17 - {I}
Canción en multimedia: Break my heart - Dua Lipa 🎵 🎶
«Le diré a todos lo que hiciste.»
Seokjin apartó el cabello de sus ojos, pero el viento volvió a desordenar las mechas.
Él miró la pantalla del celular con un suspiro. El colgante de Kumamon rozaba sus dedos y se mecía junto con la brisa y las palabras impresas en ese mensaje brillaban de forma dolorosa en aquella oscuridad.
«Le voy a contar al mundo que eres un hijo de puta.»
Todo estaba en silencio en esos momentos, salvo por el oleaje del agua y el suave chirrido de la estructura de metal a sus espaldas. Él apretó el celular en sus manos y deseó lanzarlo lejos, que se hundiera en lo profundo de ese río; así él se liberaría de todo y quizá esa tortura acabaría.
Solo que... no podía.
Lunes.
Si volvió a la realidad fue solo porque su celular sonó gracias a una notificación. Estaba en su habitación, con las cortinas cerradas, sumido en la oscuridad, aunque el sol tratara de brillar tras las cortinas. También le palpitaba la cabeza como si estuviera recién salido de una resaca, cuando la verdad era un poco más decepcionante que eso.
Jimin encontró sus mejillas calientes y su cuello húmedo.
Ah, sí. Era lo que los mortales llamaban lágrimas. Su miserable fin de semana, después de una chocoaventura rescatando a Taehyung, había tenido un montón de eso.
Ni siquiera sabía a qué venía eso. Ya se había convencido de que tenía que dejarlo pasar, pero cada vez que su pecho dolía, como si alguien masacrara su corazón allí dentro, no había manera alguna de detener el inminente llanto.
¿Había algo mal con él?
Es que nunca se había sentido tan... lastimado. Nunca había construido un pequeño castillo de ilusiones y sentimientos y nunca nadie lo había derrumbado de una pedrada. Tal vez en serio la culpa era suya, pero —suya o no— no estaba en sus planes volver a nada con Hoseok. Ni siquiera amigos. Primera razón: fue quien lanzó la maldita piedra. Segunda razón: verlo y no sentir esa pedrada en su estómago era difícil.
¿Tenía sentido?
No estaba seguro de que Taehyung lograra comprender el sentimiento, y si es que lo hacía, tampoco quería hablarlo con él abiertamente. No en esos... momentos.
Lo había visto, junto a Jungkook. Muy bien, Taehyung iba por la vida escogiendo un nuevo amor platónico como si se tratara de flores en un jardín, y ahora él... estaba observando detenidamente una de esas tontas flores, como hipnotizado. ¿Qué de especial tenía Jeon Jungkook?
Lo que fuera, Jimin esperaba que fuera suficiente y más para lo que Taehyung valía. No como otros. Él solo quería guardar muy en lo profundo todo lo que había sentido y no sacarlo nunca más. Y a la vez, quería gritar de frustración tan fuerte y alto como pudiese y liberarse de aquello que se sentía como una carga. En serio, a la mierda los sentimientos. Si esa era la manera en la que iba a encontrar al correcto, de golpe en golpe, de putazo en putazo, entonces no quería nada.
La notificación era de la gaceta virtual de la universidad. Una convocatoria para enlistar nuevos miembros a su —por ahora— pequeño equipo. Necesitaban, citando la noticia, gente creativa, con ganas de descubrir, retratar y contar historias.
¿Contar historias?
Jimin ni siquiera había considerado aplicar a la gaceta cuando Taehyung mencionó que necesitaban ayuda, pero ahora... la idea le sonó. Él podía contar historias. Algún chistoso había tenido sus malditos quince minutos de fama a costa de él y sus amigos... ¿Por qué no tener su momento?
[♥]
—¡Más rápido, señores, más rápido! —rugió el entrenador Jisuk utilizando sus manos como un megáfono.
