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03


Canción de multimedia: Señorita - (G)-IDLE 🎵🎶 



Taehyung miró la hora por quinta vez. La paciencia no era uno de sus grandes atributos y Hoseok iba a pagárselas por hacerlo esperar media hora.

El salón del comité era el escenario de una película del viejo oeste; él incluso podía ver esas enormes esponjas rodando por el lugar. O como se llamaran. ¿Qué importaba en esos momentos? Nadie sabía quién era el inventor del lápiz y esa pequeña cosa de madera era más importante.

Su pie repiqueteaba, pero, para su entera desgracia, no era solo de impaciencia. Él estaba... incómodo. ¿Por qué? Bueno, no estaba solo en el salón. Jungkook también estaba con él.

El tranquilo pelinegro solo estaba allí, existiendo, aunque una sutil sonrisa tiraba de sus labios mientras su barbilla reposaba sobre su mano. Taehyung descubrió que no podía lidiar con esa sonrisa. Sencillamente, lo hacía sentirse alerta. Era algo con lo que no podía competir y eso lo sacaba de sus casillas.

Taehyung apartó la mirada rápidamente.

El chico seguía mirándole.

Podría ser algo normal, si no fuera por la sonrisa incipiente en los labios del pelinegro. Aquella sonrisa... Tan tierna, tan infantil... Tan malvada. Era desconcertante.

—Solo para asegurarme —Taehyung hizo una pausa—, ¿no tienes antecedentes legales? Algo así como, ¿orden de alejamiento por acoso?

—Oh, ¿piensas que te estoy acosando? —Jungkook alzó las cejas divertido, y él cruzó los brazos.

—No veo otra razón por la que tengas que mirarme. ¿Acaso tengo un moco?

—Diablos, sí. Gracias, llevo un tiempo pensando en cómo decírtelo.

Taehyung jadeó asustado mientras cubría su nariz y el mariscal largó una corta carcajada. Al ver que solo bromeaba, el castaño amablemente le mostró su dedo del medio, pero solo por si acaso, revisó su nariz en el reflejo de su celular. No, ningún hombre de las cavernas a la vista.

—No sabía que tenías sentido del humor —dijo de forma sarcástica. Una semana. Eso era lo que había pasado en presencia de Jeon Jungkook y lo único que había conseguido eran los síntomas de una gastritis por estrés. O tal vez eso era por sus incompetentes compañeros de comité, aún no podía decidirlo.

—Soy toda una cajita de sorpresas, fosforito.

Sí, pero de esas de la Deep Web.

—Ya que estás tan hablador —Taehyung descruzó los brazos, sonriendo con picardía—, ¿qué te parece si te hacemos una entrevista? Ya sabes, para la gaceta virtual.

—¿Por qué debería? —cuestionó Jungkook enderezándose un poco. Como... a la defensiva.

El castaño dobló las mangas de su chaqueta e inspiró con fuerza. Aquel era su momento, para lo que Yoonji lo había entrenado desde primer año. Con confianza, se sentó en la mesa de pupitre donde Jungkook estaba sentado y cruzó sus piernas mientras carraspeaba con fiereza y trataba de imitar la fabulosa cara profesional de su maestra Yoonji. Esperaba no decepcionarla.

—Verás, Jungkook, estoy al tanto de tu excelente desempeño como deportista y para nosotros sería un gran honor tenerte como entrada principal en la gaceta —empezó dogmáticamente—. Queremos exhibir tus logros, sobresaltar tus atributos y enseñarles a nuestros estudiantes que la disciplina es la llave al éxito. Estaríamos encantados de poder hacerte una entrevista, si nos dejas.

—Atributos —Jungkook repitió mientras lamía sus labios—. ¿Qué atributos?

Bueno, mierda. Él no había practicado esa parte del monólogo.

—P-Pues... eres disciplinado —señaló Taehyung—. Y... colaborativo. Y por supuesto, como mariscal, tienes un marcado sentido de la amistad y el compañerismo, además de poseer buenos dotes de liderazgo, sin dejar de lado la amabilidad y...

—Tú no crees todo eso de mí —bufó el mariscal cruzándose de brazos. Taehyung lo miró, parpadeando un par de veces. Joder, estudiaba actuación, lo mínimo que podía hacer en una situación así era improvisar.

—Mira, la verdad es que pienso que tienes buenos brazos y unos muslos de ensueño pero, por lo demás, considero que estás un poquito hueco —Hizo una pausa—. Sin ofender.

