Capítulo 5: Temor
¡Hola!
No sé cuánto me había tardado en actualizar esta historia, pero pues bueno, después de 84 años, aquí está un nuevo capítulo.
Muchas gracias por el apoyo y espero lo sigan disfrutando.
...
-Alguna parte recondita de Rusia- Narrador Yo-
Salí del círculo mágico y este inmediatamente desapareció en mis pies.
Mire a mi alrededor.
No había nadie, al parecer vine a una zona poco poblada, la verdad solo me teletransporte al azar, pues no conocía nada y no quería ir a una ciudad, aunque las probabilidades de hacerlo eran muy altas, pero al parecer eso no paso.
Mire a mi alrededor, estaba en una zona montañosa, y el clima era frío, pero no es nada que no pueda soportar, después de todo nuestros cuerpos son muy resistentes.
Había nieve por todos lados.
Comencé a caminar, tal vez haya un pueblo por aquí, pues hay un pequeño camino.
De pronto siento que algo me golpea levemente y después oigo el ruido de alguien cayendo a la nieve.
Mire hacia abajo y mire a un pequeño niño sobándose un poco la cabeza.
-¿Estás bien?-, pregunté agachandome a su altura.
-¿Кто там?-, pregunto, pero no entendi nada.
-"Es cierto, yo hablo hebreo y el ¿Ruso?"-, me dije mentalmente, como pude haberlo olvidado, se supone que tenemos la habilidad de comunicarnos, pero bueno, este es un idioma que nunca había escuchado.
Levanté mi mano y la puse en la frente del niño, inmediatamente mi mano comenzó a brillar y todo su conocimiento comenzó a pasar a mi, la verdad solo me interesaba el idioma.
Una vez listo, cerré los ojos ptocesandolo todo.
-¿Estás bien?-, volví a preguntar, esta vez hablando su mismo idioma.
-Si señor-, respondió levantándose.
-"¡¿Señor?!"-, exclamé en mi mente. -"Ni siquiera estoy tan viejo, tal vez tenga unos... 2300 años, más el tiempo que pase sellado..."-, me dije.
-Disculpe las molestias, fue culpa mía el haberlo golpeado-, escuché decir al niño mientras mi atención se centraba en el.
Tenía algo raro, por alguna razón miraba hacia mi cintura, pero de sus ojos no percibía ningún brillo, es más, parecía no poder verme.
Lo tome de los hombros.
-Oye... ¿Puedes verme?-, pregunté.
El guardo silencio por unos instantes.
-No, no señor, soy ciego... -, me dijo, pero a pesar de todo, tenía una sonrisa suave.
Me conmovió lo amable y tranquilo que era.
Y me puse a pensar seriamente.
En el pasado padre nos tenía prohibido interactuar con los humanos, nos tenía prohibido curar sus dolencias y solucionar sus problemas.
Pero yo siempre pensé diferente a él, gracias a Gabriel tuve un poco más de empatía hacia los humanos y mi sangre de Ángel me impedía no ser bueno con esta especie.
Después de todo, los Ángeles representamos al bien, a la bondad y la pureza.
-¿No te gustaría poder ver?-, pregunté.
En ese instante dejo de sonreir.
-Es imposible señor, los médicos de la ciudad han dicho que no poder ver nunca más...-, me dijo tristemente. -Pero...-, ví como una sonrisa se dibujaba en su rostro. -... Aún si no puedo ver, debo seguir viviendo-, el siguió sonriendo.
Yo lo miré tranquilamente.
-Eres un buen niño... -, sonreí. -No te preocupes, yo puedo ayudarte... -, le dije tranquilamente.
-Pero... -, antes de que dijera algo, puse un dedo en sus labios.
-Shhh... Ya verás que nada es imposible para mí, esa palabra no existe para mi-, dije sonriendo.
Levanté mi mano y la puse sobre sus ojos, inmediatamente una luz verde salió de ella, al parecer este pequeño había perdido la vista hace poco, tal vez por un defecto.
Una vez terminado quite lentamente mi mano.
-Trata de abrirlos lentamente-, dije sonriendole.
El lo hizo, en el transcurso hizo muecas, tal vez por la luz que le llegaba, poco después pudo abrirlos completamente.
