24. ¿Hoy es tu cumpleaños?
POV: MANU
Han pasado unos cuantos días desde que le comenté la verdad de mis pesadillas a Santiago y al contrario de lo que pensaba, no se ha alejado de mí, de hecho, se ha acercado más. Cada vez que sale de la universidad viene a mi casa y pasamos el tiempo juntos antes de marcharse a casa de mi padre. No ha sacado el tema de mis pesadillas y se lo agradezco, pero se que en algún momento querrá hablar y no culparé su curiosidad.
También se acerca noche buena y como dije hace unos días, mi padre decidió celebrar en la casa que tenemos fuera de la ciudad. Él la compró luego de la muerte de mamá. A ella le encantaba el lugar donde estaba, decía que era tranquilo y hermoso, pero papá en aquel entonces no tenía el dinero suficiente para comprarla y le prometió que algún día sería nuestra. Luego pasó aquel incidente horrible y todo quedó ahí.
Después de unos años me dio la sorpresa de que la había comprado en honor a ella y siempre celebrábamos las fechas importantes ahí y esta no será la excepción, aún con nuevos integrantes en la familia. A Clara le gustó mucho la idea y compró muchas decoraciones navideñas. Ella, mi padre y la niña, se van el día viernes por la mañana para preparar todo.
Yo y Santiago nos vamos el domingo. El viernes no podemos, es el último día de universidad antes de los días de fin de año y el sábado vamos a pasarlo con nuestros amigos, así que nos vamos el domingo en la mañana los dos en mi auto y yo nada molesta con el tema.
Hoy solo tengo que entregar unos trabajos en la universidad y a eso voy en este momento. Llego al estacionamiento y al bajar, sonrío cuando veo la moto de Santi. Tomo mis cosas, le pongo seguro al coche y entro casi corriendo por el frío que hace afuera, está todo blanco por la nieve. Cuando llego al pasillo, veo a Santi al final de espalda y parece que acaba de llegar, porque todavía lleva la mochila en el hombro y el casco en la mano.
Me acerco a él con una sonrisa, pero me detengo y frunzo el ceño cuando da un paso al costado y veo a una chica hablando con él, es morena alta y muy linda. No puedo ver el rostro de Santiago pero si el de ella y le está sonriendo, más de lo necesario diría yo, ‹¿por qué le sonríe?›. Le da una carpeta a Santi y se acerca un poco y por suerte él da un paso atrás.
—Adiós ojos lindos —dice la chica con su sonrisa y da la vuelta caminando por el pasillo como si fuera una alfombra roja. Arrugo la nariz y me acerco por completo a él.
—Idiis ijis lindis —digo llamando la atención de Santiago, que al voltear me mira con el ceño fruncido y una sonrisa divertida.
—¿Qué? —pregunta sin entender lo que dije.
—Nada —suelta una risa y se acerca a mí. Cuando va a juntar sus labios a los míos, giro el rostro y los pega en mi mejilla.
—Hey —susurra, toma mi mentón con su mano y hace que lo mire. —¿Qué pasa con mi beso?.
—Que te lo de doña carpeta —me suelto de su agarre y frunce el ceño, pero al parecer entiende a lo que me refiero p porque cierra los ojos y sonríe.
—Entonces, ¿no me vas a dar mi beso? —niego y comienzo a caminar —bien —escucho que dice y a los segundos mi espalda choca con la pared. —Pues lo tomo yo entonces —dice contra mis labios y reclama mi boca como suya.
Cuando el aire es necesario para respirar, nos separamos y nuestras miradas se conectan. Va a besarme de nuevo, pero un carraspeo a su espalda lo detiene. Voltea y entonces veo a Ricardo con una sonrisa divertida en el rostro.
—Chicos, para la próxima pueden meterse en el baño por lo menos —Santi se le acerca y le da una colleja haciendo que ponga mi mano en la boca para ocultar mi sonrisa. —¿Pero qué te pasa? —refunfuña Ric tocándose el lugar del golpe.
—Adiós Ric, adiós.. ojos lindos —digo lo último con una mueca y suelta un carcajada.
—Tus ojos lindos pequeña —escucho antes de entrar al salón y sonrío.
‹Claro que son míos, solo míos›.
(…)
Llegué a casa temprano, como solo tenía que entregar los trabajos salí rápido. En cambio Santi, tenía examen hoy y sale un poco más tarde.
Voy a la cocina, agarro un paquete de galletas dulces en la repisa y regreso al salón. Me vuelvo a sentar en el sillón y sigo en lo que estaba, leyendo el diccionario de Italiano. Hay muchas palabras parecidas al español y otras algo complicadas. Pero encontré una que me interesaba: Piccola. Ya me imaginaba el significado, pero aquí lo confirmé.
Suena mi teléfono y lo tomo viendo que es una llamada de mi loco amigo, así que contesto.
—Hola Marquitos.
—Hola mi bella, ¿qué tal tu día?
—Tranquilo, solo tuve que entregar unos trabajos en la universidad.
—Me alegro por ti porque el mío ha sido muy agitado.