Jungkook recorrió su labio inferior con la lengua y sonrió.

—Tú crees eso de mí, y yo he escuchado un par de cosas sobre la gaceta. Aparecer allí, al parecer, no siempre significan buenas noticias.

—¡Claro que sí! —Taehyung arrugó su nariz indignado—. Estarás en la parte limpia, esa que solo puede ver el decano ya que no sabe ni siquiera cómo manejar un computador. La otra parte es más divertida, la de los chismes.

—Luce como un pierde y pierde para mí.

—No lo será —aseguró el castaño—. Mira, todos están hablando de ti. Eres una celebridad. Muchas personas leerán el artículo y verás cómo en menos de nada tendrás un club de fans. Hey, Soojin quería una entrevista contigo y quién soy yo para decirle que no. ¿Has visto a Soojin? Nadie le dice que no. Será una gran sucesora de Yoonji noona cuando sea grande.

Jungkook miró hacia la ventana del salón con una ligera expresión molesta en sus facciones que desapareció en un parpadeo y luego estaba allí otra vez esa extraña sonrisa de conejo.

—Está bien —respondió, para sorpresa de Taehyung.

—¡Muy bien! Entonces, le avisaré a Soojin. ¿Te importaría darme tu número? Ella se pondrá en contacto contigo.

Diligentemente y casi sin poder contener su emoción, Taehyung tecleó los dígitos que Jungkook le dictaba. Pensó que sería más difícil, pero al parecer ese sería su día de la suerte.

—Está bien, se lo enviaré a Soojin...

—No —dijo Jungkook entonces y el coro de ángeles en el cielo desapareció para Taehyung.

—¿Cómo que no? Acabas de decir que...

—No quiero que Soojin me entreviste. Quiero que lo hagas tú.

El castaño soltó un quejido de absoluto fastidio. ¡Él siempre arruinaba las entrevistas! Al final terminaba hablando de cosas que Yoonji catalogaba como insulsas e inútiles. Realmente, ¿era inútil conocer el shampoo de Park Chaeyoung? Ella tenía un cabello envidiable.

—Bueno, ugh, como sea —accedió con un puchero—. ¿Está bien en mi casa, Su Majestad? ¿O tal vez preferiría un lugar más lujoso? ¿Alquilo una suite presidencial para usted?

—Hay cosas más divertidas para hacer en una suite presidencial que no incluyen una entrevista.

Taehyung jadeó. Tenía razón; él adoraría saltar en la cama de agua hasta reventarla.

Su sueño frustrado. El mariscal era todo un visionario.

—¿Cuánto tiempo le toma a once cavernícolas traer quince cajas? —preguntó con un mohín. Con una tosca palmada en el hombro, animó al pelinegro a levantarse para ir a verificar que todo en el parqueadero estuviera en orden y que la mercancía que habían encargado estuviera en una pieza.

El tema de la fiesta, gracias a Jungkook, sería "Corea".

O por lo menos, la del sur.

Por votación unánime decidieron que era una buena idea. Yoonji había tomado la primicia, como prometió, y el artículo principal en la gaceta de la universidad era sobre la fiesta de graduación de los de último año. Justo debajo, se encontraba la visita de otra universidad.

Sí, en el bajo mundo de la Facultad se hablaba de la visita de la Universidad de Incheon para un partido amistoso de fútbol americano. No era lo suficientemente bueno como para ser un chisme, pero todos estaban emocionados.

Taehyung en especial podría brincar sobre sus pestañas si pudiera. La Universidad de Incheon era la única que podía competir seriamente contra el equipo capitalino y hacerlos comer tierra. Si su director no estuviera en alguna mierda corrupta, aquellos chicos de Incheon tendrían una pequeña oportunidad de triunfar.

Ahora, pregúntenle si eso le importaba. La visita de Incheon significaba muchas cosas: Choi Minho vs Jung Hoseok, fiesta después del partido (ganara quien ganara) y jugoso intercambio de sustancial información en los pasillos: chismes. Ah, y un plus: tipos a los que echarle el ojo.

Eso sonaba con cóctel de felicidad para Taehyung.

Codo a codo junto a Jungkook, caminaron por los pasillos de la facultad para poder reunirse con Hoseok en el parqueadero. Al menos, ese era el plan inicial hasta que Taehyung vio a Seokjin caminando hacia ellos y todos sus pensamientos anteriores se borraron. ¿Quién necesitaba chismes y tipos buenos cuando existía Seokjin?

