Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

07


Canción en multimedia: Pied Piper - BTS 🎵🎶❤️



«La primera vez que vi un balón de fútbol americano sentí mucha curiosidad.

Mi hermano lo trajo a casa. Pensé que era un huevo enorme y lo tomé prestado, ¡pero rebotaba! Luego, observaba a mi hermano y sus amigos mientras jugaban, y ellos me invitaron a jugar. Nunca recibí tantos golpes en mi vida, pero hey, podía golpear a mi hermano sin que mis padres me regañaran. Era solo un pasatiempo para mí, pero a mi hermano le gustaba mucho; incluso viajó a Seúl para hacerse profesional, pero desistió y regresó a casa. Me frustró mucho que no siguiera su sueño, y yo prometí que lo cumpliría por él. Sé que no debo vivir el sueño de alguien más, mis padres me lo advirtieron incontables veces, pero yo no lo siento así. En algún momento, el fútbol americano se volvió una parte importante de mí. No deseo parar, y no voy a detenerme hasta ser uno de los mejores. Consigo lo que quiero si me lo propongo, y no es cuestión de suerte; es solo perseverancia.»


—¡Já! —Taehyung exclamó con indignación, colocando la pantalla de su celular a unas pulgadas de la cara de Jimin—. ¿Leíste esto? ¡Esto es una completa farsa! Consigo lo que quiero si me lo propongo —remedó con una voz más gruesa, y su amigo solo lo miró con una ceja arriba.

—Para mí luce bastante real. —Claro que lo había leído. Todo el mundo había leído la entrevista de Jeon Jungkook en la gaceta virtual de la universidad. No fue tan larga, pero las preguntas que Yoonji redactó —dado que las de Taehyung no fueron particularmente brillantes—, necesitaron respuestas profundas y sinceras. Eso era lo que pensaba Jimin. Pero para Taehyung, todas esas respuestas eran muy elaboradas y superficiales. Jeon Jungkook decía lo que la gente quería leer. Seguro que era muy experto en eso.

—No lo es —declaró el castaño bloqueando su celular—. ¿Y qué tanto haces ahí? —inquirió con fastidio, apuntando el cuaderno que el rubio sostenía en sus manos.

—Reviso mis apuntes para el examen —respondió Jimin con obviedad.

—¿Examen? —Taehyung abrió los ojos.

—¿Lo olvidaste? Examen de Técnicas de comunicación.

Se llevó la mano a la frente y luego cerró los ojos. Mierda. Mucha mierda.

—Dios, llévame ya.



Su día no empezó particularmente bien. Además de obtener un no tan afamado 2/5 en su examen, olvidó también que debía reunirse con el comité de la fiesta y eso le causó un severo dolor de cabeza. Ahora estaba molesto, rodeado de chicos que no sabían controlar el volumen de su voz, con su cerebro a punto de explotar y la persistente sensación de que ese no era su día.

—Necesito un bolígrafo —murmuró buscando entre los bolsillos de su maleta, en vano, y luego miró hacia Jimin o Seulgi—. Qué bien, ahora perdí el mío. ¿Tienen un bolígrafo? Necesito un tonto bolígrafo. ¿Por qué demonios nadie tiene un...?

—Ten —Un bolígrafo azul por poco le saca un ojo cuando se giró furiosamente hacia su derecha. Jungkook se lo extendía con una sonrisa alegre, pero al notar que el castaño no aceptaba el bolígrafo, dijo—: ¿Necesitas uno negro? Tengo uno negro, solo...

—Está bien. Gracias —farfulló tomándolo. Bueno, al menos, entre todos esos chicos, el mariscal no era un estorbo.

Tomó su amada libreta y revisó las cajas que habían traído del centro, tachando cada elemento si se encontraba. Vasos, platos desechables, un centenar de palillos, banderitas con la bandera de Corea de Sur, serpentina, mucho confeti y lo más importante: muestras de vestuario.

—Seulgi y yo podemos probarnos el hanbok —sugirió Jimin, pero Taehyung negó con una mueca.

—No quiero que te ofendas, Jiminie, pero eres bajito. Necesito alguien del promedio —declaró. Con una mirada crítica, escaneó a los chicos del equipo. Chanyeol era muy alto, Jackson muy bajo, Kai y Wonho muy... musculosos... Un momento. ¿Alguien más podía ver ese niño megadesarrollado levantando la mano con desesperación, o era solo él?

—Vamos, fue mi idea —canturreó Jungkook sin dejar de agitar su mano—. Yo puedo probarme el hanbok.