—¿Y eso por qué corazón?.
—Marina me tiene mal, me tiene loco con las cosas para el sábado. ¿Tú crees qué pueda amarrarla a un árbol? —río por su pregunta y niego.
—No loco, ¿después quién nos sacará de quicio?.
—Cierto… Bueno a lo que iba, ¿quién va estar en el encuentro?.
—Eh.. tú, Marina, Santiago, Ricardo y yo.
—Me imaginaba los nuevos integrantes, pero quería comprobar. Bueno bella, después nos vemos.
—Adiós Marquitos.
Cuelgo y en el mismo momento tocan la puerta. Dejo el libro con el móvil sobre el sillón y camino hasta la puerta. Al abrir me encuentro a Santi con una sonrisa.
—Hola pequeña.
—Santi —susurro devolviéndole la sonrisa. Entra, toma mi cara entre sus manos y junta nuestros labios por unos segundos. —¿Qué tal tu examen?.
—Bien —besa mi frente y camina hacia el salón
—¿Quieres algo de tomar?.
—Agua, por favor.
Voy a la cocina y lleno un vaso con agua. Regreso al salón y al notar mi presencia me mira con una sonrisa divertida.
—¿A caso quieres aprender italiano pequeña? —pregunta y entonces recuerdo el diccionario, lo busco con la mirada y lo encuentro entre sus manos.
—Eeh.. bueno… solo tenía curiosidad —y en parte es cierto.
—¿Por simple curiosidad, o por algo en específico? —pregunta con una ceja alzada.
—Por.. por simple curiosidad —me encojo de hombros restándole importancia y le doy el vaso de agua. Lo toma y lo pone en la mesa de centro mientras me observa.
—Ti amo così tanto Manuela, non sai quanto —dice en italiano y abro la boca, pero la vuelvo a cerrar porque no entiendo nada.
Muerde su labio inferior ocultando su sonrisa y estira su mano tomando la mía. Me acerca a él y hace que me siente sobre sus piernas. Al ver mi cara de interrogación besa mi mejilla.
—¿Qué dijiste? —pregunto bajito.
—Aprende más italiano —responde divertido y me cruzo de brazos.
—Santiago no es justo —digo e inflo las mejillas haciendo que suelte una carcajada abrazándome de lado.
—Hermosa —dice a la vez que se pone de pie conmigo en brazos.
—¡¡Santiago!! —exclamo abrazándome a su cuello. —Estas loco, casi me caigo.
—Nunca te dejaría caer pequeña —susurra cerca de mi mejilla y deja un beso en el lugar haciendo que sienta mi rostro caliente.
Sonríe y camina hacia la habitación conmigo en brazos.
(…)
Nos pusimos a ver una película en mi habitación, pero hace unos minutos los besos se llevaron todo el protagonismo. Siento como baja su boca a mi cuello y deja un tierno beso en el mismo que me hace estremecer, sube el rostro y busca mi mirada.
Sus pupilas se ven algo dilatadas, pero cierra los ojos y apoya su frente contra la mía. Él no sabe cuánto le agradezco que se detenga, pero no puedo seguir dejándolo hasta este punto, no es justo.
—Santi.
—¿Qué pasa nena? —pregunta con los ojos cerrados aún.
—Yo.. yo.. —al sentir mi duda abre lo ojos y espera que hable —yo siento que estoy siendo injusta contigo —frunce el ceño y bajo la mirada.
—¿Qué dices Manu? —pregunta confundido.
—Siento que.. que no soy suficiente para ti, que a veces me das más de lo que yo te doy y no sé si yo… —guardo silencio cuando siento mis ojos humedecerse.
—Hey —pone la mano en mi mejilla y busca mi mirada —no digas eso, no tiene sentido. Eres más que suficiente para mí, eres más de lo que merezco pequeña.
—Santi..
—Sshh —pone su dedo en mis labios —y en cuanto a llevar lo que tenemos a algo más íntimo, no te preocupes, yo esperaré a que estés lista. Se que es muy difícil para ti después de todo lo que viviste.., pero si quieres, puedo ayudarte a salir de esa pesadilla poco a poco.
—Harías eso por mí —digo en voz baja con un nudo en la garganta y me regala una dulce sonrisa.
—Lo haría todo por ti, lo sabes —se acerca a mí y deja un beso en mi frente. —Y por favor, ya no digas más esas cosas, no me gusta que te tortures así.
—No puedo evitarlo, lo siento —susurro.
—No lo hagas, no te disculpes —me abraza y escondo mi rostro en su cuello, mi lugar seguro.
(…)
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Sábado en la mañana
Me desperté algo temprano por una llamada de Marina. Se pone muy intensa cuando hay fechas importantes. Por suerte estaba en un volumen bajo y no despertó a Santi. Y si, anoche durmió en mi casa, como mis padres se fueron ayer en la mañana y Rita fue con su familia a pasar año nuevo, él se vino conmigo.
Estoy buscando la ropa en el armario cuando siento unas manos en mi cintura. Volteo con una sonrisa viendo un rostro hermoso y algo soñoliento.
