Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Kristel

Muevo la pierna desesperadamente una y otra vez. Tengo dos maletas a cada lado y una maceta en las manos. El señor O'Connor me mira con indiferencia.

—¿Cuándo vendrán por tus muebles? Tengo a un potencial cliente interesado en este departamento.

Alzo las cejas con sorpresa. No ha pasado ni un día desde que tocó a mi puerta para desalojarme y ya planea venderle a alguien más lo que era mío hace unas horas. Ni siquiera sé cuándo tuvo el tiempo y el permiso para mostrarle a alguien mi departamento. Mi antiguo departamento.

—Si me da un día más puedo sacar todo antes de esta hora, mañana.

Él arruga el entrecejo y niega.

—Ya te he dado un día. Tienes hasta el anochecer.

Se da la vuelta y me deja allí. Parada en medio del pasillo con mis cosas. No sé qué hacer, no pensé a dónde podría ir. Supongo que por ahora puedo quedarme en un hotel, pero ese estilo de vida será insostenible en no más de tres días. Tengo dinero, pude haber pagado la mensualidad, pero en unos meses ese dinero se esfumaría y estaría en esta misma situación de cualquier modo. Solo me he adelantado a los hechos.

He dejado a la manada sola en casa de mi vecina, por lo que, momentáneamente me dirijo hacia allá arrastrando las maletas y dejando mi cebolla de la suerte frente a la puerta del departamento. No puedo cargarla, así que la abandonaré allí por unas horas.

Cuando entro, me sorprende ver a Marianne sentada en el sofá tomando té y mirando el televisor. Me sonríe al verme y luego, me mira con extrañeza. El corazón se me acelera, no quería que ella se enterara de nada de lo que me ha estado pasando últimamente, sobre todo para no preocuparla, pero la vida no me favorece la mayor parte del tiempo.

—Cariño, ¿por qué cargas esas maletas? ¿A caso vas a mudarte?

—Yo.... Marianne, ¿qué haces aquí tan temprano? Son las cuatro de la tarde.

—Me sentía un poco cansada, quería venir a descansar a casa. Pero dime, ¿qué sucede?

Suspiro. ¿Qué diablos le digo? ¿Que mi padre ha dejado de darme dinero para pagar mi departamento y me he quedado en la calle? Eso parece demasiado embarazoso para decirlo en voz alta.

—He tenido algunos problemas y me han desalojado. Por ahora no tengo a dónde ir. ¡Pero no te preocupes! Tengo dinero para quedarme en un hotel y pronto encontraré otro departamento. Perdóname por dejar a los chicos aquí sin cuidado, solo... necesitaba ir por mis cosas.

No sé si a la mujer no le impresiona lo que le he dicho o es demasiado astuta para esconder sus emociones porque simplemente asiente y sonríe. Siento un peso menos encima porque ahora que ella lo sabe no tengo que molestarme por ocultárselo.

Luego de saludarme, los chicos se acomodan sobre el suelo de la sala y Marianne los esquiva para dirigirse a la cocina.

—Vamos, debes estar cansada. Necesitas un té.

Dejo las maletas en el pasillo frente a la puerta y la sigo a la cocina. Marianne está extrañamente silenciosa y me preocupa que esté pensando que si no tengo a dónde ir no puedo trabajar para ella viviendo en un hotel. Además, después de pasar unas noches en el hotel, no sé a dónde más podría ir. Supongo que tendré que aceptar la propuesta de Allison y vivir con ella y Josh.

—Toma, es de menta. Sé que no te gusta mucho el té, pero te prometo que este es rico.

Lo tomo entre mis manos y soplo antes de beberlo. Es delicioso, lo suficiente para realmente disfrutarlo.

Estamos sentadas en la pequeña mesa de la cocina una frente a la otra. Me siento repentinamente incómoda.

—Kris, ¿has pensado en dónde vivirás? Porque no puedes quedarte en un hotel eternamente.

Temía que me preguntará sobre eso.

—Bueno, yo... Una amiga se ofreció a darme alojamiento con ella y su amigo en su departamento. No tienen otra habitación, pero, no me molesta dormir en el sofá. Puede que mi amiga me ofrezca dormir en su habitación, así que, tampoco estoy desamparada.

Ella me sonríe, una sonrisa extraña para la situación que le estoy relatando.

