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15 - {III}



Canción en multimedia: Demons - Imagine Dragons 🎵 🎶




—Oh.

Namjoon se detuvo unos segundos después de abrir la puerta. No sabía que Hoseok estaría en casa, pero allí estaba, en el sofá, desparramado y con cara de haber regresado de un funeral. En el sentido estricto de la palabra y no en otro. Algún partido se mostraba en el televisor, pero él no parecía estar prestando mucha atención.

—Llegas temprano. ¿No fuiste a entrenamiento? —preguntó, llamando su atención. El pelirrojo vio a su amigo y a Seokjin en la puerta y simplemente miró a otro lado, aburrido.

—No —contestó castamente—. No tengo ganas.

—No es algo muy responsable de tu parte —señaló Namjoon, indicándole a Seokjin que podía tomar asiento en la mesa—. Hoseok, no puedes echarte a morir por lo que pasó.

—Me importa una mierda lo que pasó. Solo puedo pensar en... —Él resopló, molesto. El dolor de cabeza apareció inmediatamente y se llevó la mano en la sien.

—Vi eso —Seokjin habló, carraspeando; no era muy cercano a Hoseok, de hecho la gran mayoría de las veces que se había cruzado con él era cuando iba al apartamento con Namjoon—. Lo siento, tengo curiosidad. ¿Esa chica realmente tenía novio?

—Sí —contestó Hoseok después de unos segundos. No pensó que quisiera hablar de eso, pero nadie, ni siquiera un alma, le había preguntado al respecto, o sobre cómo se sentía, o su versión de la historia—. Sí, pero no es como si ella tuviera menos culpa que yo. Y sabes qué, ella no me importa ahora mismo; seguro que tiene su mierda con la que lidiar. Jimin. Él... se molestó.

—No me imagino por qué —murmuró Namjoon con tono sarcástico y tosió—. Tampoco sabía que... bueno, te gustaban los hombres.

—No me gustan. Bueno, qué sé yo —siseó Hoseok—. Solo... pensé que las cosas estaban claras entre nosotros. Yo nunca le prometí la luna y ahora el malo soy yo. Ni siquiera me deja acercarme. ¿Qué mierda? Pese a todo somos amigos. No puedo perderlo como amigo.

—Ese es un enorme problema —dijo Seokjin, sonriendo con tristeza—. No puedes controlar los sentimientos de otra persona. No puedes controlar lo que Jimin siente.

—Cierto. Tal vez Jimin malinterpretó todo —Namjoon se alzó de hombros—. O quizá... empezaba a ilusionarse y está... dolido.

—Ese es el punto. ¿Por qué soy yo el culpable? —replicó Hoseok, hastiado—. Como sea. No quiero hablar más al respecto.

Seokjin miró a Namjoon y este se alzó de hombros. Con el tema cerrado, ambos centraron su atención en lo que harían, para lo que se habían citado. Seokjin estaba agradecido, a decir verdad, de haber encontrado a alguien como Namjoon. El chico estudiaba Creación Literaria y tenía una mente... maravillosa. Y una redacción impecable, tenía que añadir, aunque en su proyecto de fotografía no era lo importante. Solo una persona pudo poner sus desordenados pensamientos en una historia, y ese había sido Namjoon; el chico merecía todos los premios del mundo por eso.

—Gracias de nuevo. Sé que no tienes tanto tiempo para esto —Seokjin susurró, avergonzado.

—Siempre dices eso, hyung, pero está bien —Namjoon le restó importancia con un ademán—. Si no quisiera ayudarte, no estaría haciéndolo. Además, esta historia es interesante para mí. El bien y el mal parece simple a primera vista, pero... —Él siseó, emocionado—. Cuando te das cuenta de que el mal lo sentimos mal porque alguien ha dicho que está mal, las cosas cambian. ¿No?

—¡Oh! —Hoseok exclamó, aún desde el sofá—. Sé a lo que se refieren. Esta serie, Vikingos. Matar está bien para ellos; parece que entre más cabezas cortes en batalla, más posibilidades tienes para ir a este lugar que ellos siempre mencionan.

—Bueno, no lo sé. Estás hablando de una batalla. En la guerra todo es un poco... diferente —replicó Namjoon, en desacuerdo—. No digo que matar está bien, pero en la guerra debes hacerlo. Digo, no es como si tuvieras opción.

—Pero está mal —señaló Hoseok—. Y algunos dirán que en guerra está bien.

—Dios, qué loco todo. ¿Ves, hyung? —Namjoon sonrió hacia Seokjin—. Tu proyecto hará que el profesor pierda la cabeza.

Seokjin sonrió sin mostrar sus dientes. Si es que no la pierdo primero. Pensar en el proyecto estaba ocasionando que recuerdos que prometió enterrar salieran a la luz. Pero él iba a volverse loco guardándolos, o se volvería loco mostrándolos al mundo. Cualquiera de las dos opciones, parecía que el resultado era el mismo.

—Namjoon-ah, quería preguntar... este chico, Jeon Jungkook... ¿Cómo va? —El castaño rascó su cuello—. Quiero decir, ¿está llevando bien la transferencia? ¿Tiene problemas adelantándose con los trabajos?

—No diría problemas —respondió Namjoon—, aunque debo admitir que definitivamente está un poco atrasado. Sin embargo, los profesores entienden la situación. Él debe enfocarse en los entrenamientos. —Meneó su mano y bufó. Deportistas y sus beneficios. Tenía que rescatar que Jungkook era bueno escribiendo; solo un poco vivaz y desordenado, pero seguro con el tiempo aprendería a organizar las ideas y llevar el debido hilo conductor... Si entrenar no fuera su prioridad, por supuesto.

—Y será mejor que lo haga, de todas formas —Nuevamente, aunque la conversación no era con él, Hoseok intervino. El locuaz chico parecía no perder ni una sola oportunidad para hablar y Seokjin había notado eso hacía mucho tiempo—. Él es tan bueno, maldición. En un año quiero verlo en la televisión, jugando en la NFL o quemaré algo. No tiene competencia.

Seokjin viró la mirada al suelo. Por supuesto que sí tenía competencia; él conocía a alguien.

—Debe ser algo de familia —El moreno sonrió—. Leí que su hermano también jugaba. ¿Qué lo habrá detenido de alcanzar el estrellato?

—No lo sé. Jungkook no habla mucho al respecto; evita el tema todo lo que puede —contestó Hoseok, meditando—. Es un chiquillo agradable, pero muy cerrado. Parece que no confía en nadie.

—¿Podemos seguir, Namjoon-ah? —preguntó Seokjin bruscamente. El castaño no miraba a ninguno de los dos, sino a la mesa, pero su mano estaba cerrada sobre un bolígrafo y sus nudillos estaban blancos.

—Sí —Namjoon carraspeó—. Por supuesto.




[♥]




Jungkook miró la hora es su smartwatch después de cerrar la ducha. La pantalla mostraba la hora y una inimaginable cantidad de pasos —esto gracias al entrenamiento que acababa de finalizar—. Eran las cinco de la tarde y un cuarto.

El entrenamiento con el equipo iba hasta las tres, pero su entrenamiento siempre se alargaba hasta las cinco. La universidad no tenía un programa completamente nocturno aún, así que las instalaciones cerraban a las siete. Jungkook no podía quejarse: se volvía un lugar completamente diferente, con todos los pasillos vacíos y un inquietante silencio. Paz, calma, soledad. Era... cautivador.

—¡Jungkooook! —Un estridente grito resonó contra las paredes de los vestuarios y luego un duro golpe—. Carajo. ¿Dónde está la luz aquí? Ish. Mi hombro. Ouch.

—¿Qué pasa, fosforito? —Jungkook habló desde la dicha, envolviendo la toalla en su cintura mientras sonreía—. ¿Alguien ha puesto una enorme fila de casilleros que antes no estaba?

—Todo está tan oscuro —Taehyung se quejó; ni siquiera podía ver desde dónde le hablaba Jungkook, pero bueno, eso tuvo una explicación cuando una de las puertas de las duchas se abrió y el pelinegro lo bendijo con su increíble y marcado torso.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan tarde en la universidad? —preguntó Jungkook ciertamente preocupado.

—Yo... venía a decirte algo... muy importante —dijo Taehyung batallando contra su déficit de atención. Sí. Más importante que Jungkook y que sus hermosos abdominales y más importante que el brillo de las gotas de agua bajando por sus pectorales y sus brazos. Totalmente. Muchísimo más importante también que sus brazos de Adonis bien trabajados y cien por ciento más importante que ese sexy tatuaje en su clavícula con el que empezaría a tener fantasías pronto.

—Mmm. ¿Qué puede ser tan importante? —Jungkook sonrió y peinó su cabello hacia atrás mientras se acercaba. Eso hizo que Taehyung recordara que realmente tenía algo importante que decir y puso una mano frente a él, deteniéndolo.

—Espera. En serio... —Pero el mariscal tomó su mano y tiró de él; casi aterrizó en sus brazos, y estaba vergonzosamente muy feliz por ello.

—¿En serio qué? —Jungkook tomó su mandíbula, inclinando su cabeza para verlo a los ojos—. ¿En serio me extrañabas? ¿En serio estabas muy desesperado de verme? Lo entiendo a la perfección, fosforito, no te avergüences por eso.

—Si lo entiendes a la perfección es porque el desesperado por verme eras tú —Taehyung sonrió contra sus labios y Jungkook sintió una sacudida en su estómago—. No te avergüences por eso, cavernícola.

—Huh. Listillo. —Una sonrisa tonta adornó los labios del castaño y eso fue todo para Jungkook. No estaba haciendo un buen trabajo controlándose pero es que, bueno, no podía, y además, tampoco lo estaba intentando con mucho esfuerzo.

