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17 - {II}



Canción en multimedia:  So Done - Alicia Keys ft. Khalid 🎵 🎶




El maestro dio por terminada la clase y Jimin suspiró mientras veía la hora. Apenas y tenía unos cuantos minutos para llegar a tiempo con Yoonji y los demás, así que debía apurarse.

No sabía lo que le deparaba la vida cuando puso un pie fuera del salón, pero Hoseok no era una de ellas. Estaba a un costado de la puerta como alguna clase de guardia o algo así. Aunque trató de esquivarlo, aprovechando que el chico se encontraba inmerso en su celular, no pudo salvarse de él.

—¡Jimin! —Solo escuchar su voz hizo que los vellos de su nunca se erizaran. Él caminó más rápido para escapar; sin embargo, el pelirrojo tomó su chaqueta en plena huida y le obligó a frenar, sin importarle quién se detenía a mirar—. Jimin, escúchame.

—Si no te molesta, voy un poco tarde —murmuró el rubio sacudiendo su hombro. No necesitaba eso. No después de haber llorado como un idiota, porque en realidad no estaba seguro de haber terminado con su sesión de llanto.

—¿Adónde vas? Puedo acompañarte —se ofreció. Jimin caminó con afán pero sus piernas definitivamente no eran rivales para las enormes zancadas del jugador de fútbol americano.

—No puedes. Voy a la gaceta; tenemos reunión —murmuró castamente. Oh, sí, esas eran las buenas nuevas. Así que solo deseaba llegar a ese jodido salón y cerrar la puerta para no tener que lidiar con Hoseok. De verdad quisiera escucharlo... si no supiera de antemano que terminaría quebrándose frente a él si Hoseok decía otra estupidez.

—Pues yo estoy dentro. ¿Dónde firmo?

—¡No! —gimoteó Jimin, deteniéndose para encararlo—. ¡Deja de arruinarlo todo!

—Arruinar nada. —Terco, fue Hoseok quien emprendió una marcha apurada—. Iré a esa gaceta. Tengo mucho que ofrecer; soy creativo y divertido. ¡Yoonji! ¡Yoonji, hola! —gritó escandalosamente, aunque aún le faltase un pasillo completo para llegar al salón donde la chica pelinegra aguardaba tranquilamente junto a la puerta.

—Uh, hola, Jung... —Por su expresión, Jimin estaba seguro de que ella sabía muy bien que Hoseok representaba problemas, y no solo para ella, sino para todos—. ¿Qué sucede? —Ella preguntó a pesar de los gestos desesperados que Jimin hacía tras las espaldas del pelirrojo.

—Sucede que quiero entrar. ¿Qué tengo que llenar? —preguntó Hoseok; él viró la mirada dentro del salón y vio a Taehyung, a Jungkook y a Namjoon. Con estos últimos allí, el chico ni siquiera esperó permiso para entrar—. ¡Hey, qué hay! Amigos míos —le dijo a Yoonji—. ¿Ves, Jimin? Estoy como en casa.

—No sabía que querías entrar a la gaceta —señaló Namjoon alzando su cejas con sorpresa.

—Bueno, yo podría decir lo mismo de ti —replicó Hoseok y, de todas formas, los presentes estuvieron de acuerdo. Taehyung en especial estaba muy sorprendido cuando lo vio allí en el salón donde se reunirían. El chico era el mejor en las letras. ¿Por qué estaría interesado en una simple gaceta?

—No lo sé —Él rascó su cabeza, un poco incómodo por la atención—. Me gustaría empezar a compartir mis escritos, sin seudónimos. De hecho, esa es mi idea —dijo el moreno, esta vez para Yoonji, quien se mostró complacida.

—¿Idea? ¿Qué idea? —inquirió Hoseok con desconcierto. Jungkook sonrió con incomodidad.

—Es uno de los requisitos de presentarte a la gaceta. Debes traer una idea, sobre un apartado, sobre lo que harás para ayudar a la página a tomar, uhm, bueno, popularidad —respondió el mariscal. Ni siquiera podía culpar a su amigo. Él había ido allí con exclusivamente y nada más que las ganas de ver a Taehyung. No es como si tuviera una gran idea en mente.

—Así es —señaló Jimin en un tonito arrogante—. Así que si no tienes ninguna idea, deberías irte. —Apuntó a la puerta con su pulgar y Yoonji parpadeó. Quería que la gaceta fuera tan tranquila como pudiese y de alguna manera había terminado con la parejita del último escándalo en sus tropas.

