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05


Canción en multimedia: Girls like girls - Hayley  Kiyoko🎵🎶



—¿Irás al partido esta tarde?

—No —respondió Taehyung con una mueca, y luego lo pensó mejor—. Quiero decir, ¿tú sí? Porque si tú vas entonces yo iré. ¡Adoro el fútbol americano!

—No puedo. Tengo que seleccionar las fotos y organizarlas en el portafolio para el proyecto —respondió Seokjin—. Además... no tiene gracia —Hizo un ademán, restándole importancia—. Cien tipos dándose empujones, mientras uno de ellos corre con un balón... No sé, no tiene sentido para mí.

—Sí —Taehyung carraspeó—, ew el fútbol americano.

—Pero acabas de decir que adoras...

—Hyung —lo interrumpió colocando un dedo sobre sus labios, silenciándolo—. Es una metáfora. Te colocas el arma asesina entre los dientes, pero no le concedes el poder de matarte.

—¿Pero qué tiene que ver John Green con...?

—Shhhhhhh. Aprecia el arte sin cuestionarlo, hyung. ¿Te veré en la fiesta entonces? —Taehyung sonrió, inocente, aunque el gesto desapareció cuando Seokjin volvió a negar, esta vez apartando su mano con gentileza. OhporDiosSeokjintomósumano.

—Tengo que adelantar varios trabajos. Será la próxima, ¿bien? —Casi le prometió, viendo la cara de cachorro mojado que ponía el menor. Incluso tuvo el impulso de revolverle el cabello, que ya estaba un poco largo y formaba traviesos rizos sobre sus orejas—. Tengo que regresar a clase. Nos vemos el lunes.

—Bueno —aceptó Taehyung de mala gana.

Una vez solo, el castaño volvió a mirar su mano, la misma que el mayor había tomado, y decidió que nunca jamás la lavaría. Al menos algo bueno esa mañana.

—¿Por qué estás abrazando tu mano como si fuera un bebé? —Una maleta cayó pesadamente a su lado y, detrás de esta, su amigo. El campus estaba movido ese día. Desde la silla de madera en la que estaba sentado, Taehyung podía ver a chicos y chicas corriendo para llegar a sus clases, algunos otros moviendo escenografías o esculturas y, por supuesto, podía ver algunos cerebritos o ratones de biblioteca sentados bajo los árboles. Que no eran ratones de biblioteca si estaban al aire libre, pero tal vez la biblioteca ya estaba llena.

Y él... bueno, él estaba abrazando su mano.

—Estoy practicando para cuando adopte un hijo con Seokjin —respondió en un tono de voz que E.T usaría—. ¡Tomó mi mano! Él en serio tomó mi mano, Jiminie. No estoy jodiendo y no es un simulacro. La tomó —enfatizó moviendo su extremidad frente al rubio. Ahora estaba valorada en millones; debía tener mucho cuidado.

—Lo que digas, si es que te hace dormir en las noches.

Taehyung hizo una mueca. ¿Por qué sus sentimientos no podían ser comprendidos?

—¿Te vas a casa ya? —preguntó de todos modos.

—Me quedaré al partido. ¿Tú no? —Jimin lo miró confundido—. Pensé que querrías ver al culo cóncavo del mariscal jugando. Es decir, andas por ahí hablando de sus muslos y sus brazos...

—Es una metáfora —lo interrumpió Taehyung de manera abrupta; nadie necesitaba saber lo mucho que pensaba en el mariscal del equipo, en especial ahora que su relación con Seokjin "avanzaba"—. Te colocas el arma asesina entre los dientes, pero no le concedes el poder de matarte.

—Sabes que hay mejores libros, ¿verdad?

—Bien, pero el señor tiene un punto. Dejo que ese idiota heterosexual arrogante me deslumbre con sus increíbles y apetitosos músculos, pero no le concedo el poder de seducirme.

—No creo que eso funcione de esa manera —replicó Jimin con un bufido y Taehyung solo rodó los ojos. ¿Por qué querría verlo jugar? No es como si le gustara. Es decir, sí, tenía músculos perfectamente marcados, pero su fetiche por los músculos no era una cosa nueva. Sí, tenía una sonrisa reluciente y estratégicamente adorable con la que de vez en cuando tenía pesadillas, pero hey, solo era una sonrisa. Y sí, sus estupideces podían ser graciosas algunas veces, pero no dejaba de ser un cavernícola. Uno asquerosamente atractivo con el que no dudaría ni un segundo en engañar a Seokjin pero... no le gustaba.