Algunos gimotearon con fastidio, pero Jungkook no podía entender el sentimiento. ¡Sí, mierda, más rápido! Si es que estaban corriendo como tortugas, a puertas del partido contra Hanam, entonces ellos deberían esforzarse más, mover sus piernas más rápido, volverse más veloces, mejorar. Porque debían ganar. Aunque fuera un amistoso. ¿Es que acaso ellos no lo entendían?
—¿Qué pasa, señores? —Jisuk hizo sonar su silbato varias veces para llamar su atención—. Están corriendo como muñecas Barbie. ¿Alguien tiene algún deseo de dejar el equipo? Es el momento de decirlo —escupió exasperado.
Jungkook dio una mirada panorámica a sus compañeros con las manos en sus caderas. Pero a ese punto Jungkook no sabía si era un regaño general, o solo para Hoseok, quien se había saltado un par de entrenamientos la semana pasada y su forma física lo dejaba en evidencia. Como consecuencia, las miradas estaban sobre él; de reojo, curiosas, como si tuviera algo exótico en la cara; todos estaban dispersos. Jungkook no podía evitar pensar que... Todo eso se trataba del asunto del video, y tampoco podía evitar pensar qué sería de él si el video hubiera sido suyo, y no de Hoseok. Solo pensarlo le causaba una inimaginable ansiedad.
—No me siento cómodo con él aquí —El primer valiente en hablar fue Ravi. Él cabeceó hacia Hoseok. El entrenador le miró moviendo las aletas de su nariz con rabia. Tal vez el hombre hablaba en sentido figurado y no esperaba que alguien verdaderamente le respondiera.
—¿Alguien más se quiere ir con él?
—¡No! —se apresuró a decir el chico, sacudiendo su cabeza—. Quiero decir, todos estamos desconcentrados gracias a él —replicó.
—¿Gracias a tu cerebro de nuez incapaz de concentrarse en lo importante, quieres decir? —gruñó Hoseok entre dientes.
—No es justo que siga siendo el capitán. Incluso falta a los entrenamientos sin justificación, por no mencionar algunos antecedentes —tosió Ravi, codeándose con sus compinches.
Oh, maldición. ¿Por qué Jungkook sospechaba que esas palabras saldrían de su boca? Él sintió su cuerpo calentándose con una ardiente ola de molestia.
—Bueno, pues ya está. Simplemente elijan a otro capitán. ¿Cuál es el maldito problema? —exclamó Hoseok airado. Jungkook casi se atora con su saliva por aquella bárbara idea, pero el pelirrojo se veía cansado y rendido, harto ya de esa mierda.
—A ver —El entrenador suspiró, tomándose el tabique—. Necesito un buen equipo. Armónico, que se entienda. Si creen que eso va a arreglar el desastre que estoy viendo el día de hoy... Levante la mano el que esté de acuerdo en cambiar la capitanía.
Incluso Hoseok la levantó. Jungkook fue uno de los pocos que no lo hizo, junto a Jackson y Chanyeol. El entrenador se mantuvo con los labios apretados mientras los idiotas indecisos se miraban las caras y decidían o no levantar la mano.
—¿Alguna sugerencia? —preguntó Jisuk.
—Claramente debe ser Jungkook. ¿Quién más? —dijo Hoseok cruzando sus brazos. El mariscal abrió los ojos con incredulidad y lo miró como si estuviera loco porque bueno, tenía que estarlo. ¡Jungkook no estaba precisamente interesado en el título del capitán! No todo el equipo confiaba en él, no se llevaba bien con algunos y además era demasiada responsabilidad.
—Oh, por favor —bufó Ravi indignado—. Es el nuevo. Yo conozco mejor el equipo, me tienen más confianza. Me ofrezco.
El idiota tenía razón. Pero por ser un idiota, Jungkook no iba a dársela. Así que él no negó ni apoyó nada.