—Buenos días —digo dejando un beso en su mejilla.
—Buenos días. ¿Qué haces despierta? es temprano y hace frío —habla escondiendo su cabeza en mi cuello.
—Son las nueve de la mañana, así que no es tan temprano y respondiendo a tu pregunta, Marina me llamó para que fuéramos ya.
—Voy a matar a Marina —dice aún en su escondite y río ante sus palabras.
—Son sensaciones muy comunes entre sus amigos —comento divertida y sale de mi cuello con una sonrisa. Besa mi frente y sale del cuarto, me imagino que hacia el baño.
Yo sigo buscando la ropa y termino por elegir un pantalón azul marino, una blusa beige de cuello y un abrigo blanco de piel muy calentito. En mi cabello decido hacerme dos trenzas deportivas.
Salgo de mi habitación y voy hasta la cocina, ahí me encuentro a Santi abriendo la nevera y sacando la jarra de jugo. Se cambió de ropa y se ve muy bien. Lleva un pantalón negro roto en las rodillas, una sudadera azul oscuro con el logo de alguna banda en el centro y encima de la isla puedo ver su abrigo color negro.
Cuando se percata de mi presencia, sonríe al verme. Deja la jarra sobre la mesa y viene hasta mí.
—Estas hermosa y te ves muy mona con esas trenzas, hasta pareces una niña buena —dice divertido y le doy en el pecho haciéndolo reír.
—Yo soy una niña buena —digo haciendo puchero.
—Claro que sí —besa mis labios —pero también puedes ser una niña mala —susurra y deja un beso en mi mejilla.
Cuando voy a responderle suena mi teléfono. Lo tomo viendo que es un mensaje de mi amiga. Se lo muestro a Santi y este suspira.
—Hay Marina.
—Vamos —lo tomo de la mano, pero me detiene.
—¿No vamos a comer nada?, tengo hambre —pregunta con una mueca algo chistosa y sonrío.
—Allá comeremos algo —resopla y camina tras de mí.
Salimos y montamos en mi coche, él manejando y yo de copiloto. Últimamente él es el que conduce mi coche cuando vamos juntos. Enciendo la radio y tomamos camino al departamento de Marcos, es ahí donde vamos a celebrar.
El camino transcurrió en un silencio cómodo entre los dos, con miradas y sonrisas. Luego de unos minutos ya estábamos entrando al estacionamiento del edificio. Le puso seguro al coche y fuimos hasta el elevador marcando el piso de mi amigo.
Las puertas del elevador se abren, vamos hasta la puerta del departamento de Marcos y tocamos. A los segundos se abre mostrándonos a Ricardo.
—Hola Manu. Mandón.
—Hola Ric, pensé que llegarías más tarde —digo entrando.
—Bueno, es que vine con Marina —dice desviando la mirada.
—Oh —murmuro y miro a Santi quien tiene una sonrisa divertida —que bien —le doy una sonrisa y voy hasta el salón dejando a los chicos atrás.
Me quito el abrigo, aquí dentro está calentito y lo dejo sobre un sillón, en el mismo momento que la habitación de Marcos se abre y salen mis dos locos, que al verme vienen hacia mí.
—¡¡FELIZ CUMPLE MANU!! —gritan los dos a la vez y me abrazan haciéndome reír.
Pero siento el ruido de algo caerse detrás de mí, lo que provoca que me suelte del abrazo y al voltear, veo a Santi estático con cara de asombro y a Ricardo recogiendo las llaves del coche en el suelo. Sonrío y camino hasta él. Cuando llego junto a él, me pongo de puntas y dejo un pico en sus labios haciendo que reaccione y pone sus manos en mi cintura.
—¿Hoy es tu cumpleaños? —pregunta en un susurro y en sus ojos veo el miedo de mi respuesta, cosa tierna.
—¿No sabías que era su cumpleaños?. Que mal Santi, que mal —dice Marcos divertido detrás de nosotros y veo el rostro de Santi apenado.
Entonces volteo, tomo un cojín del sillón y se lo lanzo a Marcos, haciendo que este suelte una carcajada.
—Marcos ya basta, no lo hagas sentir mal —se encoge de hombros con una sonrisa y volteo a ver a Santi. —Hoy no es mi cumpleaños, es el lunes, pero como no vamos a estar aquí, los chicos quisieron celebrarlo hoy.
Con mis palabras su cuerpo se relaja. Respira y me abraza.
—Pensé que había arruinado algo, ni regalo tenía —dice haciéndome sonreír.
—Tranquilo, después de todo no sabías —revuelvo su cabello con mi mano y sonríe.
—Bueno tórtolos, déjense de mimos y vamos hacer algo interesante de este día —anuncia Marcos con una mueca haciéndonos reír a todos y nos dirigimos al comedor.
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Glosario
-Ti amo così tanto Manuela, non sai quanto: te quiero mucho Manuela, no sabes cuánto
Sigan leyendo nenes, doble actualización 😉👇🏻
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