04
Canción en multimedia: You're Special - NF 🎵🎶
El dolor en su pecho era asfixiante, a tal punto que cada respiración era como una llamarada. Lidiar con esa sensación era costumbre para él.
Su corazón latía con fiereza y retumbaba contra sus oídos, su cabeza daba vueltas y sus piernas cosquilleaban. Todo su cuerpo parecía pedir un descanso a gritos, pero Jungkook había aprendido que ningún dolor físico era peor que las heridas en el alma, los huecos en el espíritu.
—Mal —El entrenador Jisuk quitó sus dedos del cuello del chico; su pulso estaba disparado e imposible de contabilizar—. Jeon, te lo advierto una vez más: si sobrepasas tu frecuencia cardíaca máxima de esta manera, tu próximo paso será el hospital.
Jungkook respiró profundo mientras sacudía la cabeza. El entrenador se alejó con una mueca de decepción en el rostro. El hombre no entendía. Sobreesforzarse era el único camino que conocía para encontrar alivio, llevar su cuerpo al límite, hasta sentir los brazos de la inconsciencia, era lo único que podía hacerle el olvidar. Los chicos normales bebían hasta perderse a sí mismos, tal vez incluso se drogaban; él podía hacerlo lentamente, frente a todos, y nunca nadie podría notarlo.
—Tómalo con calma, Jungkookie —Hoseok le dio una palmada en la espalda y le acercó una botella con agua, de la que el pelinegro bebió como si fuera el mismísimo aire—. Es solo un partido amistoso, ¿está bien? No necesitas entrenar con tanto ahínco.
—Quiero dar una buena impresión. Es mi debut —bromeó Jungkook; su pecho aún subía y bajaba, así como las gotas de sudor se deslizaban por su frente y cuello. Hoseok le tendió una toalla para eso.
—No somos nosotros a quienes debes impresionar —intervino Jackson dándole un tirón amistoso a su cabello—. Guarda tus fuerzas para los representantes y cazatalentos. Las chicas puedes dejármelas a mí —lo codeó y Jungkook solo pudo reírse en voz baja. Dos semanas era lo que había pasado con esos chicos y ya lo trataban como si fuera uno más de la familia. Lo hacían sentir cálido y... querido.
—Muy bien, señoritas —gritó el entrenador Jisuk haciendo sonar su silbato—. Si ya han terminado con la hora del té pueden recoger todo el material de entrenamiento. ¡Rápido!
Jungkook tomó el saco de los balones y se lo echó al hombro. La cancha estaba llena de estos y alguien tenía que recogerlos. Era un trabajo tedioso que nadie gustaba de hacer; dado que era el nuevo, no tenía otra opción. El capitán del equipo optó por recoger los conos.
—¿Hoy tendremos reunión para el asunto de la fiesta? —le preguntó a Hoseok unos minutos después, como quien no quiere la cosa.
—No —contestó el pelirrojo con un bufido—. Nuestro Taehyungie prefirió ir con Seokjin hyung. Oh, ese chiquillo realmente rechazó nuestra buena voluntad por unos hombros anchos y una cara bonita —terminó con una voz aguda.
—Oh —Fue lo único que dijo Jungkook, esperando no sonar tan desilusionado como se sintió.
—Sí. Oh —repitió Hoseok desquitando su indignación con los conos que apilaba—. Y es una mierda porque Namjoon le cedió el apartamento a Seokjin para que hiciera su tonta sesión de fotos. ¡No podremos ver a los Falcons en paz! —farfulló como un niño pequeño—. ¿Qué es mi apartamento, un hotel rentable?
Entonces, Taehyung estaría con ellos, de todas formas. Jungkook se agachó para recoger uno de los balones. Bueno, pues no era tan mala idea.
—Y este chico, uhm, Seokjin... —carraspeó con aparente desinterés.
—Mira, yo no entiendo —lo interrumpió Hoseok. Jungkook había notado que era bastante hablador—. Taehyungie tiene una obsesión con él desde que tengo memoria. Es como si no tuviera ojos para nadie más. Es tan tonto —alargó—. Taehyung ni siquiera puede notar cuando alguien más le coquetea. Todo es sobre ese chico. Seokjin podría asfixiarlo y él estaría agradecido.
