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16. Halloween II

POV: MANU

Luego de encontrarnos a Ricardo, con la flor en la cabeza en el salón y despedirme de los chicos, fui hasta la habitación de Sara con ella en brazos. Después de un rato de estar jugando con la niña a las muñecas, siento mi teléfono sonar con una llamada de mi amiga. Salgo de su habitación hacia la mía y contesto.

¡¡MANUUU!!.

—Loca, me vas a dejar sorda.

Si lo que sea, solo escúchame.

—Ujumm.

Esta noche hay fiesta de Halloween en casa de Lisa y por supuesto vamos a ir. Marcos me llamó y ya com

—Hey —la detengo —¿Quién dijo que iría?. Sabes que no me gusta ir a esas cosas.

¿Y desde cuándo hemos tomado tu opinión en cuenta? —respiro y cierro mis ojos.

—Nunca.

Ahí está. En quince minutos estoy en tu casa.

—¿Qué?, no espe… —no me deja terminar de hablar porque me cuelga la muy demente —Aaah Marina.

Me dejo caer en la cama boca arriba y cierro los ojos. Y nada más hacer eso, empieza a pasar por mi cabeza el recuerdo del beso con Santiago en el vestidor.

Dios no puedo resistirme a este chico…

…—Mírame a los ojos y dime que no quieres besarme —dice y sin poder evitarlo bajo la vista a sus labios, por los cuales pasa su lengua dejándolos brillantes. —Dime que no quieres que vuelva a ocurrir lo de anoche en tu habitación —‹si quiero maldita sea›, roza sus labios con los míos haciendo que cierre los ojos ‹Dios›. —Mírame Manuela —exige y lo hago viendo esos ojos verdes que son mi completa perdición —solo dime que no quieres que te bese…

No podía decir que no, en ese momento mi cuerpo, mi corazón y mi mente me lo impedían. Lo necesitaba cerca de mi boca y lo cumplió devorándome, recorriendo mi cuerpo con sus manos…

Salgo de mi burbuja, cuando escucho el timbre sonar. Salgo de mi habitación bajando las escaleras a paso rápido. Abro la puerta y encuentro a mi amiga con las manos llenas de bolsas de compra.

—Marina por dios, te dije que no quería ir —le reclamo y esta me mira cono si estuviera aburrida siempre de lo mismo.

—Lo sé, lo sé, pero igual vas a ir con nosotros —me cruzo de brazos, pero en mi cabeza se enciende un bombillo y sonrío.

—Tengo que cuidar a Sara, sabes que estoy a cargo de ella y Rita no se puede quedar hoy —miento en esto último, pero no importa. Marina me mira con cara de “¿en serio?” y casi triunfo si no es por…

—Yo la puedo cuidar —comenta Santiago provocando que lo mire con mi peor mirada exigiendo que se calle y me de una sonrisa inocente, ‹eso es lo único inocente que tiene›.

—Vez querida, todo tiene solución, Santiago la pue… —mi amiga calla al instante que voltea al salón y mira a Santi o más bien, al mirar a Ricardo el cual la mira fijamente.

—Mari… Marina —la llamo captando su atención —¿estás bien? —asiente y sube las escaleras sin decir una palabra más.

Miro extrañada a Santiago y este se encoje de hombros tan confundido como yo. Sigo los pasos de mi amiga y llego a mi habitación encontrándola sentada en mi cama mirando el suelo.

—Mari —me siento a su lado y tomo su mano haciendo que me mire. —¿Qué pasó ahí abajo?.

—¿Sabes?... me he dado cuenta en estos momentos, de que el mundo es un puto pañuelo —frunzo el ceño confundida.

—¿Por qué dices eso?.

—Recuerdas cuando te conté de la fiesta donde mi ex intentó…

—Si, como olvidarlo —la interrumpo.

—Y del chico que me ayudo y luego me llevó a mi casa —asiento dándole vuelta a la información en mi cabeza.

—Si, al que no le preguntaste el nombre —comento haciendo que sonría.

—Pues es el chico que está abajo con Santiago.

—¿Qué.., Ricardo? —no puede ser. —¿Estás segura Mari?.

—Nunca podría olvidar a mi héroe de ojos azules.

—Por dios, el mundo si es un pañuelo muy pequeño —digo y me dejo caer en la cama.

—Lo es —lo confirma y hace lo mismo que yo.

(…)

Después de andar un rato por las nubes, mi amiga me enseña el contenido de las bolsas encontrándome con unos disfraces.

—¿En serio Marina? —protesto al ver el disfraz de doctora sexi.

—Ese es mío tonta, el tuyo es este —dice quitándome el que tenía en la mano y señalando el que estaba enzima de la cama. Lo tomo y la miro entrecerrando los ojos.

—¿Por qué me miras así?, te vas a ver adorable como una gatita —comenta haciendo puchero y ruedo los ojos

—No me voy a poner esto.

—Si te lo pondrás o no te vuelvo a dirigir la palabra en la vida.

—Infantil —me saca la lengua —aich, está bien.

—Siiii, yo sabía que me querías.

—Matar, eso quiero —digo divertida haciendo que ella ría.

—Bueno, vamos a arreglarnos, que si llegamos tarde, Marquitos nos asesina.

Ella va al cuarto de huéspedes a darse una ducha, mientras yo lo hago en mi baño. Después de quince minutos, salgo y me pongo el traje enterizo de color negro, con una cola incluida, que quede claro ese detalle.

La verdad es que el traje no me queda mal. Se amolda a mi cuerpo haciendo resaltar mis atributos, pero no me acaba de convencer. Cuando me coloco la diadema con orejas de gato en el cabello, entra mi amiga con su alboroto.

—Manu, ayúdame con esto —dice refiriéndose al gorrito que llevan las enfermeras en la cabeza, ‹disculpen la ignorancia, pero no se como se llama›.

—Te queda muy bien el traje, —es muy corto, lo lleva a mitad de muslo y mostrando la abertura de sus senos —pero vas algo descarada —comento riendo.

—Esa es la idea chica —dice tirándome un beso cuando termino con su cabello. —¿Quieres ayuda con el maquillaje?.

—Si porfa.

Después de un rato, ambas estamos listas. Ya está oscureciendo, así que salimos del cuarto y bajamos las escaleras hasta el salón. En este se encuentra Santi, que al sentir nuestro pasos voltea posando sus ojos verdes directamente en mí y lleva su mirada por todo mi cuerpo. Creo que me está empezando a gustar este disfraz. Cuando su vista se queda más de lo normal en mis labios, mi amiga carraspea haciendo que él la mire.

—Santi, ¿tu oferta de cuidar a Sara sigue en pie? —pregunto llamando de nuevo su atención.

—Eeh… Si claro.

—Gracias —digo con una sonrisa, pero me tenso por completo cuando comienza a dar pasos en mi dirección.

Cuando está justo frente a mí, acerca su rostro a mi oreja haciendo que aguante la respiración.

—Ningún gracias, esto no será gratis gatita —susurra y mi cuerpo se estremece. Deja un beso en mi mejilla y pone sus esmeraldas en mí con una sonrisa en sus labios. —Diviértete pequeña… y tú también rubia —dice dirigiéndose a mi amiga.

—Puedes estar seguro de eso —asegura Marina y Santiago sigue su camino hacia las escaleras. —Amiga, ya puedes respirar —dice esta divertida luego de unos segundos.

Lo hago y la miro mal. Camino hasta la puerta escuchando su risa detrás de mí. Montamos en mi coche y Marina pone la dirección que le envió Marcos por mensaje en el GPS. Luego de 20 minutos conduciendo, llegamos a la casa de Lisa, ella es una chica muy agradable y su casa es enorme.

Parqueo junto a los demás coches y bajamos. Nos dirigimos hasta la puerta, la cual está abierta para todo el que llegue. Entramos y nos encontramos con MUCHA gente con disfraces de todo tipo.

—Wow —comento cuando entramos.

—Si… Vamos a tomar algo —asiento y como podemos, llegamos a la barra que instalaron al final del salón. —¿Qué vas a tomar?.

—Un Gin Tonic —decido después de pensar unos segundos, Mari asiente y llama al barman.

—Puede preparar dos Gin Tonic por favor —el muchacho asiente y se pone a lo suyo.

—Holaaa muñecas —escuchamos la voz de nuestro amigo y volteamos.

—Marquitos te ves aterrador —comenta Mari divertida.

—Con ese disfraz de vampiro te ves muy guapo —lo alago y sonríe.

—Yo lo sé amor, yo lo sé.

—Dios, quien tiene el ego en las nubes ahora —comento y ríe.

—Bueno, vamos a bailar —nos jala a ambas, pero lo detengo.

—Espera loco, nuestras bebidas —las tomamos y vamos hasta la pista a darlo todo.

Muevo las caderas al son de la música con los ojos cerrados liberando mi mente de todo pensamiento. Mientras bailaba, sentí por un momento la sensación de que alguien me miraba. Lentamente pasé la vista a mi alrededor, pero solo vi máscaras y disfraces. Decidí dejarlo ahí cuando sentí la mano de Marcos en mi cintura y seguí el ritmo de la canción.

Cuando la música pasó a ser lenta, decidimos ir hacia la barra. Pedimos algo de beber mientras oíamos el ritmo de la canción.

—Chicos ahora vuelvo, voy al baño —les aviso y no espero su respuesta.

Atravieso la multitud hasta el otro lado de la pista y subo las escaleras hasta el segundo piso en busca de un baño. Algunas puertas estaban cerradas, supongo que fueran las habitación principales, o quién sabe y alguien estuviera jugando a quitarse los disfraces.

