Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

Tomo asiento en una de las sillas que conforman el círculo de personas, aun impactada, sin dejar de observar al hombre que tengo en frente; Cedric, como dijo que se llamaba. Él parece igual o más sorprendido que yo. Jamás creí que volvería a encontrármelo y mucho menos en un lugar como este. En primer lugar, esto me da a entender que él está atravesando por un duelo, lo que ya es saber más de lo que esperaba conocer de él.

—Me gustaría presentarte al grupo —dice, el hombre de antes— Yo soy James, puedes llamarme Jimmy. Ellos son Peter, Amy, Kim, Chester, Harold, Jenna, John, Lana y Cedric —Los nombra uno, a uno hasta llegar a él, Cedric, quien me sigue mirando con los ojos muy abiertos.

No me grabo el nombre de ninguno, pero saludo para ser educada y les sonrío, tratando ocultar la incomodidad que estoy sintiendo. No esperaba una gran revelación de esta experiencia, pero, para ser justos, tampoco creí que sería tan extraño desde el primer momento, pensé que tendría que esperar a que me obligaran a hablar para que fuera así, pero, por lo visto, me equivoqué.

—Quiero que veas a este grupo de personas a tu alrededor como una red de apoyo. Tal vez, si nos lo permites, podamos convertirnos en personas que sabrán escucharte y sostenerte cuando lo necesites —comenta James, dejándome más nerviosa que antes.

Los observo a todos. La mayoría son jóvenes, a excepción del tal Chester, un hombre de unos cincuenta años y Kim, quien sostiene su mano y, asumo, debe ser su esposa, quien parece tener una edad similar a la de su esposo. Me pregunto cómo tanta gente joven puede terminar en un lugar así, requiriendo de desconocidos para asimilar una pérdida. Me pregunto qué hago yo aquí.

—Yo... espero que sea así.

Jimmy me sonríe y le lanza una mirada al resto.

—Muy bien, chicos. ¿Quién quiere comenzar?

Para mi sorpresa, ninguno se ofrece a hablar y me siento un poco incómoda porque no sé si eso se deba a mí. Tal vez se sientan inseguros de expresarse delante de mí ya que recién he llegado. No es fácil hablarles a desconocidos sobre los aspectos más íntimos de tu vida.

—Vamos chicos, no se cohíban ahora —Jimmy suspira y mira a su costado—¿Cedric?

Cedric aprieta los labios y frunce el ceño. Mira a Jimmy con cierto resentimiento y finalmente deja caer los hombros con rendición.

—Bueno, yo...—se detiene y me mira con desconfianza. Traga saliva y continúa. —He tenido pesadillas horribles los últimos días, ha sido... difícil. Ustedes saben, tengo un cansancio que me hace sentir como si pudiera dormir una semana entera, pero no puedo dormir, yo...simplemente no puedo. —Agacha la cabeza en todo momento y mira al suelo, a la nada.

Tomo un respiro porque, si bien sabía que no iría únicamente a hablar sobre mí, escuchar la historia de otros a veces es tan doloroso como escuchar la propia. Yo sé lo que es que tus pensamientos te quiten el sueño, el constante cansancio mental que eso implica y lo tan mal que eso puede llegar a hacerte sentir.

—Todo el tiempo pienso en él... Está en mis pensamientos al levantarme, antes de ir a dormir, incluso está en mis sueños. Mi padre, está en todos lados y, no sé cómo sentirme con eso. —Los hombros comienzan a temblarle en un claro aviso de que está a punto de llorar. —Papá era... no lo sé, era papá. No era el más amoroso, ni el mejor hombre, a veces tomaba decisiones que me hacían dudar de la persona que creía conocer, del héroe con el que crecí. Pero era mi padre y eso es todo lo que sé.

Guarda un silencio cauteloso y la mujer a su lado pone una mano sobre su espalda cuando se inclina colocando sus codos en sus piernas y sus manos en la cabeza, con frustración.

