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25. ¿Confías en mí?

POV: SANTI

Ayer nos acostamos tarde y si no hubiera sido por la llamada de Francisco, aun seguiríamos durmiendo. Los amigos de Manu no querían dejarnos ir, Marcos principalmente que estaba pasado de copas. Pero al final con ayuda de Marina y Ric pudimos escabullirnos.

Fue un buen día, pero nada quita el susto que pasé al pensar que era el cumpleaños de Manu. Cuando los chicos gritaron el “Feliz cumple” me quedé pasmado, luego cuando ella aclaró las cosas pude volver a respirar. Después de todo, en la noche hice una llamada a un viejo conocido y le pedí algo especial para ella, algo que solo él puede conseguir y estoy esperando su llamada.

—Santi —escucho la voz de Manu desde el baño.

—¿Qué pasa pequeña? —pregunto saliendo de la habitación.

—¿Me puedes traer la toalla porfa?, la olvidé —sonrío ante esto y vuelvo al cuarto.

Al entrar, veo la toalla sobre la cama junto a la maleta que llevará a la casa de su padre, la tomo y voy hasta el baño. Toco la puerta, esta se abre un poco y la pequeña saca la mano tomándola.

—Gracias —susurra y me la imagino con sus mejillas sonrojadas toda tierna.

—De nada hermosa —con mis palabras cierra la puerta y sonrío.

Entrando a la habitación mi teléfono suena, lo saco del bolsillo y veo que es la llamada que esperaba, así que contesto.

—Cristóbal.

Traje lo que me pediste.

—Ahora estoy contigo.

Cuelgo y al salir de la habitación tropiezo con Manu.

—Oh, pequeña.

—¿Dónde vas? —pregunta con la cabeza ladeada.

—Eh.. a buscar algo al coche —frunce el ceño y beso su frente. —Ahora vuelvo.

Salgo de la casa y camino hasta un bar que hay a una cuadra de donde vive Manu. Al llegar, entro y relajo mis músculos al sentir el calor del lugar. Busco con la mirada y al final del local veo a Cristóbal en una mesa. Crist es un tipo de unos 30 años, piel morena, cabello y ojos color café. Tiene un aura peligrosa y digamos que lo conocí en una etapa muy mala de mi vida que no me gusta recordar.

Camino hacia él y al percatarse de mi presencia, levanta la mirada y muestra una sonrisa ladeada.

—Santiago.

—Cristóbal.

—¿Cómo estás?, hace tiempo no recibía una llamada tuya.

—Digamos que no lo necesitaba —digo y me siento. —¿Trajiste lo que te pedí?.

—Me ofendes —pone la mano en su pecho fingiendo dolor y ruedo los ojos. —¿Cuándo he fallado en algo? —pregunta y pone una bolsa de papel sobre la mesa. —Aquí tienes —la tomo y saco una bolsa igual de mi abrigo, miro a los lados y se la paso por encima de la mesa.

—Ahí está tu pago.

—¿En serio Santiago?, es un regalo hombre —dice con una sonrisa y niego.

—Gracias, pero no. Tus regalos tienden a cobrar más adelante y no necesito deudas contigo.

—No habrá deudas amigo —asegura divertido.

—Te conozco, lo sabes, así que no insistas —tomo la bolsa y me pongo de pie.

—Como quieras —asiento con la cabeza y camino hasta la puerta, pero antes de salir, su voz me hace voltear. —Oye Santi, traje D por si querías —al escucharlo me tenso y niego.

—Sabes mi respuesta Crist —se encoge de hombros sonriendo.

—No perdía nada con intentarlo —dice y salgo de ahí.

Llego a la casa y al abrir casi choco con Manu.

—Hey —susurro poniendo una mano en su cintura.

—Pensé que te habías ido en el coche o que te había pasado algo al ver que tardabas.

—Solo me encontré con un viejo amigo, nada más.. ¿Ya estás lista? —pregunto y asiente —pues vámonos entonces.

Va hasta la habitación y la sigo, tomo su maleta junto con mi mochila y salimos hasta el coche. Por dios está haciendo un frío tremendo y presiento que el clima no nos favorecerá en el viaje porque el cielo está muy oscuro.