—Nos veremos en la fiesta —dijo restándole importancia con su mano no-bendecida—. Supongo que también lo veré allí.

—Nu-uh —Su amigo se acomodó mejor en la silla, enfrentándolo; era la posición perfecta para hablar sobre chismes—. Hoseok-ah dijo que Jeon no irá a la fiesta. Lo sé, qué loco, pero dijo algo como que Jeon iba en serio. O sea, como, muy en serio. Él no es solo un estudiante con una beca deportiva transferido y ya; Jeon Jungkook es un deportista de alto rendimiento que verá representantes americanos aquí en Seúl —aclaró sílaba por sílaba mientras Taehyung abría la boca con exageración—. En conclusión, tu hombre es un chico estrella que se acuesta temprano, duerme ocho horas, tiene una estricta dieta y no toma alcohol.

—Vaya... ahora me siento como un fracasado con mi diploma de último año y una medalla de asistencia perfecta.

—Ahora mismo el equipo debe estar entrenando para el partido en la tarde... Podemos ir —Su amigo, también conocido como el diablo, alzó las cejas de forma sugerente—, si quieres.

—Ew, no. Qué asco. Ellos estarán todos sudados, mojados, jadeantes y su camisa va a estar toda pegada por la humedad y... Oh, por Dios, vamos.




Como siempre, entrar en la amplia cancha le hizo recordar a un coliseo romano. Grandes guerreros con casco empujaban alguna especie de carrito con extrañas almohadillas mientras otros trataban de impedir que este se moviera; pruebas de velocidad en una esquina, pruebas de recepción en la otra. Todos trabajaban en sincronía, como los engranajes de un mismo reloj.

—De solo verlos ya me siento cansado —jadeó Taehyung con angustia; además, aquel brillante sol de mediodía no era bueno para su temperamento. Jimin le codeó y cabeceó en dirección a las bancas, en donde el entrenador Jisuk movía frenéticamente sus manos de un lado a otro de la cancha mientras le daba instrucciones a un concentrado Jungkook. Este asentía, de brazos cruzados, como si estuviera recibiendo las órdenes para ir a un campo de guerra o algo así.

—Mamá águila se aleja. Andando —Jimin lo empujó en dirección a las bancas, pero realmente no hubo necesidad de caminar más allá de tres pasos porque el mariscal ya estaba caminando hacia ellos, con su usual sonrisa rompe-ovarios que le provocaba a gastritis de vez en cuando. En serio, ese tipo tenía mucha confianza en sí mismo.

—¿Qué pasa? —Jungkook abrió casualmente su botella de agua, bebiendo un largo sorbo. Incluso la forma en la que su manzana de Adán subía y bajaba era sexy—. ¿No pudiste a esperar al partido para verme, fosforito?

—Te lo dije. Solo vería uno de tus tontos partidos si es para ver a Beyoncé cantar —aclaró Taehyung—. Y no soy un fosforito.

—Oh —El pelinegro parpadeó, como si realmente no se esperara esa respuesta—. Bueno, entonces has venido a verme antes, muy dulce de tu parte.

—Absolutamente no —replicó el castaño con voz aguda—. Yo solo... Jimin, él... ¿Jimin? —Giró, pero no encontró a nadie allí. Genial. Fantástico. Su amigo realmente lo había dejado a merced de ese idiota y Taehyung era demasiado débil como para mantener sus ojos quietos y no mirar a otro lado que no fueran los ojos del mariscal. Porque con el marisco que debía tener allá abajo...

Voto de castidad. Voto de castidad.

—Una lástima —musitó Jungkook después de dar otro sorbo a su botella—. De lo que te pierdes, entonces.

Como si se tratara de una provocación, el pelinegro estiró sus brazos, haciendo que todos sus músculos se tensaran; Taehyung se sintió como un gato mirando el puntito rojo del láser. Demonios, tal vez él podía quedarse a ver el partido, solo unos minutos... No. No lo haría.

—Supongo que solo te interesa la fiesta en la noche —dijo Jungkook, recordando todo lo que sus compañeros de equipo hablaban en los vestidores. Como si realmente fuera tan interesante. No le parecía una buena idea en absoluto.