—¿Qué es lo que te está atormentando tanto, Cedric? ¿Qué es eso sobre tu padre que todavía no puedes dejar ir? —pregunta Jimmy. Su tono de voz es suave, delicado, como sabiendo lo cuidadoso que debe ser en este momento.

Cedric traga saliva y se pasa una mano por el cabello. Mira a Jimmy con duda y no sé si se está conteniendo por mí u otra cosa, pero quisiera no haber venido para que él no sintiera la necesidad de ocultarse por mi causa.

—Culpa —dice, para mi desgracia. Sé lo que siente, sé lo que eso significa. —Pude, no, debí haber hecho más. Yo tenía que estar allí... ese día cuando él... lo hizo, yo debía estar allí, pero no lo estuve. Preferí estar en cualquier otro lado, no quería estar en esa casa, no quería volver a verlo y jamás volví a hacerlo.

Él talla sus manos sobre la tela de su pantalón y no deja salir ni una sola lágrima. Todos lo observamos desde nuestros asientos y nadie se atreve a decir una sola palabra.

—Eso no fue tu culpa, Cedric. No tenías el control sobre la situación —susurra, por fin, una chica que parece unos años mayor que yo, una castaña encogida en su silla. —No podías hacer nada, tal vez inclusive si hubieras estado allí.

—Lana tiene razón. No es tu culpa —apoya Jimmy —. A veces nos atribuimos responsabilidades que no nos corresponden. Esa decisión no fue tuya, fue de él.

—Pero tal vez yo pude haberlo convencido.

No necesito saber más para entender que el padre de Cedric se suicidó. La noticia me impacta aun viniendo de alguien a quien a penas conozco por nombre. Jamás he conocido a alguien que haya tenido un familiar que tomara la decisión de acabar con su vida. No me imagino lo pesado que debe de ser lidiar con eso, yo apenas puedo lidiar con la muerte de Lucas, no me imagino qué sería lidiar con eso y, además, saber que se marchó por voluntad 'propia.

—Eso no lo sabes. Jamás lo sabrás. No vivas imaginado lo que pudo ser, eso solo lo hace más doloroso. Acepta tu realidad. —Jimmy toma un respiro antes de decir lo siguiente. —Tu padre ya no está aquí, decidió ya no estarlo.

Cedric aprieta las manos en puños con una fuerza tal que sus nudillos palidecen. Entonces vuelve a dirigir su mirada a mí y noto la vergüenza en sus ojos. No quiere seguir hablando por mí. Tal vez ahora ya dijo demasiado considerando el hecho de que yo estoy aquí. Es demasiado hasta para mí conocer tanto de alguien, tanto sobre aquello que lo atormenta, lo que no lo está dejando descansar.

—Ya no quiero... ya no quiero seguir.

—Está bien, Cedric, lo has hecho muy bien. Todos estamos aquí para apoyarte.

El grupo empieza a dirigirle palabras de apoyo y consuelo y veo como Lana, la chica que intervino hace un momento, se acerca a él para darle un abrazo que lo hace sonreír a medias. Ella le da unas palmaditas en el hombro y lo suelta.

—Bien, ¿quién sigue ahora?

Jimmy vuelve a mirar a todos y, para mi desgracia, veo como sus ojos caen en mí. Niego la cabeza, pero él insiste.

—¿Qué piensas, Kristel? ¿Puedes contarnos un poco sobre ti? No tiene que ser nada que no quieras, tú escoges que compartir.

Tomo una bocanada de aire antes de hablar.

—Bueno yo... tenía un hermano —comienzo, sin saber exactamente qué decir —. Él era rubio, pero mucho más que yo, era tan rubio que su cabello, a veces, se veía blanco. Era pequeño para ser de mi familia, que somos postes andantes. Tenía un asqueroso pasatiempo, le gustaba aplastar insectos con las manos. Tenía cinco años y era la luz de la familia. —La boca se me reseca. Siempre hablo de Lucas, frente al señor Richards, Marianne y Allison, pero ahora se siente diferente. No estoy hablando sobre su muerte, estoy hablando sobre quién era él. —Tenía cinco años cuando murió.

Se me escapa un sollozo y, el silencio, tan sepulcral como ninguno, se siente acogedor. Un grupo de personas que simplemente están allí, sin decir nada, dejándome sentir lo que siento.

—Siempre quise saber cómo se vería si siguiera con vida. Tal vez hubiera crecido mucho más que yo, tanto como papá. Tal vez le gustaría tocar un instrumento o hacer algún deporte, Lucas era activo, saltaba y jugaba en todos lados. Me gusta pensar de él así, no me gusta pensarlo... de esa otra forma, como no era él.

—¿Cómo es esa otra forma?

—Apagado... no sé; muerto.

Un par de lágrimas me bajan por las mejillas, pero me contengo para no dejar salir más. Llevo días llorando sin parar, semanas sollozando de un lado a otro, meses cayéndome en pedazos.

—Lucas era tan vivo, era solo un niño. Los niños no deberían morir así, no merecen eso; Lucas no lo merecía —me restriego las manos sobre el rostro. No los miro, pero sé que el resto me mira con lástima. Todo el mundo me mira así.

—Oh, cariño, te entiendo —dice alguien, con la voz ahogada. —Yo perdí a mi niño.

Alzo la mirada para encontrarme con Kim. La mujer me mira con sus ojos grises empañados. Se lleva la mano a la boca y solloza.

—Él era solo un bebé, tenía tres años y fue el amor más grande de mi vida, todavía lo es. Sé lo que sientes, un niño nunca debería dejar a su familia, nadie debería tener que pasar por eso.

Aprieto los labios y tiemblo en mi lugar. Ella lo sabe, ella entiende lo que se siento. Me siento acogida.

—Todos estamos para ti, Kristel. Entendemos lo que sientes.

Y por primera vez en mi vida siento que me entienden de verdad.

...

Me despido de Jimmy con un apretón de manos y le dirijo una sonrisa a Kim, quien de igual forma me sonríe. Me despido del resto con un asentimiento y me dirijo a la puerta, satisfecha. Todo esto ha sido inesperadamente bueno.

—Hola.

Me sobresalto al escuchar su voz. Cedric está recargado sobre la pared mirándome de costado. Me encojo un poco y lo miro.

—Hola.

—Fue algo...confuso, encontrarte aquí —se separa de la pared y camina un par de pasos hacia mí. —Jamás creí que volveríamos a vernos.

—Yo tampoco, pero, creo que ha sido bueno —digo, haciendo alusión a lo liberadora que ha sido la sesión.

—¿Sabes? Esta gente es como mi familia. Todos ellos, saben cosas de mí que no me he atrevido a decirle a nadie más —me mira taladrándome con sus ojos ámbar, como advirtiéndome de no contar nada de lo que he escuchado hoy.

—Entiendo, no tienes que preocuparte por mí, no voy a decir nada a nadie, además, no tengo por qué.

—Bueno...gracias —suspira como si eso realmente le quitara un peso de encima. —Es difícil abrirse con los demás.

—Lo sé —murmuro y el silencio nos ahoga.

—Lamento lo de tu hermano —murmura al fin y me estremezco. —Entiendo por lo que estás pasando.

—Gracias, yo... lamento lo tuyo, con tu padre.

Él toma aire y niega con la cabeza, como si haber escuchado eso fuera muy duro. Me siento incomoda por la situación, él no es alguien a quien yo conozca a profundidad, he escuchado su historia y él la mía y creo que ninguno de los dos es capaz de decir algo sobre eso. Sobre lo rotos que los dos estamos.

—Creo que tengo que irme. Tengo que ir a trabajar —digo, sintiéndome asfixiada por su presencia.