Estuve así hasta que pude abrir una. No era un baño precisamente, era una habitación y al parecer no se usaba porque solo había una cama, pero tenía un baño y eso era lo que yo necesitaba. Entré, hice lo necesario y lavé mis manos.

Al salir, mi respiración se paraliza al sentir un agarre en mi muñeca y mi cuerpo ser estampado sin brusquedad contra la puerta del baño haciéndome cerrar los ojos.

—Abre los ojos —susurra.

Abro los ojos lentamente encontrándome con un chico que me tiene acorralada entre su cuerpo, los brazos y la puerta.

El cuarto solo lo alumbra la luz de la luna que entraba por la ventana, pero puedo distinguir el color negro de su ropa. Porta una máscara dorada que cubre todo su rostro. Solo puedo distinguir entre la poca claridad de la habitación, unos ojos verdes tras esta.

Baja su mirada a mis labios haciendo que pase la lengua por ellos y su vista vuelve a mí. Baja sus manos a mi cintura y me voltea de espalda a él provocando que suelte un jadeo por la impresión.

—No voltees —vuelve a susurrar y sube una mano a su rostro quitando la máscara. Quiero voltear por la curiosidad, pero su mano es mi stop cuando la pone en mi cuello. —No voltees gatita —repite con voz normal y.. ‹espera esa voz..›.

Su mano libre baja por mi cintura hasta mi cadera pegándome a él. La mano en mi cuello pasa a taparme los ojos y me ladea la cabeza a un lado dándose vía libre a mi cuello, donde siento a los segundos que posa sus labios en un tierno beso haciendo que mi respiración se acelere. Muerde la zona haciéndome soltar un jadeo y siento su sonrisa en mi piel. Pasa la lengua por el lugar afectado y luego deja salir su aliento provocando que mi piel se erice por completo.

—Cierra los ojos —pide y siento como deja un beso en mi mejilla. —Que te diviertas pequeña —susurra esto último y siento la ausencia de calor en mi cadera, cuando retira su mano.

Escucho sus pasos y la puerta ser abierta y cerrada nuevamente. Es entonces cuando abro los ojos, volteo y dejo salir el aire que no sabía que tenía retenido. Y en ese instante mi mente hace boom… ¿Cómo demonios dejo a ese desconocido tocar mi cuerpo de esa forma?. Dios la bebida hace mucho daño a mi sistema, no puede ser…

Espera un momento ese… ‹Esos ojos… esa voz… sus manos… No, no puede ser, pero… tal vez… no, él no…›. Dios, mi cabeza es un lío. No vuelvo a beber en mi vida, el Gin Tonic me puso mal, quiero llorar…

Me recupero un poco de lo sucedido y salgo de la habitación. Bajo hasta el primer piso y voy hasta la barra dónde veo a Marina hablando con un… ¿pirata?... ok. Este cuando ve que me acerco, le da un beso en la mejilla y se va, pero no pude ver bien su rostro, lástima, yo quería.

—Una doctora con un pirata no combinan —es lo primero que digo cuando estoy junto a ella.

—¿Cómo que no?, así curo su corazón de pirata ruin —comenta divertida y río. —Por cierto ¿dónde estabas?, pensé que te habías perdido —dice y mueve las cejas haciendo que recuerde el chico de antes.

—Seguro… ¿y Marcos?

—Fue de casería —responde y suelto una carcajada.

—¿Te parece si nos vamos?, estoy cansada —asiente y da el último trago a su bebida.

—Vamos.

Pasamos por la pista de baile entre empujones y pisotones de la personas bailando a todo dar. Dios, la gente no se cansa de mover el cuerpo, es hora de dormir niños. Llegamos a fuera por fin y la brisa algo fría nos recibe. Vamos hasta mi coche y montamos.

—¿Puedes manejar? —pregunta mi amiga algo insegura, cuando ella ha bebido más que yo.

—Tranquila, esta gatita si puede manejar y si algo sale mal, tú eres la “enfermera” —digo burlona mientras arranco.

—Chistosita, no te asienta la bebida —río y tomamos carretera.

Dejo a Marina en su departamento y sigo hasta casa. Al llegar, entro al estacionamiento, parqueo el coche y entro a la casa por la puerta que comunica este lugar con la cocina. Tomo un poco de agua y salgo hacia las escaleras subiéndolas hasta mi habitación. Todo está en puro silencio, así que trato de no hacer ni el más mínimo ruido.

Entro a mi habitación, me despojo del traje y me pongo ropa cómoda para dormir. Me quito todo el maquillaje en el baño y minutos después me dejo caer en la cama. Dejando así que el sueño me domine por completo.


•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

¡¡Holaa amores!!

Bueno, aquí está lo prometido, la segunda parte 😊, espero que lo hallan disfrutado.

Feliz Halloween 🎃🎃

😘😘

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