—Fútbol —declaró Hoseok como si un bombillo en su cabeza se encendiera después de que el salón se sumiera en un silencio incómodo, aguardando su respuesta—. A todo el mundo le gusta el fútbol.

—Uhm —Yoonji entrecerró los ojos y lo señaló con su bolígrafo, no tan convencida—. Tendrás que construir una idea menos vaga.

—Así es, largo —siseó Jimin con desesperación. Pero Hoseok se negó rotundamente.

—Hay partidos. Podemos grabarlos. Puedo hacer un reportaje. Puedo grabar los entrenamientos. Puedo traer jugadores de otras universidades. También está Jungkook y si eso no es suficiente, entonces no sé qué lo sea. Tú solo elige, preciosa, hay un catálogo en esta cabecita —le respondió a Yoonji y tan pronto como la última frase abandonó su boca, se arrepintió.

—Mierda —susurró Taehyung. Él en serio le dijo preciosa frente a Jimin.

—¡Es una muletilla! —se apresuró a aclarar el pelirrojo, mirando a Jimin, quien simplemente se sentó en uno de los asientos con un resoplido y dejó morir el asunto. Al infierno con ese idiota.

—Bueno, ¿comenzamos? —instó a todos con un chasquido de su lengua. Yoonji tosió por lo incómodo de la situación.

—En realidad —Ella miró su celular por unos segundos. Luego contó cabezas, saltando a Hoseok, y negó—. Aún falta alguien. Seokjin también llenó la encuesta.

—¿Uh? —Taehyung casi brincó en su puesto. Tal vez también lo hizo Jungkook. Muy bien, aquel debía ser un chiste. El castaño no estaba preparado para lidiar con Seokjin y el mariscal estaba seguro de que su estadía allí sería un infierno con ese chico cerca—. Noona, no sabía que...

—Te envié el documento final —dijo Yoonji—. ¿No lo leíste?

—Ahí viene —avisó Namjoon. De inmediato, los toques en la puerta se hicieron escuchar y Seokjin hizo su aparición con una honda reverencia.

—Disculpen la tardanza. —Su cabello estaba algo desordenado y su pecho subía y bajaba con rapidez, aunque trataba deliberadamente de disimularlo. Jungkook hizo un sonido estrangulado desde su garganta, llamando la atención del mayor, cuyos ojos brillaron de forma indescifrable antes de volver su atención hacia Yoonji—. De verdad lo siento.

—Está bien. Toma asiento —Ella le indicó con una sonrisa amable. Solo cuando todos estuvieron sentados, notó lo tenso que estaba el ambiente. Un inquebrantable silencio reinó por unos segundos y aunque todos miraban hacia el frente, Yoonji podía asegurar que todos estaban mirándose de soslayo—. Esto será muy rápido, en realidad. Taehyung y yo los escucharemos y decidiremos si están dentro o no.

—No hay necesidad de decidir lo que ya está decidido. Me quedo. ¿No? —Hoseok sonrió —. Vamos. ¿Quién no quiere tener los partidos del equipo en la página de la universidad? Poder verlo cuando quieras y...

—Ustedes no son particularmente interesantes, ya sabes —masculló Jimin, rodando los ojos—. Solo son demasiado arrogantes.

—En realidad, no me parece tan mala idea —opinó Seokjin a media voz, provocando que todos lo miraran—. Es decir, lo siento. Mi idea era aportar con mi cámara, ya saben. Pero también puedo ayudar con el rodaje, las grabaciones. De hecho... Llevo cinco años aquí. Creo que tenemos un buen equipo...

—Gracias —se regodeó Hoseok, sonriente.

—Dicen. Pero nunca he visto más que partidos amistosos. ¿No sería bueno incluso tener un campeonato con las demás universidades?

—Vaya, es una buena idea —opinó Namjoon alzando sus cejas—. Creo que podemos hacer una situación de gana-gana. Publicitar el campeonato en la gaceta hará que incluso gente de otras universidades visite la gaceta. Además de que sería la fuente oficial de información y creo que chicos como Jungkook obtendrían un poco de promo.

—Bueno, lo dije. Mi idea es espectacular. Me quedo. ¿No? —repitió Hoseok por segunda vez al ver la cara de Yoonji, que a pesar de encontrarse pensando en toda la información, no parecía completamente convencida. Pero su recelo no era capaz de competir con el que se enmarcaba en las facciones de Jungkook. El mariscal no podía dejar de mirar a Seokjin y sentir que aquello estaba completamente mal.

—Ellos tienen razón. ¿No sería bueno para ti? —preguntó Taehyung, codeándolo. Jungkook lo miró un poco preocupado, porque quizá ese era el problema. ¿Qué estaba planeando Seokjin ahora?

—Bueno —Finalmente, Yoonji cedió—. Podemos poner las ideas a prueba. Jungkook —lo señaló con su bolígrafo, a la espera de su aporte. El pelinegro respingó por la sorpresa y sonrió de forma nerviosa. Sí, bueno, en realidad estoy aquí porque Taehyung dijo que necesitaban ayuda. Yo, uh, haré lo que me digan, uh, sí.

Patético.

—Para ser honestos... —Rascó su nuca—. No estoy seguro de poder aportar a la gaceta con algo particularmente genial, así que... ¿Qué tal una sección donde los estudiantes sean los "reporteros"? Podemos enlazar la cuenta a Twitter e incluso utilizar un hashtag —exclamó un poco feliz, siendo golpeado por una ola de repentina inspiración.

—Uh, hashtag me gusta eso —dijo Jimin, sonriendo—. Tal vez no todos quieran tener que ver algo con la gaceta después de lo que sucedió, pero enviar un mensaje para avisarnos que el cavernícola de Jung Hoseok quiso golpear a Choi Minho en la cara no matará a nadie. Hashtag Team Minho.

—¡Hey!

—Descartado Twitter —murmuró Yoonji de inmediato—. Podría volverse un caos. Pero me gusta lo de envía-tu-noticia. Muy bien, podemos abrir esa sección en la gaceta. ¿Qué tipo de escritos planeas subir? —preguntó la chica, esta vez a Namjoon.

—Historias —respondió el aludido de forma enigmática—. A todos les gustan las historias, ¿no? Podrían ser incluso novelas cortas, de varios capítulos, no lo sé. Estoy emocionado —admitió—. Creo firmemente que mi idea tiene potencial.

Seokjin miró al moreno y sonrió un poco. Todos querían contar historias.

—Muy bien, sigo yo —Jimin golpeó la mesa para llamar la atención de los presentes y, paso seguido, se levantó de su sitio—. Quiero hacer un apartado de consejos.

—¿Consejos? —repitió Yoonji.

—Sí, consejos.

—¿Podrías, uh, explicarme más?

—Bueno. Conozco de un chico idiota que aceptó salir con uno más inepto y ahora tiene el corazón roto. Si alguien le hubiera dicho "¡zorro, no te lo lleves!", creo que la historia sería diferente ahora.

—Jimin —empezó Taehyung alzando sus cejas.

—Quiero decir, ¿por qué no? —replicó Jimin con voz aguda—. Noona, le diste el beneficio de la duda a la mediocre idea de Hoseok, ¿por qué no...?

—Jimin, todas las ideas se pondrán a prueba —corrigió Yoonji un poco tensa—. Incluida la tuya. —Lo último que ella quería eran más problemas para la gaceta, y esperaba que todos esos chicos allí presentes lo entendieran. Una mirada tenaz sirvió para acallar las quejas del rubio. Como última tarea, ellos debían enviarle el borrador de su primera entrada. ¡Como un debut! Yoonji no podía poner en palabras lo que sentía, pero una de ellas era esperanza, pese a todo. De poder levantar su trabajo de toda la carrera y de culminar el proceso de la mejor manera, esperando poder olvidar aquel horrible manchón del pasado.

Sin más que agregar, ellos empezaron a abandonar el salón uno a uno. Jungkook no pudo dejar de mirar las anchas espaldas de Seokjin mientras este se levantaba. Lo odiaba, de verdad, desde lo más profundo de su alma. Y de solo pensar que aquel maniático realmente pudo haber lastimado a Taehyung, su estómago daba un horrible brinco allí dentro.

—Jiminie, ¿crees que podemos ir por un enorme vaso de café? —Taehyung se acercó a Jimin, saltarín y sonriente; sin embargo, su amigo no le devolvió la sonrisa y solo sacudió la cabeza.

—Será otro día, Tae. Siento que podría colapsar del cansancio —se excusó vagamente, tal vez esperando salir rápido de la situación.

—No puede ser. ¡Es por esa clase con el señor Xiu! —adivinó el castaño—. ¿Ves, Jiminie? Te dije que no valía la pena tomarla. El hombre está loco.

—Y me esperan locos trabajos, así que iré a casa, para adelantar. Y no tomes tanto café —Jimin le dio un zape como despedida y luego solo fueron Yoonji, Jungkook, Hoseok y él. La chica los instó con un carraspeo para que abandonaran el salón, ya que este debía quedar cerrado.

