Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11


Canción en multimedia: Demons - Imagine Dragons ❤️




—Soojin, necesito tu ayuda.

Existía un conducto regular a seguir, lo sabía, pero como alguien que llevaba tres años en la gaceta, también sabía cómo conseguir información más rápido. Es decir, de alguna u otra manera él descubriría el misterio de Seokjin; no tenía pruebas pero tampoco dudas. Él podía simplemente preguntarle a Jungkook, sí; sin embargo, estaba seguro de que eso no daría resultado. Algo le decía que Jeon no contestaría a sus preguntas.

—Tae, hola —La pelirroja levantó la vista del libro con una ceja alzada, un poco sorprendida por la grata presencia y luego regresó al libro, volviendo a su fingido e indignado semblante—. ¿En qué puede ayudarte esta sucia plebeya?

—Creo que tomaré tu palabra —dijo Taehyung tomando asiento junto a ella y creando un estruendoso chirrido con la silla, ignorando deliberadamente las miradas irritadas de las demás personas allí en la biblioteca—. Necesito que me ayudes a investigar a alguien.

—Oh —Soojin lo miró sonriente—. ¿Ahora se le dice "investigar? —Sí, la clase de sonrisa que destila maldad pura y un poco de ternura—. Recuerdo claramente que lo llamaste acosar. Incluso me regañaste diciendo que no era ético violar la privacidad de las personas. Tú.

—Oh, vamos, pensé que ya lo habías superado —alargó el chico, codeándola con una sonrisa encantadora y deslumbrante. Ella bufó, apartándole con un codazo. Hombres. Todo lo que hacen es mentir.

—No todo se soluciona con una linda sonrisa, Kim Taehyung.

—Soojin —Él canturreó invadiendo su espacio personal como solo él podría hacerlo—. ¿Y si te digo que se trata de Jeon Jungkook? —susurró solo para ella.

—¿Estás loco? —Sin embargo, para su decepción, ella no lucía emocionada en absoluto—. Específicamente dijiste que no husmeara en la vida del mariscal.

—Bueno, eso fue antes. La gente cambia, la vida cambia. Es una metáfora. Colocas...

—No otra vez con el señor Green.

—Antes lo odiaba y no quería saber nada de él —lloriqueó Taehyung con una mueca de desagrado.

—¿Y ahora?

—Uhm... también lo odio, pero, hay algo que no me está diciendo. Mira —se enderezó un poco—, dime si me ayudarás o no. Estoy perdiendo tiempo valioso, Soojin, aquí en una biblioteca mientras las noticias están allá afuera. Yo seré Decker y tú Lucifer. Haces la cosa de la mirada y ya está, terminamos con el asunto.

—¿Qué cosa de la mirada? —Ella alzó una ceja, escéptica.

—Eso que haces ahora. Da un poco de miedo.

—Ugh. Está bien, te ayudaré.... Pero, con lo torpe que eres, tú serás Lucifer.

—Eres cruel, pero justa. Vamos a otro lugar.

Se supone que el salón de la gaceta estaba clausurado, pero de alguna manera, Soojin sabía que la puerta estaría abierta. Todo estaba como lo habían dejado después del post de la discordia, desde el desorden en el escritorio de Yoonji noona, hasta los recortes sobre la página web pegados en la pizarra y, por supuesto, los lentos computadores que la universidad les proveía. Al menos allí tenían privacidad.

—Vamos, computador, rápido —siseó Soojin hacia la pantalla, donde saltaba anuncio tras anuncio y aviso tras aviso sobre una nueva amenaza.

—¿No es mejor solo usar nuestros celulares para buscar?

—No seas tonto. Si estás investigando algo, no puedes dejar huellas tan obvias.

—Uh, hablas como si esto fuera secreto de estado —Taehyung rodó los ojos—. Solo tenemos que poner «Rubí» en el buscador.

Ella tecleó velozmente, aunque antes le dio una mirada de desconcierto. Taehyung se alzó de hombros. Finalmente, era la única pista que tenía, y si tenía que esperar tres siglos a que el navegador lanzara los resultados, pues lo haría.

—Ya, ya está.

—¿Qué es lo primero que sale? —preguntó ansioso, mientras se inclinaba para ver mejor.

—Uh... ¿Una novela? —Soojin frunció el ceño—. «Rubí es una mujer tan bella como lo es de perversa y su máximo sueño es encontrar a un hombre rico y conquistarlo con su hermosura, para que la saque de la pobreza a cualquier precio». Mierda, soy yo.

—Ya somos dos.

—Jo, incluso harán un remake.

—¿Y si nos enfocamos? —Taehyung picó su hombro—. Busca Rubí en Seúl o lo que sea. Quiero decir, debe ser un lugar, ¿no?