—¿No preferirías quedarte aquí? La habitación de Alice está libre y vacía hace mucho tiempo, cuando se casó y se mudó se llevó todas sus cosas. Además, sería más fácil para ti porque no tendrías que salir para trabajar y también sería más fácil para mí, porque estarías todo el día con los niños.

Abro la boca sin decir nada.

—Tú... ¿estás segura de eso? No quiero ser una molestia para ti y, no sé si tenga el suficiente dinero para pagarte una buena renta. No estoy diciendo que lo que me pagas no sea suficiente, es solo que

—Kris, tranquila. Sé que no te pago mucho, por eso mismo creo que puedo compensártelo dejándote vivir aquí sin pagar renta. Ya trabajas para mí casi 12 horas al día y no te pago una gran suma, así que sería injusto que además de eso te cobrará por vivir conmigo. Y no te preocupes, pienso decirle a Alice que necesito dinero para unos tratamientos y así poder pagarte un poco más, sé que lo necesitas. —Se ríe y acerca su mano a la mía sobre la mesa.

—Ni en toda mi vida me alcanzaría para pagarte ese favor, pero tampoco voy a hacerme la difícil porque realmente no tengo muchas opciones. ¿Te molesta que traiga un par de muebles para acá? Es solo un librero, un escritorio y una mesa de noche.

—Claro, para mí no hay ningún problema.

Me levanto de mi asiento y me acerco para abrazarla. Ella huele a flores y se siente reconfortante.

—No sabes como te lo agradezco, Marianne. Eres la mejor. Tengo una cebolla de la suerte que definitivamente te regalaré, verás que te irá de lo mejor.

Ella ríe y me estruja más contra su cuerpo.

...

Tengo treinta llamadas perdidas de mamá y cuarenta mensajes de papá que he dejado en visto. No tengo el valor suficiente para regresarles las llamadas, ni siquiera para hacerles saber que no estoy viviendo en la calle. Ellos podrían creer que estoy vagando en un parque o peor, por lo que me obligo a escribirle a mamá para tranquilizarla.

Kristel: Estoy bien. Tengo donde vivir. No me llames más. Bye.

Lo borro y vuelvo a escribir. Tal vez eso suena un poco seco. Ella debe estar molesta y preocupada, pero apostaría cualquier cosa a que me arrancaría la cabeza de enojo antes que abrazarme aliviada por saber que estoy bien.

Kristel: Mamá, perdóname por no llamar. Han estado pasando muchas cosas y he estado muy ocupada con el trabajo. Conseguí donde vivir y puedo pagarlo perfectamente, así que, por favor, no te preocupes más. Dile a papá que todo esta bien y que llamaré pronto. Te quiero.

Eso suena más adecuado, aunque no suena como algo que yo le diría a ella en persona. Especialmente por el "te quiero", pero tenía que ponerme algo sentimental para apaciguar su furia y la de papá.

Miro a mi alrededor. La habitación es amplia, las paredes son blancas, hay una cama espaciosa en el centro, un tocador frente a ella, un armario al costado izquierdo y al derecho un tocador. He acomodado mi librero a un lado del armario, el escritorio a un lado del tocador y la mesa de noche junto a la cama. Es una habitación abandonada, pareciera que nunca nadie la habitó. No hay mayor rastro de Alice más que un labial rojo sobre el tocador.

A pesar de que Marianne me había insinuado en ocasiones que viviera con ella, nunca acepté porque no deseaba aprovecharme de su amabilidad, y porque solo fueron comentarios al aire que no parecían ir muy en serio. Ahora que es una realidad, me siento más a gusto de lo que pensé que lo haría, mucho más que si me hubiera ido a vivir con Allison y Josh. No tolero a Josh desde la última vez que nos vimos. Desde mucho antes, de hecho.

Le dejo un mensaje a Allison para avisarle que ahora estoy viviendo con Marianne y que no tiene nada de que preocuparse. Ella simplemente responde con una carita feliz y promete llamar pronto. Me tiro a la cama, completamente agotada por el día. He pasado de estar en mi departamento, a completamente desamparada y obtener un hogar en solo unas horas. Necesito procesarlo.

Saco una libreta negra de entre una de mis maletas y la abro en la última pagina que escribí. Tengo una colección de poemas y escritos que he dedicado a Lucas desde hace años. El doctor Richards me dijo una vez que escribir podía ayudarme a procesar mejor mis emociones, desde que escribí esa primera página, he llenado cientas, una tras otra, día con día, a lo largo de varios años.