Después de dejar las cosas en el maletero, subo al auto y ya Manu tiene encendida la calefacción, no le gusta este clima.

—Nena, en los asientos traseros hay unas colchas que traje para ti —nada más decirle, las toma y se envuelve en ellas.

—Gracias —susurra —no se como hay personas que les gusta este clima, yo prefiero el sol calentito —se queja en voz baja haciéndome reír.

Arranco el auto y prendemos marcha a la casa de su padre, fuera de la ciudad.


POV: MANU

Llevamos una hora de camino cuando el auto se detiene. Volteo a ver a Santi y lo veo con la misma cara de interrogación que yo. Trata de encenderlo pero es por gusto, no arranca.

—Hay no por favor.

—No puede ser —susurra y apoya la frente en el volante. —Espera un momento —baja del coche y va hasta la parte delantera del coche. Abre el capó y sale una nube de humo del mismo color del cielo.

—¿Estás bien Santi? —pregunto al verlo toser por el humo.

—Si tranquila, quien no está bien es nuestro querido amigo —dice cerrando el capó y subiendo al coche.

—¿Qué vamos hacer?.

—Llamaré una grúa y ya veremos que hacer —dice y sale del coche.

Suspiro y volteo a ver por la ventana. La nieve adorna la mayor parte del paisaje y está haciendo mucho frío, además el clima anuncia tormenta. Entra Santi nuevamente al coche con cara de fastidio. Recuesta su cabeza al asiento y cierra los ojos.

—¿Qué pasa? —pregunto poniendo mi mano sobre la suya haciendo que me mire.

—La grúa no puede venir en estos momentos, dijeron que en ocho horas estarían libres y vendrían por el auto.

—¿Ocho horas? —asiente —pero eso sería a las 8 de la noche —vuelve asentir y resoplo. —No llegaremos hoy a la cena con nuestros padres.

—Lo sé nena, pero ¿qué puedo hacer? —lo miro y suspiro.

—¿Nos quedaremos aquí?.

-No, si nos quedamos nos congelaremos por el frío —dice con un escalofrío y busca algo en su teléfono. —Mira, a 10 minutos caminando hay un… ¿hotel de carretera? —me encojo de hombros —¿te parece?.

—¿Y el coche?.

—Se queda aquí, cuando la grúa llegue por él, me llamarán —asiento, se acerca a mí y besa mi frente —Vamos.

Sale del coche primero y yo me preparo psicológicamente para enfrentarme a mi clima favorito, ‹sientan el sarcasmo por favor›. Al bajar veo a Santi con las cosas, meto las manos en los bolsillos y voy hasta él. Pone un brazo sobre mis hombros pegándome a su cuerpo y comenzamos a caminar.

Después de un rato caminando, llegamos a un pequeño hotel de carretera como dijo Santi. Entramos al living y el calor nos recibe.

—Por dios, tengo el cuerpo todo entumido, no siento mis dedos —murmuro haciendo que Santi me mire divertido.

—Ya vamos a calentar esos deditos —susurra cerca de mi oído y deja un beso en mi mejilla. —Buenas tardes señorita, ¿hay alguna habitación disponible? —pregunta a la chica al otro lado del mostrador, pero al parecer no escuchó nada por estar mirando a mi… a Santi, creo que hasta babea, por dios ¿será idiota?. Carraspeo y veo como se sonroja.

—¿Hay alguna habitación? —pregunto yo esta vez algo seria.

—Eh.. si si. ¿Ocuparán dos? —frunzo el ceño y me pongo frente a Santi.

—Una —veo como hace una mueca y teclea algo en la computadora.

Nos dice el pago y Santi con la misma cara divertida de hace un rato paga. La chica busca la llave y cuando se la va a dar a él, yo la tomo y le dedicó una sonrisa falsa.

—Gracias —tomo a Santi de la mano y subo las escaleras sin mirar atrás.

Cuando estamos en el segundo piso, pasamos por las puertas hasta llegar a la 205 que es la que nos corresponde. Abro y entro con Santiago detrás de mí. La habitación está aceptable y limpia, al menos para una noche.