—E-espera —se acerca más a mí y lo noto demasiado cerca. Me alejo por instinto y él me da una mirada que no puedo descifrar —¿Seguirás viniendo a las sesiones?

—Creo que sí. Me ha gustado.

Él sonríe despacio

—Entonces nos vemos pronto, Kristel.

—Nos vemos, Cedric.

Me alejo con el corazón hecho un puño. Haberlo tenido en esta sesión fue un hecho inesperado, pero me sentido feliz de que estuviera aquí, escuchar lo que siente me ha hecho sentir comprendida y deseo que él se sienta de la misma forma, creo que es eso lo que me ánima a tomar la decisión definitiva de seguir asistiendo al grupo de apoyo.

He encontrado algo aquí que no tengo en ningún otro lado.

...

—Creo que es buena idea, No has salido casi a ninguna parte desde hace un tiempo —comenta Allison, mientras caminamos paseando a la manada.

Ella esta aquí acompañándome como en muchas otras ocasiones. Yo trabajo prácticamente todo el día, lo que casi no me permite ir a ningún lado, por lo que generalmente es ella la que viene a mí y no yo a ella. De cualquier forma, ella tiene razón.

—No lo sé, Ally, las fiestas no son lo mío y, sinceramente, no estoy de humor para beber o verme con un montón de personas que me harán preguntas sobre por qué decidí abandonar la carrera.

Ella suspira y asiento.

—Bien, puede que en eso tengas mucha razón, pero —se atraviesa en mi camino para ponerse delante de mí y me toma de las manos —, esto puede ser una oportunidad para que conectes con más gente. Hace tanto que no vives, Kris, no vas a ninguna parte, no hablas con nadie, te encierras en tu propia burbuja. Eso... no puede ser bueno. Tal vez soportar un par de comentarios desatinados no es nada en comparación con lo bueno que esta experiencia te puede dejar.

—Sé lo que haces, Allison —gruño—. El señor Richards me lo dice todo el tiempo también. Pero yo de verdad no quiero tener que darle explicaciones a la gente sobre mi vida. Ya es bastante difícil lidiar con todo, no quiero más cosas con las cuales romperme la cabeza.

—¿Estás segura? No voy a obligarte a hacer algo que no quieres, pero insisto en que puede ser bueno para ti. Además, yo estaré allí contigo en todo momento, te prometo que no te dejare sola y Josh estará con nosotras.

Me lo pienso un momento. Puede que ella tenga razón y esto sea algo positivo. Además, Karl era un buen amigo mío y lo extraño, era más cercano a mí que el resto, a quienes también extraño. En lugar de detenerme a pensar en lo mal que se puede poner, debo pensar en lo bueno que puede ser.

—Bien, pero solo un par de horas.

Allison sonríe en grande y se lanza a mis brazos.

...

Estoy parada frente a la puerta de la casa de Karl con Allison parada a mi lado. Creo que al final estoy algo arrepentida por dejarme por convencer, pero lo supero y me arrastro junto a ella dentro de las cuatro paredes cuando un sonriente pelinegro nos recibe con una lata de cerveza en la mano.

—¡Miren quién está aquí! —grita Karl, al resto de personas sentadas en la sala.

De inmediato los demás gritan de emoción y me saludan agitando las manos al aire. Me cohíbo pegándome al costado de Allison. Yo esperaba que esto fuera no más que una reunión de viejos amigos, pero esto es más que eso. Hay cerca de veinte personas en el lugar, personas que me miran fijamente.

—Kristel, cuánto tiempo sin verte. Eres difícil de encontrar —una chica, la cual no reconozco de ningún lado, se para enfrente mío y me da un abrazo. Me quedo estática en mi lugar sin saber qué hacer. —Es genial tenerte aquí.

Me separo y le sonrío débilmente. Asfixio el cuerpo de Allison contra el mío y creo que empiezo a sentirme verdaderamente muy arrepentida. Ella voltea a verme con preocupación, tal vez pensando que no fue una buena idea traerme con ella.

