
34
Aster y Jude tuvieron sexo esa noche. Aster llevaba mucho tiempo esperando aquel momento, no sólo porque era algo que le emocionaba desde un punto de vista fisiológico, sino porque estaba ansioso por consumar su matrimonio de una vez por todas. Ese punto en el ritual le daba seguridad de que no podrían separarlos y hacerlo sabiendo que era libre de su padre en todos los sentidos consiguió que el momento se sintiera como una luz besando sus mejillas.
A decir verdad, ninguno de los dos tenía mucha idea de lo que estaban haciendo, lo que volvió el momento bastante vergonzoso en muchos aspectos. Eran como dos niños jugando a ser adultos, Jude había intentado entrar sin preparación alguna y no funcionó muy bien, luego recordó algunos comentarios de fogata que había escuchado cuando estaba en el fuerte e intentó cambiar de estrategia.
Usó los dedos primero y se besaron mucho hasta que Aster se sintió pegajoso en todas partes. Estaba seguro de que tenía la cara roja y antes de que Jude hiciera cualquier cosa, él ya había terminado sobre su estómago. Pensó que sería buena idea dejarlo ahí por esa noche, pero sorprendentemente después de unos besos más ya estaba listo para continuar.
Cuando Jude entró las cosas se extendieron un poco más, los movimientos de ambos se volvieron erráticos, había sudor, saliva y semen mezclados en la misma ecuación, pero ambos estaban demasiado excitados como para preocuparse por los detalles. Aster estaba eufórico, pero más tarde se arrepintió de no haber estudiado un poco antes. La alta sociedad en Hexi era muy puritana, la palabra "sexo" ni siquiera se decía en voz alta y era considerado un tema de personas sin educación.
Es decir, la gente tenía sexo, eso era seguro, pero toda la acción ocurría durante las noches, a puerta cerrada y con la luz apagada. Nadie le explicó lo que tenía que hacer una vez que estuviera en su luna de miel, la mayoría se limitaba a decir que eran cosas que descubrías "por instinto". Ahora que había tenido su primera vez sabía que eso no era cierto.
Jude también estaba bastante mortificado, se disculpó con él varias veces, pero Aster no pensaba que hubiese estado tan mal, simplemente hubiese querido saber algunas cosas en lugar de ver todo sobre la marcha.
De todas formas, Jude prometió que mejoraría a partir de ahora y Aster le creyó, porque sabía que un hombre como su marido nunca hacia las cosas a medias. Jamás.
A la mañana siguiente se quedaron mucho tiempo en la cama, besándose y tocándose, no fue con la intención de tener sexo (aunque de hecho lo hicieron otra vez) fue para conocerse un poco mejor. Aster pensó que sería buena idea, él, por ejemplo, nunca se había visto desnudo frente al espejo, suponía que Jude tampoco, así que tocarse y mirarse entre ellos era una buena forma de romper el hielo.
Jude era un hombre ambicioso, lo supo por la forma en que clavó sus ojos en él, devorándolo por completo. No se quejaba, él también estaba ansioso, descubrió muchas cosas curiosas, cómo lo frías que eran las manos de Jude o todas las cicatrices que ocultaba debajo del uniforme.
Cuando les dio hambre tuvieron que bajar a desayunar y mientras compartían la mesa, Aster se sintió especialmente optimista sobre el futuro, aquel matrimonio nunca se había sentido tan real como ese día.
Aster estaba hundido en un plácido sueño cuando tocaron a la puerta. Últimamente tenía muchos invitados y nunca se sabía se serían buenas o malas noticias, así que estaba mentalizado para esperar cualquier cosa, sin embargo, ver al príncipe Glorian guiado por su escolta le tomó por sorpresa. El hombre parecía otra persona, sano y recuperado al cien por ciento.
Lo primero que llamó su atención fue su color de cabello, blanco brillante, tenía una mirada extraña, sus pupilas eran de un gris muy claro, apenas visible y estaba utilizando una prótesis mecánica en el brazo.
—Señor Brummell —él sonrió hacia Aster, prácticamente ignorando a Jude, quien permanecía a su lado en un silencio incómodo.
—Príncipe Glorian —Aster hizo una reverencia completa, sorprendido por la presencia de aquel hombre en su sala.
—Oh, no haga eso, levante la cabeza —el príncipe se acercó y le tomó del mentón para obligarlo a mirarle. Estaba sorprendentemente cerca y pudo notar rápidamente el cambio de humor en Jude, quien se aclaró la garganta, evidenciando su incomodidad.
El príncipe Glorian parecía sacado de un cuento de hadas, pero Aster no podía más que pensar en que había salvado a ese hombre de las puertas de la muerte.
—Estoy aquí para agradecerle en persona por todo lo que hizo por mí, si no fuera por usted y su marido yo no estaría aquí para contarlo —Glorian dejó de tocarlo, colocando las manos a los costados en un gesto que le hizo ver tranquilo y accesible. Sin embargo, el hecho de que siguiera ignorando a Jude contradijo esta impresión.
—Me alegra ver que se ha recuperado, no era necesario que viniera, con saber que se encuentra fuera de peligro habría sido suficiente para este súbdito —respondió, dando un paso hacia atrás, poniendo distancia entre ambos.
El príncipe le observó durante unos segundos y después le tomó de la mano, colocando una carta en ella.
—Es una lástima que sea usted casado, por un segundo pensé en abandonar mi estatus de soltero gracias a esos ojos bonitos —explicó con una sonrisa coqueta—. Si llega a divorciarse alguna vez, puede llamarme.
Aster retiro la mano rápidamente, mientras Jude dio un paso hacia adelante.
—Su alteza, será mejor que se comporte —Jude habló en un tono neutro que Aster no compraba en lo absoluto.
—Oh... ¿Me está amenazando? —el príncipe Glorian abrió los ojos de par en par, fingiendo estar sorprendido.
—No es así —Aster intervino rápidamente—. Es sólo un consejo, primo —él dijo esta última palabra con un tono extraño, recordándole al príncipe el parentesco entre ambos. Aunque no era algo que le importara mucho a la corona, a él sí.
Glorian soltó una carcajada.
—Lea la carta —dijo en tono animado—. Son buenas noticias —y después se dirigió a la salida. En la puerta se encontró con Rosemary y ambos se saludaron con cordialidad—. Nana, cuando tiempo sin verla —hubo un pequeño intercambio amistoso antes de que el príncipe se marchara.
Cuando Rosemary entró a la sala, Octavia y Peter la miraron extrañados.
—Les dije que fui dama de compañía de la reina —Rosemary los miró como si fueran tontos, los hermanos no agregaron nada más, pues secretamente ambos suponían que la mujer estaba mintiendo cuando hablaba sobre su estadía en el palacio.
Por su parte, Jude parecía que se había tragado un montón de tunas con la cáscara. Observaba la puerta con un gesto de desagrado total.
—Le di la gracia de vivir otro día sólo porque es tu primo —finalmente habló, soltando un suspiro. Aster se río ante el aspecto rígido del hombre.
—Eres tan caritativo —el chico le dedicó una sonrisa a su marido al tiempo que le acariciaba el hombro en un gestó de conciliación.
Luego procedió a abrir la carta. Aunque normalmente hubiese desechado el regalo, la verdad es que tenía curiosidad sobre el contenido.
Octavia y Peter se acercaron, suponiendo que el momento de peligro había pasado, esperando enterarse de primera mano cual era el contenido del sobre. Durante varios segundos permanecieron expectantes hasta que por fin tuvieron una respuesta.
—Chicos, creo que acaban de aprobar la petición de inicio de nuestro clan —su voz estaba temblorosa, las manos arrugaron la hoja mientras permanecía en su lugar, con los ojos muy abiertos.
Jude tomó la carta, estaba mecanografiada como todos los documentos originales del gobierno y tenía un sello en tinta azul. Al leer el contenido descubrió que realmente era la carta de aprobación del clan que Aster había solicitado. No se perdió que en una esquina había una nota a mano con el siguiente mensaje: "Toma esto como muestra de agradecimiento por salvarme la vida".
Aster pegó un grito, saliendo del shock inicial y comenzó a saltar a modo de celebración, luego se lanzó a los brazos de Jude, quien lo sostuvo cuando casi se va de espaldas. Rosemary lo regañó, pidiéndole que mantuviera la compostura, pero nadie le hizo caso, los hermanos también estaban celebrando y pronto atrajeron al resto de los habitantes de la casa a la sala.
Esa noche hicieron una pequeña celebración, poco a poco las cosas se estaban poniendo en su lugar. Aster miró a su marido a los ojos y en un gesto impulsivo lo besó frente a todos.
Aunque hubiera muchas cosas por resolver, el futuro se veía brillante y hermoso. Cuando Aster pasó las manos por el cuello de Jude y este lo rodeo de la cintura, supo que no importaba lo que viniera, todo estaría bien.
Ellos estarían bien.
Ya solo falta un capítulo T_T
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