Sus labios se juntaron y las manos de Taehyung fueron a parar directamente a su torso; estas, inquietas, barrieron las gotas de agua de sus abdominales mientras tocaban, curiosas. Abdomen de acero. Importante. Muy importante.

—No. Espera —Taehyung jadeó, alejándose. Jungkook mordió su labio y el castaño nuevamente perdió la batalla contra sigo mismo—. Dios. Haz lo que quieras conmigo ahora o mátame ya.

—Solo quiero besarte —susurró el mariscal en voz baja y aterciopelada. Besó sus labios suavemente y luego sonrió, encantado con la mirada de borrego que le estaba dando el chico—. Y besarte —dijo otra vez, repitiendo el gesto anterior—. Y algo todavía más importante: besarte de nuevo.

—¡Importante! —exclamó Taehyung, poniendo una mano sobre la boca de Jungkook antes de que sus labios volvieran a atacar—. Es sobre Seokjin.

—Mi vida, él no es importante en absoluto. —Jungkook quitó su mano y Taehyung perdió la paciencia, siendo su turno para tomar la mandíbula del mariscal, pero con menos suavidad.

—¡Y te digo que dejes de besarme! En serio no quiero que te metas en problemas —dijo exasperado.

—Fosforito, mi hermano una vez me dijo... Si lo quieres mucho y no puedes tenerlo, tómalo cuando nadie esté viendo. Y ahora nadie está viendo.

—Eso... ¿eso es robar? —Taehyung frunció el ceño y Jungkook le restó importancia con un ademán.

—Detalles. ¿Vendrás a verme al partido contra Hanam? —preguntó en cambio, sonriendo de forma angelical mientras tomaba su mano para entrelazar sus dedos porque era un jodido pulpo o algo así cuando Taehyung estaba cerca.

—¿Estará Beyoncé?

—Estaré yo, que es mejor.

—Sí, no lo creo. ¡Enfócate! —exclamó Taehyung—. Seokjin. Él podría estar escribiendo esas cosas horribles en internet.

El mariscal hizo una pausa en sus movimientos y luego dejó ir la mano de Taehyung, y esta se sintió tan fría que el castaño tuvo que llevarla hasta su propio pecho, mientras la mirada de Jungkook se volvía un poco opaca y fruncía el ceño con confusión.

—¿Qué estás diciendo?

—Parece loco, lo sé, pero ahora no puedo dejar de pensar eso. ¿Él sabe? —preguntó Taehyung en voz baja—. Lo conoces desde antes. No me importa cómo o de dónde; respeto que no quieras decirme. ¿Pero él sabe que eres...?

—No. No lo sé. Es decir, lo dudo —respondió el pelinegro en un balbuceo apresurado—. Yo... le dije a mi familia después de que... después de que... No importa. No puede saberlo —Él sacudió la cabeza—. Ni siquiera mi hermano.

—Oh. Voy a necesitar ver a este otro Jeon, ya sabes, para hacer, uh, un estudio de suelos.

—Tae —Jungkook sonrió, pero fue tan triste y vacío que golpeó a Taehyung muy duro en su pecho—. Él está muerto.

Mierda. Él y su bocota. ¿No podía mantenerla cerrada un miserable segundo? Siempre metiendo la pata con su imprudencia.

—Dios mío, lo siento. Olvida lo que dije. Carajo —siseó Taehyung en un murmuro mientras la vergüenza arrasaba con él y un potente sonrojo coloreaba su cara—. De verdad lo siento. Lo siento mucho. Yo no sabía... lo siento.

—Está bien —Mas Taehyung sabía que no lo estaba, incluso aunque el mariscal le obligó a quitarse las manos con las que cubría su cara; el castaño apretó sus manos, no sabiendo qué más hacer o decir para borrar lo dicho—. Pasó hace... algún tiempo.

Aun así, Jungkook le rodeó en sus brazos y Taehyung apoyó la cabeza en su hombro, simplemente dejándolo ser. En su cabeza, algunos pensamientos hicieron un pequeño clic.

—De todas formas, Tae, te creo. ¿Tienes alguna evidencia que lo pruebe?

—Básicamente ninguna.

—Vaya consuelo.

Solo que sí tenía una idea de dónde podría empezar. Taehyung tenía que acercarse a Seokjin y a Jungkook. Acercarse de verdad. Ambos chicos tenían dos corazas alrededor; estaban confinados, sin dejar entrar a nadie, y el epicentro de ese problema tenía que ver con el otro.

Que Sherlock y Dora la exploradora se agarraran porque Taehyung iba a descubrirlo y detener todo eso. Aunque no estuviera preparado para llevarse la peor de las decepciones.



Chiquillas y chiquillos.

Debido a lo que ocurrió con esta aplicación y lo que podría o no pasar, he decidido crear una cuenta en keews (por favor léanlo al revés xd). El user es el mismo, pero en lugar de un guion (-), tiene una raya al piso --> tae_cutie 

Solo en caso de que algo loco ocurra. Sonrían ❤️ 

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