El niño miraba completamente sorprendido todo.
-No puede ser... -, dijo sin poder creerlo, mientras una lágrima traicionera caía de sus ojos.
Inmediatamente volteo a verme y pude ver un gran brillo en sus ojos.
Sin pensarlo me abrazo mientras me agradecía una y otra vez.
Yo solo sonreía al verlo tan feliz.
-¿Usted es un doctor?, ¿Es un mago?-, preguntaba asombrado.
Yo lo miré sonriendo.
-No, solo soy alguien perdido...-, murmuré con una sonrisa, el me miró confundido. -¿Tienes una moneda?-, pregunté, el busco entre sus pequeñas bolsas y saco unas cuantas monedas.
-No es mucho, pero aceptelo como un agradecimiento-, me dijo sonriendo mientras me las entregaba, yo sonreí mientras negaba con la cabeza.
Entonces mi mano brillo un poco e inmediatamente muchas monedas aparecieron.
El niño miraba todo asombrado.
-Tomalas, te servirán mucho a ti-, le dije mientras el seguía sin poder creerlo.
Pero luego lo miré con algo de tristeza, el había visto más de lo que debía.
Puse dos dedos en su frente.
-Tu, no debes recordar nada de esto...-, murmuré y después de eso desaparecí en un instante.
-Días después-
Vague por el mundo, conociendo sus ciudades, paisajes y los idiomas que había, me sorprende lo mucho que los humanos habían avanzado, pero lamentablemente son demasiado vulnerables ante nosotros los seres sobrenaturales, pues ni sus armas más potentes podrían hacernos un solo rasguño.
La tierra era un lugar maravilloso, pero al igual que ví cosas buenas, también ví muchas malas, demasiada delincuencia, pobreza extrema y lamentablemente personas haciendo dinero a costa de nuestro padre, y lamentablemente de esto sobrevive el cielo.
Me sorprendía el poco o nada de conocimiento que tenían hacia los seres sobrenaturales, al parecer los caídos habían hecho un buen trabajo modificando las memorias de todos.
Ahora me encuentro en Japón, después de recorrer todo, decidí volver aquí, en dónde la actividad es mayor.
Parecía ser un día normal, veía a muchas personas caminar de un lado a otro dirigiéndose a hacer sus actividades diarias.
-En este país hay mucha actividad sobrenatural...-, murmuré mirando hacia todos lados, podía notar a varios seres bien camuflajeados entre las personas.
También note que mucha gente se me quedaba viendo extraño, incluso los más extraños de ellos me miraban raro, algunos emocionados, otros asombrados.
En eso un grupo de chicos se acercó a mi.
-¡Oye amigo, ese es un buen cosplay!-, dijo uno mientras me miraba emocionado al igual que sus amigos.
-Esto debió costarte mucho dinero-, dijo otro.
-"¿Cosplay?"-, ellos creían que tenía un cosplay. Entonces aclare un poco mi garganta para decir algo. -Si... es un buen cosplay... supongo...-, tampoco podía decirles que está era mi ropa de batalla.
-¿Esa espada es real?-, pregunto el primer chico algo entusiasmado.
-No... es parte del cosplay...-, tampoco podía decirles que en realidad si era de combate. Iban a decir algo más, pero decidí adelantarme. -Disculpen, pero debo ir a un lugar-, dije mientras me alejaba rápidamente.
Debí saber que este no era el atuendo adecuado, es más, tal vez ni me hubiera dado cuenta si no hubiera notado las miradas mucho antes.
Entre a un pequeño callejón mientras con ayuda de la magia me cambiaba de atuendo a uno más "Normal".
Era una chaqueta de cuero, con una camisa blanca debajo de esta, pantalones negros ajustados, con algunas cadenas y botas de cuero, era un estilo muy metalero.
También me había puesto una ilusión para hacer que mi cabello fuera más corto, Ni loco me lo cortaba en verdad, este era parte de mi personalidad.
Pero ahora que veo, la paz es muy aburrida.
Creo que aquella guerra me afectó mucho.
No creo ser el único afectado, después de todo, la guerra deja marcas en todos los que participamos.
No es que ahora quiera iniciar una guerra solo por satisfacción, yo siempre quise la paz al igual que todos mis hermanos, pero aún así, la emoción de las batallas es algo que aún extraño.
Aunque tal vez Kokabiel no piense lo mismo, después de todo, el está muy aferrado al pasado.
Yo también lo estoy, jamás perdonaré a Azazel por aquella cobardía.
Y ahora que lo pienso bien, creo que todos vivimos aferrados al pasado.
Pero algún día lo haré pagar, dolorosamente deseara haber muerto hace tantos años.
-Inframundo- Narrador normal-
-Es una sorpresa tenerlo de visita, Azazel-dono-, un hombre pelirrojo de ojos azules, muy apuesto le hablaba con amabilidad al líder de los Ángeles Caídos mientras lo guiaba hacía su oficina para tener una conversación más privada.
-Si, pero es un tema muy importante-, dijo este muy serio, el actual Maou Lucifer lo miro curioso, pero decidió también tomar una actitud sería.
No siempre los líderes de alguna facción se reúnen, de hecho, desde hace tiempo que no lo hacen, puede que desde el fin de aquella guerra nunca más lo hayan hecho y solo se informarán de sus movimientos mediante el espionaje.
Llegaron a unas grandes puertas que daban paso a una gran oficina.
Al entrar todo era muy elegante, muebles muy finos y cuadros valiosos, todo lo que reflejaba la codicia de los demonios.
Tomaron asiento, el Maou Lucifer está vez no se sentó en dónde acostumbraba y fue junto al líder Caído hacia la pequeña sala amueblada por dos sillones y una mesa de sala en el centro.
Poco después una mujer peliplateada vestida de maid entro y dejo dos tazas de té y algunas galletas frente a ellos, una vez hecho eso se posicionó detrás del Maou.
El pelirrojo lo invito a tomar un sorbo, pero Azazel permanecía muy serio por lo que diría, por lo cual, el Maou una vez termino de tomar un pequeño sorbo, lo miro seriamente también.
-¿Qué es ese asunto tan importante?-, pregunto el Maou luego de un rato.
-Sirzechs, no me gustan los rodeos, por lo cual iré directamente al grano...-, dijo Azazel empezando todo esto mientras el Maou ponía atención a lo que diría. -Estoy muy seguro de que conoces la mayor parte de la historia de la guerra que hubo hace tiempo entre las tres facciones, no eres tan viejo como para haber participado, pero alguien debió habertela contado-, menciono serio, antes que todo quería procurará que estuviera en buen entendimiento sobre aquel conflicto.
-Si, vivíamos de las historias de mi abuelo... Esa guerra casi nos lleva a la extinción-, dijo el Maou pelirrojo serio.
-¿Conoces a todos los Serafines y Arcángeles?-, pregunto nuevamente extrañando más al Lucifer.
-Michael, Gabriel, Raphael, Uriel, Metatron, Sandalphon, Raguel, Raziel y Remiel, según recuerdo...-, dijo este recordando solamente a aquellos nueve.
-Te faltó uno...-, dijo Azazel mirando al suelo.
-¿Quién?-, pregunto Sirzechs, la peliplata permanecía también atenta a la conversación.
-Sariel...-, Sirzechs y la maid a su lado se extrañaron por ese nombre, pero pusieron una mirada asombrada al ver el cambio de expresión que tuvo el líder Caído al decir aquel nombre.
-¿Sariel?, Nunca había escuchado sobre él...-, dijo el pelirrojo extrañado.
Azazel rio un poco.
-Claro que no, después de su "Muerte", un poco antes de que la guerra terminara, los demonios y caídos celebramos aquello con mucho entusiasmo, y acordamos jamás volver a recordarlo...-, decía este con una voz indescifrable.
-¿Porque celebrar tanto por la muerte de un solo serafín?-, pregunto Sirzechs, que aunque estaba sorprendido por aquello, ahora tenía muchas dudas.
-¡Porque lo merecía!-, ambos se sorprendieron cuando Azazel levanto la voz y los miro con una cara frustrada. -Sariel no era un serafín cualquiera, era un monstruo, un maldito genocida, el es el responsable de que la mayor parte de las casas demoníacas se extinguieran, el es el responsable de tantas muertes, el es el responsable de que muchos quedarán huérfanos, el era el verdugo de aquel viejo, el Ángel de la Muerte. Cuando "murió" en aquel sellado todos celebramos, pues al fin las muertes pararian, al fin todo terminaría... Pero...-, Azazel apretó los puños mientras recordaba la sensación de aquel poder que sintió la vez anterior. - Sariel está vivo...-, dijo mientras una lágrima de frustración se escapaba de sus ojos.
La sala había quedado en completo silenció.
Nadie hablaba y ambos demonios no sabían que decir ante todo esto.
Que un líder hablara tan nervioso sobre alguien, decía mucho, pues se suponía que los líderes de cada facción eran los más fuertes de esta.
-¿Porque dices que está vivo?-, preguntó serio.
-Tu también lo sentiste Sirzechs-, dijo Azazel calmandose un poco y mirándolo seriamente. -Aquella energia en un instante-, dijo y el pelirrojo abrió grandes los ojos al darse cuenta.
-Eso...-, dijo el pelirrojo también recordando la sensación.
-Ahora que ya sabes eso, tengo que decirte a qué vine realmente-, dijo el caído mientras daba un sorbo al té.
El pelirrojo asintió esperando a que hablara.
-Quiero hacer una alianza...-, dijo este.
Ambos, demonio y caído se miraban seriamente.
-Mundo humano- Kuoh-
El tiempo parecía transcurrir lentamente, para los humanos.
Porque para la gente relacionada a otras cosas, estos tiempos eran de mucha tensión.
Kokabiel había robado algunas partes de Excalibur, como una amenaza directa al Cielo.
Esto sin duda podría desatar una nueva guerra, pero nadie quería eso, por lo cual, los intentos de provocación no fueron tantos como el caído esperaba.
Kokabiel suspiraba molesto en su trono, al parecer Michael no tenía intenciones de recuperar los fragmentos y por eso solo le quedaba una última opción.
Provocar a los demonios.
Sonrió de manera perversa al saber cómo lo haría.
Sabía del inmenso amor que Sirzechs Lucifer y Serafall Leviathan le tenían a sus hermanas.
Sirzechs podía ser un poco más pasivo, pero Leviathan no y esa sería su perdición.
-¡Mi sangre hierve de tan solo imaginar una nueva guerra!-, grito mientras reía.
Pero inmediatamente dejo de hacerlo cuando una imagen se reflejo en su mente, al pensar en la palabra "Guerra", un leve escalofrío recorrió su cuerpo.
Era la imagen de aquel...
Apretó los puños con algo de coraje, se alegraba de que aquel "bastardo" ya no estuviera más en el mundo.
-No volveré a ser humillado de tal manera-, recordó su única batalla con el, aquella batalla que lo hizo parecer como un simple soldado raso y no cómo el Cadre que es.
-Señor, ya tenemos todo listo-, Kokabiel miro con algo de indiferencia a la persona que le hablaba, era un humano, un ex-sacerdote, Balba Galilei, el encargado de fusionar los fragmentos de la espada y hacerla renacer como nueva, aunque no tenían todos, sin duda fusionar las tres que tenían aumentaría el poder de esta comparada a las demás.
Justo cuando iba a responder con una sonrisa, noto un leve cambio en el ambiente, a la vez que una fuerte explosión se escuchaba.
Miro serio como una parte de la iglesia en la que se encontraba había sido destruida por aquel ataque.
Balba se encontraba algo nervioso por eso.
Entonces, mientras el polvo se asentaba, logro ver la figura de un chico, caminado con tranquilidad.
No tenía que ser un genio como para adivinar que este había sido el intérprete de este ataque.
-¿Quién eres tú?-, pregunto sin rodeos con una actitud sería.
Ahora la figura del chico se podía ver con claridad.
Era un chico pelicafe de ojos verdes con una polera verde puesta.
Muy normal, si no fuera por la intensa mirada que le enviaba al Cadre.
-Me presento... -, hablo lentamente mientras se acercaba lentamente a él. -Mi nombre es Yosef y eh sido enviado por algo que usted robo... Ladrón-, dijo con algo de veneno y amenaza en su voz.