—Jungkook o Ravi, muy bien —Jisuk aplaudió varias veces—. Los que quieran al nuevo a la derecha, los que prefieran a Ravi a la izquierda. Contaré cabezas.
—No puedo trabajar bajo esta presión. Necesito pensar con calma —se quejó Jackson aleteando con sus manos en un berrinche.
—Wang —gruñó Jisuk lanzándole el balón ovalado que tenía en sus manos. El rubio por poco no lo atrapa.
Fue una votación bastante equitativa. Jungkook casi apretaba su trasero mientras Jisuk contaba las cabezas que habían votado por él y los que votaron por Ravi. Era bastante orgulloso y competitivo como para aceptar la derrota, pero tampoco quería ganar. Mucho menos quería seguir órdenes por parte del idiota de Ravi. De hecho, era muy probable que aquellos que estaban votando por su persona tampoco lo quisieran. Jungkook no podía perdonar lo que había dicho de Taehyung y sobre Hoseok. Aunque Hoseok no fuese santo de su devoción en esos momentos específicamente.
—Con una diferencia de tres cabezas, gana Jeon. Nos vemos en el entrenamiento de mañana —declaró el entrenador Jisuk antes de un silbatazo final. Hoseok desordenó su cabello a modo de felicitación y Jackson utilizó su abdomen como saco de boxeo —a modo de felicitación también—. Él solo sentía... una fresca brisa de primavera rozando su cara mientras escuchaba a Ravi rabiando a sus espaldas de camino a los vestidores. Ah, la victoria siempre era buena.
Luego de su merecida ducha, Jungkook se sentó tranquilamente en las bancas de los vestidores para revisar su celular mientras los demás miembros hablaban entre ellos en su usual algarabía. Una notificación cualquiera sobre la gaceta que no se molestó en mirar le hizo recordar a Taehyung y decidió que debería pasarse por el edificio solo para ver si se topaba con él.
Uhm, ya saben, por casualidades de la vida.
No es como que él hubiera recorrido el edificio unas dos veces hasta encontrarlo.
Lo vio tan sonriente con su teléfono que ni siquiera quiso interrumpirlo. Él era tan lindo de verdad, con su sonrisita cuadrada y los cachetes que volvían sus ojos chiquitos como los de un niño.
—Hey, fosforito. Luces como un tonto ahí.
El gran salón, vacío ahora, hizo que su voz sonara demasiado alto. El castaño respingó en su sitio y bajó las piernas de la mesa, como si estuviera anticipando un regaño, pero —al ver que solo se trataba de él— dejó caer sus hombros con un mohín.
—Tú luces como un tonto —replicó en un tono aniñado y luego volvió a sonreír—. Es que mira, ¡mira! —Le enseñó el celular, agitándolo entusiasmadamente aunque Jungkook aún estaba muy lejos como para ver de qué se trataba—. ¡Ya dos personas llenaron la inscripción! ¡Son más de las que pensaba!
Jungkook se contagió de su sonrisa y luego tomó asiento a su lado, curioso.
—¿Inscripción? ¿A qué?
—¡A la gaceta! Estoy tan feliz. Yoonji noona estará feliz —declaró Taehyung asintiendo para sí mismo—. Oh, Dios —Él suspiró, mirándolo—. ¿Acabas de ducharte? Hueles delicioso.
—Huelo, me veo, soy. Nada nuevo, mi vida.
—Uhm... —Taehyung no iba a negar eso y tampoco iba a darle el gusto—. Pensándolo bien solo huele a jabón tres en uno. Nada sorprendente.
—Aún me veo y soy delicioso. Puedo lidiar con eso —declaró el mariscal alzándose de hombros con un ademán desinteresado—. Así que, ¿inscribirse a la gaceta? Oh. ¿Esa notificación?
—Síp. Noona y yo necesitamos una mano así que...
—Estoy dentro —declaró Jungkook sacando su celular. Él llenaría esa inscripción entonces.