Sí. Jungkook también había notado que el castaño era un poco fetichista. Lencería, disfraces, orejas de gato... o algo así le había escuchado mencionar. No precisamente en ese orden.
—¿Por qué preguntas?
—Por nada —Con una pequeña sonrisa misteriosa, el pelinegro volvió a acomodar el saco de los balones y se alzó de hombros—. Curiosidad.
Cuando la cancha estuvo como nueva otra vez, los miembros del equipo se apresuraron a los vestidores para darse una merecida ducha. Con su usual bullicio y ruidosas conversaciones en las que Jungkook decidió no ser partícipe, los chicos comenzaron a sacarse prenda tras prenda; hombreras, cascos y las distintas almohadillas del uniforme terminaron creando una amorfa pila en las bancas. Jungkook prefería tener todo organizado en el casillero —ya que para eso estaba—.
—¿De quién son estas pantaletas? —bromeó Hoseok hondeando un par de calzoncillos azules.
—Esa monstruosidad debe ser de Wonho —declaró Jackson arrebatándoselos al capitán con una sonrisa lobuna—. Su paquete necesita mucho espacio, ¿eh?
—Oh, entonces los tuyos deben ser XS —terció Chanyeol seguido de varios chiflidos; se los quitó al pasmado chico de las manos y los lanzó en resortera hasta Wonho, quien solo pudo torcer el gesto con asco.
—Viejo, estos son de Kai —se quejó el pelinegro—. Solo déjenlos en su maleta.
Por razones así y otras más, Jungkook prefería el casillero.
Después de deshacerse de su equipamiento, tomó su toalla y jabón e ingresó a una de las duchas vacías. Incluso allí podía escuchar risotadas y no pudo evitar sonreír con cierta tristeza. Era buenos chicos, pero... una parte de él se negaba a confiar en ellos. Todavía existía una espinita de miedo que no se iría pronto.
Sus músculos recibieron en agua fría crispándose de manera placentera. Jungkook cerró los ojos, dejándose llevar por el sonido del chorro corriendo y el repiqueteo de las gotas contra el suelo. Había un momento en el que el frío desaparecía y solo quedaba la sensación de estar quemándose. Era extraño, pero le gustaba.
Sus dedos casi entumecidos y rojos tomaron el jabón para frotarlo sobre su piel, borrando todo rastro de suciedad y sudor. Nadie podría entenderlo nunca. Sus manos cosquilleaban, pero no podían tocar nada; eso lo hacía sentirse expropiado de su cuerpo, como si no fuera suyo. Así, vivir y lidiar consigo mismo era más fácil.
—¡Hola, cavernícolas!
Jungkook abrió los ojos, de regreso a la realidad. Las conversaciones fuera de la ducha, así como su catarsis, también cesaron abruptamente y el mariscal tuvo que cerrar la llave para poder escuchar. La cantarina voz de Taehyung lo hizo sonreír. Se le escuchaba feliz, aunque seguro se debía a su encuentro con Seokjin, tal y como Hoseok le había comentado antes.
—¿Dónde está el líder de la tribu? —preguntó el castaño a todos los presentes; sudorosos chicos semidesnudos con apetitosos músculos que prácticamente fueron ignorados porque, escuchen bien, ¡él estaría con Seokjin! Tenía que comenzar su voto de castidad—. Más conocido como Jung Hoseok.
Jungkook tomó la toalla y rodeó su cintura. Seguro que Hoseok debía estar tomando una ducha, al igual que él, pero esa no fue la respuesta.
—Cariño, el vestuario de mujeres está en la otra dirección.
El mariscal se congeló. Su mano estaba en la manija de la puerta, pero, en lugar de abrir, él solo se detuvo a escuchar.
—¿Qué has dicho, Won Sik? —Taehyung giró su cabeza como la del exorcista—. La última vez que miré, tenía un pene entre las piernas.
El alto guardia ofensivo se levantó de su lugar con una expresión arrogante y aunque varios le sisearon que cerrara la boca, no se contuvo para decir:
—Amigo, si te gustan los penes creo que el tuyo está de sobra.
Taehyung cerró los ojos. Está bien, él siempre encontraba idiotas así; no era el primero y estaba seguro de que tampoco sería el último. Tomó una honda respiración. Lo mejor en esos casos era guardar la calma; atender a sus provocaciones era como darle la llave para que siguieran jodiéndote. Exhaló. Lo mejor era no responder...