-¿Te envío Michael?-, pregunto serio el Cadre, ignorando el tono en el que le había hablado.
-Así es-, dijo con una sonrisa.
Entonces Kokabiel no lo pudo resistir más y comenzó a reír.
-Creo que Michael me subestima mucho, o simplemente no tiene piedad con las personas que le siguen fielmente-, dijo mientras se calmaba un poco. -¿Qué es lo que quieres mocoso?-, pregunto sonriente.
-Que devuelva lo que se llevo-, respondio seriamente, aunque también con una sonrisa algo misteriosa.
-¿Eres estúpido?-, pregunto el Cadre ya algo molesto. -Mocoso, regresa al Cielo si es que no quieres morir-, soltó con algo de veneno en su voz.
El chico que se encontraba en el suelo, suspiro un poco. Kokabiel tuvo la tentación de acabarlo en ese instante, pues parecía no tomarlo enserio.
-Conozco tus intenciones Cadre Kokabiel y creeme que no lo lograrás, el mundo no quiere otra guerra, piensas que los caídos perdieron, pero en realidad no es así, no hubo ganadores ni perdedores, solo hubo guerra...-, en ese instante el chico tuvo que apartarse, pues luego de terminar su diálogo, una gran lanza de luz se estrelló en el lugar donde antes estaba, la lanza no solo destruyó ese pequeño lugar, si no que destruyó todo lo que quedaba de la edificación.
Una vez todo el polvo se asentó se pudo ver toda la destrucción, afortunadamente para Balba, Kokabiel no lo había dejado morir y lo había protegido con un buen escudo mágico.
-Vete de aquí y comienza a fusionar los fragmentos-, dijo seriamente mientras el hombre asentía y salia corriendo.
Kokabiel en ningún momento dejo de ver la figura que ahora se encontraba volando en el cielo, al igual que él con su trono.
Miro con seriedad los cuatro pares de alas de... ¿Caído y demonio?
-Como la mocosa de Barakiel...-, murmuró observando sus alas.
Justo en ese momento quedo sorprendido al ver cómo este desaparecía de un momento a otro para estar justo frente a él.
Se movió rápidamente de su posición dejando el trono en ese lugar, el chico impacto el puño contra este y el trono fue reducido a menos que polvo, simplemente se esfumó.
El chico había quedado de espaldas a Kokabiel, quién miraba todo sorprendido.
-Michael no te subestimó, de hecho, reconoce tu poder y es por eso que me envió...-, dijo el chico con voz sería.
-Tú... ¿Cómo tienes ese poder?-, dijo algo molesto después de ver el mismo poder del Maou Lucifer actual.
-¿No es obvio?-, entonces el chico volteo nuevamente a mirarlo, ahora con una aura carmesí rodeándolo.
Kokabiel apretó los dientes.
Si bien, este tenía más pares de alas que el chico frente a él, lo que demostraría ser más poderoso. El poder de la destrucción sería algo muy molesto, y viendo que también es mitad caído, la ventaja que tendría contra cualquier demonio puro, queda algo reducida.
-Entonces... ¿Me las entregaras?-, pregunto el chico nuevamente.
Ambos se miraban con absoluta seriedad.
Luz vs Destrucción, ¿Quien será el vencedor?
...
-Ubicación desconocida-
Nuevamente pasos se escuchaban salir de aquel interior.
Las mismas ruinas de las que hace unos momentos había salido el mítico Ángel de la Muerte.
Pero la figura de este ser era distinta a la de este.
-Por fin... Libre-, sonrió mientras miraba las estrellas del cielo.
Alguien más había sido liberado, pero la pregunta aquí es... ¿Quién?
Grandes cambios le esperaban a este cruel mundo, tanto buenos, como malos.
Solo una cosa estaba asegurada, jamás, nada volvería a ser como antes.
...
Lo sé, ahora mismo tienen muchas dudas, pero en los siguientes capítulos se irán aclarando.
Y como ya habrán visto, los OC'S enviados por oso personajes, poco a poco se van incluyendo en la historia, solo tengan algo de paciencia, pues si me confundo un poco con los personajes.
No se olviden de votar y comentar en que puedo mejorar.
Bye bye ^^
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