—Rápido, Jungkook —siseó—. ¿Estoy bien? ¿Mis labios están secos? ¿Me veo medianamente peinado?

Jungkook lo recorrió con los ojos, en ese orden. Su ropa, sus labios y luego la mata de rizos castaños propios de alguien que esta mañana con mucho esfuerzo logró levantarse de la cama.

—No hay mucho que puedas hacer con tu cara de hígado estreñido —dijo el pelinegro alzándose de hombros y Taehyung tuvo que toser por la sorpresa.

—Bien, pues lo siento por ti si es que has visto a un hígado estreñido. Idiota.

—Taehyungie —Seokjin saludó a lo lejos y luego trotó unos cuantos pasos hasta ellos—. Hola a ti también, Jungkook. Solo me preguntaba —retomó dirigiendo su atención de nuevo a Taehyung—, ¿a qué hora podemos reunirnos? ¿Está bien mañana en la tarde?

—¡Claro! —exclamó dando un pequeño aplauso—. Estaría bien para mí. ¿En tu casa? —Y al instante, se arrepintió, esperando no lucir tan desesperado como se escuchó a sí mismo.

—Mejor —Seokjin sonrió y Taehyung sintió que sus esfínteres se descontrolaban—. Porque, la verdad...

Es que, en serio, ¿qué era mejor que Seokjin? Nada de Incheon o tipos buenos y patanes. Eso no era ni de cerca tan emocionante como hablar con el amor de su vida y el futuro padre de sus hijos. En esos momentos, Taehyung le escuchaba fascinado e hipnotizado por sus bellas y etéreas facciones. Podría estar hablando de lanzar una bomba atómica y aun así luciría como un ángel ante los ojos del menor. Ugh, es que Seokjin era perfecto.

—Esa es mi idea para la primera sesión —concluyó el mayor después de leer sus apuntes, que ni siquiera Taehyung sabía de dónde había sacado—. Aunque, estaba pensando en una frazada crema, por tu cabello castaño. ¿Tú qué opinas?

¿Qué dijo? ¿Un disfraz? ¿Maid, enfermera?

—Lo que quieras —Medio suspiró Taehyung—. Por ti me pongo cualquier ridículo disfraz que pidas.

—Frazada —repitió Seokjin con una pequeña risa.

—¿Eh?

—Dije frazada. Sábanas color crema para la primera sesión.

—Oh —Taehyung carraspeó y se sonrojó un poco, pero no de la vergüenza. ¡Sábanas para la primera sesión! Oh, por Dios, ¿él estaría en la cama de Kim dame-un-hijo Seokjin? Podría correrse de solo imaginarlo. Aguarda, ¿tenía que posar desnudo acaso? Oh, eso era un problema. Tendría que advertirle de su extraña marca de nacimiento en la pompa derecha antes de que fuera demasiado tarde.

—¿Entonces está bien si te veo en mi casa mañana en la tarde?

—Está perfecto. Nos vemos, hyung.

Cuando Seokjin estuvo muy lejos y Taehyung solo podía ver sus anchos hombros haciéndose paso entre los demás estudiantes, mágicamente, el carraspeo de Jungkook se hizo escuchar.

—Limpia tu baba. Ahora luces como un tonto —musitó el pelinegro.

—Oh, cállate. Tú luces como un idiota.

—¿Idiota yo? No soy el que no puede notar cuando alguien está coqueteándole ni aunque suceda frente a sus narices.

—¡No puede ser! —Taehyung volvió a mirar hacia atrás, angustiado—. ¿Seokjin estaba coqueteando conmigo y hasta ahora me dices? ¡Q-Qué mala persona!

Jungkook se llevó la mano a la frente. —Seguro.

Un par de minutos más tarde, ahora con un silencio tenso entre ellos, ambos llegaron hasta el parqueadero, donde encontraron a los once chicos de pie junto a pilas de cajas. Estaban aglomerados sobre algo en el centro, Hoseok liderándolos, y parecían profundamente concentrados en lo que sea que estuvieran haciendo.

—¿Qué demonios pasa, por qué no han llevado las cajas? —alargó Taehyung tratando de inmiscuirse en el cerrado círculo de deportistas, el cual se parecía al que hacían los equipos antes de un partido para darse ánimo y repasar sus jugadas.

—Sh, Taehyungie, estamos pensando seriamente por aquí —dijo Hoseok con un ademán. Sostenía en su otra mano un cuaderno y con el lápiz parecía estar escribiendo algo. Unos segundos después, frustrado, ordenó—: ¡Rápido, alguien capture a un cerebrito!