—¡Retráctate, hijo de puta!
Sí, menos mal Taehyung nunca seguía sus propios consejos. Tres segundos después, él tenía algún calzoncillo azul que tomó de las bancas, empujándolo dentro de la boca del jugador que había sido tacleado magistralmente por el castaño. ¿Cómo había logrado el pequeño cuerpecito de Taehyung tirar al enorme guardia? Bueno, pues como hombre sabía lo doloroso que era una patada en los huevos.
—¡Tae, Tae!
Varios brazos estaban sobre él a la vez y entre forcejeos e imprudentes groserías lograron apartarlos. Aunque su torso estaba inmovilizado, Taehyung trató de llegar a su nuevo archienemigo con los pies, pero fue en vano: él estaba firmemente contenido por otros dos cavernícolas, Hoseok y Chanyeol.
—Ravi, sabes lo que pienso sobre tu mierda homofóbica —siseó el capitán con molestia—. Puedo hacer que te suspendan de la Selección por esto.
—¿Suspender? —Taehyung jadeó indignado—. ¡Suéltame y déjame suspenderle la cara!
—No pueden suspenderme por expresar mi honesta opinión —rebatió Won Sik—. Y mucho menos con el partido contra Incheon a la vuelta de la esquina. Idiotas —masculló con molestia y abandonó el vestuario con paso firme y molesto. Taehyung quiso ir tras él, pero Hoseok lo retuvo de nuevo y no le quedó de otra más que inspirar y calmarse o tal vez también terminaría suspendido.
—Calma, Taehyungie.
—No me pidas que... suéltame —gruñó el castaño zarandeándose lejos de ellos dos. El bajón de adrenalina llegó y se sintió mareado, bajo la mirada cuidadosa de al menos treinta o más chicos. La molestia creció dentro de él y sus mejillas se sonrojaron; de repente, quiso huir del lugar y buscar a Jimin para desahogarse como el niño llorón que era.
Jungkook también estaba allí, simplemente de pie junto a una de las duchas, su nívea piel enmarcada por gotas de agua y su cabello desordenado en una mata húmeda peinada hacia atrás. El pelinegro rehuyó a su mirada. Qué mierda todo.
—Como sea. Lo que venía a decirte ya no tiene importancia.
[♥]
El flash iluminó la habitación por última vez y Taehyung esperó ansioso a la respuesta de Seokjin. Este, atento, miraba con el ceño fruncido hacia su cámara, revisando la fotografía recién capturada. Solo cuando sonrió con aprobación, Taehyung pudo respirar aliviado.
—Muy bien —elogió el mayor dejando que la cámara colgara de la cuerda en su cuello—. Eres genial. Tan lindo. Quiero decir —balbuceó—, tierno. Eres como imaginé a mi protagonista. Gracias por haber aceptado, Taehyung-ah.
Oh.
Por.
Dios.
¡Kim Seokjin dijo que era lindo!
Eso era claramente una propuesta de matrimonio, ¿no? Lo era, ¿verdad? Tenía que serlo.
—¿De qué tamaño debería comprar las argollas? —preguntó obnubilado por su propia absurda fantasía. En su pequeña cabeza, ya habían pagado la primera cuota del apartamento en el que vivirían.
—¿Ar...gollas? —Seokjin parpadeó varias veces, confundido—. Uhm, iré a buscar a Namjoon. Traeré toallitas para que puedas desmaquillarte.
Ese nombre hizo que Taehyung cayera de vuelta a la realidad en picada. Él estaba en una cama que no era la de Seokjin, en el cuarto que no era el de Seokjin con sábanas que no eran de Seokjin. Y, ciertamente, no se iban a casar. Él estaba en el apartamento del cavernícola mayor, mejor conocido como Jung Hoseok.
Como si hubiera sido invocado, los gritos espartanos desde la sala no se hicieron esperar. Sí, ellos estaban viendo algún partido. Taehyung pateó el colchón en una pequeña rabieta antes de levantarse de mala gana. ¿Por qué el amor de su vida no podía prestarle la debida atención?
—¿Cómo va tu misión conquistar-al-chico-hetero, fosforito?