—Déjame ver... —Tecleó y esperaron varios segundos, pero los resultados no fueron muy alentadores—. Solo veo restaurantes. Creo que debes darme más detalles si quieres encontrar algo.

—No tengo más detalles. Él solo dijo eso.

—Pues...

La puerta rechinó y ambos dieron un brinco en su lugar por la sorpresa. Mina los miraba con confusión desde el umbral, en tanto ellos trataban de formular y decir algo coherente que no sonara tan sospechoso como eso se veía.

—¿Chicos? ¿Qué hacen aquí?

—Uhm, nosotros solo... —Taehyung miró a Soojin y viceversa.

—Solo pasábamos... —respondió la pelirroja, en un balbuceo—. ¿Y qué haces tú a aquí?

—Se supone que el salón está clausurado. Vi la puerta abierta y pensé que estaba pasando algo. Yoonji va a enojarse si los encuentra aquí —murmuró Mina.

—Ya nos íbamos de todas maneras —Soojin cerró el buscador y luego se levantó de la silla, tomando la muñeca de Taehyung para arrastrarlo fuera del salón. Era cierto. Ellos no habían encontrado nada, y ni siquiera sabían qué estaban buscando, así que estaban en cero nuevamente—. Creo que debemos preguntarle a Ji-eun. Es decir, ella es amiga de Jungkook.

Taehyung soltó una risa amena al escuchar las comillas implícitas de Soojin. Sí, bueno, él también creía eso antes. Y luego Jungkook tenía la lengua dentro de su garganta, de alguna manera.

Sin embargo preguntó:

—¿Dónde podría estar ahora mismo?

Soojin miró el reloj de aguja en su muñeca y frunció el ceño.

—Es la una. Tal vez está almorzando. Iremos a la plazoleta y luego a su facultad.

—Primero a la cafetería porque tengo hambre.

—Tú siempre tienes hambre.

Fue un golpe de suerte que Ji-eun en realidad estuviera allí; solo había un pequeño inconveniente: ella compartía mesa con Jungkook en esos momentos. Su almuerzo ya había terminado, a juzgar por las bandejas y los platos de comida que habían sido desplazados hacia un lado, pero ellos seguían conversando y no estaban próximos a levantarse, según lo visto.

—No escucho nada —se quejó Soojin—. Vamos a esos arbustos.

—¿Qué? ¿Por qué no solo nos sentamos casualmente en una mesa que esté cerca y esperamos a que Jungkook se vaya?

—Eso sería muy obvio, Taehyung.

—Por supuesto, porque la gente normalmente se esconde detrás de los arbustos por diversión.

—Además, ¿no quieres saber de qué hablan?

En esos momentos, Taehyung deseaba tener uno de esos gorros en forma de arbusto que mostraban en Big Time Rush. Y binoculares, tal vez.

Ji-eun era quien hacía la mayor parte de la plática y Jungkook solo se limitaba a observarla con una expresión casi soñadora, como de admiración, mientras asentía y se reía de vez en cuando. Taehyung nunca había indagado en su relación, pero mientras los escuchaba hablar sobre alguna vieja historia sobre el mar y picaduras de medusas, pensó que ellos parecían buenos amigos y eso solo hizo que su banco de preguntas creciera exponencialmente.

—Me ruge el estómago —se quejó el castaño.

—Ve a comprar algo —respondió Soojin con ademán de desdén, demasiado ocupada buscando una buena rama que le dejara ver algo—. Y de paso trae algo para mí.

—¿Piedra, papel, o tijera?

—Está bien.

Por suerte para él, Soojin era bastante mala en eso. Victorioso, le mostró la lengua a la pelirroja y siguió a la chica con la mirada hasta que ella desapareció dentro de la cafetería. Ahora, con su sedentario trasero aliviado de no tener que caminar, volvió a la misión de observar (espiar) a Ji-eun. Solo que Jungkook ya no estaba con ella. Ahora la pelinegra hablaba por su celular, sola, mientras un confundido Taehyung miraba a todos lados en busca del mariscal.

—¿A quién estamos espiando?

Su voz llegó desde atrás. Taehyung lanzó un quejido lastimero, porque para ser honestos, no le sorprendía que cosas así le pasaran. Jungkook se acuclilló junto a él y miró entre las ramas del arbusto, haciendo una mueca después.

—Fosforito, este no es un punto estratégico a decir verdad.

—N-No estoy espiando a nadie —balbuceó Taehyung irguiéndose y sacudiendo sus rodillas de la tierra y suciedad—. Solo... se me cayó un arete.

—¿Oh? —El mariscal se inclinó sobre él y miró sus orejas—. No sabía que tenías aretes.

No tenía. No si quería regresar a casa sin que su mamá le gritara "¡pareces un delincuente!".

—Uh, sí, como sea, no lo encontré. Ya me iba.

Rascó su nuca y quiso salir corriendo, pero el mariscal rodeó sus hombros con su pesado brazo y realmente, REALMENTE, despeinó su cabello como si fuera un jodido perro.

—No te hagas, fosforito, los dos sabemos que me estás espiando. ¿Qué pasa? ¿No puedes dejar de mirarme? ¿Te gusta tanto lo que ves?

Taehyung gimoteó en protesta.

—Quítate, cavernícola. Tus músculos me asfixian y, no importa lo que haya dicho, no quiero morir ahogado por tus bíceps.

—No te preocupes —Jungkook lo ignoró olímpicamente—. Tenemos que ir a la reunión del comité, así que podrás verme cuanto quieras.

—¿Uh? ¿Quién ha dicho que quiero verte? Me pregunto si tu cerebro es del tamaño de tu ego. —Si era así, había mucha materia gris sin utilizar.

—Seguro que sí. Otras cosas también son de ese tamaño, pero supongo que es cuestión de perspectiva.



[♥]



El buen humor de Jungkook se evaporó pasados unos minutos dentro de la dichosa reunión. Él no estaba seguro de qué demonios había ocurrido.

La fiesta estaba varada.

Ahora Jimin tenía su propia idea acerca de la temática de la fiesta y la propuesta ya había sido presentada al Consejo máximo, quienes, claro, le habían dado el visto bueno siempre y cuando todo el comité estuviera de acuerdo con su idea.

El comité incluía a Taehyung y el chico definitivamente no estaba de acuerdo. Y si el fosforito no estaba de acuerdo, pues Jungkook tampoco (además, la temática de la fiesta había sido su idea, ¿por qué estaría dispuesto a cambiarla?).

—Jimin —murmuró Seulgi—. Se supone que soy la coordinadora de presupuesto y no creo prudente cambiar la idea cuando ya se han comprado tantas cosas, incluyendo los hanbok.

—Lo sé, pero...

—A ver, chiquitín —Jungkook interrumpió a Jimin, un poco escéptico—. Qué importa el presupuesto. Tú no has cargado miles de cajas con cachivaches y decoraciones. No podemos simplemente devolver todo lo que hemos comprado. Hyung —Él miró a Hoseok, buscando un poco de apoyo, pero el pelirrojo se alzó de hombros.

—Hombre, no está tan mal la idea de Jimin. Me gusta el fútbol americano y si esa es la temática... no me opongo.

—Bueno, suerte que la jodida fiesta no es para ti —replicó Taehyung fuera de sí. Oh, sí. Jungkook había olvidado mencionar que el chico no lucía como un fosforito; más bien, él estaba cerca de convertirse en un cohete navideño—. No se quitan su andrajoso uniforme ni siquiera para comer, ¿y ahora quieren llevarlo a una fiesta?

—Tu idea es poco inclusiva —señaló Jimin cruzándose de brazos frente al castaño—. Quieres hacer una fiesta sobre Corea y hay muchos chicos de otros países que se gradúan este año. Se sentirán incómodos.

—Ah, vaya, mira tú. Pensé que se llamaba fútbol americano porque sí. No a todos les gusta el deporte, tampoco.

—Escucha, si la idea no le gusta a Seokjin no es mi problema. ¿Puedes pensar en otra persona que no seas tú, Taehyung?

Ouch. Jungkook nunca había tenido un mejor amigo como tal, pero algo le decía que eso no lucía como una pelea normal. ¿Dónde estaban las palomitas? Era mejor que ver a Stark contra el Capitán América.

No debería ser divertido... pero de alguna manera lo era.

—Está bien —concedió Jimin mientras Taehyung enrojecía hasta el último poro—. Sé que esto es apresurado, y que ya vamos muy adelantados con las compras, así que haremos esto por votación. Pueden pensarlo hoy y mañana nos reuniremos para decidir.

—Pueden pensarlo hoy y mañana nos reuniremos para decidir —repitió Taehyung en una voz más aguda y burlesca, solo cuando Jimin y varios del equipo dejaron el salón. El chico se dejó caer en un pupitre cualquiera con un suspiro triste, y de repente Jungkook ya no sintió que aquello fuera divertido. Tal vez sí era grave después de todo.

—Fosforito, explícame qué mierda acaba de pasar.

Taehyung cruzó los brazos sobre la mesa y dejó que su barbilla descansara encima de estos, antes de darle una mirada de soslayo al pelinegro.

¿Conoces esa sensación que te llena el pecho cuando algo sale mal y te pones triste, pero también te pones triste por lo que pasó hace dos semanas, por lo que pasó hace un mes y también por lo que pasó hace un año?

Taehyung ni siquiera sabía por cuál de todas las cosas debería entristecerse.

¿Sabes cómo se siente cuando una persona te decepciona, pero sabes que no tienes motivos para molestarte?

Taehyung miraba a Jungkook, la clase de mirada que te da tu perro después de buscar una pelota inexistente que fingiste lanzarle, y aun así, sabía que no podía molestarse.

Ellos ahora eran como amigos, ¿no? Esa era la idea. Y Taehyung se tomaba muy en serio ese asunto de la amistad —Jimin podía dar testimonio—, así que, ¿por qué ese chico no había mencionado que uno: ya conocía a Seokjin, y dos: que no se llevaba particularmente bien con el castaño?

—No pasa nada —farfulló. De todas formas, tenía otras cosas sobre las cuales preocuparse y una de ellas era, precisamente, Jimin. El chico como que le había declarado la guerra y eso era una mierda. ¿Cambiar su idea patriótica por... fútbol americano? ¿Qué clase de chiste era eso? —¿Tú también prefieres hacer la fiesta sobre fútbol americano, Jungkook?

El susodicho arrastró una silla y se sentó junto a él, alzándose de hombros.

—No deberías preocuparte tanto por eso. Quiero decir, es solo una fiesta...

—No entiendes. El problema no es la fiesta. El problema es Jimin —dijo con los dientes apretados, agradeciendo estar solo en el salón—. A él ni siquiera le gustaba la idea a principio de semestre y ahora... solo lo hace para fastidiarme. Ahora que lo pienso, todo esto es tu culpa.

—¿Oh?

—Sí. No hagas esa cara de bebé con ojos grandes. Si tú no me hubieras dicho...

—Sé a dónde vas con esto —El pelinegro levantó una de su mano justo frente a su cara—. Y nu-uh, no soy responsable por tu orgulloso trasero siendo incapaz de pedir disculpas.

Ouch.

—Ugh. Qué bien que decidimos dejarlo como una amistad. Tú y yo... como que no funcionaríamos. Eres tan... tan...

—¿Tan qué? —Jungkook sonrió de forma despiadada—. ¿Irresistible, etéreo, delicioso?

—Iba a decir idiota.

—Sí, no lo creo. Tú sabes que tengo razón. Busca otro culpable, bebé.

El mariscal se inclinó fugazmente y robó un pequeño beso del enfurruñado y molesto Taehyung, recibiendo a cambio un duro golpe en su bíceps.

—Ay. Por cierto —añadió—, yo no he "decidido" nada.

—Eres tan fastidioso. —Taehyung volvió a recostarse sobre el pupitre, acomodando la cabeza sobre sus brazos, pero sonrió muy a su pesar. Jungkook era un buen chico, de verdad, como lo que llamarían las abuelas "un terrón de azúcar".

—No soy yo al que le gusta espiar a la gente.

—Yah. Solo... tenía algo que preguntarte y no sabía cómo hacerlo.

—Fosforito, sabes mi más grande secreto —bufó Jungkook—. Pensé que nos teníamos confianza. Puedes preguntar lo que quieras, soy un libro abierto para ti. Pero mejor apúrate, porque debo ir a entrenar.

—¿Es en serio? —Taehyung se enderezó y titubeó un poco, a pesar de que el mariscal asintiera con tanto entusiasmo—. Así como, ¿de verdad-de verdad? Es que, uhm, yo como que escuché algo...

—¿Algo como qué?

—Tú y Seokjin... hablaban.

Lo miró, esperando alguna reacción, pero Jungkook solo alzó una ceja, como si aquello fuera más o menos imposible.

—Sí. Tú mencionaste cosas feas y yo solo quería saber qué había pasado... ¿con ustedes? ¿Y qué es "Rubí"?

Taehyung mordió su labio. Se sentía nervioso, por alguna razón, mientras la profunda y tranquila mirada del mariscal calaba hondo dentro de él. Ni siquiera sabía qué respuesta esperar y para ser honestos, ya se estaba arrepintiendo. Jungkook describía a Seokjin como un horrible monstruo y Taehyung no quería bajarlo de su pedestal, así que tal vez, solo tal vez, no quería escucharlo.

Sin embargo, Jungkook solo sonrió y dijo:

—Mi vida, no tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando. Seokjin es como mi competencia, así que, ¿por qué me verías hablando con él?

El pelinegro se levantó de su silla y arregló la maleta sobre su hombro, revolviendo su cabello castaño como ya era costumbre para él.

—Voy a entrenar. No leas tantos fanfics, fosforito.





Si llegaron hasta acá y esperaron por esto, les doy las gracias ❤️

He estado leyendo todas sus teorías y francamente qué hacen aquí si el FBI las quiere contratar? 😂

Sonrían ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro