Capítulo 3: Un desastre con una buena consecuencia.
Después de que Domingo se fue a su cocina, Sofía se puso a hacer las comandas.
- “Una lasaña boloñesa con una pizca de pimienta”. - Leyó Sofía -. Pues vaya… parece muy fácil…
Una vez cogido todos los ingredientes, Sofía se dispuso a elaborarla,una pizca de sal por allá, un puñado de harina por otro lado, carne por acá, tomate por aquí, así se llevó un buen rato hasta que al final terminó la receta, ¡y olía también que casi le da un mordisco!
Cómo ya la había terminado, se la entregó al camarero para que la llevará a la mesa once.
Una vez entregada, Sofía siguió con las demás recetas, “ensalada César”, “macarrones con tomate”, “sopas”, “tortilla de espinacas”, y así un sinfín de manjares.
Entonces, entró el camarero:
- Disculpe Sofía, ¿puede decirle a Domingo que venga? Es que el cliente necesita hablar con quién ha elaborado la lasaña boloñesa con una pizca de pimienta.
Sofía se quedó perpleja, ¿qué Domingo ha preparado la lasaña? Pero… ¡si la había hecho ella!
- Perdone señor pero, la lasaña no la ha preparado Domingo, sino yo.
La cara del camarero era asombroso, Sofía le miraba asustada más no sabía que había hecho mal, tan solo había hecho una receta, ¿tan malo era eso?
- Necesito ver a Domingo urgentemente - Le dijo el camarero con expresión seria -. ¿Dónde se encuentra?
- Se encuentra en su despacho, ¿es muy urgente su visita? Me dijo que nadie le molestase…
El camarero no respondió, solo se dirigió hacia el despacho de domingo.
Se llevó allí mucho tiempo y cada cierto tiempo, se escuchaban gritos de enfado por parte del camarero.
Sofía estaba temblando, más no entendía nada, ¿qué había hecho mal?
Al cabo de mucho tiempo, Domingo salió del despacho en compañía del camarero.
- Sofía, no sé si te lo dice pero, no puedes cocinar las recetas más complicadas tú sola más solo eres una novata. Sal ahora mismo a pedirle perdón al cliente y dile que le haremos otro plato enseguida, que disculpe las molestias.
Sofía asintió con la cabeza y salió de la cocina en un pis pas de camino hacia dónde estaba el cliente sentado, en la mesa 11.
Una vez divisado, fue con paso firme hasta él.
- Perdone señor, tengo entendido qué deseaba hablar con la cocinera qué elaboró su plato. mi jefe dice que lo siente mucho y me ha dicho que le pida perdón por el plato mal elaborado y que él le hará otra seguida y disculpe las molestias, soy nueva aquí y solo llevo un día quería saber si era capaz de hacer los platos más no sabía que no podía hacerlo sola, pensaba que sí, discúlpeme… Este es mi primer día y no quiero que me echen por favor no le digas domingo que no sé cocinar, mis sueños se cocinera y no quiero hacerle chantaje emocional pero… Este es mi sueño y no sabía que no podría cocinar el plato sola… Lo siento mucho.
El cliente miró la cara avergonzada de Sofía, que estaba llena de lágrimas y le dijo con tono dulce:
- Señorita ¿usted cómo se llama?
- Me llamo Sofía, Sofía Gómez.
- ¿Cuántos años tiene Sofía?
- Tengo 16, recién cumplidos.
- ¿Y con tan pocos años cocinas así de bien? No quiero ni imaginarme cuando tengas 22 años, serás la jefa de aquí, seguro.
La cara Sofía cambió totalmente, ¿qué cocina mejor que cualquier persona con 16 años? No entendía nada de nada.
Asombrada solo puedo decir un simple ” Gracias”.
- Me gustaría decirte Sofía, que este es mi restaurante favorito desde antes de nacer, ya que era el favorito de mis padres cuando yo era un niño. Siempre me apasionan sus espléndidas recetas. De hecho, la lasaña boloñesa con pimienta es mi favorita y nunca la había probado del modo en el que tú me la has dado hoy mismo. No sé porque te has disculpado porque no tienes que hacerlo, si es tu jefe quien te lo he dicho ahora mismo voy a hablar con él, estate tranquila. Solo quería hablar contigo para informarte de que eres la mejor cocinera que he visto en toda mi vida, sigue así y tus sueños se harán realidad. Voy a entregarle una carta a tu jefe pero no te asustes, ¿de acuerdo?
Entonces se levantó y se dirigió hacia el despacho de domingo, allí se llevó más o menos media hora y cuando salió, dio las buenas tardes y le dijo a Sofía que mañana iría otra vez a la misma hora y esperaría la maravillosa lasaña que ella le acababa de entregar.
- Sofía, este cliente me ha dado una carta, ya la he leído yo pero creo que me mereces leerla, enhorabuena… - Y le entregó la carta a Sofía.
Sofía la abrió con delicadeza y leyó:
-” Llevo toda mi vida yendo a este restaurante pero nunca he visto una cocinera igual, No es solo por sus platos asombrosos, sino por su forma de ser y su actitud, aunque no entendía porque se tenía que disculpar, lo ha hecho sin quejarse y, aun que se le ha escapado dos o tres lágrimitas, siempre a estado firme y, nunca se ha quejado. Además, lucha por conseguir sus sueños y, que quede claro, que los está consiguiendo. Siempre tiene una actitud firme y, aunque no tenga ni idea de cómo se cocina, sigue intentándolo y, os puedo garantizar que lo consigue. He de decirle que, ha tenido suerte con esta cocinera, más nunca va ha encontrar a nadie igual. Tienes mucha suerte Domingo, no la dejes escapar.”
Sofía soltó un par de lágrimas y, Domingo le dijo de todo corazón:
- Lo siento mucho Sofía, no sabía que tenías ese maravilloso don, lo siento mucho… A partir de ahora, te enseñaré y te explicaré todo lo que te haga falta, te lo juro.
Desde ese día, Sofía Gomez se dió cuenta de que en verdad, si que tiene un don, el de cocinar y alegrarle el día a los clientes.
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