Pero ahora, me enfrento a una hoja vacía. A pesar de las muchas cosas que siento que tengo por decir, no hay ninguna de ellas a las que quiera enfrentarme en este momento, por lo que lanzo la libreta el suelo y miro el techo fijamente. Los últimos años de mi vida desde que abandoné la universidad y salí de casa se han sentido como un desperdicio, al menos es así como mis padres me lo han hecho ver. Pero no me mentiré, yo también lo siento de ese modo.

La muerte de Lucas fue un hecho tan impactante que mi vida ha girado alrededor de eso y el dolor que he sentido durante mucho tiempo. Separarme de mis padres en parte toma un significado importante para mí, porque también significa separarme del horrible dolor que ellos siguen sintiendo y que tienen presente todos los días con mucha fuerza. Significa separarme de la constante tristeza. Quiero recordar a Lucas como algo más que tristeza y quiero sentir algo más que eso. Pero no he hecho más que hundirme en ella por mi incapacidad de avanzar.

Tengo esposas en las piernas que no me dejan caminar. Y he estado buscando ser otra persona, ser más que la niña que una vez perdió a su hermano y que fue abandonada por sus padres sin más. Sé que puedo ser más que eso, lo anhelo con todo mi cuerpo y alma, pero, casi siempre, se siente como un sueño imposible de alcanzar. Siempre pensé que algún día, cuando fuera más grande, todo sería diferente y ahora que lo soy, todo se siente exactamente igual.

Mamá me ha dicho en un par de ocasiones que necesito conseguirme un novio, Allison lo ha insinuado con discreción y Marianne me propuso alguna vez presentarme a alguien que conocía, el nieto de algún amigo. Pero, el amor romántico no se siente como una solución a mis problemas y no debería considerarlo como una, yo necesito un amor diferente, uno más personal.

Cuando tenía 19 años tuve mi primer novio, el mismo con el que besé por primera vez y el mismo con el que tuve sexo por primera vez. Y el único novio que he tenido en toda mi vida. Me dejó diciéndome que estaba cansado, que no podía estar con alguien que tenía tantos problemas que a penas podía cargar con ellos y que él no lo haría por mí. Comprendí en ese momento, que mi tristeza era un peso para los demás y no solo para mí, como la tristeza de mis padres es un peso para mí.

No quiero empapar a nadie de mi tristeza, arrastrar a mis padres y a mi amiga a mi profundo pozo de desesperanza, porque desde siempre, parece que es lo único que sé sentir. Por eso me mantengo alejada de todos y permanezco en mí, porque así al menos no hago a otros tan tristes como a mí misma. Lo único que necesito, es un respiro.

Me hago un ovillo sobre la cama y cierro los ojos, esperando descansar.

...

—Oye, tu madre me parece dura, pero tu padre sinceramente me da miedo.

—Es una persona poco... flexible.

—¿Poco flexible? ¿Es una persona siquiera?

Sonrío y le golpeo el hombro. Allison ríe y come de su helado.

—No quiero hablar con ellos ahora, no me siento preparada para enfrentar todo lo que ellos significan, no después del desastre que dejé atrás en el aniversario luctuoso de Lucas.

—Kris, no te sientas mal por eso, tus padres te han atado a ellos, no está mal que quieras deshacer esos nudos.

Suspiro.

—Supongo que así es. —Dejo caer los hombros y la miro. —¿Y tú? ¿Cómo está tu padre?

Ella sonríe a medias y niega.

—Es un testarudo, se niega a seguir el tratamiento que el doctor le dejó, pero no importa, porque al final siempre lo convenzo. Algún día dejará de trabajar tanto y se sentará a descansar por un momento, al menos eso espero.

—Tenle paciencia, él piensa que así está bien.

—Sí, así está bien hasta que ya no lo esté. ¡Me saca de quicio! A ti y a mí no nos ayudan nuestros padres.

—Para nada.

Nos quedamos en silencio terminando de comer nuestros helados mientras observamos a la manada juguetear entre el pasto y las flores.

—He estado pensando...

—Vaya, eso suena innovador.

Le doy un pellizco en el brazo y ella salta quejándose.