—¡No tienes que hacerlo por mí! —se apresuró a decir Taehyung—. Jungkook. En serio. Ya has hecho suficiente por mí. Deja, deja —Aunque trató de quitarle el teléfono, el aparato le fue cruelmente arrebatado. Solo logró golpear su barbilla contra el hombro del mariscal y cambio se ganó una carcajada malvada.
—Cuidado, fosforito. Qué torpe —Él silbó—. Además, mira. Aquí dice escribir historias. Sé hacer eso. De eso se trata mi carrera, después de todo.
—Pero... No. Ocúpate en tus entrenamientos; es lo importante para ti —zanjó el castaño muy seriamente.
—Estoy concentrado en mis entrenamientos —señaló Jungkook sin dejar de sonreír—. Mira, ahora hasta soy el capitán. ¿Ves? Completamente comprometido con la causa.
—¿En serio? —El celular del mariscal pasó a segundo plano y de repente Taehyung estaba más interesado en el suyo—. Tengo que publicar esto. Un segundo. Sonríe. —Y luego él estaba apuntando su cámara hacia él para sacar una foto. Jungkook lo observó teclear furiosamente por algunos cinco minutos, tiempo en el que pudo llenar la inscripción sin ningún problema.
—¿Jimin está en clase? —preguntó el mariscal mientras. Taehyung ni siquiera levantó la mirada para responder.
—No. Casa. Dice que está resfriado. Dolor de cabeza. Mocos. Eso.
—¿Y qué hay de... uhm, Seokjin? ¿Lo has visto?
—No —Eso llamó su atención—. También dejó de llamarme. ¿Crees que esté bien?
—No tengo manera de saberlo, fosforito.
—¿Y tú... cómo estás con JiEun noona? —murmuró Taehyung con preocupación, pero el mariscal se alzó de hombros.
—No la he visto y no me interesa, pero te aseguro que no tengo la necesidad de esconderme como un ratoncito. Como tú. ¿Verdad?
—Sí. Es decir, no —El castaño golpeó su hombro—. No soy un ratón. Solo que Jimin no está. Podría estar en la biblioteca pero entonces no podría hacer ruido. La cafetería es ruidosa y está llena de grupitos de amigos y yo no... Bueno, tú me entiendes.
—¿Sigues pensando en esa publicación, Tae? —alargó Jungkook en un tono de reproche—. No debes prestar atención a esas palabras. En serio, ¿a quién mierda le importa tanto si hablas o no con media universidad?
—Lo sé, pero... —Taehyung hizo un puchero inconscientemente—. Esa persona... Ni siquiera sabemos quién fue aún. Solo... qué amargo pensar en eso.
—Hey —Jungkook rozó su barbilla con una suave caricia con su índice, obligándolo a mirar—. Eres charlatán, imprudente y si estás nervioso no hay manera de que conectes la lengua con el cerebro. Me encanta así que, ¿qué importa?
Taehyung dejó salir alguna clase de sonido ahogado desde su garganta y se inclinó para darle un casto beso sobre sus labios. Fue un impulso que no pudo controlar. En respuesta, la mano de Jungkook fue tras su oreja y su pulgar acarició la mejilla del castaño mientras sonreía suavemente. Ellos no debían. No debían.
—No me beses en la universidad —farfulló Taehyung volviendo a su teléfono y Jungkook alzó las cejas con sorpresa.
—Tú me besaste.
—Uhm, no. Nos besamos.
—Definitivamente no recuerdo que haya sido así.
—El orden de los factores no altera el producto, ¿no?
—Si haces eso y luego me dejas con ganas de más, me altero yo.
Taehyung volvió a su teléfono mientras sonreía y dejó que la mano de Jungkook acariciara su pierna descuidadamente.
Ah, solo por precaución y seguridad, ¿dónde estaba el freno de esa cosa?
No tengo mucho que decir. Sonrían 🤗❤️ ah por cierto, alguien de CR que quiera adoptar un gatito? es para una tarea~
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