—Acércate Kristel, ven a festejar con nosotros —me anima Josh, el mejor amigo de Allison, a quien no he visto desde mi último día de universidad.

Mi amiga se separa de mi lado para ir con él y de inmediato me siento desprotegida, expuesta como un animal de circo de pie en medio de todos.

—¿Quieres una cerveza?

Niego con la cabeza tratando de no parecer abrumada, aunque sí lo estoy.

—Vamos, solo es un poco de alcohol.

—No, gracias. Yo no tomo. —Me abstengo de decir que tampoco puedo hacerlo porque estoy altamente medicada con benzodiacepinas y antipsicóticos.

Josh se levanta de su asiento e, ignorando completamente lo que he dicho, coloca su vaso de cerveza en mi mano y me obliga a sostenerlo.

—Toma el mío. Te vendrá bien.

Miro a Allison y ella solo me da una sonrisa de disculpa.

—Gracias.

Miro a mi alrededor con desconcierto y Karl se me acerca para colocar su brazo en mis hombros. Eso me hace sentir incomoda por lo que lo alejo con suavidad.

—Dime Kristel, ¿qué ha sido de ti en estos años?

—Estoy bien, creo —susurro, tan bajo que apenas me hago escuchar. —Trabajo mucho y eso.

Miro a mi alrededor sintiéndome extraña, el resto está en el comedor o esparcidos en la sala bebiendo y platicando entre ellos. La música sube de volumen y no puedo evitar sentirme abrumada. La música me molesta, la gente está haciéndome sentir asfixiada, estar en una casa desconocida no me da confianza y me preocupa lo alejada que me siento del resto.

—Tienes un trabajo algo aburrido —dice, esa chica que no recuerdo. —¿No prefieres hacer otra cosa?

—A Kristel le encanta su trabajo y su jefa es muy amable —interfiere Allison.

—Pero podrías estar haciendo mejores cosas. ¿No crees que te hubiera ido mejor si te quedabas en la universidad? —cuestiona Josh y Allison le pega un codazo —¡Ey! —se queja, mirándola con molestia.

Aprieto el vaso de plástico en mi mano.

—Tal vez, pero así estoy bien.

—Sí, ya veo. —Responde Karl a mi lado y me da una sonrisa tranquilizadora. —Ven, siéntate conmigo.

Me toma el codo con suavidad y nos dirige a par de sillas apartadas. Me siento algo aliviada por quitar un poco de presión y porque mi amigo está siendo muy comprensivo, aunque no sabe lo mucho que esto me cuesta.

—Te ves un poco incomoda. ¿Quieres que salgamos un rato?

Miro a Karl, quien me examina con sus ojos oscuros, como si pudiera mirar el miedo dentro de mí.

—No, estoy bien.

—Bueno... no tienes que tomar eso.

Miro el vaso de cerveza en mi mano y lo agito débilmente. Tal vez un par de copas no me vendrían tan mal. Sé que dije que no quería beber, pero a veces eso viene muy bien, en situaciones específicas, como cuando uno se siente garrafalmente mal y lo único que puede hacer es beber para tratar de no sentir nada.

—Creo que quiero tomarlo.

Paso el resto de la noche sentada en un sillón hablando sin cesar con Karl. Allison cumple su promesa de quedarse conmigo y se mantiene a mi lado con Josh, quien me ofrece un vaso de cerveza tras otro y, a pesar de saber que no tengo que hacerlo, bebo cerca de cinco latas seguidas, tratando de aplacar un poco el malestar, lo tan fuera de lugar que me siento, el nudo en el estómago que me hace sentir mareada que no es por la cerveza, sino por estar aquí.

Allison me insiste en que deje de beber, que es malo para mí. Pero la ignoro, porque soy mayor, soy adulta y puedo decidir cuándo tomar y cuándo. Ella no se impone, pero me mira con preocupación el resto de tiempo. Estoy haciendo mal, pero no es lo que me importa en este momento. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro