Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Cedric

Estoy agotado, tengo tanto sueño que podría dormir en cualquier parte. He pasado los últimos días sufriendo las consecuencias de dormir menos de cinco horas, lo que ha sido bastante duro de sobrellevar, aunado a los problemas en casa que no dejan de aumentar. Todo en lo que puedo pensar ahora es en cómo cambio mi vida, hace menos de dos años todo era muy distinto. Ahora, nada se siente bien.

—¿Me estás escuchando? —Venus pasa una mano enfrente de mi cara y arruga el entrecejo. —Te estoy hablando, Cedric.

Parpadeo tratando de no cerrar los ojos y asiento.

—Lo siento, estaba distraído. ¿Qué decías?

—Ella está haciendo mi vida imposible, quiero largarme de aquí, lo digo en serio. Tal vez pueda irme un tiempo con Malcolm.

La miro con atención, eso definitivamente me ha quitado el sueño. Creo que pudo haberse vuelto loca.

—No sé de qué diablos estás hablando. Estás llevando toda esta situación al límite. ¿No crees que las cosas ya son lo suficientemente complicadas ahora que has dejado de hablarle? Irte de casa sería estúpido. Eres una adolescente, tienes que vivir con nosotros.

—¡No es estúpido! Y no estoy exagerando nada. Tú la viste, destruyó las cosas de papá, mis cosas, lo único que tenía de él. ¿Debo dejarlo pasar como si nada?

Me paso las manos por la cara. Siento que todo esto me está haciendo caer en la desesperación. Ruego para que mamá no llegue de hacer las compras y nos escuche discutir.

—Ella se equivocó, todos cometemos errores. Mamá no quería dañarte, ella solo creía hacer lo que mejor para ti. No nos pongas en esta situación, te lo pido, ya no puede ser peor de lo que es.

—Ya estamos en la mierda, de eso ya no podemos salir. Además, me voy con Malcolm, él no es un desconocido.

—Venus, piensa lo que estás haciendo, piénsalo bien. Aunque te vayas con Malcolm estarías dañando a mamá, eso la haría molestar y las cosas serán peor para los tres.

—Tú no lo entiendes, Cedric. No sabes lo difícil que todo ha sido con ella.

Suspiro.

—¿Crees que yo no tengo problemas, Venus? ¿A caso mamá te ha dicho la situación en la que estamos? ¡No, no lo ha hecho! Porque eres una niña y no te metemos en nuestros asuntos, pero estamos en una situación económica difícil. Papá era el pilar de la familia y él ya no está aquí —Le doy la espalda y me llevo una mano a la cara intentando no llorar. No otra vez. —Mírame. Mes estoy muriendo de cansancio, no puedo dormir, no puedo vivir una vida normal. ¿Crees que mi único problema son tus desacuerdos con mamá y tus berrinches de niña? Los adultos tenemos problemas, problemas reales que no entenderías. Así que no vengas y me digas que no entiendo, porque entiendo, y entiendo muy bien.

Me arrepiento de inmediato en cuanto cierro la boca. Venus comienza a llorar y se aleja de mí en cuanto intento acercarme.

—Ya lo sé, no soy estúpida. Sé la porquería de situación por la que pasamos. ¿Crees que eso hace tus problemas peores que los míos? ¿Solo porque tú eres un adulto y yo no crees que sufro menos? ¡Yo también perdí a papá!

—No quise decir eso. Sé que sufres también. Pero, maldición, hay cosas más importantes que unos tontos pósteres. Sé que eran de papá, pero tener eso contigo no va a cambiar el hecho de que él ya no está aquí.

—No entiendes un carajo. Jamás lo harás.

Se da la vuelta y camina a la puerta, sale de casa y se marcha de un portazo. Miro por la ventana para ver a donde se dirige, pero ella empieza a correr y me pregunto si debería seguirla. Supongo que necesita relajarse y estar sola, escuchar eso no debió ser agradable para ella, pero era necesario, ella tiene que saber como son las cosas.

Subo las escaleras para dirigirme a mi habitación y hacer un intento por dormir. Mientras subo, observo las fotografías familiares en la pared, me doy cuenta de que en casi todas ellas nos vemos felices, al menos hasta hace algunos años, en el resto papá no parece muy contento, no sonríe o parece hacerlo forzadamente. Quisiera saber desde hace cuanto tiempo era tan infeliz y si yo tuve algo que ver con eso. Al final, parece que siempre me preguntaré qué fue lo que pasó en realidad. Tal vez nosotros no fuimos suficientes para él.

...

Abro los ojos en cuanto mi cara choca con algo duro. Me levanto y me doy cuenta de que la gente a mi alrededor me mira. Es raro, pero no es la primera vez que me encuentro con una escena así. Me he quedado dormido en el trabajo, otra vez. Malcolm no está aquí, como casi siempre, ya que él se ocupa de contactar y verse con los distribuidores, por lo que soy yo y el otro chico de los tatuajes (del cual no me he aprendido su nombre) los que nos ocupamos de la tienda. Y dormirme cuando él está tomando su descanso no es la mejor idea que he podido tener.

Un par de adolescentes de no más de dieciséis años quienes miraban los instrumentos de cuerda me observan mientras se ríen y creo que uno de ellos me ha grabado. No me tomo la molestia de reclamar nada, puede que cuando regrese a casa me dé cuenta de que un soy tendencia en redes sociales, pero ese sería el menor de mis problemas.

—¿Estás bien, amigo? Eso se vio doloroso. —Es él, el chico de los tatuajes. Es amigable, mucho más de lo que su apariencia da a entender, pero eso no me ha ayudado a recordar su nombre. —Creo que esos chicos de allá te grabaron. Les diré que borren su video y se larguen de aquí.

—No, no, tranquilo. No es nada, da igual. Estoy bien.

—¿Seguro? Creo que no quieres la fama que eso te puede dar. La gente de internet es rara,

Hago un además con la mano, quitándole importancia.

—Qué importa. A fin de cuentas, si eso se publica y alguien me reconoce tal vez eso le haga publicidad gratis a la tienda.

Él sonríe y asiente. Malcolm y yo siempre hemos tenido problemas para encontrar gente que atienda la tienda, es la clase de trabajo que todos perciben como estacional, lo que me ha llevado a mí a encargarme yo mismo de atender a los clientes. Pero este chico, además de llevar cinco meses con nosotros, es bastante simpático y sabe llevarse bien con la gente, lo que casi siempre es una sorpresa para las personas, porque su apariencia de alta estatura, múltiples tatuajes y cuerpo fornido, no es muy atractiva para el resto del mundo.

Si bien la tienda es de Malcolm y no hay nada dicho oficialmente, papá era dueño de la mitad de todo, y de cierta forma siempre estuvo entredicho que algún día yo pasaría a encargarme de la tienda junto al mejor amigo de papá, al menos desde que él murió. Toda la vida pensé que cuando ellos dos fueran muy viejos para encargarse de esta y las próximas sucursales que Malcolm está planeando, yo sería quien se encargaría de todo, ese era mi sueño, hacer del sueño de papá algo más grande, hacerlo mi propio sueño. Pero no me he atrevido a hablar de eso con Malcolm, sobre todo porque la muerte de papá fue inesperada y desestabilizadora para nosotros y para el negocio.

Ahora nosotros pasamos por una situación económica complicada, una situación de la que Malcolm no está enterado y si lo intuye no lo hace saber. De cualquier forma, creo que él piensa que no estoy lo suficientemente preparado para volverme su socio (lo que me ofende un poco, ya que estudié Administración de empresas específicamente para esto y trabajo aquí desde que era un adolescente) por lo que al menos ahora, ese puesto no está ahí para mí. Y la oportunidad y el sueldo que implica tampoco están disponibles para mi familia y para mí. Lo que me frustra de muchas formas.

—Bueno, mi descanso terminó. Si estás cansado puedes dormir un rato en la oficina del jefe mientras yo atiendo y vigilo, no creo que le importe.

—No tienes que molestarte.

—Tranquilo, no es nada, Te ves cansado y nadie debería trabajar con tanto sueño encima.

Sonrío. Lo mínimo que debería hacer por él es aprenderme su nombre.

—Gracias, de verdad.

Me dirijo a la oficina de Malcolm y en cuanto abro la puerta, todo llega a mí como un mal recuerdo. Hay fotografías de papá y él por todas partes, también hay algunas cuantas de mi hermana y yo de niños e instrumentos que les pertenecieron a ellos. Todo se siente tan familiar y a la vez tan tortuoso que siento que no puedo tolerarlo. El enorme hueco que hay en mi vida parece incapaz de llenarse de nuevo y no sé si alguna vez lo hará.

Me siento en la silla giratoria y dejo caer la cabeza hacia atrás. Siento nauseas de momento y vomito sobre el suelo de la oficina. Alguien abre la puerta y alzo la cabeza para ver al que fue el socio de mi padre.

Vaya mierda.

...

—Estoy bien, de verdad. ¿Qué hacemos aquí? —Cuestiono, de nuevo, con algo de molestia.

—Estás enfermo, Cedric. Necesitabas que alguien te revisara. —Malcolm me pasa una mano por el cabello como si fuera un niño y lo miro mal.

—¿Pero un hospital era necesario?

—Solo quiero que estés bien, que alguien te haga un chequeo, analicen tu sangre y veamos que todo esté en su lugar. ¿Qué pasa si tienes anemia o algo peor?

—Solo fue vomito, debí comer algo que estaba en mal estado. No es nada de qué preocuparse. Seguro es una infección estomacal.

—Eso ya lo veremos.

—¿Cedric Reed?

Ambos alzamos la cabeza y miramos a la mujer con bata blanca que se acerca a nosotros. Es una doctora muy joven que lleva un par de papeles en las manos.

—Sí, soy yo.

—Bueno, a petición de tu padre y lo que nos contó sobre tus problemas para dormir, accedimos a hacer los estudios de sangre y todo parece estar bien. —Miro a Malcolm, quien ni siquiera se inmutó cuando lo llamaron mi padre, parece más concentrado en escuchar a la doctora, quien cierra la cortina para darnos privacidad. —Pero me preocupan tus síntomas persistentes de insomnio, náuseas y vómito. Vamos a referirte a psiquiatría porque creemos que puede estar relacionado a algo mental. Prefiero enviarte con un especialista para que te explique a detalle, pero el insomnio combinado con trastornos de ansiedad puede provocar náuseas y vomito. Si nos permites, ahora mismo podemos enviarte con uno de nuestros psiquiatras.

Aprieto los labios con algo de fastidio. Malcolm me mira fijamente y no sé exactamente qué espera que diga o haga.

—No será necesario. Se lo agradezco, pero estoy bien.

—Cedric, escucha a la doctora.

—Ya la escuché y sinceramente he escuchado a un par de psiquiatras que todo lo que han hecho por mí es meterme medicamentos en el cuerpo sin aclararme nada, prefiero prescindir de pasar por eso nuevamente —digo, mientras me levanto de la camilla y me pongo la chaqueta encima. —No necesito todo esto.

—Señor Reed, entiendo que haya podido tener experiencias desagradables con otros profesionales, pero le aseguro que aquí haremos todo lo posible para que tenga la mejor atención. Además, no le miento cuando le digo que sus síntomas de insomnio están muy agravados, necesita atención psiquiátrica pronto, seguramente ya está imposibilitando el desarrollo normal de su vida y su convivencia con otros.

—De nuevo, gracias, pero no lo necesito.

Aparto la cortina azul y camino directo a la salida. Malcolm me sigue de cerca llamándome para que le preste atención, pero no volteó.

—Cedric, deja de actuar como un niño y vuelve adentro.

Me doy la vuelta bruscamente. Está haciendo un calor horrible y nuevamente siento nauseas.

—Vamos, Malcolm, en el fondo sabes que todo esto no sirve de nada.

Malcolm me mira con sus ojos castaños llenos de angustia. Él siempre ha sido como un segundo padre para mí, pero nunca podrá reemplazar al padre que perdí. Tenerlo aquí, tan atento a mí, por algún motivo me hace sentir mal. En un momento tan complicado, quisiera tener a mi padre real aquí, aunque fuera con su típica frialdad, y no a su mejor amigo que se ocupa de nosotros porque él ya no puede estar más.

—¿Entonces por qué vas a terapia grupal? ¿Por qué lo haces si crees que no sirve de nada?

—Porque... ¡Por que sí! Porque a veces necesito hablar con alguien, decirle a alguien la mierda que siento. Y no quiero agobiar a mamá, ni hacer sentir peor a Venus ni involucrarte en algo que no te incumbe y que podría hacerte cargar con un peso que no necesitas. —Estoy por llorar, pero no lo hago. De qué me serviría ahora. —Esa gente entiende lo que siento, por eso lo hago, para compartir mi dolor con alguien, pero no estoy esperando solucionar nada. ¿De verdad crees que una estúpida terapia grupal podría solucionar mis problemas?

—No lo sé, solo sé que no quiero verte así. Te duermes en el trabajo, tomas pastillas a montón porque siempre te duele la cabeza o el estómago, te aíslas de la gente, ya ni siquiera tienes amigos, peleas con tu hermana todo el tiempo y ni siquiera comes bien. Eso no está bien.

—¿Y cómo se supone que debería estar? ¡Papá murió! Papá nos dejó. Él no nos quiso, nos despreció. Prefirió morir que seguir con nosotros.

—Eso no es así, tu padre estaba enfermo.

Malcolm se acerca a mí con los brazos abiertos, pero retrocedo para que no me toque.

—Sé que es difícil, pero estoy aquí para cualquier cosa que necesites. Cedric, quiero que sepas que puedes contar conmigo, pero por favor, no te hagas esto a ti mismo. Ven aquí. —Me toma de los hombros y me arrastra hasta él.

Me destenso y me dejo caer sobre él. Malcolm me abraza y me acaricia la espalda. Me siento como un pequeño al que tienen que consolar, pero no sabía cuánto necesitaba esto hasta ahora. Me abrazo a él con fuerza, siento que de repente todo se me viene encima, como si estuviera a punto de explotar o de vomitar de nuevo. Siento que necesito aire, que alguien me de un respiro. Necesito que, por una vez, haya algo bonito en mi vida que me haga sentir que no todo está tan mal.

—Aquí estoy, amigo. Sé que no soy papá, pero no estás solo.

Lloro sobre el pecho de Malcolm. Lloro hasta que siento que ya no puedo. Porque algo en mí, ya no puede continuar. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro