Capítulo 7: Padre e Hijo
Muchos se preguntarán... ¿Tú, actualizando tan seguido?
Bueno, si XD.
Estaba con inspiración y me puse a escribir.
También quiero recomendarles una historia.
Es de McclayVO
Es nuevo en esto y consideró que la historia tiene futuro.
Espero le puedan apoyar y si alguien quiere que recomiende alguna historia, solo me manda un mensaje :3.
Sin más, comenzamos con este capitulazo :D.
...
-Academia Kuoh-
La noche había caído, la hora de la batalla había llegado.
El séquito Sitri había comenzado a formar una barrera protectora alrededor de toda la academia con el fin de evitar que los daños lleguen al exterior de esta.
-Es un muy buen plan-, elogió Rias que tambien estaba presente junto al suyo.
-Claro, sin embargo, no sé cuánto podrá resistir la barrera-, dijo Sona con una mirada seria.
-Entiendo…-, Rias puso la misma expresión que su amiga.
En ese momento, un circulo mágico apareció, saliendo de el tres personas: Yosef, Irina y Xenovia.
-Hola chicos-, saludo Yosef con una sonrisa.
-¡Ya llegaron!-, dijo Issei con una sonrisa alegre.
-Veo que esta todo casi listo…-, dijo mirando la barrera y a los chicos de Sona.
Aunque podía ver algo de nerviosismo en sus caras, se les veía serios y concentrados.
-Le comentaba a Rias que no se cuanto podrá resistir la barrera antes de sucumbir a causas de la pelea-, Sona le informo a Yosef que solo puso una mirada pensativa y luego se acerco.
Puso una mano sobre la barrera, para después comenzar a imbuir su magia en esta.
Sona y su séquito observaron sorprendidos como la barrera parecía hacerse mas gruesa y fuerte.
-Con esto pueden disminuir su esfuerzo en esta y ahorrar energías en caso de emergencia-, dijo Yosef una vez había terminado.
-Desprende una energía muy fuerte-, dijo Sona sorprendida.
-Solo alguien con el poder de un Maou podría destruirla, eso como mínimo-, dijo dejando mas sorprendidos a los chicos.
Sona y Rias respiraron de alivio.
-De igual manera, espero hayan hablado con alguno de sus familiares- ahí fue cuando Rias se puso algo palida.
Sona solo suspiro por su amiga.
-Rias…-, Yosef iba a decirle algo acerca de eso, pero en ese instante, se puso demasiado serio y volteo a mirar hacia el cielo, el cual había cambiado debido a la barrera, ahora tenía un color rojizo.
-Oh…- escucho la voz de Kokabiel quien sonreía desde su trono. -Tal parece que no se acobardaron-, dijo.
Justo en ese momento, una luz blanca y con varias inscripciones en ella, emergió a su lado.
Ahí estaba Galileo Valper, que mantenía tres espadas flotando, estos eran los tres fragmentos que habían robado a la iglesia.
Kokabiel capto como todos prestaban su atención a ello.
-Parece que el viejo planea fusionar los fragmentos-, dijo. –Aunque hubieran sido de gran ayuda los fragmentos de las pequeñas exorcistas-, se refirió a Xenovia e Irina, de igual manera un gesto de disculpa se escucho a su otro lado, este era Freed. -Espero hayan llamado a Sirzechs, ¿o será Serafall?-, pregunto sonriéndoles.
Rias dio un paso al frente.
-Lo lamento, pero lucharás contra nosotros…-, dijo seria.
Kokabiel la miro algo molesto.
Comenzó a crear una gran lanza de luz.
El séquito de Rias rápidamente tomo posición para protegerla, pero Kokabiel no la lanzo sobre ellos, sino hacia el gimnasio provocando una gran explosión y prácticamente pulverizándolo.
La mayoría quedaron petrificados ante eso.
-No…. No puede ser…-, Issei no podía ni hablar bien, pues recuerdos de Vietnam llegaron a su mente, además de que esa lanza había sido demasiado poderosa.
-[Este sujeto ha peleado contra Dios y el Lucifer original, no hay nada de que sorprenderse, compañero]-, una gema verde y voz se hicieron presentes en el brazo del castaño.
-¡Ddraig!-, dijo issei con sorpresa.
-[No te preocupes, si algo malo llegara a suceder convertiré la mayoría de tu cuerpo en Dragón]-, dijo este.
-Con que este sujeto es así de fuerte...-, murmuro viendo nuevamente al caído.
Que Ddraig tenga que recurrir a tales medidas sin duda era una prueba más de lo poderoso que era el Cadre para él y sus amigos en ese momento.
Yosef por su parte, se encontraba viendo y escuchando todo lo que sucedía.
-Esto será muy aburrido...-, Kokabiel suspiro con algo de decepción. -Bueno...-, está vez miro a Yosef. -Al menos ese mocoso podrá darme pelea-, Yosef lo miro seriamente.
Del suelo se formó un círculo mágico y de este salieron un par de perros gigantes de tres cabezas.
-¡¿Cómo se atreve?!-, grito Rías al verlos.
-¿Qué es eso, presidenta?-, pregunto Issei viendo a los perros rugir.
-Cerbero...-, dijo ella. -Son los que resguardan la entrada al infierno-.
Issei los miro sorprendido.
-Sona, chicos, les encargamos la barrera-, Yosef dijo mientras comenzaba a caminar al frente.
-¡Hai!-, dijeron los chicos.
-Cuidense-, Sona les dijo, Rías y su séquito asintieron mientras se retiraban detrás de Yosef.
Kokabiel miro con una sonrisa como Yosef se acercaba a su posición.
-Entonces así será...-, murmuró, pero su sonrisa escondía otras intenciones.
Yosef se dirigió a los chicos.
-Xenovia e Irina se encargarán de los Cerbero-, las mencionadas asintieron. -Kiba se encargará de Valper-, el mencionado apretó la espada que tenía en la mano. -Los demás se encargarán del Exorcista maniático y de proteger a Rias-, dijo y los demás asintieron serios.
-Puedo cuidarme sola-, Rías bufo.
Yosef solo se rió un poco y ella lo miro más molesta.
-¡Comiencen!-, grito mientras todos los encargados de una misión se ponían manos a la obra.
Los Cerbero comenzaron a caer demasiado rápido, debido a que no resistían las espadas sagradas de ambas, era algo obvio.
Kiba fue a hablar con Valper, el cual había terminado de fusionar las espadas y le había entregado la nueva Excalibur a Freed.
Yosef intercambio miradas con Kokabiel.
Este último solo lo miraba con una sonrisa.
Yosef cerro los ojos y suspiro, mientras un aura dorada lo rodeaba.
Su poder comenzó a aumentar rápidamente.
Todos los chicos le miraron sorprendidos y se quedaron peor al ver cómo sacaba 5 pares de alas de su espalda.
Rías pareció recordar a Akeno, pues Yosef tenía la misma combinación que ella, aunque claramente este tenía más poder.
Kokabiel amplio su sonrisa, a pesar de todo no se veía nada preocupado por lo que Yosef hacia.
-Kokabiel...-, el castaño murmuró observándolo desde el suelo.
Rápidamente se comenzó a elevar hasta estar a su altura.
-Sabía que te quedarías a tratar de enfrentarme...-, Kokabiel comenzó a hablar.
Entonces a su lado comenzó a formarse un nuevo círculo mágico, una nueva figura entraba en escena.
-Es por eso que preparé algo para ti-, su sonrisa burlesca se amplio al ver la reacción del chico frente a él.
Del círculo mágico había salido otro Ángel Caído, pero no era cualquier Ángel Caído. Para Yosef era una de las peores desgracias que pudieron pasarle.
Era su padre, Zastin.
Aquel hombre que lo abandonó sin compasión cuando apenas era un recién nacido, aquel que atacó a Shizen y las criaturas que lo criaron en su lugar, aquel por quién solo podía sentir enojo y lastima.
Estaban en completo silencio.
Todos los demás estaban en sus propios asuntos, pero de vez en cuando miraban preocupados a la nueva figura que salió, pues está era tan fuerte como Kokabiel, al menos así se sentía su presencia.
-Así que...-, Zastin comenzó a hablar.
Yosef solo apretó los dientes al escuchar una vez más su voz.
-... Sobreviviste-, la última vez que lo escucho fue el día que lo abandonó.
Nunca lo olvidaría, era uno de los motivos por los cuales le buscaba aparte de haber atacado a Shizen, su hogar.
-Recuerdos-
Hace 16 años, todos sus deseos y metas de renacer con una familia bondadosa y amable, fueron destruidos en segundos.
Sus nuevos padres comenzaron a adentrarse en lo profundo de un bosque.
Ignorante pensó que ese sería su nuevo hogar, pero pronto se dió cuenta de lo que sucedía.
En un momento ellos pararon y lo dejaron sobre una roca, comenzando a alejarse.
Con sus últimas palabras bien grabadas en la mente
-Adios para siempre-, fue todo lo que dijeron antes de retirarse.
-Presente-
En su momento no lo entendió, y seguía sin hacerlo.
¿Por qué abandonar a un recién nacido de tal forma? ¿Qué clase de personas harían eso?
Tenía tantas preguntas por hacerle.
-Perdóname...-, fue lo que pudo escuchar de él.
Le miro un poco desconcertado.
-¿E...eh?-, no entendía porque se disculpaba.
-Mucho tiempo después nos dimos cuenta de aquel error... Y queríamos volver por...-, la voz de Zastin sonaba muy arrepentida.
Yosef apretó los puños de irá.
-¡No me jodas!-, grito lleno de furia llegando a una velocidad sorprendente a su lado.
Zastin solo abrió grandes los ojos de la impresión, antes de ser golpeado brutalmente con un puño encendido en llamas.
Kokabiel que estaba de espectador quedó igual de sorprendido que Zastin, está era una velocidad que el mocoso no mostró en el pequeño enfrentamiento que tuvieron.
Los demás solo escucharon el grito de Yosef para segundos después ver el impacto de un cuerpo en el suelo dónde peleaban.
Aquel Ángel Caído fue derribado de un solo golpe, o almenos eso parecía.
Yosef dejo de ver a Kokabiel, después, si aún tenía energías, se encargaría de él.
Ahora mismo, su problema era con aquella escoria que tenía como padre biológico.
La pequeña nube de polvo que se levantó debido al impacto de Zastin en el suelo, poco a poco se fue discipando, para dar paso a verlo ahí de pie, pero con la mejilla derecha herida y sangre saliendo de la camisura de sus labios.
-Mira que golpear a tu padre... -, el caído comenzó a murmurar. -¿Qué clase de educación pudiste haber llevado, maldito engendro?-, a diferencia de antes, ahora se mostraba enojado.
Un aura igualmente dorada comenzó a rodearle, la presión la pudieron sentir todos, era igual a la presencia que Kokabiel y Yosef emitían.
-Tu no eres mi padre...-, Yosef dijo con veneno en su voz. -Mi padre murió aquel día y fui adoptado por la gente de Shizen, aquel lugar al que también atormentaste-, Zastin comenzó a reír desde el suelo.
-Esas malditas bestias... Sabía que tenía que matarlas cuando pude, así me hubieran ahorrado el trabajo de tener que asesinarte ahora con mis propias manos-, de la espalda del caído salieron igualmente 5 pares de alas.
Todos estaban abrumados por la energía de esos tres y dudaban de cuánto podría resistir la barrera que Yosef hizo y que era mantenida por Sona.
-Me alegra que muestres tu verdadera cara y no busques piedad en donde no la hay-, la expresión de Yosef era muy seria.
Kokabiel se había alejado para disfrutar un poco mejor el espectáculo.
-¡Nunca pensé que ser espectador también sería divertido!-, grito desde su trono.
Pero nadie le prestó demasiada atención, habían concluido en lo demente que estaba por las peleas.
Zastin comenzó a reír mientras llegaba a la altura del castaño.
-¿En realidad pensabas creer eso?-, con voz burlona pregunto.
Yosef solo sonrió en su seriedad.
-Claro que no, nadie se arrepentiría de abandonar de tal forma a su hijo-, dijo sonriendo.
Pero la nueva risa de Zastin le dejo con dudas.
-En realidad...-, nuevamente se detuvo. -Tu madre si lo hizo-, su voz se escuchaba algo decepcionada.
-¿Qué?-, Yosef pregunto aturdido por eso.
-Por eso odio a los Demonios-, comenzó a hablar con algo de rencor. -Deben ser exterminados al igual que los afeminados Ángeles puros, ¡la única raza dominante será la de los Caídos!-, finalizó lleno de euforia mientras a gran velocidad con su lanzaba varios rayos de luz contra el castaño frente a él.
Yosef rápidamente hizo un escudo mágico para protegerse.
Y una vez su padre termino de atacar, contraatacó acercándose a la misma velocidad de antes, una velocidad que igualaba a la luz.
-No perderé el tiempo contigo-, murmuró una vez estuvo frente a él mientras con una lanza de Liz atravesaba su estómago.
-¡Ugh!-, Zastin se quejo al ser atravesado por el estómago.
Yosef comenzó a crear unas potentes llamas azules en su mano libre, pero no sé espero que Zastin en un rápido movimiento, y a pesar de estar inmovilizado, hiciera una lanza de luz y la enterrará en su corazón.
Abrió mucho los ojos de sorpresa al sentir el impacto.
Zastin solo sonreía al ver que logró su cometido.
Normalmente perdería el conocimiento al instante, pero pudo depositar el potente ataque que había preparado en el caído.
Dicho ataque le mando disparado al suelo, completamente envuelto en llamas.
Pero una vez se había liberado de él, la lanza seguía incrustada en su corazón.
Con algo de esfuerzo apretó la lanza con fuerza para que se destruyera y cayó de espaldas al suelo.
-¡Yosef!-, todos gritaron al verlo caer.
Irina que ahora se encontraba enfrentando al exorcista junto a Xenovia y Kiba, rápidamente volteó a mirar porque gritaban tanto de la persona más querida para ella y lo que vio la asustó.
-¡No!-, grito dejando de lado lo que hacía para ir rápidamente con el.
El séquito Gremory se dirigió a resguardarlo en su caída.
Yosef solo podía pensar en una cosa.
-"Me confíe demasiado"-, eran sus pensamientos.
Una conducta que aún no aprendía a controlar.
Casí toca el suelo bruscamente, pero Irina había llegado más rápido que todos y logro sostenerlo en sus brazos.
-¡Yosef!-, grito con lágrimas en los ojos al ver lo dañado que estaba su pecho por dicha lanza.
El séquito Gremory llegó poco después.
Asia trato de curarlo, pero la herida era muy grave para ella.
-¡Asia, apresúrate!-, grito Akeno, que muy pocas veces perdía la cordura, pero no podían dejar ir a Yosef, sin él morirían sin duda.
A pesar de su actitud sádica, siempre fue de las más serias y comprometidas con su trabajo, además de ser una de las más calculadoras en el grupo de Rías.
-¡No puedo hacer nada, es demasiado para mí Sacred Gear!-, grito llena de impotencia.
Irina estaba en completo llanto.
-No...-, Yosef comenzó a hablar con algo de dificultad. -No se... preocupen-, todos le miraron con lastima, pero se sorprendieron al ver cómo un brillo salía de su pecho, parecían ser una llamas que lo regeneraban lentamente.
-Son como las llamas del Fénix-, Issei mencionó al recordar cómo Riser se curaba de una forma similar.
Y efectivamente eran parecidas, pero el proceso era un poco largo debido a que el corazón fue destruido.
-Me... Curare-, dijo dando la mejor sonrisa que podía en ese momento.
-Lo siento-, Asia mencionó al no haber podido ayudarle.
Yosef solo asintió como una sonrisa, indicandole que no se preocupara.
En el cielo, Kokabiel que había visto todo, se encontraba algo satisfecho.
Bajo hasta estar a la altura de Zastin que gritaba en el suelo al ser consumido por las llamas.
-¡Ayúdame!-, grito con desesperación a el Cadre.
Este solo lo miro mientas comenzaba a reír.
-Estas horrible-, mencionó acercándose a él. Zastin que se revolcaba en el suelo comenzaba a sentir alivio por qué tal vez lo salve.
Pero Kokabiel creo una lanza de luz, aventandola contra él.
-Ya no me sirves-, dijo simplemente mientras las esperanzas de Zastin se iban.
-¡Maldito!-, fue todo lo que pudo gritar antes de ser desintegrado.
Luego volteo a mirar con curiosidad al chico que también había caído.
Por algún motivo le podía sentir con vida a pesar de ver claramente como su corazón fue destruido.
Hizo aparecer sus alas mientras comenzaba a levitar sobre el séquito Gremory y tener una mejor vista de lo que ocurría, lo que vio hizo que una sonrisa apareciera en su cara.
-Así que tienes más secretos escondidos-, mencionó sobre ellos.
Rápidamente quienes estaban alrededor de Yosef se pusieron en guardia, por todo lo que había pasado, por un momento, olvidaron que había un Cadre más en el lugar.
-Sería una buena oportunidad para acabar contigo y que dejes de interrumpir en mis planes-, dijo seriamente, todos se asustaron, pero a la vez pusieron miradas determinadas.
No podrían vencerle, pero sin duda no morirían sin pelear.
Toda la pelea que los chicos pasaron antes de este momento, fue exactamente como en el anime, a excepción de que Xenovia e Irina estaban en el lugar portando sus espadas, Kiba había logrado despertar de igual manera su Balance Breaker, creando así una espada Sacro-Demoniaca que ocupaba para luchar contra Freed y la fusión de tres Excaliburs que tenía.
Xenovia no se encontraba usando Durandal, en su lugar estaba ocupando la Excalibur que está vez no le fue robada.
Freed había sido derrotado, pero la espada aún seguía en el suelo.
El Balance Breaker de Kiba puso muy pensativo a Valper, esto sin duda era algo que no debía existir.
Se acercó a dónde estaba Kokabiel.
-Señor Kokabiel-, llamo al Cadre que lo volteo a mirar con algo de molestia y curiosidad. -El chico porta una espada con energía Sagrada y Demoníaca-, dijo señalando a Kiba. -¿Por qué puede hacer eso?-, preguntó.
Rápidamente comenzó a reflexionar para si mismo.
Sorprendentemente había captado la atención de todos.
Tanto que la pelea fue dejada de lado por un momento.
Entonces llegó a una rápida conclusión.
-¡Ya Veo! ¡Entiendo ahora! Que el poder Santo y demoníaco convivan con esa armonía... ¡Solo tiene una explicación, si los seres que representan a los dos poderes se desequilibran...!-, todos parecían algo confundidos, excepto dos seres, Kokabiel y Yosef que aún se encontraba recuperándose.
El castaño volteo a mirar con preocupación a Irina.
Valper, con una cara de completo éxtasis mental, volteo a mirar al Cadre.
-Entonces no solo murieron los Cuatro Maous en la guerra, sino que también lo hizo Di...-, pero antes de que terminara la frase fue rápidamente atravesado por una pequeña lanza de luz.
Todos voltearon a ver al causante de esto.
-Maldita sea, anciano...-, escucharon suspirar al caído para luego ver cómo ponía una sonrisa.
Todos se habían quedado en completo silencio.
Valper no había terminado de contar su nuevo descubrimiento, pero no había que ser un genio para descubrir lo que quería decir.
-¿Qué...?-, Irina era de las más afectadas por esto.
-Personas como él son muy peligrosas, era demasiado perspicaz-, murmuró Kokabiel mientras miraba con algo de burla las reacciones de los mocosos.
-¿Qué quizo decir?-, pregunto Rías igual de sorprendida que los demás, no podía creerlo.
Kokabiel la miro con curiosidad.
-¿Tu hermanito no te lo contó?-, pregunto sonriendo.
Ella solo se quedó en silencio en su lugar.
-Verán...-, comenzó a poner misterio en su voz. -En la Gran Guerra murieron los Cuatro Maous, todos saben eso, pero...-, comenzó a sonreír. -Todos ocultaron otra verdad, más que nada para evitar que otras facciones intervinieran en nuestra contra, pero creo que eso ya no es necesario, después de todo, lo que busco es una guerra-, Irina sentía como perdía las fuerzas poco a poco. -La verdadera historia es que no sólo murió Lucifer, Asmodeus, Beelzebub y Leviathan... En la guerra también murió Dios-, reveló ante todos. Aunque mentalmente pensaba en cierto serafín que también lo "hizo".
Las reacciones no se hicieron esperar. Todos parecían haber entrado en shock.
No podían digerir tal cosa.
¿Dios muerto?
Quienes más afectadas estaban, eran Asia, Xenovia e Irina. Ellas habían dedicado prácticamente toda su vida a una simple causa, servir a Dios. Y no podían creer que él, su señor, haya muerto hace mucho tiempo.
Irina cayó de rodillas, con los ojos completamente vacíos.
Yosef solo le miraba con furia.
-De igual manera eso ya no importa mucho-, dijo el Cadre dirigiéndose a dónde estaba Freed inconsciente.
Solo tomo la espada que se encontraba tirada a su lado.
Con Kokabiel tomo mucho más fuerza, los demonios fueron los que más lo sintieron.
-¡Mocoso!-, hablo refieriendose a Yosef en el suelo. -Curate y lucharemos-, grito emocionado. -Mientras tanto... Me divertire con tus amigos-, miro a Xenovia y Kiba que rápidamente volvieron a su posición de combate, la peliazul después se lamentaría por la muerte de su señor, está vez estaba en juego su vida.
Rápidamente comenzó la batalla entre los dos espadachines y el Cadre.
Asia comenzó a ayudar en la curación de Yosef, una vez sus llamas lograron regenerar el corazón.
Kokabiel hizo gallardía de sus habilidades como espadachín, podía enfrentar al mismo tiempo a dos muy buenos espadachines.
-Daremos tiempo para que te recuperes-, Rías dijo a Yosef seriamente.
Todo esto le había hecho cambiar de parecer acerca de todo lo que pasaba.
No podía siempre ser a quien debían proteger, no podía seguir con esa actitud tan infantil de siempre.
Era hora de madurar.
En plena pelea de espadachines comenzó a lanzar algunos ataques al descuidado Kokabiel.
Este los percibió antes de que llegaran, por lo cual se protegió con un círculo mágico, pero descuido su defensa y dió paso a qué Kiba y Xenovia juntos lograrán repelerlo algunos metros.
Kokabiel tenía una mirada enojada, pero no pudo pensar mucho pues se tuvo que proteger de unos rayos lanzados por Akeno que ahora se encontraba con su traje de sacerdotisa.
Inmediatamente después la pequeña Koneko trato de golpearlo con todas sus fuerzas.
Mientras Issei se encontraba reuniendo energía con su Boosted Gear.
-Denle su merecido chicos...-, murmuró emocionado al ver cómo todos hacían un gran equipo.
-[A pesar de esto, el chico en el suelo debe recuperarse pronto, porque ustedes no podrán vencer al Cadre]-, dijo Ddraig concentrándose.
Issei miro seriamente como el Cadre aumentaba su poder con mucha ira.
-¡Malditos!-, gritó lanzando a Koneko con fuerza de regreso a su posición.
Entonces los comenzó a atacar a todos.
Todos comenzaron a caer con facilidad.
-Mierda-, murmuró Issei al ver la situación.
Una vez todos habían sido inmovilizados, se calmó y volvió a su combate con unos agotados Kiba y Xenovia.
Pero durante la pelea, algo más pasó.
Algo que hizo que todos se detuvieran en seco.
La gran barrera que protegía la academia, se derrumbó en un solo instante.
Alguien más había llegado.
...
Me costó hacer la pelea, no les voy a mentir, no soy muy bueno en esas escenas, pero espero haberlo hecho algo decente.
Esto sería todo por el capítulo de hoy y en el siguiente viene la llegada de uno de los seres más poderosos.
Bye bye ^^
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