Como orangutanes moviéndose por el llamado de la Madre Naturaleza, los chicos se dispersaron hacia el parqueadero cual una manada bajo la mirada consternada del castaño. Ellos de verdad parecían cavernícolas.

—Oh, demonios... —Taehyung se llevó la mano a la cara para ocultar la vergüenza ajena cuando Jackson y Chanyeol tomaron a Namjoon, quien no tenía nada que ver y solo pasaba por allí casualmente, por sus brazos y sus piernas, como si fueran alguna tribu neandertal raptando a un forastero. Lo llevaron hasta Hoseok y lo entregaron en ofrenda a su capitán; qué buenos súbditos.

—Hoseok, cuántas veces te he dicho que no hagas esto —se quejó el moreno después del shock inicial. Por un momento creyó que los alienígenas lo abducían.

—Rápido, Namjoon —Hoseok chasqueó los dedos, sin dar lugar a réplicas—. Somos once y son trece cajas. ¿Cómo vamos a llevarlas al edificio?

Taehyung se lamentó en voz baja. Ellos de verdad eran unos cavernícolas.



[♥]



—¿Conseguiste esa entrevista para mí?

Soojin y sus brillantes cabellos rojos ocuparon la silla junto a él, provocando un horrible rayón en la hoja donde escribía. La reunión con Yoonji pronto comenzaría. Empezaba a odiar esas reuniones.

Con un puchero, Taehyung miró su desastroso dibujo de Seokjin y decidió que era un pecador por dañar la perfecta cara del amor de su vida de esa manera tan grotesca.

—Lo siento, no tuve la oportunidad de pedirlo —dijo con un suspiro. Mentira.

No lo malentiendan. No es como si estuviera enganchado a Jeon Jungkook; más bien, estaba horrorizado. Esa sonrisa. Esa maldita sonrisa que el chico podía utilizar a voluntad. Maldita sea, esa sonrisa prometía que Taehyung pagaría por todos los pecados de su vida, desde aquella vez que empujó a una niñita a un charco, hasta esa vez que Jimin tenía un chicle en su trasero, ¡un chicle que él mismo había tirado! Tan mal amigo.

Ahora, a Taehyung no le sorprendería encontrar un gato muerto en su puerta o algo así. Tendría que empezar a dormir con un ojo abierto.

—Oh —Soojin lo miró con un puchero algo decepcionada—. Bueno, hoy tienes reunión con el comité, ¿no? Podrás preguntarle allí. Tenemos que conseguir esa entrevista —Clavó sus largas uñas en el brazo del castaño, de repente luciendo más emocionada—. No me gusta su carita inocente...

Oh. ¡Al fin alguien que comprendía sus más grandes temores! Es que no podía ser cierto que Jungkook fuera tan... intachable. Su sonrisa inocente, el cariño que todo el equipo le había tomado, cómo todas las personas de repente hablaban cosas buenas de él. ¿No sonaba todo demasiado... forzado, como si desesperadamente Jungkook quisiera que fuese así? Eso a Taehyung le inquietaba. Y le incomodaba. Y si había algo que su carrera le había enseñado, es que cualquiera, con un poco de práctica, podía ser actor.

—En realidad, aceptó a hacer la entrevista —farfulló avergonzado—. Pero dice que solo si soy yo quien lo entrevista.

—¡Ajá! —La chica, más que lucir traicionada, sonrió en grande—. Taehyung-ah, ese tipo es muy sospechoso para mí. Debe esconder un cadáver o algo así. Toma, póntelas.

En la mesa rodaron un par de gafas negras, similares a las que Soojin ahora se colocaba. Taehyung las tomó y las miró con el ceño fruncido. 

—Taehyung-ah, nosotros descubriremos qué esconde Jeon Jungkook.

Sonaba como una buena idea, pero también muy mala. Era como si se abriera la puerta de una nueva aventura para él, pero había un enorme aviso que lo instaba a ir con cuidado, porque tal vez aquello era un abismo sin salida, y un pequeño tropezón podría hacerlo caer de llano en todo lo que Jeon Jungkook significaba.



SOO COLOCANDO EL SEPARADOR QUE NO ES: A NEVER ENDING SAGA.

Ustedes son tan lindas y tiernas~ ¿esta semana fue dura para ustedes? Descansen este fin de semana lo más que puedan (y DESCANSAR NO ES LEER WATTPAD). Sonrían~ 🤗❤️

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