1. Pesadilla
-....Te quiero mucho mami -digo abrazándola fuerte.
-Yo también te quiero mucho mi niña -corresponde el abrazo y besa mi cabeza -ahora anda que se te hace tarde.
Salgo corriendo y a mitad de camino recuerdo algo que tenía que decirle a mi madre.
-Aah que tonta -susurro y vuelvo corriendo a la casa.
Cuando llego me encuentro la puerta entre abierta. ‹Qué raro, cuando salí hace unos minutos la dejé cerrada›, pienso. Entro con cuidado y escucho unos gritos en los cuartos del final que me ponen lo pelos de punta y me imagino lo peor.
Comienzo a caminar despacio y entre más cerca estoy, los gritos y el llanto se hacen más fuertes. Estoy asustada y ya tengo ganas de llorar.
Cuando llego al último cuarto no puedo creer lo que veo, un hombre está encima de mi mamá. Ella se encuentra en el piso pataleteando y gritando que la deje, que no le haga nada, y el tipo solo se ríe y le dice que se calle. Mi mami tiene la cara llena de sangre y la ropa toda rota.
Yo estoy en shock, no puedo moverme. Miro tal escena desagradable con las manos en la boca y llorando a mares.
Se me escapa un sollozo que no puedo contener y me congelo, el tipo se queda quieto, me mira y se le empieza a formar una sonrisa asquerosa en el rostro. Observa a mi madre la cual empieza a negar.
-Así que la zorra tiene una zorrita.
-No no ,ella no, de-deja que se vaya por-por favor -suplica mi madre llorando.
-¿Por qué?, hay que invitarla a la fiesta -dice poniéndose de pie y caminando hacia mí.
-No no no, a ella no.... -trata de aguantarlo tomándolo por la pierna -¡¡MANUELA COREEE!! -grita.
En ese momento salgo de mi estado de shock y empiezo a correr hacia la puerta, pero no me da tiempo llegar, el sujeto me toma del cabello jalándome hacia él.
-¿Dónde vas zorrita?, la fiesta acaba de empezar -susurra en mi oído causándome asco.
-¡¡SUÉLTAME... SUÉLTAMEEE!! -grito con todas mis fuerzas mientras pataleo.
Me lleva hasta el cuarto a rastras de nuevo y ahí está mamá tratando de levantarse.
-¿Dónde crees que vas perra?
-Deja que mi hija se valla, ya me tienes a mí -dice con lágrimas en los ojos y la voz quebrada. Esto parece una pesadilla y quiero despertar.
-No lo creo -me acerca a él -vez a tu mami -yo solo puedo llorar. ‹¿Por qué nadie nos ayuda?›. -Dile adiós, que ahora tú y yo vamos a divertirnos mucho -le apunta con un arma que no había visto antes y se me va el alma del cuerpo.
-NOO.. -grito desgarrándome la garganta, pero es tarde, ya mi mamá esta tirada en el suelo con una bala en la frente -MAMAAAÁ NOOO.....
(...)
-¡MAMAAAÁ! -despierto sobresaltada con la respiración a mil y las mejillas mojadas por las lágrimas.
Miro a todos lados desesperada, ‹estoy en mi habitación›. De nuevo la misma pesadilla; esta semana ha sido la misma. No paran desde que tengo quince años. Ese horrible día, mi vida perdió todos los colores.
Trato de calmarme un poco y miro la hora en mi teléfono, eran las cinco de la mañana, por dios. Me levanto, ya que se que no podré volver a dormir y voy directo a la cocina, necesito agua.
Hoy mis clases comienzan a las diez, así que tengo la mañana libre y con cinco horas para hacer lo que me apetezca, que mejor que pasar el tiempo despejando mi mente en mí lugar seguro.
Me dirijo hacia el cuarto que utilizo como estudio de arte por así decirlo y me paro en la puerta. Está un poco desordenado para no decir demasiado: hay pinceles, cuadros y manchas de pintura por todas partes.
Entro y voy hacia el lienzo que empecé hacer hace algunos días, para tratar de terminarlo. Tomo asiento frente a este y me pongo a observarlo. Más bien lo que he hecho es la estructura y algunos trazos con el lápiz para guiarme a la hora de pintar. Elijo un buen contraste de colores y los pongo en la paleta.
No soy muy amante de los colores brillantes, de hecho, en todos mis cuadros predomina el color negro, el blanco y el gris; puede que otros también, pero en tonalidades oscuras. Me pongo manos a la obra y me pierdo en mi mundo de pintura. La verdad que esto me mantiene viva y me distrae de la realidad.
Aquí en este pequeño espacio me siento bien y en cada uno de estos lienzos he plasmados mis sentimientos, tanto tristes como alegres. Aquí me siento libre, sin restricciones y de alguna forma segura de mi misma.
Suelto el pincel y observo mi trabajo terminado, me gusta bastante el resultado. Consiste en el perfil de una mujer con los labios entre abiertos, sus ojos brillan y una lágrima va recorriendo su mejilla, mientras su mirada se pierde en el horizonte. No es algo muy alegre, pero me gusta.
Me da por mirar hacia la ventana y veo claridad afuera, por lo que miro la hora en el reloj de pared y me sorprendo al ver que ya son las 8:30 de la mañana. Que rápido pasó el tiempo. Pongo la pintura a secar y empiezo a recoger un poco el desorden que tengo aquí.
Salgo y voy directo a darme un baño porque tengo pintura en todas partes. Cuando termino me pongo la ropa que había dejado minutos antes en la cama.
Voy a la cocina y me preparo algo para desayunar, ‹tengo hambre›. Cuando termino dejo todo limpio. Tomo mi bolsa, mi teléfono, las llaves del coche y salgo de la casa. Llego al garaje y saco a mi bebé, un deportivo negro regalo de mi padre.
Montándome, pongo un poco de música y tomo camino hacia la universidad. Antes de llegar me entra un mensaje de mi amiga.
Mari Mari:
Manuela ¿dónde demonios estás?, ya es tarde, apresúrate.
Desde cuando a esta le preocupa la entrada temprano. No le doy importancia a lo raro de su mensaje y le respondo.
Yo:
Ya estoy llegando, no te estreses.
Unos minutos después estaciono en el aparcamiento, cojo mis cosas y salgo. Veo a mi amiga en la entrada y me dirijo hasta ella. Cuando llego a su lado la noto algo extraña.
-Al fin, pensé que no ibas a llegar -y así me recibe mi mejor amiga.
-No seas dramática, todavía faltan quince minutos para la primera clase, además, cuando tu llegas tarde yo no te reclamo nada -le doy un beso en la mejilla notando sus ojos algo rojos.
-Bueno, como sea, vamos -me toma de la mano y me lleva con ella sin darme tiempo a preguntar que le pasa.
Entramos y en los pasillos nos encontramos con Marcos, nuestro loco y mejor amigo.
-Chicaaas.
-Hola Marquitos ¿qué tal tu noche? -pregunto y me da una sonrisa enormes -bueno, por tu sonrisa me imagino que perfecta.
-Más que perfecta, ¡estuvo alucinante!, deja que les cuente -engancha su brazo con el mío.
-Bueno chicos, luego los veo -dice Marina de pronto y se va sin darnos tiempo de hablar.
-¿Qué le pasa a Mari? -pregunta Marcos mirando en la dirección que se ha ido nuestra amiga.
-No lo se, cuando llegué estaba muy seria y noté sus ojos rojos, como si hubiera estado llorando.
-¿Llorando? -asiento -eso no es normal, ella siempre está feliz.
-Lo sé, luego trataré de hablar con ella, ahora me voy que ya empieza mi clase. Hasta más tarde -me acerco y le doy un beso en la mejilla.
-Hasta más tarde.
Me dirijo hasta el aula y entro junto con el profesor. Un minuto más y me quedo fuera, por poco.
(...)
Ya eran las dos de la tarde y había terminado mis clases, por fin. Llego a la cafetería y veo a Marcos en una mesa cerca de la ventana así que me dirijo hacia él.
-Hola -lo saludo y tomo asiento frente suyo.
-Hey, ¿ya terminaste?.
-Por hoy si.
-Que bien por ti, yo tengo clases en media ahora -dice haciendo puchero y cruzándose de brazos, a veces parece un niño -no es justo.
-Nada aquí es justo mi rey -digo riendo de su berrinche -Oye, ¿no has visto a Marina?, la estoy buscando desde que salí del salón.
-Cuando venía hacia la cafetería, la vi salir. La llamé, pero me dijo que después nos llamaba y se fue casi corriendo -comenta haciendo una mueca. -Está muy rara y me preocupa, porque ella nunca se ha comportado de esa manera con nosotros.
-Lo sé, a mi también me preocupa. Es obvio que le sucede algo y ella es de las que no puede mantener la boca cerrada y no me ha comentado nada -me estoy preocupando en serio.
Estuve un rato más conversando con mi amigo hasta que tuvo que irse para su clase. Por mi parte fui hasta el coche y conduje camino a casa.
(...)
Siento mi teléfono sonar, dejo lo que estoy haciendo y me dirijo a la sala. ‹¿Cuándo lo deje ahí?›. Lo tomo y veo que es una llamada de mi padre.
-Hola papá.
-Hola cariño, ¿cómo estás?.
-Muy bien ¿y tú?.
-Bien, un poco cansado por el trabajo nada más.
-Me imagino, ¿para qué llamabas?.
-¿No puedo llamar para saber de mi hija? -pregunta haciéndose el indignado.
-Papaaá... -pero yo lo conozco.
-Bueeeno, está bien -ahí está. -Hace unos días te comenté de mi casamiento en Italia, ¿recuerdas?.
-Si, claro que lo recuerdo pa, no tengo memoria de pez -río -me lo dijiste y me enfadé también, ¿recuerdas? -una verdadera locura ese día.
-Si, un día para no olvidar -hace una pausa. -Bueno a lo que iba, te llamé para invitarte a una cena quiero presentarte a mi esposa y a sus hijos.
-Está bien, ¿y cuando sería?.
-¿Puedes mañana en la noche?.
-Si, está perfecto.
-Bien, entonces nos vemos mañana hija.
-Ok, adiós papá -cuelgo.
Dejo el teléfono encima del sillón y me voy hacia la cocina a prepararme algo de comer. Ya era algo tarde y no comía nada desde que salí de la universidad. Me siento a la mesa a comer y me pongo a recordar el día que mi padre me contó tal noticia. Como dice él, un día para no olvidar.
Porque a ver, cuándo me citó hace unos días a su oficina para hablar, lo menos que yo me imaginaba era que iba a decirme que se había casado en Italia, cuando supuestamente había ido a ese tal viaje por asuntos de la empresa y menos que su esposa tenía dos hijos, aunque eso es lo de menos. Osea, él nunca antes me había hablado de ninguna mujer ni de rehacer su vida amorosa, aunque no me molesta porque muchas veces se lo insinué, pero de la nada viaja y puff, y sí, me enfadé con él y peleamos, pero no por que se halla casado, sino porque no me lo contó desde antes, no confió en mí.
Él pensó que no lo entendería, pero como no lo voy a entender si yo solo quiero su bien y su felicidad. Y ya hacía siete años que mi padre era viudo. Después de lo que ocurrió con mamá y conmigo, él se sintió culpable por no haber estado en el país en esos días. Luego de eso dedicó todo su tiempo al trabajo y a mí.
Y hace un tiempo atrás, volvió a sonreír más seguido y sus ojos dejaron de estar apagados. Me preguntaba el motivo y hace unos días supe porque. La verdad es que después de todo me alegro mucho por él. Mi padre es mi vida y si es feliz, yo también lo soy.
Terminando de comer recojo todo lo sucio y voy hasta mi habitación. Me tiro en la cama y reviso mi teléfono a ver si tengo señales de Marina. La llamé muchas veces y le dejé varios mensajes, pero no he tenido respuesta de su parte. Mañana iré a su departamento a ver que es lo que está sucediendo.
Prendo la tele y busco cualquier película que llame mi atención. Encuentro una de comedia romántica y esa es la elegida. No se en que tiempo dejo de prestar atención a la televisión, solo sé que mis ojos van perdiendo fuerza y llega el momento en que pierdo los sentidos llegando al mundo de la oscuridad.
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Aquí les dejo el primer capítulo de esta historia chic@s, no es la gran cosa pero es un comienzo.
¿Que les pareció?, díganme su opinión en los comentarios y no olviden tocar la ★ porfa.
😘
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