—¿Por qué? ¿Ahora eres tú el que quiere verme? —Taehyung sonrió y se sintió contrariado al instante. Él estaba... ¿coqueteando con el mariscal? Lo estaba. Creía. Cualquier tipo huiría de él sin pensarlo, pero Jungkook solo sonrió y negó.

—Ya quisieras. Pero si estarás allí, tal vez tu cara de hígado estreñido me alegre la noche, así que puedo lidiar con eso.

—¿Alegrar la noche? ¿Luzco como un payaso para ti?

—Eh... sí —contestó él—. De hecho, si no te molesta, fosforito, esto es divertido pero necesito volver al entrenamiento. —Sin embargo, no lucía muy convencido. Su disimulada mueca hizo que la vena periodista en Taehyung palpitara con ansiedad.

—¿Problemas con el entrenamiento? —inquirió.

—No realmente... El entrenador piensa que las jugadas que armo son muy riesgosas. Dice que debería quedarme junto al halfback en lugar de lanzar la pelota al wide receiver en la primera oportu...

—¿Podrías hablar en un idioma que entienda?

Jungkook hizo una mueca.

—Dice que se la pase a Wonho en lugar de Jackson.

—Oh. Bueno, honestamente, yo le pasaría la pelota a Wonho. ¿Has visto sus brazos? Él podría cargar con los sentimientos no correspondidos de todas sus fanáticas —Taehyung exhaló y giró las palmas de sus manos para mirar sus propios brazos, considerando que tal vez debería comenzar a hacer ejercicio.

Entonces, la mano de Jungkook envolvió la suya y tiró de él con tanta brusquedad que Taehyung prácticamente aterrizó en sus brazos con un pequeño chillido. El sonido de un balón rompiendo contra le reja que separaba la cancha de las gradas reventó detrás de él y luego alguien gritó:

—¡Perdón!

El balón ovalado rodó hasta sus pies y Jungkook lo tomó, lanzándolo de vuelta con una envidiable precisión.

—Y eso es lo que pasa cuando un recibidor quiere patear —resopló colocando las manos en sus caderas. No tenían un buen kicker. Pequeño problema que el entrenador quería ignorar a toda costa. Luego, se giró para observar a Taehyung. El idiota de Jackson realmente pudo haberlo golpeado, si no fuera por sus excelentes reflejos. —¿Estás bien? —preguntó al ver al castaño mirado hacia su mano con angustia. Dios mío, ¿lo había lastimado?

—¡Tocaste mi mano! —estalló Taehyung con molestia y Jungkook solo pudo dar un paso hacia atrás, aturdido.

—El balón iba a...

—¡Seokjin había tocado esta mano! —Para enfatizar su punto, el castaño meneó su mano frenéticamente frente a él, más molesto todavía—. ¡Dije que no iba a lavarla! E-Estaba valorada en millones...

—Tienes que estar jodiéndome —Jungkook alzó una ceja y luego abrió su botella de agua. Paso seguido, tomó la muñeca de Taehyung con fuerza y vació el preciado líquido sobre su mano valorada en millones—. Pues ya no más. Aprende a vivir con eso.

—¿Por qué eres tan cruel? —alargó el chico con un marcado puchero. Él incluso se dejó caer de rodillas frente al mariscal, sollozando un poco—. M-Mi mano...

—Vaya, fosforito. Si fuera tú me levantaría. Esta es una posición bastante comprometedora —se burló el pelinegro.

Taehyung levantó la mirada. Se sonrojó. Él realmente estaba de rodillas frente al mariscal de campo, su cara de frente a cosas que se había obligado a no mirar todo ese tiempo.

—Qué importa —refunfuñó—. Mi vida ya no tiene sentido ahora. Solo, mátame.

—Esto es más grave de lo que pensé —Jungkook chasqueó la lengua, negando—. Si ya has terminado con tu crisis existencial, en serio necesito regresar a entrenar.

—Vete... y déjame... solo... solín... solito.

—No tienes que pedirlo dos veces —Jungkook le dio dos palmaditas en el hombro—. Lo superarás, fosforito. Te veo en la fiesta esta noche.



[♥]



No es como si Jungkook nunca hubiera ido a una fiesta. Él sabía qué podría encontrar. Música, ruido, fotos comprometedoras... Drogas. Sexo. Para cualquiera, luciría como una buena manera de celebrar su primera victoria, pero Jungkook no estaba allí para divertirse. No precisamente.

La casa de Taemin estaba repleta. Estudiaba en Seúl, pero era amigo de Choi Minho así que fue en lugar perfecto para la reunión. Jungkook tomó de su vaso de agua con gas mientras miraba a todos los presentes. Sí, agua con gas. No podía tomar alcohol y no tomaría refresco o esas bebidas azucaradas que a la larga se convertirían en grasa y taparían sus arterias; no era un lujo que pudiera darse.

La cuestión era que todos lucían... bien. Divirtiéndose. Jugadores de Incheon y sus compañeros de equipo disfrutaban del ambiente, bailaban y hasta reían, codeándose unos a otros. Jungkook se sintió extraño. No le gustaría ser del equipo perdedor. Era la clase de frustración con la que no podía lidiar y perder tampoco era algo que pudiera permitirse. Y sin embargo, todos allí lucían tranquilos, como si el partido de hacía unas horas no se hubiese llevado a cabo.

En un momento, el árbitro del partido detuvo el compromiso porque parecía que Jung Hoseok iba a empezar una verdadera pelea con Choi Minho. Ahora ellos dos chocaban sus cervezas mientras dejaban que el mundo escuchase sus escandalosas y pegajosas risas. Se sintió un poco molesto. Ellos... Ellos no se tomaban eso en serio, no tanto como él lo hacía.

—¡Hola, cavernícola! —Su vaso de agua fue repentinamente arrebatado de sus manos y luego Taehyung estaba bebiéndolo como si nada, para luego terminar escupiéndolo en el suelo—. ¡Puaj, agua con gas! ¡Qué aburrido eres!

—Puedo escucharte sin que me grites, Taehyung —Jungkook recibió el vaso, ahora vacío, y lo tiró al suelo con una mueca. Sí, la música estaba demasiado alta, pero él estaba en un lugar decentemente alejado de los parlantes, porque pensó que su cabeza podría estallar en algún momento.

—¡¿Eh?! ¡Habla más fuerte!

—¡Digo que...! Olvídalo —suspiró con fastidio. Taehyung no solo tenía una obvia sordera temporal, sino que además lucía un poco... borracho. Sus mejillas estaban rojas y sus ojos vidriosos, además de sonreír como un tonto y mecerse sin ritmo alguno de un lado a otro. No era la manera en la que quería encontrárselo esa noche.

—Viejo, estás espantando a todas las chicas que desean acercarse con tu cara de culo estreñido —Taehyung le golpeó el hombro; o al menos eso intentó, ya que terminó golpeado la pared detrás de él—. Ouch. Todas están muy "oh, él es tan increíble jugando", "oh, él es tan rápido". Harás que Jackson se moleste —declaró, y luego hizo una pausa—. ¿De verdad eres tan bueno jugando?

—Mhm. Soy mucho mejor para otras cosas.

—Oh, ¿en serio? Qué demonios —Taehyung frunció el ceño, arrastrando un poco las palabras—, pensé que eras algo así como un deportista de alto rendimiento, pero si no eres tan bueno dime por qué estás jugando fútbol, duh...

Jungkook lo miró como si estuviera jodiendo.

—Tú no puedes ser realmente tan lento, ¿o sí? —preguntó riéndose. Taehyung tropezó un poco con su propia existencia y tuvo que sostenerse de Jungkook, o tal vez lo hizo a propósito porque los bíceps del pelinegro realmente dolieron cuando el chico los arañó—. Cuidado, maldita sea.

—Sí, uhm, gracias. Ahora, si me permites, señor aburrido, iré a conseguir más alcohol. —Volvió a golpear su hombro, aunque no había necesidad, y se alejó de él pasando su brazo alrededor del hombro de alguna chica que encontró en el camino. Jungkook solo pudo quedarse mirándolo con una sonrisa estúpida.

—Es inútil —Escuchó a sus espaldas y eso hizo que su sonrisa fuera reemplazada por un gesto de confusión. Jimin bebía de una botella de cerveza y en la otra llevaba varios paquetes de nachos, seguro para los bowls en la sala—. Amigo, tienes que ser claro con él. Es como un niño pequeño que no entiende el doble sentido. Lo juro.

—¿A qué te refieres? —preguntó un poco tenso.

—Tú sabes a lo que me refiero —El rubio se alzó de hombros, pero no dijo más, y todo lo que pudo hacer Jungkook fue tragar con fuerza y... huir.



Denle mucho love a la historia y sonrían ❤️

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