Afuera, Jungkook puso un brazo alrededor de su cuello aparatosamente y lo acercó a su cuerpo en una incómoda llave. ¿Cómo podía Jimin resistirse a esos ojitos de cachorro? Ellos irían ahora mismo por ese café.

—Si no tuviéramos entrenamiento, Taehyung —dijo Hoseok, sacándolo de su ensoñación—, definitivamente te acompañaría por ese café. Pero yo tomaría una cerveza porque, joder...

Mierda, Jungkook pensó. Cierto. Entrenamiento.

—Bueno, ¿qué tal después del entrenamiento? —preguntó Jungkook.

—Neh. Seguro el entrenador Jisuk querrá quedarse contigo; ya sabes, eres el nuevo capitán.

Uh, sí, mierda. Eso también.

—Bueno, mañana —replicó el mariscal un poco hastiado. Ahora que lo pensaba, ni siquiera había tenido una cita formal con Taehyung. Aquello era decepcionante —. No, espera. Tengo que entregar un ensayo. Mierda.

—Tenemos reunión con el comité también —le recordó Taehyung con una sonrisa apenada.

—Carajo —maldijo Jungkook. De repente se sintió ahogado en responsabilidades y sus planes ahora se veían muy lejanos.

—Bueno, venga, apurémonos —Hoseok palmeó el pecho de Jungkook, cabeceando en dirección al campo—. Tampoco podemos llegar tarde o Ravi empezará a lamerle las botas al entrenador.

—Fosforito, te veo luego. Mañana. Es decir, en otra ocasión. Tú entiendes. —Taehyung asintió y Jungkook despeinó su cabello. En su retirada, los dedos del mariscal rozaron su mano antes de emprender una afanada marcha junto a Hoseok.

Rozó su mano.

En medio del pasillo, frente a un mar de gente.

Taehyung casi le hizo homenaje a su apodo, esta vez por el fuerte sonrojo en sus mejillas. ¿Pero qué mierda le pasaba? Avergonzándose por una estupidez como esa.

Mierda, mierda.

Mierda.

Quería aclarar y dejar firmado en ese momento y para toda la vida que Jeon Jungkook no le gustaba.

Pero sin el «no».

Es decir, solo un poquito. Carajo.

Riéndose de su propia estupidez, Taehyung avanzó por el mismo camino que los jugadores del equipo habían tomado mientras pensaba en lo jodido que estaba. Estaba demasiado inmerso en sus pensamientos cuando dobló el pasillo y un grito de sorpresa abandonó su garganta cuando vio la enorme figura de Seokjin frente a él.

Casi por inercia quiso retroceder, pero entonces las manos de mayor apresaron sus hombros firmemente y de repente Taehyung se sintió de nuevo en ese auto, encerrado; lo único que hizo fue encogerse de hombros, cerrando sus ojos, tal vez a la espera de... algo. Lo que fuese.

Sin embargo, al abrirlos, solo encontró la mirada triste de Seokjin.

—Tae —susurró el castaño—. No voy a lastimarte.

Aún en silencio, Taehyung miró las grandes manos de Seokjin sobre sus hombros y este de inmediato las retiró, disculpándose.

—Aun así, hyung, me siento acechado —admitió.

—Lo siento. No quería que Jungkook estuviera cerca; no habría podido acercarme. Tae —dijo Seokjin a media voz—. En serio necesitamos hablar de lo que ocurrió. Por favor. Solo dame una hora y te lo explicaré todo.

—No tengo una hora —farfulló Taehyung con incomodidad, sin detenerse a pensar si en realidad la tenía o no. Solo sabía que aún se sentía extraño frente a él y que, aunque fuese la misma persona de hacía tres años, parecía completamente diferente.

—El sábado, en alguna cafetería. Déjame invitarte un café. Por favor. —A ese punto, el mayor parecía estar suplicándole a susurros. Tal vez por eso él mordió su labio y asintió débilmente.

—Está bien, el sábado.






Buenas noches amiguitos cómo están~

Okay then, se supone que wattpad no está enviando todas las notificaciones de actualización, así que haré lo siguiente: mis días de actualización serán el miércoles O el sábado. Pueden revisar su biblioteca en la noche y si no he actualizado, es probable que lo haga el sábado. 🤔

Esto no es camisa de fuerza, tengamos en cuenta que todos estamos más ocupados de lo normal jsjs pero maybe para que se hagan una idea de los días. I'll do my best~

¡Muchas gracias por tanto! Les envío lofcito, sonrían ❤️

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