Voy directo a la cama, me siento y me pongo a mirar por la ventana que hay detrás de esta la nieve que ha empezado a caer. Siento mi cara caliente al darme cuenta de lo que pasó abajo. Escucho los pasos de Santi y como deja las cosas en el suelo. A los segundos siento la cama a mi lado hundirse y una de sus manos se posa en mi cintura pegándome a su cuerpo.

—Te ves muy bonita celosa —dice cerca de mi mejilla y siento estas calentarse aun más. Busco su mirada y lo encuentro sonriendo, toma mi cara con una de sus manos y pega su boca a la mía por unos segundos. —Mañana a primera hora nos iremos, no te preocupes —dice y pega nuestras frentes.

Mi teléfono suena sacándonos de nuestra nube y al revisar, es una llamada de mi padre, suspiro y me levanto a contestar.

(…)

Me di una ducha de agua caliente hace unos minutos y me acosté con un libro. Ya oscureció y hace un rato llamaron a Santi por el auto y dijeron que a primera hora mañana lo traerían de vuelta.

—Pequeña —subo la mirada y veo a Santi acercándose a la cama mientras se seca el cabello con la toalla. —¿No tienes hambre? —pregunta y es como si despertara a la bestia, porque nada más oírlo, mi estómago suena y tapo mi cara con el libro al sentirla caliente. —Parece que si —comenta divertido.

—Me lo recordaste.

—¿Quieres algo en especial? —pregunta sentándose en la cama para tomar el teléfono de la habitación.

—No, decide tú, que sea algo rico —digo levantándome de la cama y caminando hasta el baño para buscar el secador.

Entro, lo tomo y al regresar, Santi está colgando el teléfono. Camino hasta él y me pongo entre sus piernas haciendo que ponga sus manos en mi cintura.

—¿Puedes conectarlo? —pregunto enseñándole el cable del secador, asiente y lo conecta. Empiezo a secarle el cabello y cierra los ojos. Se ve muy lindo. —Listo —digo en el momento que tocan la puerta —yo voy.

Dejo el secador sobre la cama y voy hasta la puerta. Al abrir me encuentro con la misma chica del mostrador empujando el carrito de la comida. ¿En serio hay tan poco personal?. No tan conforme con la situación, abro y dejo que entre con el carrito.

Nada disimulada ella, cuando está adentro por completo, veo como le lanza su mirada a Santi, el que por suerte, ni se ha enterado del tema. Carraspeo llamando la atención de la chica y le doy una sonrisa falsa.

—Gracias por el servicio —le señalo la puerta y cuando pasa por mi lado me dedica una cara de desprecio; nada más sale, cierro la puerta en su cara —idiota —susurro y voy hasta la comida.

(…)

Es algo tarde ya, pero no tengo sueño, verdad que nos despertamos muy tarde también, pero que más da. Nos pusimos a ver una película en mi laptop y ya están pasando los créditos. Se la dejo a Santi un momento y voy hacia el baño.

Al salir, él está sentado al borde de la cama con su móvil en la mano. Al percatarse de mi presencia apaga el mismo y lo deja en la mesita junto a la cama.

—Ven aquí —dice y estira su mano. Me acerco y la tomo, me coloca entre sus piernas y hace que me siente en una de ellas. —Estás hermosa —susurra y sonríe al ver mis mejillas sonrojadas.

De a poco pega su boca a la mía hasta juntarlas en un beso delicioso. Nuestros labios se deslizan entre si hasta que rosa el inferior con su lengua, pidiendo la entrada que le concedo enseguida.

Muerde mi labio inferior por un segundo tirando de este y bajando sus besos a mi cuello. Echo la cabeza a un lado para darle más acceso a mi cuello y una mordida en este hace que suelte un jadeo. Sus manos acarician mi cintura y deja un beso tierno en el lugar de la mordida antes de buscar mi mirada.

—¿Confías en mí? —pregunta en un susurro cerca de mi boca y veo esos ojos verdes brillar.

—Si —digo sin pensarlo mucho, él es en quien más confío.

Con mi respuesta vuelve a besarme y hace que me siente a horcajadas sobre él. Mientras juega con mis labios, sus manos hacen un recorrido suave de mi cintura hasta mi espalda, bajan hacia mi cintura de nuevo, pero siguen el recorrido por mis muslos desnudos debido a mi shorts corto de dormir.