Taehyung puso mala cara. Su misión iba derechito al fracaso, pero ese idiota buenorro de muslos espectaculares y brazos de ensueño no tenía que recordárselo.
—Yo no lo entiendo —farfulló con un mohín hacia Jungkook, quien ahora se recostaba contra el marco de la puerta mientras cruzaba sus brazos—. Realmente, ¿hay algo malo en mí? Soy atractivo, soy una cosita tierna, soy paciente con la gente idiota, soy honesto, soy modesto, reciclo y me rio de sus chistes. ¿No soy como el novio perfecto o algo así? Él... ¡él ni siquiera me llevó a su casa!
Vaya decepción.
De hecho, estaba más que decepcionado. Aquello era una completa y absoluta desgracia. Una desgracia elevada a la décima potencia. Taehyung no era el mejor en matemáticas pero, en conclusión, eso era mucho.
—¿Alguna razón? —preguntó Jungkook alzando una ceja. Pese a su hablar relajado, su postura era recelosa, como si estuviera tanteando el terreno.
—Él dijo que necesitaba paredes blancas para sus fotos y su casa tiene paredes azules —respondió Taehyung entre dientes. Quería hacer un berrinche.
El mariscal se adentró en la habitación ajena y se detuvo al ver a Taehyung tan cerca. Sus ojos estaban rojos y sus párpados lucían hinchados. La cara de Jungkook pasó por la sorpresa hasta la confusión y luego devuelta a la sorpresa, terminando con una marcada mueca de tristeza.
—¿Estuviste llorando por lo que pasó en... los vestuarios?
—¿Qué? Oh, no, es solo el maquillaje que Seokjin hyung hizo. Se ve genial, ¿no? —Taehyung sonrió en grande, aunque luego su sonrisa se apagó—. Lo de los vestuarios... No tiene importancia. Es decir, me encuentro con gente así seguido. Honestamente, no me importa —Se alzó de hombros—. No porque me guste que me den por el culo soy menos hombre; de hecho, odio el rosado, nunca me he hecho manicure y no, no tengo una noche de chicas con Jimin todos los viernes... Soy gay y me gustan los hombres, pero no tengo un complejo... de mujer o algo así. Viejo, amo mi pene. De todas formas —retomó una segunda sonrisa, una más brillante y grande—, ¿cómo se ve el maquillaje?
Jungkook se sentó junto a él en la cama. Sus ojos repararon al castaño por largos segundos, cada minucioso detalle siendo barrido y escaneado con una mirada que hizo a Taehyung estremecerse. Oh, mierda, en serio, ¿podía ese chico solo, no sé, tirarlo a la cama y hacer con él lo que quisiera?
—Horrible —respondió el mariscal—. De hecho, luces como alguien al que su crush no quiere llevar a casa para que no se ilusione. Amigo, date cuenta —Y se alzó de hombros, como si acabara de decirle que el agua moja y no algo tan... doloroso. Taehyung arrugó el gesto, sintiendo algo parecido a una patada en el estómago.
—Jeon Jungkook, cada día te odio más —declaró. Prepararía preguntas muy vergonzosas para la entrevista.
—¿En serio? Qué curioso. Yo pienso que eres... —Pero él nunca terminó la frase. Jungkook solo sacudió la cabeza con una pequeña carcajada y se levantó de la cama, dejando a Taehyung muy confundido.
—¿Soy qué? —preguntó ansioso. Oh, él tendría pesadillas tratando de completar la frase por sí mismo. Jeon Jungkook no podía hacerle eso.
—Nada importante —El mariscal le dio una brillante sonrisa que solo lo hizo sentirse atacado—. ¿Nos veremos el sábado para la entrevista?
—Eh, sí, pero... ¡No te vayas! ¡Jungkook! —chilló levantándose tras el pelinegro—. ¡Dime qué soy!
Especial.
Uhm, hola~ estaba pensando en hacer una lista con los chicos del equipo que están en el asunto de la fiesta así que espérenla, juju. Ravi es de VIXX, pero sin odiarlo ahr, es un bebé y en el vídeo de BLOSSOM es como, dlkvnkjfd lol
Me divierto leyendo sus teorías mis niñas, no se los voy a negar~ Sonrían 🤗❤️
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