—Hablo en serio, Allison.

—Bueno, bueno, dime.

—Creo que por fin quiero buscar algo que estudiar.

Ella alza las cejas con sorpresa y gira el cuerpo en la banca para quedar una frente a la otra, toma mis mejillas en sus manos y las apretuja.

—¿Quieres estudiar? Pensé que te habías rendido con eso hace mucho. Dijiste que la Universidad no era para ti.

—Sí, bueno, creo que no es la universidad lo que está mal, sino lo que estudiaba. Ahora, suéltame. —Aparto sus manos de mi cara y las cambio por las mías, cubriéndome con vergüenza.

—¿Y por qué eso te hace actuar como niña avergonzada?

—Porque me avergüenza, pienso que es una tontería.

—¿Acaso quieres ser astronauta, astrofísica o algo así?

—¡Por supuesto que no! ¿Me ves cara de que llegaré a Marte o descubriré un secreto del universo?

—No lo sé, tal vez sí.

—No me tomes el pelo, Allison.

—¿Entonces?

Cierro los ojos con fuerza y lo suelto.

—Quiero escribir.

—¿Escribir? —Ella parece pensarlo un momento y después contesta. —¿Quieres escribir ensayos, reportajes, investigaciones, notas periodísticas o qué?

—¡Libros, Allison, libros! O tal vez poemas, no lo sé.

Mi amiga abre mucho los ojos, luego se lleva las manos a la cabeza y finalmente se abalanza sobre mí.

—¡Kris, eso es fantástico! Suena emocionante. Serás la próxima J. K. Rowling.

Giro la cabeza con fastidio.

—Sí, definitivamente no quiero ser como J. K. Rowling.

—Qué bueno, porque serás mucho mejor que ella.

—No te emociones demasiado, solo es una idea. Necesito dinero para estudiar Literatura y eso, amiga, es muy difícil.

Ella parece desanimada por un momento y luego, se exalta de nuevo.

—Puedes pedir un préstamo.

—Uy, no tengo ganas de tener una deuda que me perseguirá por años después de graduarme.

—¿Y tus padres?

—Sí claro, como si a mi padre le gustaría pagarme otra carrera que podría llegar a abandonar.

—Kris, el sueño de tu padre es que regreses a la Universidad, nunca dijo qué debías estudiar, si él está dispuesto a darte ese apoyo, deberías comentárselo.

Aprieto los labios. Aún es demasiado pronto para hablar con papá de nuevo, y demasiado pronto para pedirle que gaste dinero en mí de nuevo.

—Ya lo veremos.

—¡Eso es un sí!

—Claro que no lo es.

...

Estoy nerviosa, más nerviosa de lo que debería estar. Una emoción ilógica porque no tengo razones para estar nerviosa, pero de cualquier forma me siento así. Es solamente mi terapia grupal a la que asisto dos veces por semana, pero sé que ese no es el motivo por el que me siento especialmente ansiosa el día de hoy. Es solo que saber que tendré que estar con cierto chico con el que tuve una charla algo personal hace no mucho, me incómoda más de lo que quisiera admitir.

La conversación que tuvimos hace unos días se sintió demasiado íntima, por lo que ahora no sé exactamente en qué términos nos ha dejado eso. ¿Será que ahora somos buenos amigos, solo amigos o simplemente conocidos? Pensar que le dejé ver, un pequeño fragmento del interior de mi persona que no abro a demasiados me hace sentir nerviosa. Tal vez es una exageración, pero mi cabeza está por derretirse debido a eso.

Camino con la sombrilla sobre mi cabeza, el clima está nublado y hay una lluvia ligera pero agradable. Una voz me alerta cuando estoy a poco de llegar a la clínica.

—Hola Kris.

Me giro y para mi suerte, es él. Como siempre, una bufanda y una chaqueta encima.

—Hola, Cedric.

—Ey, ¿te gustaría pasear después de la sesión?

—¿Pasear? ¿En tu carro?

—Oh no, en el parque que está cerca de aquí.

Nunca he visto un parque cerca de aquí.

—Sí, creo que... me parece bien.

—Genial, nos vemos adentro. Tengo que estacionar.

Asiento y me adelanto en el camino.

Justo lo que no quería. Ahora estoy obligada a verlo y conversar con él. Algo tiene que estar mal en mí para haber aceptado. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro