28. Cicatrices abiertas
Hace unos minutos, Santi se puso solo el abrigo y ambos nos sentamos en la cama. Tiene los antebrazos sobre sus rodillas y su mirada perdida en algún lugar de la habitación. Mientras yo estoy ahí, en silencio, dándole el tiempo que necesite.
—Las marcas que pudiste ver en mi espalda, guardan una etapa muy difícil de mi pasado —comenta de repente en un tono bajo. —Desde que era apenas un niño.. veía a mi padre llegar alcoholizado o drogado a la casa. Había ocasiones que llegaba e iba directo a la cama, pero la otra mayoría de veces era agresivo y nos golpeaba a mi madre y a mí. Ella siempre recibía la peor parte por protegerme —veo como aprieta sus manos en puños con esto último y sin pensar pongo mi mano sobre una de las suyas y veo como relaja los músculos.
>> Eso fue cambiando según fui creciendo, pero.. el día de mi cumpleaños número quince, fue uno de los peores días de mi vida. Mi madre había estado ahorrando algo de dinero de lo que podía esconder de mi padre y me animó a traer algunos amigos a casa. Al principio me negué, no quería que pasara algo si mi padre llegaba, pero como llevaba algunos días sin aparecerse, al final acepte.
>> Mientras estábamos todos reunidos en el patio trasero, se escuchó el estruendo de la puerta al ser abierta con fuerza y en ese momento.. quise que todo desapareciera. Mi madre se congeló al oír lo mismo que todos, su nombre resonó por todo el lugar y cuando mi padre se apareció en el patio todo fue caos.
>> Echó a todos de la casa. Ricardo no quería dejarme solo, pero no quería que le pasara nada, así que se fue luego de prometerle que estaría bien —sonríe con ironía —mucha mentira de mi parte. Mi padre se llevó a mamá a rastras dentro de la casa, lo seguí sin dudarlo, no iba a permitir que le hiciera más daño.
>> Cuando llegué adentro, ya mamá estaba en el suelo y sangrando a causa del primer golpe que le propinó —dice como si estuviera recreando esa escena en su cabeza. —Ya estaba cansando de todo y el segundo puñetazo lo recibió él. Todo prosiguió entre golpes entre nosotros y el llanto de mi madre, hasta que mi padre me lanzo sobre la mesa de centro del salón, esta era de cristal y al yo caer encima, se hizo trizas.. y mi espalda también —dice causándome una mueca de absoluto dolor. —Luego de eso desperté en una sala de hospital con mi madre cuidando de mí y mi espalda toda vendada.
—¿Y tu.. y tu padre? —pregunto en un susurro cuando se queda en silencio jugando con mis dedos. Con mi pregunta busca mi mirada.
—Desapareció cuando llegó Ricardo con su padre y unos vecinos. Mi recuperación demoró unos meses en los que no volvió a aparecer, de hecho no lo hizo en dos años, hasta que volvió a romper todo de nuevo. —Se pone de pie y camina hasta la ventana con mis ojos puestos en su espalda. —El día que volvió, mi madre estaba sola en casa y cuando llegué, habían policías y estaban sacando a ese hombre esposado de la casa.
>> El alma abandonó mi cuerpo nada más verlo y mi primer pensamiento fue mi mamá. Al entrar la estaban atendiendo y su cara de terror se relajó al verme, pero la noticia que me dieron me desarmó por completo.
Me paro y camino hacia él, entonces percibo su cuerpo tenso y su ceño fruncido.
—¿Qué noticia Santi? —tarda unos segundos en silencio hasta que voltea.
_La… la había forzado a acostarse con él —al escucharlo mi cuerpo se estremece, pongo la mano en mi boca y siento mis ojos humedecerse, puedo ver los suyos igual y sube su mano a mi mejilla. —Lo siento, no quería hacerte recordar —susurra, niego y apoyo mi rostro en su mano.
—Lo sé, tranquilo —digo y dejo un beso en su palma —¿Tu madre cómo estaba?
—Mal.. —murmura y se le pierde la voz, respira profundo y una lágrima solitaria recorre su mejilla. —El abuso le causó un embarazo —abro los ojos como platos. —Fue un etapa muy dura. Ella estaba decidida a practicarse un aborto y yo estaba ahí para ella decidiera lo que decidiera.
>> Una tarde llegó a casa envuelta en llanto y con una ecografía entre sus manos diciendo que no podía matar a una personita que no tenía culpa de nada. Yo no me opuse a nada, solo la apoyé y unos meses después, llegó a nuestras vidas la pequeña Sara —dice y una sonrisa aparece en sus labios causando una en mí también. —Lo único bueno que salió de mi padre. Desde que vi esos ojitos brillar, Sara se convirtió en mi princesa, la nena de mis ojos.
>> Pero al parecer estábamos en el ojo del huracán —su sonrisa se esfuma y recuesta la espalda en la pared. —Tuve que empezar a trabajar y a estudiar al mismo tiempo para ayudar a mi madre que no podía trabajar y la necesidad me llevó a hacer algo de lo que no estoy orgulloso —ladeo el rostro y baja la mirada. —Yo.. yo trafiqué droga..
—Santi.. —susurro sin saber que decir —Santi tú..
—Se que habían muchas más opciones, pero era un chiquillo idiota que calló en la labia de alguien que le ofrecía dinero fácil. Era iluso y quería darle “buena vida” a su madre y hermana —dice haciendo comillas con sus dedos y una sonrisa irónica plasmada en su rostro. —Pero el tonto calló en la trampa de la adicción.
>> Caer fue fácil, salir fue lo difícil. El dinero que había ganado, lo gasté en droga. En ese tiempo me volví una pesadilla para mi madre —sus ojos han vuelto a cristalizarse —hice lo que él hacía, lo que yo detestaba.
—No digas eso Santi —tomo su rostro entre mis manos haciendo que me mire y limpió sus mejillas.
—Estuve así un buen tiempo, no abandoné los estudios, pero tenía malas calificaciones y todo era un desastre, hasta que Ricardo logró convencerme de internarme. Mi madre se quedó sola con la niña y eso no me dejaba nada tranquilo.
>> Un día me fugué de la clínica, algo me decía que todo estaba mal en casa y cuanta razón tenía. Estoy seguro de que el mundo nos odiaba —dice y deja deslizar su cuerpo hasta el suelo, sentándose en este. —Mi padre se enteró del nacimiento de Sara y quiso llevársela —al decir esto sus ojos se llenan de lágrimas, me siento a horcajadas sobre él y acaricio su mejilla. —Ese día cuando llegué a la casa estaban él y una mujer, supuse que era su amante, no se. Habían acabado con todo y mi madre estaba herida. Casi muero cuando vi a Sara en los brazos de aquella mujer.
>> Antes de hacer cualquier cosa, llamé a la policía y a partir de ahí todo fue un desastre. Digamos que los medicamentos que me daban en la clínica no me ayudaban mucho, pero hice lo que pude hasta que llegó la policía y se los llevaron a ambos. Después de eso volví a despertar en el hospital. No volvimos a saber de ellos, solo que recibieron una gran condena en prisión.
—¿Volviste a la clínica cierto?
—Si, hasta que estuve completamente limpio. Luego nos mudamos de ciudad y en ese transcurso me hice el tatuaje. Me gustó y era una buena opción para cubrir las marcas en mi espalda, pero también me identifiqué mucho con él.
—¿Por qué? —pregunto a la vez que subo mi mano a su cabello.
—No soy un ángel ni nada que se le parezca, pero.. esa etapa de mi vida siempre la he sentido como.. como algo que me consumía sin descanso y.. yo lo único que quería era liberarme de una vez. Y fue lo mismo que interpreté al ver este dibujo —dice y se encoge de hombros.
Coge mis manos entre las suyas y empieza a jugar con nuestros dedos. No quiero preguntarle que pasó en la casa, espero que él lo haga. Estamos un rato en la misma posición con nuestro dedos entrelazados.
—Ayer en la mañana —habla con la mirada perdida en nuestras manos —mi madre entró a mi habitación muy alterada y enojada. Yo estaba arreglando las cosas de la universidad y verla así me sorprendió, pensé que le había pasado algo con tu padre. Pero estaba así.. por mí —dice y veo como muerde su labio inferior.
—¿Qué pasó?
—Me estaba reclamando por cosas del pasado que ya había dejado atrás hace mucho tiempo y no comprendía.. hasta que me enseñó una bolsa con polvo blanco que sostenía en su mano. —Frunzo el ceño ante esto y hago que me mire.
—¿No me digas que era lo que estoy pensando? —asiente y cierro los ojos. —¿Y por qué tu madre lo tenía?
—No sé, ella dice que yo la pedí y por eso la mandaron a esa dirección, pero te juro que no fue así, por favor pequeña créeme —sus ojos se humedecen y se me estruja el alma.
—Tranquilo lindo.. te creo —veo como suelta el aire y acaricio su mejilla.
—Ella no lo hizo. Metió el pasado en el medio, salió a relucir mi padre y todo se descontroló. Tu padre se metió y decidí irme, no quería estar ahí —al decir esto último, su labio inferior tiembla y no hago más que abrazarlo.
Sé que lo necesita. Esconde su rostro en mi cuello y aprieta el agarre en mi cintura. A los segundos, siento la piel de mi cuello mojada y muerdo mi labio inferior al darme cuenta de que está llorando. Su madre es su vida y que no haya confiado en él, lo lastimó.
Llevo la mano a su cabeza y acaricio su cabello. Ya no llora, pero sigue en la misma posición, así que lo dejo estar. Luego de unos minutos más, levanta la cabeza y puedo ver sus mejillas sonrojadas y los rastros de lágrimas en esta. Con mis dedos limpio su rostro y al sentir mi tacto cierra los ojos por unos segundos.
Al volver abrir sus esmeraldas, toma mi rostro entre sus manos y junta nuestros labios comenzando unos roces lentos pero constantes. El beso sube de a poco y una de sus manos baja a mi cintura apretando el lugar. Las mías se apoderaran de su cabello tirando de este.
Su boca abandona la mía y desliza sus labios a mi mejilla siguiendo el recorrido de besos hasta mi cuello. Su lengua toma partido y siento como la desliza por el lugar hasta mi clavícula haciéndome estremecer. Hace el mismo recorrido de vuelta a mi boca y se apodera de esta con todas las ganas, provocándome un gemido que es ahogado entre sus labios.
Sus dientes toman mi labio inferior y tiran de él, terminando así el beso. Junta nuestras frentes y su respiración está tan irregular como la mía. Siento el bulto de su entrepierna debajo de mí, debido a el beso y veo como cierra los ojos.
Decido hacer algo y respiro profundo. Tomo la mano que tiene en mi cintura y la pongo sobre mi zona íntima. Al subir la mirada ya el tiene la suya puesta en mí. Empiezo a moverla suave en el lugar y siento mis mejillas calientes al tener sus ojos verdes sobre mí, pero no detengo la acción.
Aumento un poco el ritmo de los roces y baja la mirada a su mano. Pone la otra en mi muslo y empieza a mover la que tengo sujeta. Cuando aprieta el movimiento, un jadeo se escapa de mi boca y mis manos van a parar a sus hombros.
Busca mi mirada y desabrocha el botón de mi pantalón. Baja la cremallera y lentamente empieza a introducir sus dedos dentro de este. Acaricia sobre mi ropa íntima unos segundos y luego aparta mi braga a un lado deslizando sus dedos en mis pliegues logrando que muerda mi labio inferior.
Su otra mano se apodera de mi cuello acercándome a su rostro sin llegar a besarme, en el momento que sus dedos llegan a mi clítoris y un gemido abandona mi ser sobre sus labios. Sus caricias no se detienen y mis bajos gemidos tampoco.
Mis labios entre abierto rozan los suyos causándome unas ganas insaciables de besarlo, pero su mano en mi cuello me detiene y se que lo hace adrede. Cuando siento sus dedos rozando mi entrada, me estremezco por lo bien que se siente. Empieza a introducir uno y cuando un jadeo se me escapa él lo atrapa en su boca acabando con la tortura.
Su boca succiona y devora la mía a su antojo, mientras sus movimientos son suaves y constante dentro de mí. Siento que introduce otro dedo y mis uñas se encajan en su cuello a la vez que empiezo a mover la caderas.
Siento algo en mi vientre bajo cuando saca sus dedos de mi pantalón y gruño entre el beso causándole una pequeña sonrisa que se va cuando muerdo su labio. No se como lo hace, pero se para conmigo en sus brazos y mis piernas rodeando su cadera sin dejar de besarnos.
Da unos pasos y siento una superficie suave en mi espalda, la cama. Suelta mis labios y deja un tierno beso en mi mejilla. Se separa un poco, busca mi mirada y estoy más que segura que estoy como un tomate por la sonrisa que me dedica. Desliza sus manos por mi cuerpo hasta mis piernas y quita mis zapatos.
Cuando vuelve al borde de mi pantalón, mi respiración se agita más de lo que está y él al notarlo acerca su rostro al mío.
—Tranquila pequeña —susurra contra mi boca y pone las manos en mi cintura. —¿Quieres qué continúe? —miro sus ojos unos segundos y asiento.
Baja mi pantalón y lo saca por completo. Pega su rostro a una de mis piernas y empieza a repartir besos suaves y húmedos sacándome suspiros. Cuando llega a mi muslo deja una suave mordida y luego pasa su lengua por el lugar. Besa mi piel junto al borde de mi braga, con sus ojos brillantes puestos en los míos y toma el de la blusa entre sus dedos y los saca por sobre mi cabeza…
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Y continuará.. y perdón si los dejé con ganas de más. 😁
¡¡Hola pequeñ@s!! ¿Que tal el capítulo?
¿Se esperaban el pasado de Santi de esta forma o todo más tranquilo?
¿Se imaginaban que había sufrido tanto?
Realmente yo sentí la necesidad de abrazar a mi nene, no se ustedes, espero que también. ☺️
Espero que les haya gustado.
Hasta el próximo lunes. 💋
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