El traje para ellos era de un color negro con detalles dorados, algo con lo que Taehyung estaba en completo desacuerdo. En una fiesta con poca iluminación el color negro no es precisamente una buena opción, pero a los chicos no les pareció comprar el hanbok azul pastel. En cambio, el hanbok que ahora lucía Seulgi era tierno, con una falda de un color rosado bebé. Él quería desesperadamente besar su frente y contarle un cuento de buenas noches. En cambio Jungkook...

—Hey, hey, ¿qué estás haciendo, Jungkook?

El pelinegro lo miró incrédulo, su torso al descubierto mientras la camisa hacía su camino fuera.

—Me estoy desvistiendo.

—¿Por qué lo estás haciendo? —Taehyung iba a perder la cabeza—. ¡Vístete!

Una sonrisa ladina se deslizó en los labios del mariscal y Taehyung cruzó los brazos, librando una larga batalla de miradas con Jungkook. Sabía muy bien lo que estaba haciendo. Lo estaba provocando y Taehyung no iba a caer. No lo odiaba. De verdad que no. Ni siquiera si trataba a toda costa de ahuyentar a Seokjin. Pero él sabía muy bien lo que significaba andar con alguien que aún estaba dentro del clóset, gobernando Narnia, charlando todos los días con Aslan. Era un desastre. Y meterse con Jeon Jungkook sería un problema. Uno monumental.

Taehyung no quería protagonizar una de esas historias cliché. ¿Alguien podía imaginarse si hipotéticamente se enamoraba de Jeon Jungkook? Su corazón iba a sufrir. ¿Esconderse en el armario del conserje para darse unos cuantos besos? No, gracias. ¿Decir que solo eran amigos? No, gracias. ¿Aguantar el ver a Jungkook codeándose con chicas solo porque necesita "mantener su imagen"? Ni jodiendo.

—Esto no me gusta —opinó Jackson cuando ambos modelos estaban frente al tablero, llevando los diseños—. No encajan los colores. Seulgi se ve fuera de lugar.

—Necesitamos un hanbok negro para las mujeres también —declaró Yeon Woo con una mueca, y entonces todos estaban en una discusión: el bando de los que babeaban por Seulgi tierna, y los que querían una versión más sexy. Incluso Jimin estaba debatiendo contra esos cabeciduras y Taehyung realmente pensó que su cabeza iba a explotar en ese momento.

—Necesito ir por un vaso de agua —declaró para sí mismo, casi en un susurro, pero antes de poder moverse, Jungkook ya estaba ahí, cerrándole el paso.

—Tengo una botella en mi maleta. Espera, te la daré. —Y así, como un cachorro resbalándose por la cera del piso, el pelinegro corrió hasta su maleta y volvió con la botella de agua, abriéndola para él.

—Gracias —Taehyung miró el agua con sospecha, pero decidió que, de todas formas, era un buen día para morir, solo en caso de que estuviera envenenada o algo así.

Bebió sin dejar de mirar de reojo a Jungkook. Era incómodo. Como cuando sabes que le gustas al feito del salón. Solo que Jeon Jungkook no era feo en absoluto. Taehyung no podía apartar la mirada de él, o sus pensamientos. En los pasillos escuchaba su nombre, Soojin no dejaba de hablar de él, y si trataba de entablar una conversación medianamente decente con Seokjin, Jungkook aparecería con cualquier excusa para arruinar el momento. Era como si Jungkook estuviera en todos lados.

—Se queda negro —decidió Hoseok golpeando la mesa, llamando así su atención—. Alguien con tiempo libre puede contactar con la tienda y encargar trajes negros.

—Yo tengo mucho tiempo libre —se ofreció Jungkook con una sonrisa enorme—. Pero necesito que alguien me acompañe. Podría perderme. ¿Taehyung?

—Me parece una excelente idea. Así quedamos —concluyó Jimin aplaudiendo, mientras se reía del chiste interno.

—¿Y qué te hace creer que yo tengo mucho tiempo libre? —replicó Taehyung, pero todo el mundo lo ignoró y los sonidos de las sillas contra el suelo ahogaron sus quejas. De todas formas, nadie quisiera ir al centro a buscar unos trajecitos.

Unos segundos después el salón estaba desocupándose, y ya que era el encargado de regresar la llave al conserje, Taehyung tuvo que quedarse hasta el final. Solo faltaba Jungkook por regresar su traje a la caja, pero el chico se estaba tomando su tiempo en hacerlo, y aunque el castaño le miraba con impaciencia desde la puerta para apurarlo, el chico no parecía captar el mensaje.

—Es que se ha atascado el lazo —dijo el mariscal a modo de explicación, como un niño.

—Te esperaré en cafetería —avisó Jimin con un cabeceo hacia la salida, provocando que Taehyung bufara.

