígeno para respirar, nos separamos y nuestras miradas se unen. -¿Nos vamos?.

-Si -sonrío y voy por mi bolso. -Vamos.

Toma mi mano y salimos de la casa. Nos encaminamos hasta la calle donde veo un taxi estacionado, lo miro con una sonrisa y él abre mi puerta.

-Digamos que la moto no se veía bien en este momento -dice respondiendo la pregunta sin palabras que le hice.

Entro al auto y él hace lo mismo. El taxi arranca y Santi toma mi mano entrelazando nuestros dedos. Recuesto mi cabeza en su hombro y sonrío, me encanta estar así con él. Después de un rato, el taxi estaciona frente al edificio dónde está el departamento de Santi.

Él baja primero y luego me ayuda a mí. Le paga al chofer y me toma de la mano entrando al edificio. Subimos al elevador y cuando vamos por el tercer piso se posiciona detrás de mí y saca una cinta negra de su bolsillo.

-¿Y eso? -pregunto buscando su mirada.

-Para tapar tus ojos -frunzo el ceño y sonríe. -Es una sorpresa pequeña, confía en mí -susurra en mi oído.

-Lo hago -pone la cinta en mis ojos y todo se vuelve negro, luego siento como deja un beso en mi mejilla.

Solo escucho el sonido del elevador al pasar por los diferentes pisos y al detenerse, las puertas se abren. Me toma de las manos y al salir siento el ambiente fresco y eso me extraña porque se supone que estamos en su departamento.

-Nena te voy a dejar aquí un segundo, no hagas trampa -dice y suelta mis manos. Siento sus pasos alejarse un poco y me alarmo.

-Santi..

-Tranquila, estoy aquí -al instante regresa y siento su calor en mi espalda. -¿Lista? -asiento y empieza a soltar el amarre de la cinta.

Mis ojos quedan libres, los abro adaptándome a la luz y al ver con claridad, mis labios se entreabren ante lo que estoy viendo. Estamos en la azotea del edificio, por eso el ambiente fresco. Se pueden ver todas las luces de la ciudad a nuestro alrededor y se ve precioso.

Cerca de las barandas hay una mesa para dos con mantel blanco, rodeada por luces navideñas de color blanco que le dan una claridad suave al lugar. A mis pies empieza un camino de pétalos de flores que llevan hasta la mesa. Esto es impresionante y hermoso.

-Santi.. -menciono y busco su mirada.

-¿Te gusta? -pregunta y sus ojos brillan.

-Me gusta mucho, todo esto es hermoso -sonríe y pone su mano en mi espalda baja invitándome a caminar.

Al llegar a la mesa abre la silla para mí, tomo asiento y él hace lo mismo frente a mí. Miro el cielo y puedo ver las estrellas junto a la luna creciente brillar.

-No sé cómo haces para lograr todo esto, pensé que cenaríamos en tu departamento -digo y une su mano con la mía sobre la mesa.

-Quise hacer algo diferente y bonito para ti. Además quería aprovechar para pedirte algo -baja la mirada a nuestras manos y sonreír cuando empieza a acariciar la mía. -Llevamos un tiempo juntos y han pasado cosas y ya no se si vale preguntarlo, pero igual lo haré -busca mi mirada y esos ojos esmeralda se juntan con los míos. -¿Quieres ser mi novia pequeña?.

Entreabro los labios ante su pregunta y a los segundos cierro los ojos con una sonrisa. Lo miro y está sonriendo también.

-Claro que sí Santi -su sonrisa se ensancha y aprieta mi mano levantándose y haciendo que yo lo haga también.

-No sabes cuánto necesitaba esa respuesta hermosa -susurra y toma mi rostro entre sus manos juntando nuestros labios.

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Hola mis pequeñ@s, espero que estén bien.

¿Que les pareció el capítulo?, espero les haya gustado, de verdad.

Quiero opiniones linduras, a mí me encanta leer sus comentarios. 😊

💋💋

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