Pasa su boca a mi cuello con besos húmedos y sus manos pasan a acariciar mi abdomen por debajo de la blusa, haciendo que mi respiración aumente. Las va subiendo de apoco hasta el comienzo de mis pechos y las detiene, busca mi mirada como pidiendo mi aprobación y asiento.

Roza mis pezones con sus dedos sacándome unos cuantos suspiros. Sube la blusa dejándolos al descubierto y siento mi cara caliente, pero todo se va al demonio cuando se lleva uno de los pezones a su boca haciéndome jadear un poco más fuerte. Pongo mi mano en su cabello cuando pasa su boca al otro y lo muerde de una forma suave, pero que se siente muy bien.

Vuelve a atacar mi boca de una forma más hambrienta esta vez, haciendo que vuele, pero me tenso cuando siento una de sus manos en mi zona íntima por encima de la ropa y él lo siente porque enseguida pone la mano en mi muslo y busca mi mirada.

POV: SANTI

—Tranquila nena, soy yo —susurro juntando nuestras frentes al sentirla tensa. —No te pasará nada —aseguro acariciando su mejilla. —¿Quieres qué siga? —pregunto y luego de unos segundos asiente.

Junto nuestros labios y mientras la beso, bajo mi mano hasta su zona íntima dando roces suave por encima de la ropa provocando un jadeo de su parte que me anima a seguir. Deslizo mis dedos dentro de su shorts de dormir, logrando que su respiración se dispare.

Exploro todo su sexo haciendo que mis dedos se deslicen por sus pliegues húmedos y resbaladizos haciéndola soltar gemidos bajos que me encantan. Y al sentir su clítoris en la yema de estos lo aprieto, lo que provoca que un gemido fuerte salga de su boca y me apodere de esta, devorándola sin dejar de mover mis dedos en su centro.

Aferra sus manos en mis hombros. Tomo su cabello con mi mano libre y hago que eche su cabeza hacia atrás dejándome su cuello libre.

—Santi —escucho mi nombre en un gemido en el momento que aumento el ritmo de mis dedos.

—Mírame pequeña —le pido y abarco su sexo con mi mano moviéndola de arriba hacia abajo y su cara de satisfacción es lo que necesitaba.

Mi mirada no pierde la suya y en el momento que adentro uno de mis dedos en su interior, cierra los ojos y un fuerte gemido sale de sus labios. Empiezo a moverlos a un ritmo lento a la vez que aferra sus uñas a mi cuello.

—Santiago por dios —dice de forma ahogada.

Bajo mi rostro a sus pechos, metiendo uno de sus pezones en mi boca y succionándolo, lo que provoca que una de sus manos se aferre a mi cabello. Siento como se mueve, introduzco un segundo dedo y acelero los movimientos haciendo que sus gemidos aumenten.

—Vamos nena, déjate llevar —susurro cerca de sus labios.

Con mis palabras su cuerpo se tensa y siento como aprieta mis dedos en su interior. Muevo estos más rápido mientras no dejo de tocar su clítoris con mi dedo pulgar. Unos segundos después Manuela se deja ir en mi mano con un gemido fuerte mientras su cuerpo da espasmos.

Saco mis dedos de su interior con suavidad y beso sus labios con delicadeza. Junto muestras frentes y acaricio su mejilla.

—¿Estás bien? —pregunto, abre los ojos y asiente con una sonrisa.

Miro el reloj que hay sobre la puerta, sonrío y dejo un pico en sus labios

—Feliz cumpleaños pequeña —con mis palabras voltea hacia el reloj y me mira con una sonrisa enorme.

—Feliz navidad Santi —sonrío y junto nuestros labios.




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Bueno mis pequeñ@s, espero que les halla gustado la sorpresa. Un poco tarde, pero tuve problema con el internet.

Ahora..

¿Qué les parece el nuevo personaje, Cristóbal?. No lo olviden, será importante más adelante.

¿Cómo les va pareciendo la historia?

Háganmelo saber porfa.

Bueno, espero que terminen muy bien el año y les deseo lo mejor a todos ustedes nenes. 😘😘😘

Feliz Navidad 🎄 y próspero año 2024 ❤️

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