Itadori se encontraba observando a su alrededor en busca de su maestra.

Y es que desde que empezó a poner en práctica el consejo que le dió Nobara, ahora podía ver los buenos resultados que eso traía consigo.

Su maestra ya no lo molestaba seguido, y en ocasiones prefería huir de él.

Cosa que le encantó puesto que ahora podía llevar una vida mucho más tranquila.

Aunque no debia de descuidarse tampoco, porque caso contrario y volvería a la misma rutina de antes.

Es por eso que ahora buscaba a su maestra para molestarla un poco y para poder entrenar.

Después de todo era algo que le estaba funcionando, así que debía de seguir con su plan.

Por lo que empezó un pequeño recorrido por la escuela para buscar a satomi y molestarla una vez más.

(Tanto tiempo sin escribir esta madre que ni me acuerdo que nombre le puse a Gojo jaja)

Así paso algunos minutos hasta que finalmente la encontró, estando ella en la cocina comiendo su desayuno, por lo que no vio oportunidad mejor que esta para fastidiarla.

Así que mientras se las ingeniaba para sorprenderla, satomi estaba pensando en otra cosa.

Es que desde que le hizo caso a shoko, las cosas iban de maravilla.

Itadori la buscaba con más frecuencia y la "molestaba" todo el tiempo.

Cosa que para nada era una molestia, aunque en cierta parte lo era para ella puesto que se estaba conteniendo bastante.

Ella deseaba de corazón estampar sus labios con los de su chico, pero debía de ser paciente, o de lo contrario no conseguiría nada.

Pero cada vez era más difícil puesto que Itadori siempre la abrazaba de sorpresa o la acompañaba a todos lados, por lo que sus impulsos estaban en una cuerda floja.

Si el seguía así, ella atacaría, y eso sería peor que el mayor ataque púrpura que ella podría crear.

Es por eso que mientras ella divagaba en sus fantasias, no se percató que Itadori se había colado justo detrás de ella.

Por lo que sin previo aviso, sintió como unos brazos la rodeaban por atrás, cosa que no le afecto mucho puesto que rápidamente intuyó de quién se trataba.

Puesto que sería la única persona a la cual su infinito no le prohibiría tocarla.

- buenos días satomi-sensei.- dijo Itadori cerca de la oreja de la peli-blanca, cosa que la estremeció por lo cálido que era sentir el aliento del chico.-

Y aunque quería voltearse solo para vengarse de él, se abstuvo de hacer algún movimiento indeseado, por lo que adquirió su actitud tímida una vez más y lo volteó a ver de reojo.

- hola Itadori...como estas?-

- estoy muy feliz, en especial ahora que la veo de nuevo.-

"Latido, latido, latido."

Su corazón se estremeció tras escuchar esas palabras, y su impaciencia se incrementó.

Seguro que estaba mal sentirse así por él pero en este punto poco o nada le podría importar la opinión de los demás.

Lo único que quería era besarlo en ese instante, pero si caía, puede que no tuviera otra oportunidad.

- es b-bueno escuchar eso, veo que estoy haciendo un buen trabajo con mis queridos alumnos.-

- y vaya que si, gracias a sus enseñanzas me siento más fuerte, tal vez debería de recompensarla?-

Un movimiento audaz de parte de Itadori el cual no estaba midiendo sus acciones ni palabras.

La idea era ser igual de intenso que ella para que así se aburriera de él.

Pero todo estaba resultando tan mal que sin saberlo, estaba creando a un mounstro.

Un mounstro que poco a poco estaba cediendo ante sus deseos, y que de seguir a este ritmo, solo traería consecuencias para el peli-rosa.

Aunque este no era capaz de ver ese peligro.

Es por eso que siguió con su aventura, abrazando cariñosamente a satomi por la espalda mientras pegaba su mejilla con la de ella, provocando en satomi nada más que deseo.

Deseo por vengarse de Itadori y de todas sus provocaciónes.

Aunque seguro que no faltaba mucho para que ella se desate.

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Capitulo super cortisimo puesto que quiero ver cuánta gente está al pendiente de esta madre.

Así veré si sigo escribiendo o no.

Y lo mismo haré con mis otros fics.

Hasta entonces.