—¿No puedes ni siquiera desatar un simple nudo? —Sin embargo, se acercó al pelinegro y deshizo el lazo con sus dedos, deslizando la tela del hanbok sobre los hombros de Jungkook. Sus dedos rozaron los fuertes brazos del chico y se obligó a no detenerse allí, pero sus ojos lo traicionaron: Taehyung observó las marcadas clavículas del chico y sus pectorales, cubiertos —infortunadamente— por la camiseta negra que llevaba. Tal vez debió dejar que se la quitara. Pero entonces Seulgi y Yeon Woo iban a tener un episodio fangirl que él no podía permitir.

—¿Tae?

—¿Hhm? —Sus manos no se quedaron quietas y se deslizaron hacia los abdominales del chico, solo para asegurarse de que eran firmes y duros. Luego, frunciendo el ceño, se preguntó qué diablos estaba haciendo y la respuesta lo llevó a separarse con horror—: Yo solo... estaba calculando las medidas para el traje. Sí.

La sonrisa sardónica del mariscal lo golpeó muy fuerte, tanto que no tuvo tiempo de reaccionar cuando Jungkook tomó sus mejillas para besarlo fugazmente, mordiendo su labio inferior antes de separarse tan rápido que Taehyung no alcanzó a formular queja alguna.

—¡No hagas eso! —exclamó el castaño frustrado—. Dios, eres un tonto.

Jungkook lo empujó contra las cajas y presionó sus hombros, reacio a dejarlo ir.

—Vamos, Tae, no puedes huir de mí —declaró risueño—. Solo déjate llevar por mis encantos. Te dije que podía conquistarte, y no me voy a rendir pronto.

—Ugh. ¡Eso es precisamente lo que me molesta! —rezongó Taehyung, empujándole un poco para tener algo de espacio personal—. Consigo lo que quiero si me lo propongo —recitó la entrevista en una voz más aguda—. ¿Qué mierda crees que soy? ¿Un trofeo o algo así? ¿El jodido Monte Everest para que pongas una banderita y te sientas realizado contigo mismo?

—No es así —replicó Jungkook de inmediato, retrocediendo, como si eso le hubiese dolido.

—¿Y después qué? ¿Simplemente llegamos a un acuerdo y nadie habla sobre lo que pasó? Que te den —gruñó Taehyung fuera de sí; colocó las llaves en una de las mesas y agregó—: Cierra el salón cuando salgas.

Dio dos pasos —tal vez tres—, y luego estaba siendo arrastrado desde su cintura. Jungkook lo levantó y lo dejó en una de las mesas, presionando entre sus piernas para evitar que saltara lejos. Ahora lucía molesto, pero tan orgulloso como era, Taehyung no iba a bajar la barbilla.

—No es así —repitió Jungkook—. No sé qué teatro estés creando en tu dramática cabeza, pero yo no quiero tener sexo de una noche contigo. No es cómo funcionan las cosas para mí.

—¿Entonces cómo, genio?

—Si digo que voy a conquistarte, es porque nunca he querido nada con tanto ímpetu —dijo con firmeza—. Y siempre consigo lo que quiero por malditamente me esfuerzo por ello. Así es cómo funcionan las cosas para mí.

Taehyung dejó salir un sonido extraño, como mitad sollozo mitad alarido de perro agonizando. Cansado, simplemente apoyó su frente en el pecho del pelinegro, preguntándole a la diosa Athena si las tragedias de su día iban a acabar pronto. Era irónico. Taehyung amaba la atención, y ahora que la tenía, se estaba volviendo loco.

—No te ofendas, Jungkook —empezó—, pero los reprimidos no son mi tipo. No te obligo a salir, cada quien lo hace cuando sagradamente lo desee, pero cuando dejes de oler a guardado me avisas...

—Taehyung, no lo entiendes —musitó el mariscal con desesperación—. Soy un jugador de fútbol americano en ascenso. No conoces a los inversionistas y los patrocinadores de los equipos, a las directivas de los equipos. No son precisamente de una mente abierta y te aseguro que fanaticada norteamericana tampoco lo será. No todos los que miran el fútbol americano están en sus años de juventud como tú, fosforito.

—Yo no miro fútbol americano —aclaró Taehyung.

—Por eso nadie puede saberlo. —Temía por su carrera, y honestamente eso era algo que no iba a arriesgar por nada. Era una promesa a su hermano; lo único que le quedaba de él.

El castaño bajó la mirada y pareció pensarlo un largo rato. ¿Qué podía perder? Él tenía todas las de perder. ¿Y por qué aun así estaba asintiendo?

—¿Entonces te veo en mi casa el viernes? —susurró Jungkook con una sonrisa alegre.

—Está bien.





Hola~ básicamente, no tengo nada que decir. Siempre digo que debería comentarles esta cosa u la otra, pero al final lo olvido. Soo's thing ✔️

Sonrían 🤗❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro